Amnistía Internacional (AI) vuelve a cargar contra el Estado español, al que acusa de ocultar la existencia del racismo y ataques xenófobos. Esas manifestaciones se han instalado en los instrumentos del Estado, por eso AI ha denunciado, en otras ocasiones, la cotidianidad de malos tratos, torturas y abusos sexuales en dependencia policiales y Centros de […]
Amnistía Internacional (AI) vuelve a cargar contra el Estado español, al que acusa de ocultar la existencia del racismo y ataques xenófobos. Esas manifestaciones se han instalado en los instrumentos del Estado, por eso AI ha denunciado, en otras ocasiones, la cotidianidad de malos tratos, torturas y abusos sexuales en dependencia policiales y Centros de internamiento.
Según AI, España figura entre cuatro países europeos que tapan estos actos. Si no hay datos, se debe a que las autoridades hacen invisible el racismo pese a que, según algunas organizaciones, se producen hasta cuatro mil casos al año. La discriminación se refleja en el desempleo, la salud y las condiciones de vivienda, unas condiciones que no vivirá el hijo del presidente del Congreso, José Bono que le ha regalado a su vástago, de 20 años, un pisito en Madrid, valorado en un millón de euros.
Ni que decir tiene que para encubrir estas actividades, y las relacionadas con la represión antifascista de la que nosotros no nos olvidamos, cuentan con la ayuda de los medios de información (para eso son suyos), quienes apenas dicen nada ya de la invisible autopsia de Jon Anza. El régimen trata de desviar la atención ciudadana de la crisis, enviando sus jaurías contra Bolivia, Venezuela y Cuba, y lo hace prestigiando a terroristas. Muy mal tienen que estar las cosas en Madrid.
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