Asistimos a una suerte de Extractivismo Urbano con ropaje de progreso.
Al menos 9.826 personas afectadas por los macroproyectos de desarrollo urbanístico en Medellín; la ciudad “se ha convertido en territorio de explotación urbanística, en una ciudad en constante construcción y reconstrucción, según las visiones de los gobiernos de turno (…)”. Es una de las conclusiones, publicadas en 2021, a partir del informe de la Mesa de Interlocución Víctimas del Desarrollo-Administración Municipal de Medellín.
Se mencionan ejemplos de grandes obras como el Tranvía Ayacucho (2.790 afectados); Metro de la 80 (Barrio El Volador), con 2.200 personas afectadas; o el Puente de la Madre Laura (2.100). Los antecedentes pueden seguirse en el libro colectivo Víctimas del desarrollo en Medellín: progreso y moradores en disputa, publicado en 2018 por la Editorial Kavilando; REDIPAZ y el movimiento Somos Todos. Uno de los autores de la obra, el investigador del grupo Kavilando, Alfonso Insuasty, responde en la siguiente entrevista por correo electrónico https://kavilando.org/lineas-kavilando/territorio-y-despojo/6763-libro-victimas-del-desarrollo-en-medellin-progreso-y-moradores-en-disputa
-“La economía de Medellín se caracteriza por unos niveles extremos de concentración de capital. El Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) es uno de los conglomerados más poderosos no sólo ya de Colombia, sino de toda América Latina”, escriben los investigadores Alcides Gómez, Forrest Hylton y Aaron Tauss (Le Monde Diplomatique, mayo 2022). ¿Estáis de acuerdo con esta valoración?
Por supuesto, la concentración de la riqueza, los poderes políticos van de la mano, la alianza sector financiero-inmobiliario y grupos políticos es innegable. Asistimos a una suerte de Extractivismo Urbano con ropaje de progreso.
Ganan los sectores de poder, que a su vez financian campañas y definen el poder local, ni qué decir del poder mafioso regional y sus estrechos vínculos con estos entramados.
La planeación y proyección de la ciudad se concentra en estos poderes, de hecho, ya han hecho pública la planeación Antioquia 2040 y 2050, claro desde sus centros de pensamiento, informes derivados de consultoras como la Fundación Metropoli de España, ubicando a Medellín con una ciudad Región en expansión hacia las regiones, el mercado inmobiliario es su eje central, tecnología e infraestructura vial y ¿las comunidades?
-El candidato a la presidencia de Colombia, el derechista Federico Gutiérrez, desempeñó la alcaldía de Medellín entre 2016 y 2020. ¿Qué ejemplos destacarías de macroproyectos urbanos y con qué impacto sobre los moradores?
Los alcaldes terminan siendo unos administradores al servicio de lo ya definido por los grupos de poder, e incluso, se mide su eficacia y eficiencia según la velocidad que pongan al cumplimiento de dichas líneas ya trazadas, permitiendo maximizar ganancias.
Lo que cambia es eso, la velocidad y esto a su vez determina la profundización del nivel de vulneración de derechos, todo cubierto con un gran paquete mediático que posiciona un relato de ciudad alejado de su cruda realidad.
Esto ocurrió y aún ocurre, es el caso de Luis Alfredo Ramos, Aníbal Gaviria, Luis Pérez, Sergio Fajardo, y claro Federico Gutiérrez quienes fueron Alcaldes, luego Gobernadores y ascienden hasta aspirar a la presidencia, por haberles cumplido al pie de la letra, al poder dominante.
Ni qué decir de esos pactos oscuros con las mafias y grupos organizados, que ejercen control de cada barrio y comuna de Medellín articulados a Poderosos Grupos Armados al margen de la ley, en lo regional y nacional con Lógica Paramilitar.
Parece ser el costo de la imposición de un modelo de ciudad Neoliberal que convierte a Medellín a su vez, en un modelo de ciudad a seguir.
-¿Qué relevancia tiene el turismo, las nuevas tecnologías y la apertura a las inversiones extranjeras en el modelo de desarrollo de la capital antioqueña (4 millones de habitantes, incluida el área metropolitana)?
El ingreso del modelo neoliberal en Colombia fue y sigue siendo agresivo, violento, su aplicación cambió la configuración poblacional por la vía de la violencia armada: pasamos de un 70% rural y 30% urbano, a un 70% Urbano y un 30% rural, en un relativo corto tiempo.
Se acentuaron los conflictos de todo orden bajo una clara política de exterminio poblacional, tal como reza la condena contra el Estado Colombiano en el Tribunal Permante de los pueblos realizado en Colombia en el año 2021: Se condena al Estado por “Genocidio continuado dirigido a la destrucción parcial del grupo nacional colombiano, que se ha proyectado sobre cualquier intento de construcción de espacios políticos que cuestionaran el modelo político imperante de desigualdad social y sobre cualquier intento articulado de protesta y resistencia contra los efectos del mismo”.
Así pasamos a una población concentrada en ciudades en donde la industria, por el mismo modelo Neoliberal, le dio paso a una globalización que deterioró la producción nacional, debilitó los sindicatos, repercutió en una abierta precarización laboral, en falta de oportunidades.
Así pasamos de ciudad industrial, a ciudad prestadora de servicios (salud y turismo); ahora el relato habla de una ciudad conectada, tecnológica, global: “el valle del Software”.
Todos discursos, pues la pobreza y la desigualdad se profundizan. Al crecer el desempleo y la informalidad, la opción de la criminalidad crece, la venta de drogas de todo calibre, el hurto de vehículos, motos, armas, el comercio sexual de todo orden, la ONU incluso manifestó su preocupación al respecto señalando a Medellín como una ciudad destino para el turismo sexual y de drogas.
Y una ciudad así, se acompaña de toda una cultura que constituye sujetos para ese objetivo: el emprendimiento, ser dueños de su propio futuro, atreverse, el coach como respuesta a una tragedia estructural.
Recuerdo en este momento, lo que un amigo taxista me decía cada vez que había un evento en Plaza Mayor: “cada vez que se dan estos eventos se acaba la droga en la ciudad, nos toca tener el abanico de opciones y puntos seguros de distribución y rutas para el servicio sexual incluso, acá se oferta de todo”.
-¿Cuáles son las principales consecuencias del modelo sobre los moradores, el territorio y el medio ambiente?
Son amplias y variadas las afectaciones, las que logramos sistematizar y relacionar en el libro publicado en el 2018 y se suman otras más que se referenciarán en la nueva publicación.
Afectaciones psicosociales: depresión, pérdida de la visión de futuro, ruptura de lazos familiares, dispersión del núcleo familiar, bajo rendimiento escolar; las comunidades registran a consecuencia de la depresión, enfermedades derivadas y hasta suicidios. La presión que ejerce la institucionalidad por una firma, por acelerar los trámites se basa en mentiras, desinformación o información parcial que genera mucho estrés, parece la aplicación de una clara “gestión social” del despojo. Se suma en algunos casos la amenaza y la latencia de grupos de control armado urbano.
Afectaciones al tejido social: las redes de apoyo, las redes vecinales, la misma historia del barrio, las dinámicas cooperativas o solidarias, la confianza, el arraigo, todo se fractura.
Afectaciones a la democracia: pérdida de credibilidad en las instituciones, desconfianza, bajo interés en mantener articulado a procesos de participación institucional, sentido de impotencia y naturalización de la injusticia.
Afectaciones Económicas: perdida del patrimonio, labores generadoras de ingreso informal articuladas a la vivienda como tiendas entre otras.
-El libro (primera edición en 2018) destaca que Medellín es la ciudad más desigual en América Latina. ¿El denominado “milagro económico” y la concentración de capital han corregido de algún modo las desigualdades?
El “milagro económico”, pues, depende de quién lo diga; para el poder hegemónico dominante es precisamente eso, la hiperconcentración de la riqueza y las oportunidades han ganado y siguen ganando. Esa articulación criminalidad-empresa-estado sí que ha ganado: tierras, recursos, poder político, poder cultural, entre otras.
Medellín sigue liderando los primeros lugares como una de las ciudades más desiguales del mundo, con una gran informalidad de la población ocupada que referencia el DANE; casi el 60% vive de una economía informal, y entre la población que tiene un contrato laboral, la precarización es la constante. Como contracara siguen ingresando empresas extranjeras generando contratos de prestación de servicios o por horas, sin garantías reales.
Más recientemente se ha sabido de la clasificación de Medellín como uno de los municipios más densamente poblados de América Latina, ni que decir de sus primeros lugares en mala calidad del aire.
-¿Puede aplicarse el concepto de Gentrificación (desplazamiento de población de una zona urbana y sustitución por otra de mayor poder adquisitivo) al modelo urbanístico de Medellín? ¿En qué periodo se ha producido y cuáles son las principales reivindicaciones de las clases populares?
Creemos que en Medellín existen casos de gentrificación sin duda, pero lo que podemos evidenciar es más una suerte de reordenamiento criminal del territorio urbano, un reordenamiento impuesto a la fuerza, sobre engaños, dilaciones, mentiras y con la fuerza del Estado.
La gentrificación como categoría conceptual explica el fenómeno de transformación de la urbe, pero no es la respuesta a los cambios expresados en las ciudades latinoamericanas ya que, en esta región las obras públicas y la renovación urbana van de la mano de las decisiones estatales que deberían regular el mercado y proteger a los moradores.
Pero por el contrario, se alían con los inmobiliarios para expulsar de sus hogares, generando una nueva categoría que denominamos “reordenamiento criminal del territorio urbano”, en tanto se hace uso de la norma para no pagar la indemnización previa y acentuar la acumulación por despojo, con la disculpa de la declaratoria de bien de interés público en pro de un reordenamiento urbano, concentrando la riqueza, lo que atenta contra los derechos humanos, los derechos de los moradores y el derecho a la ciudad; como consecuencia se producen desplazamientos, afectaciones a la salud y daños sociales y ambientales. Ese es el caso de Medellín.
-Medellín –segunda ciudad más poblada de Colombia- fue uno de los escenarios del Paro Nacional entre el 28 de abril y el 15 de julio de 2021 (las ONG Indepaz y Temblores registraron 44 homicidios con presunta autoría de la fuerza pública; 2.053 detenciones arbitrarias contra manifestantes y 96 víctimas de violencia ocular en el país). ¿Qué demandas y procesos de resistencia destacarías en una urbe “que se vende como marca”, durante los últimos años?
La falta de oportunidades es una constante, la precarización laboral, la economía del rebusque que ya llega a un 60% de la población que el DANE asimila como ocupada.
La cultura Traqueta devenida de las mafias y los carteles, una suerte de marca que se ha instaurado como manera de ser, relacionarse, comprender el entorno, entre otras, este formato tan empotrado en la sociedad, genera distorsiones valóricas que no permiten desarrollar valores sociales como la solidaridad, el trabajo colectivo, la alimentación, es un gran reto.
-Por último, la Revista Kavilando destaca -en el número de enero/junio de 2021- la importancia del proceso de Planeación Local y Presupuesto Participativo de Medellín. ¿Cuáles han sido sus logros y limitaciones?
Siguiendo a Mazo Elorza, F. (2022): La historia de la democracia participativa en Medellín ha estado ligada, en los últimos años, al proceso de Planeación Local y Presupuesto Participativo de Medellín.
En la actualidad regulado por el Acuerdo 28 y el Decreto 697 de 2017, vale decir que estas iniciativas han nacido de luchas comunitarias y populares que la administración municipal ha canalizado de diferentes maneras, teniendo que ceder ante los reclamos comunitarios; no ha sido fruto de la voluntad democrática de los mandatarios, pero una vez se institucionalizan, estos procesos por medio de reglamentaciones y sucesivos decretos pierden su razón de ser.
Hoy estos procesos enfrentan nuevos retos y dificultades, que pasan por las ventajas técnicas de la planeación como contar con un instrumento de largo plazo vinculante como los Planes de Desarrollo Local, de cara a las dificultades políticas de la instrumentalización de la participación en beneficio del Estado y/o de contratistas, del sector privado, la lucha por ganar y sostener espacios ganados y más ahora, frente a las afectaciones derivadas del llamado desarrollo.
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