El martes 15 de enero de 2018 será un día triste entre nuestros recuerdos. Alberto Arregui, amigo y compañero, nos ha dejado. Un zarpazo de muerte inesperada se lo ha llevado. La pena que ahora embarga a Blanca, su entrañable compañera, y sus maravillosos hijos, Nerea y Jaime, es nuestra pena. La de sus seres […]
El martes 15 de enero de 2018 será un día triste entre nuestros recuerdos. Alberto Arregui, amigo y compañero, nos ha dejado. Un zarpazo de muerte inesperada se lo ha llevado. La pena que ahora embarga a Blanca, su entrañable compañera, y sus maravillosos hijos, Nerea y Jaime, es nuestra pena. La de sus seres amados, la de todos aquellos compañeros y compañeras que le quisimos, y seguimos haciéndolo.
Alberto podría haber sido lo que hubiera querido en la política, y en lo que quisiera, le sobraba talento. Cuantos de quienes que en los años 70 polemizaban con él, acabaron al frente de un ministerio… Pero él escogió poner esa inteligencia al servicio de la clase obrera y del socialismo.
Dirigente del PSOE, de las Juventudes Socialistas, de UGT, bajo la dictadura y en la transición, fundador de la revista marxista Nuevo Claridad en 1976, del Sindicato de Estudiantes en 1985, miembro de IU desde 1993, durante muchos años integrante de la dirección federal de esta organización y alma máter del Manifiesto por el Socialismo. Militante de la Asamblea de IU Vicálvaro, de la Asociación Vecinal de este distrito de Madrid. Miembro veterano de la Sociedad Micológica de Madrid, y capaz de hacer levitar a cualquiera que se sentara a su mesa, con lo que salía de sus fogones. Amante de la vida.
Qué requiebro del destino que su existencia termine un 15 de enero, la misma fecha en la que hace un siglo, aquella maravillosa mujer y revolucionaria que fue Rosa Luxemburgo, era secuestrada por los Freikorps, que la asesinarían. Alberto estaba enamorado de Rosa, de su inteligencia tanto como de su humanidad. Y todos los que conocimos le conocimos amábamos de él esas dos cualidades, inseparables. Su inteligencia, que le permitía ver más lejos que nadie, que nos enseñó a comprender tantas cosas, a apreciar el valor de las ideas y de la lucha como nadie. Y su humanidad, su alegría de vivir, su franqueza, su risa contagiosa, su entusiasmo -no menos contagioso-, su ternura cuando un pájaro carbonero se posaba en el ventanal de su casa y paraba la reunión para verlo…
Ahora nos tocará recopilar su obra escrita, los vídeos de sus charlas, tomar el relevo en elaboración de su libro inacabado sobre la transición… El hueco que ha dejado crece a cada instante que pasa, su falta se hará cada día más notoria, porque nadie puede ocupar su lugar.
La movilización democrática del pueblo de Catalunya fue el último gran acontecimiento que nos enseñó a comprender, a entender que su lucha era la de toda la izquierda en el Estado español. En su última intervención en la Coordinadora Federal de IU, apenas 48 horas antes del maldito desenlace, se apoyaba en las ideas de Rosa, una vez más, para explicar que «es la intervención consciente del ser humano lo que puede llevar a la humanidad al socialismo o a dejar que se precipite en la barbarie». Siguió diciendo: «cuando un movimiento en la sociedad tropieza con un obstáculo, si la organización que dirige ese movimiento no es capaz de emplear los métodos que lleven a superarla, inevitablemente se produce desorientación, desmovilización y reacción en la sociedad. La situación actual está movida por la reacción a un movimiento ascendente que ha fracasado. Sin analizar eso, no iremos muy lejos. Lo que necesitamos en esta situación es más balance, más programa, más análisis y más militancia».
No le gustaba nada oír aquello de «no estoy en política para hacer amigos». Alberto se ha ido dejando a un montón de amigos, que le apreciaban y respetaban, incluso aunque no compartieran sus puntos de vista.
En breve publicaremos un trabajo más extenso, recordando su trayectoria y sus ideas. En estas líneas sólo quería gritar nuestra rabia por su ausencia impuesta, y revindicar al hombre y al revolucionario. Al maestro y al amigo.
Acuden a mi memoria unos versos de uno de sus cantautores más queridos, Lluis Llach:
Companys, si enyoreu les primaveres lliures
amb vosaltres vull anar
que per poder-les viure
jo me n’he fet soldatI si un trist atzar m’atura i caic a terra
porteu tots els meus cants
i un ram de flors vermelles
a qui tant he estimat
quan guanyem el combat
Fuente: http://www.porelsocialismo.net/en-memoria-de-alberto-arregui/