Nos vemos obligados una vez más, a denunciar la hipocresia y la falta de respeto a la legalidad de los grupos políticos parlamentarios, en relación a los actos violentos protagonizados por un grupo de personas instigadas por el propio PP. Ni una sola condena oficial de aquellos que no dudan en jugar al victimismo demagógico […]
Nos vemos obligados una vez más, a denunciar la hipocresia y la falta de respeto a la legalidad de los grupos políticos parlamentarios, en relación a los actos violentos protagonizados por un grupo de personas instigadas por el propio PP.
Ni una sola condena oficial de aquellos que no dudan en jugar al victimismo demagógico en otras ocasiones, acusando de violentos a aquellos que únicamente ejercen su derecho de discrepancia política, como fue el caso de las movilizacíones antiguerra durante este último año en Cantabria: Cárcel y multas desorbitadas por protestas pacíficas, o por el simple hecho de estar en la calle.
Lo cual nos debe hacer reflexionar a todos sobre el verdadero fin de unas Fuerzas de Seguridad del Estado, o de unos jueces, que se dedican a la represión política, la demagogia -citando en una reciente sentencia la prevalencia del derecho a la vida de los miltantes del PP, frente al de disensión pacífica-; o que hacen dejación de sus funciones y protejen actitudes violentas de la derecha institucional. Sin olvidar la nula actitud democrática del Delegado del Gobierno, Agustín Ibáñez.
Quien no ha asumido ninguna responsabilidad sobre la muerte de un joven el pasado fin de semana en la comisaría de La Albericia; y dos díasdespués vuelve a mostrar su nefasta actitud, permitiendo y protegiendo estos actos vergonzantes.