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BBVA, Santander, Sabadell y la industria armamentística nuclear

En tu calle se fabrican misiles nucleares

Fuentes: El Salmón Contracorriente

Cuando salimos a la calle vemos comercios de todo tipo: supermercados, carnicerías, panaderías, tiendas de móviles, aseguradoras, sucursales bancarias… lugares que tendemos a englobar inconscientemente en la misma categoría, dado que comparten el mismo tipo de exposición en la calle, y la dinámica común de que son lugares en los que una persona entra a […]

Cuando salimos a la calle vemos comercios de todo tipo: supermercados, carnicerías, panaderías, tiendas de móviles, aseguradoras, sucursales bancarias… lugares que tendemos a englobar inconscientemente en la misma categoría, dado que comparten el mismo tipo de exposición en la calle, y la dinámica común de que son lugares en los que una persona entra a hacer algo. Son lugares que no son un misterio para nadie. No obstante, en el caso de las sucursales bancarias, mucha gente no tiene ni la más remota idea de lo que se mueve en la trastienda, detrás de los números y porcentajes.

Vemos que estos bancos adornan sus grandes cristaleras con anuncios publicitarios en los que aparecen imágenes de familias felices abrazándose (tienen buena salud por un seguro de sanidad privado), pensionistas que se dan la mano y se miran sonriendo (los medios de comunicación les aseguraban que se quedarían sin pensión y lo han solucionado en el banco), una madre que juega sonriente con su hija en una tablet (se la han regalado por dejar la nómina)… todo son escenas agradables, de felicidad, de tranquilidad. Un contraste brutal con la realidad profunda.

La banca no vive del aire, tiene que hacer su negocio, que desde hace años y cada vez con más frecuencia va mucho más allá de ganar dinero con los intereses sobre préstamos a particulares o empresas. Por desgracia, los supervisores siguen dejando hacer a la banca sus especulaciones de siempre, y más ahora que el BCE sigue con su riego masivo de liquidez semana tras semana.

Como ya sabemos, la banca hace negocio con todo y por todo el mundo. De forma directa o indirecta, no hay entidad financiera (incluyendo aseguradoras, fondos de inversión y fondos de pensiones) que se resista a obtener algún mínimo rendimiento derivado de la participación de empresas armamentísticas, incluyendo las productoras de armamento nuclear, en el mercado global.

Los bancos de nuestras calles participan activamente en este negocio mediante la emisión y gestión de bonos y acciones, o mediante la concesión y participación (directa o sindicada) en préstamos a la industria armamentística.

Afortunadamente, desde hace ya algunos años tenemos la posibilidad de conocer detalles de los entresijos de estos vínculos entre la banca y la industria armamentística. En España tenemos al Centre Delàs, que desde el 2010 se centra en temas relacionados con el desarme y la paz. En su página web y vinculados al territorio español, podemos encontrar tanto informes que se centran en aspectos concretos (como el gasto militar, exportaciones o presupuestos del Ministerio de Defensa), como los que analizan concretamente los medios y cantidades de financiación de la banca española a la industria armamentística.

El último informe tiene como título Evolución de la banca armada en España (año 2013). Los 26 informes publicados a fecha de hoy están disponibles en la página web, donde también podemos consultar fuentes oficiales y cifras, que nos permiten hacernos una idea de la maraña y la estructura profunda que sirven como base a la relación entre el mundo financiero y la industria armamentística a escala mundial.

Desde el 2011 contamos también con investigaciones en el ámbito del armamento nuclear. La organización PAX, junto con otras organizaciones y la campaña internacional ICAN son quienes año tras año elaboran el informe DON’T BANK ON THE BOMB, analizando y actualizando los vínculos entre el sistema financiero y las empresas productoras de armamento nuclear. Ambas iniciativas se centran en señalar y denunciar el aspecto de la financiación, ya que sin esta, obviamente la industria armamentística tendría serias dificultades para seguir con su negocio.

Misiles Trident II-D5, misiles Trident III, submarios M51, misiles Minuteman III, etc. La breve conclusión que saca el Centre Delàs sobre el último informe DON’T BANK ON THE BOMB revela, de nuevo, la profunda implicación de parte de la banca española en la industria armamentística nuclear.

Las cifras revelan que el BBVA sigue siendo el banco español más involucrado en este negocio con 3.171 millones de dólares (2.820 millones de euros). Desde el año 2012 hasta la actualidad, BBVA ha dado créditos a empresas de armamento nuclear por un valor aproximado de 2.776 millones de dólares. De esta manera, vemos como el BBVA colabora en dos de los tres préstamos que se otorgaron a la empresa norteamericana Boeing, empresa que abastece, repara y realiza el mantenimiento, tanto en el ejército americano como en el ejército británico, de misiles Trident II-D5, misiles balísticos intercontinentales para submarinos M51, siendo capaz, cada misil, de lanzar 12 cabezas nucleares a 12 objetivos distintos. Igualmente el BBVA participa en la emisión de bonos de empresas como Aecom, parte activa en el mantenimiento de la infraestructura de Nevada National Security Site, un complejo clave en EEUU para la producción de armas nucleares. Al igual que con otras empresas como, por ejemplo, Airbus Grup o Honeywell International especializadas en la fabricación de submarinos-lanzadera M51, así como en los circuitos de los misiles Trident II.

Le sigue el Banco Santander, manteniendo la segunda posición de años anteriores, con 1.675 millones de dólares (1.490 millones de euros). El Banco Santander mantiene préstamos desde el año 2012 hasta la actualidad por un total aproximado de 1.441 millones de dólares. Uno sus es Safran, empresa francesa que desarrolla submarinos M51 para el trasporte y el lanzamiento de misiles de cabezas nucleares

El tercer lugar en cuanto a bancos españoles vinculados a empresas productoras de armamento nuclear es para el Banco Sabadell, que con 29 millones de dólares (26 millones de euros) también saca tajada de este negocio. El Banco Sabadell Participa con 17 y 12 millones de dólares en dos préstamos otorgados a la empresa Orbital ATK. Esta empresa estadounidense centra parte de su actividad en la construcción de cohetes de propulsión de los misiles Trident II.

En los tres casos el grueso de su implicación con dichas empresas armamentísticas se basa en la concesión de préstamos, pero también en la emisión de bonos y en la gestión de acciones de las mismas.

Todavía hay una gran carencia de información oficial de cara al público sobre el uso, producción, comercialización y almacenamiento de armamento nuclear, así como de las inversiones existentes en empresas que producen este tipo armamento.

No podemos permanecer inertes frente a estas fechorías del sector financiero en general y de la banca en particular, y más cuando estas entidades nos rodean impunemente cuando caminamos por la calle, en nuestro día a día. La información referente a este tipo de informes debe ser difundida para que el público general conozca dónde se invierte el dinero que depositan en sus cuentas bancarias. Tampoco podemos quedarnos indiferentes sabiendo que financian medios de comunicación que moldean la opinión pública (como es el caso del Banco Sabadell con Atresmedia). No podemos permitir que sigan jugando en bolsa -también- con la posibilidad de obtener beneficios por la venta de armamento.

No olvidemos que detrás de esas caras sonrientes con dientes blancos perfectamente alineados de los anuncios publicitarios, puede encontrarse un misil con capacidad para almacenar cabezas nucleares.

Vicente Soria. Blog Goldmen Suck

Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?En-tu-calle-se-fabrican-misiles