Mañana presentamos un libro, «Encuentros Republicanos», en Hace algunos días, Unidad Cívica por la República, UCR (de la que servidor es uno de los vicepresidentes, por unanimidad y con perdón) presentó en Valencia el libro «Encuentros Republicanos», en cuyo texto participamos, junto a personas de otras afiliaciones e independencias, varios miembros de UCR, como Julio […]
Hace algunos días, Unidad Cívica por la República, UCR (de la que servidor es uno de los vicepresidentes, por unanimidad y con perdón) presentó en Valencia el libro «Encuentros Republicanos», en cuyo texto participamos, junto a personas de otras afiliaciones e independencias, varios miembros de UCR, como Julio Anguita, Miquel Jordà, López Salinas, Díaz Cardiel, Víctor Casco, uno mismo. Sin ir a panegíricos, sólo citaré un par de aportes de Anguita: «la Tercera República será hija de lo que hoy iniciemos y de lo que hoy comencemos a construir… un proyecto instalado en la mente de la ciudadanía»; «puede contemplarse una adaptación del Pacto de San Sebastián a la situación presente… reedición corregida en sus aspectos elitistas».
Mas es de justicia citar otro libro reciente, tan ameno cuanto acopio enorme y sistemático, sin ser largo, de datos y documentos: «El Rey de los Cruzados«, del incombustible Borràs Betriu, subtítulo «Juan Carlos I y la monarquía prodigiosa«. Se preguntarán por lo de «cruzados», y me viene a recuerdo una chilindrina que usábamos oficiales jóvenes, años 60 y 70, respecto a los de Franco de la guerra, jefes nuestros. Les apodábamos «los gestores», los de la Gesta. Pues parecido, los de la Cruzada. Cito algún pasaje de Rafael Borràs: cuando Pedro Sainz Rodríguez, PSR, conspiraba (lo narra Luis María Anson en «Don Juan«) junto al ex Rey Alfonso XIII –quien moraba en Italia, al amparo de Mussolini– para derribar la II República mediante golpe de Sanjurjo (generalito refugiado en otro país fascista, Portugal, tras su fracaso y ridículo en anterior golpe, el de 10-8-32), tenía proyecto dicho Sanjurjo, tras la «victoria» (según PSR, en «Testimonio y recuerdos«), aparte residir en el palacio de El Pardo y fornicar en la cercana Zarzuela, de «convocar un plebiscito nacional auténtico e imparcial para que el pueblo eligiese entre Monarquía o República». Lo que seguimos esperando en 2.007, dicho sea de paso. Y otra perla, relatada por Juan Ignacio Luca de Tena, JILT, en «Mis amigos muertos«: por agosto del 36, el «Director» de la rebelión de julio, Emilio Mola, comisionó a Italia a PSR y JILT para pedir al Duce aviación, con recado de que, si antes de ocho días no le llegaban aviones fascistas, estaba perdido. Gracias a gestiones directas de Alfonso XIII con Mussolini, éste los envió directos a Burgos en pocas horas. Así, así, así gana el Madrid (con licencia).
¿República? Sí, pero para una renovación profunda, porque estamos en emergencia: la gente dice que no se fía de la política ni de los políticos, los partidos resbalan hacia la oligarquía (y el sectarismo), los medios de información buscan ser de persuasión y sirven a quien sirven, los «tertulianos», generalmente, otro tanto. Y la plutocracia brutal de los ricos (los gobiernos como comisarios políticos de grandes multinacionales e inmensos poderes económicos, FMI, OMC, BM, vide Saramago en Santillana del Mar) significa lo contrario de la democracia, pues las grandes decisiones que determinan nuestras vidas son tomadas antidemocráticamente y en conciliábulo por esas instancias económico-financieras, y a nosotros nos dejan como democracia una serie de procedimientos formales que van perdiendo contenido real. Ni siquiera podemos reformar, aquí, la Constitución. Y hacen guerras terribles basadas en mentiras a los pueblos, y un fabricante de armas británico, a complacencia de Blair, soborna con 300.000 millones de pesetas a un príncipe saudí para venderles armamento. Y la ONU envía ejércitos y fuerzas de «interposición» adonde quiere… pero no al Israel sionista (no soy antijudío), el país que más se mofa de las Resoluciones de NU y más mata civiles… después de USA (tan gran país en aspectos, tan miserable y genocida en otros, porque quien manda encima de todo es el dinero, el beneficio).
En fin, el individualismo-egoísmo crece y crece, la corrupción otro tanto, se esfuma la moral pública. Lo contrario del ideal republicano. Y tenemos una democracia, un Estado, manteniendo los trágalas y embudos que impusieron los franquistas hace tres décadas. Ni reconocimiento a los últimos soldados de la II República, los guerrilleros-maquis, ni tampoco a la Unión Militar Democrática. Aunque «no todos los animales son iguales»: el PP, a estilo Franco-Pinochet, sólo acepta las reglas democráticas si gana, así que rechaza muchos pactos poselectorales plenamente democráticos, porque no le aportan lucro; Zapatero hace algunas leyes de importante contenido social: igualdad, dependencia, respeto a los homosexuales; ahora, cara a las Elecciones, va a dar 2.500 euros a cada familia que tiene o adopta un nene. Y, desde luego, no es un neofranquista como Aznar, ni un fascistilla mentiroso como Acebes, ni un Capone como Mr. Zeta. Mas se pliega al amo americano, a la Iglesia, no remedia la espantosa siniestralidad laboral ni hace leyes para mandar a la cárcel a los «profesionales» que defraudan millones mientras al mileurista le cobra Hacienda hasta el último céntimo. Y abandona a los saharauis en manos del sátrapa marroquí… y el PS del País Valencià declina participar en la presentación de «Encuentros Republicanos», que no es de ninguna editorial «extremista», sino de «Planeta«. Sus altos dirigentes sabrán por qué, las bases socialistas siempre fueron republicanas. ¿O ya no?