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Energía renovable: Invertir la pirámide

Fuentes: Bohemia

El país diversifica sus fuentes energéticas para romper la dependencia de los hidrocarburos, reducir los costos en la generación de electricidad y disminuir la contaminación ambiental. En la difícil escalada siguen pendientes los precios de la energía eléctrica alternativa que estimulen a los productores nacionales, la actualización de normas jurídicas, mejoras tecnológicas y la retribución […]

El país diversifica sus fuentes energéticas para romper la dependencia de los hidrocarburos, reducir los costos en la generación de electricidad y disminuir la contaminación ambiental. En la difícil escalada siguen pendientes los precios de la energía eléctrica alternativa que estimulen a los productores nacionales, la actualización de normas jurídicas, mejoras tecnológicas y la retribución a trabajadores; empleo de capacidades industriales hoy subutilizadas y agilización de los procesos inversionistas.

Mercedes Cruz González comenzó a cocinar con biogás hace cuatro años. Desde entonces, cesaron las preocupaciones por el pago del consumo eléctrico. «De 500 pesos mensuales bajamos a 50 y todo gracias al biodigestor construido al lado de la cochiquera, a pocos metros de la casa. Es verdad que costó caro, pero nos hemos ahorrado ya unos 21 000 pesos, casi la misma cantidad invertida», asegura la espirituana del municipio de Cabaiguán.

Mientras degusta en la terraza de Mercedes una humeante taza de café, Valentina Sabran, especialista del proyecto internacional BIOMAS-Cuba, asegura que los biodigestores instalados en este territorio benefician a unas 1 500 personas. Además de producir gas para la cocción de alimentos, la tecnología permite recuperar los desechos sólidos y el agua residual como biofertilizantes. Según cálculos, con su uso dejan de consumirse unos 300 MW/h anuales del Sistema Electroenergético Nacional (SEN).

Valentina, ucraniana de nacimiento y «aplatanada» en Cuba, después de un largo bregar tras los campesinos para convencerlos de las ventajas del biogás, prefiere emplear el término «diversificación» en lugar de «cambio de matriz energética». A su juicio, el segundo es mucho más complejo y difícil de alcanzar, porque presupone asimilación de procesos tecnológicos, liquidez financiera del país y también mentalidades más innovadoras.

En tal sentido, transformar la estructura de las fuentes utilizadas en la generación y el consumo de electricidad, incrementando la participación de la energía renovable; disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y elevar la sostenibilidad medioambiental, reduciendo la contaminación, están dentro de los objetivos de la Política para el Desarrollo Perspectivo de las Fuentes Renovables y el Uso Eficiente de la Energía para el período 2014-2030, trazada por el Estado y el Gobierno, subraya Rosell Guerra Campaña, director de Energía Renovable del Ministerio de Energía y Minas (Minem).

Para alcanzar esas metas, el archipiélago tiene un alto potencial de Fuentes Renovables de Energía (FRE), dentro de las cuales son prioridades la construcción de bioeléctricas, a partir del empleo de bagazo de caña; los parques eólicos y solares fotovoltaicos.

Hasta 2030, según las previsiones, se instalarán 2 144 MW, lo que incrementará la participación de estas fuentes en la generación eléctrica, de un exiguo 4.5 por ciento en la actualidad a un 24 por ciento.

En correspondencia con la prioridad que el país otorga al cambio de la actual matriz energética, se destinaron a ese fin recursos con un valor superior a los 100 millones de pesos en el Plan de la Economía de 2016. En particular, para producción de paneles, elaborados por la industria nacional, con destino a la construcción de nuevos parques solares fotovoltaicos (PSFV); preparación de las inversiones en bioeléctricas y parques eólicos; construcción de nuevas pequeñas centrales hidroeléctricas (PCHE), rehabilitación o modernización de las existentes, así como preparación de las que están en inversión. Además, para la producción de lámparas LED, cocinas de inducción y calentadores solares.

Sacarle chispas a la biomasa

A pocos metros del central Jesús Rabí, en el municipio matancero de Calimete, se levanta la primera bioeléctrica del país. Un buldócer desbroza la plazoleta de 360 metros cuadrados, donde se depositará el bagazo de caña que alimentará las calderas. «El movimiento de tierra comenzó hace más de un año, pero hemos tenido atrasos por lluvia y rotura de equipos, lo que nos obligó a alquilárselos al inversionista», explica José Alberto García, ejecutor principal de la obra civil, asignada a la Brigada de Ingeniería No.3 del Grupo Empresarial de Construcciones.

Si bien esta bioeléctrica es importante, algunos eslabones quedan sueltos, reconoce Guillermo Torres Hernández, el inversionista por la Empresa Azucarera Matanzas, del Grupo Empresarial AzCuba. «Este proyecto necesita respaldar al constructor. Para evitar mayores atrasos, subcontratamos camiones, buldócer y cargadores al Ministerio de la Construcción (Micons). Otros recursos también han faltado».

La instalación, de tecnología china y valorada en más de 64 millones de pesos en moneda total, producirá 20 MW, para suministrar al ingenio y al SEN.

La Industria Azucarera, explica Rosell Guerra, cuenta con 470 MW de potencia instalada en 56 centrales, pero la elevada obsolescencia tecnológica ocasiona baja eficiencia energética (37.6 kWh/ton de caña molida), mientras con las bioeléctricas modernas pueden obtenerse más de 110 kWh/ton.

AzCuba ha estudiado la instalación de 19 de esas plantas, asociadas a centrales azucareros, utilizando calderas y turbogeneradores con altos parámetros de presión y temperatura, para ser operadas con biomasa cañera (bagazo y otros residuales de la cosecha) y forestal (marabú) de las áreas cercanas a las instalaciones. Producirán más de 4 000 GWh/año y evitarán que continúen emitiéndose a la atmósfera aproximadamente tres millones 700 000 toneladas de dióxido de carbono.

En este programa existen inversiones ya en ejecución como la del Jesús Rabí y otras en proceso de negociación, entre estas las destinadas a los centrales Héctor Rodríguez, en Villa Clara, y Ciro Redondo, en Ciego de Ávila.

La generación de electricidad a partir de la biomasa cañera es de mucha valía para el SEN, el combustible empleado puede almacenarse y utilizarse en el momento necesario, lo que no ocurre con otras fuentes como el viento y el sol, que dependen de las estaciones del año, el horario del día y las condiciones atmosféricas.

Brisas a favor

De parques eólicos no hay quien le haga un cuento a Guillermo Leiva Viamonte, especialista de la Unidad Empresarial de Base de Energía Renovable, subordinada a la Empresa de Ingeniería y Proyectos para la Electricidad (INEL). Conoce al dedillo las exigencias de instalación: comportamiento del viento a corto, mediano y largo plazo; estudio multilateral del terreno, accesos al sistema eléctrico, ocurrencia de eventos meteorológicos extremos, como huracanes.

«A partir de estos datos, se hace la selección del aerogenerador. Luego viene el proceso técnico comercial, es decir, buscar ofertas de los fabricantes, revisar propuestas; analizar los términos comerciales, si dan créditos, con qué interés, toda esa cuestión financiera que lastra básicamente el desarrollo de las FRE en Cuba», valora.

En el país solo se han instalado cuatro parques eólicos experimentales, con una potencia total de 11.8 MW. El primero, Turiguanó, en Ciego de Ávila, edificado en 1999 mediante donaciones de la Unión Europea y organizaciones no gubernamentales y que tiene las únicas dos máquinas bautizadas, Persi (Persistencia) y Cori (Coraje); Los Canarreos, en la Isla de la Juventud; Gibara I y Gibara II, en Holguín, construidos mediante créditos comerciales del país y con seis aerogeneradores cada uno.

Desde 2005, y durante más de tres años, se ejecutó la Prospección y Caracterización del Potencial Eólico Cubano, que incluyó la instalación de una red de estaciones automáticas de medición, a alturas de hasta 50 metros, en más de una treintena de zonas del país, y 12 estaciones meteorológicas de referencia, con mediciones hasta 100 metros de altura.

Sobre las bondades de los vientos en las zonas nororientales de la Isla no se cansa de hablar el especialista de INEL, quien también reconoce no pocas barreras en los criterios de algunas autoridades de la Agricultura y del Turismo sobre el uso del terreno y el impacto ambiental de los parques eólicos.

«En realidad se extienden por grandes áreas, pero ocupan muy poco terreno. Por lo tanto, pueden coexistir tanto con la actividad agrícola como con la ganadera. Dicho sea de paso, está comprobado que al ganado le encanta la sombra de las máquinas eólicas», afirma Leiva Viamonte.

La Unión Eléctrica (UNE) ha estudiado y se ha propuesto la instalación de 633 mil kW en 13 parques, con un rendimiento superior al 30 por ciento, los cuales producirán más de 1 636 GWh/año y evitarán la emisión a la atmosfera de más de 1 millón 400 mil toneladas de dióxido de carbono.

En la actualidad se encuentran en ejecución obras como los viales de acceso y el acondicionamiento de la infraestructura portuaria para recibir los componentes de los aerogeneradores, del parque eólico Herradura 1, en el municipio tunero de Jesús Menéndez, que tendrá una potencia de 51 MW. También están en preparación los otros 12 parques con un total de 582 MW, en Las Tunas, Holguín, Ciego de Ávila y Guantánamo. De estos, siete en proceso de negociación con inversionistas extranjeros.

Leiva Viamonte apunta que Herradura I está atrasado, «aunque fue anunciado con bombos y platillos, algo se trabó y aún no está disponible el crédito externo. Y por supuesto, la UNE no va a comenzar un proceso inversionista multimillonario sin garantía de financiamiento para adquirir la tecnología. Después tendremos que correr en su ejecución, pero ahora mismo no estamos en condiciones de adelantarlo, aunque nos duela».

Oculto en los parques

Impagos y desacuerdos en cuanto a precios de la electricidad, vacíos legales, atrasos en la ejecución de obras, entre otros problemas, aquejan al programa de energía solar

 

Con cuidado para no dañar las celdas fotovoltaicas, Raimol Pérez Ramírez, operador de una máquina de limpieza, va pasando los cepillos rotatorios por la superficie de los paneles solares instalados en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Ronera Central, en el batey del ingenio villaclareño George Washington, municipio de Santo Domingo.

Así, afirma el joven, se preservan del moho que desprende la fábrica y mantienen su potencia los 2 750 paneles colocados encima de cuatro de las naves de la ronera. Se trata del primer parque solar fotovoltaico (PSFV) industrial del país, con una superficie de más de cinco mil metros cuadrados, inaugurado este año por la Corporación Cuba Ron S.A., con la colaboración de la firma española UGAO-AINAIR, a un costo aproximado de dos millones de pesos en ambas monedas (CUC y CUP).

Las ventajas del parque son muchas, tanto para la UEB como para el país y el medioambiente, argumenta Mayra Guzmán Díaz-Villavicencio, especialista de Innovación. La ronera utiliza en su producción la energía que este provee durante el día y vende el excedente al Sistema Electroenergético Nacional (SEN), que gracias a eso deja de emplear más de 270 toneladas de combustible fósil al año, lo que representa disminuir también de manera considerable las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Desde febrero, con la puesta en marcha del PSFV, han entregado al SEN 309.363 MW, es decir, el 60 por ciento de lo generado, y el resto lo han empleado en la industria. Todo marcharía viento en popa si no fuera porque la Unión Eléctrica (UNE) no les ha retribuido un solo centavo por la energía aportada en estos meses. «No han fijado el precio del kilowatt que entregamos», refiere Yamil García Calderón, director comercial.

«La UNE nos cobra el kilowatt que consumimos a 0.27 centavos, pero quieren pagar la nuestra a 0.14. Tampoco han aceptado deducir lo que aportamos, de los gastos», precisa César Augusto Martí Marcelo, director en funciones.

Al parecer, en el empleo de las fuentes renovables de energía (FRE) falta encajar algunas piezas importantes, opina Miguel Castro Fernández, decano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE), quien considera que las diferencias entre el pago y el cobro de la energía eléctrica están asociadas a la ausencia de un marco regulatorio actualizado sobre el tema energético en el país, pues la ley vigente data de 1975, cuando eran otras las condiciones tecnológicas, económicas y medioambientales. Esta, por ejemplo, faculta al Ministerio de la Industria Básica -ya extinto- como único suministrador de electricidad en el país.

«La ausencia de esas bases normativas, técnicas y jurídicas, pueden desestimular el empleo de las FRE, justo ahora que la dirección del Estado plantea la masificación de esas fuentes y la apertura a la inversión extranjera para desarrollarlas. Precisamente, por eso deberán definirse las tarifas para los productores independientes», argumenta el doctor en Ciencias Técnicas.

Desde otra perspectiva analiza el tema Guillermo Leiva Viamonte, especialista de la Empresa de Ingeniería y Proyectos para la Electricidad (INEL), quien expone que en 2014 el país indicó estudiar el uso de las tecnologías renovables, «pero los directivos no lo entendieron todos de igual manera; algunos quisieron seguir la corriente, sin analizar la factibilidad económica, y esto no puede ser por embullo o capricho».

Cuando tardan las respuestas

Las manecillas del reloj están a punto de marcar las 12 del mediodía, hora del descanso para los constructores. Pero ninguno se ha movido de su puesto de trabajo. La brigada de Gerónimo Ortiz Reyes, mecánico instalador A, está montando las mesas donde se colocarán los paneles del PSFV El Pino, en el municipio cienfueguero de Rodas.

Ellos pertenecen a la Empresa de Construcción de Obras de Arquitectura (ECOA 37) y necesitan recuperar el tiempo perdido por lluvias, falta de hormigón, tornillos y otros recursos. La terminación del parque debió ser en octubre de 2016, pero estas afectaciones obligaron a reprogramarla para diciembre. Empeñados en cumplir, sumaron a otros hombres de la misma entidad.

«Hay tensión y mucho disgusto acumulado», «salarialmente nos hemos visto afectados», «estamos trabajando todos los sábados sin retribución» y «sigue en el aire la promesa del pago en CUC», manifiestan algunos. Aunque están contemplados en el sistema de pago a destajo colectivo, desconocen el volumen de trabajo que deben realizar. Manuel Cordero Vázquez, ejecutor de obra, no supo decir cuál era la norma de los hombres bajo su mando.

«Nuestros salarios siguen bajos, a pesar de que trabajamos duro de lunes a viernes; los sábados hacemos horas extras y no las pagan. Seguimos ganando por las viejas normas del sistema Precons, los cambios que anunciaron no han llegado hasta la empresa. Ya hemos construido cuatro parques, Cantara, ExpoCuba, Cruces, Palmira, y desde el primero nos dijeron que pagarían un estímulo en CUC, pero nunca lo hemos visto», afirma Ortiz Reyes, también secretario general del sindicato.

De tales incongruencias abundan Pablo Idalberto Capó Pérez, delegado del Micons en la provincia de Cienfuegos, y Freddy Angles, director de la ECOA 37:

«Los constructores tienen razón. Esa situación se ha discutido en el país, por eso ya comenzó a aplicarse un nuevo sistema de pago en el Mariel y en las obras del turismo, que será necesario extender a las demás. Coincidimos en que el salario debe ser superior, pero siempre respaldado en el presupuesto. Será una forma de preservar en el territorio la fuerza de trabajo calificada y evitar su éxodo hacia el polo turístico de Varadero o el trabajo por cuenta propia», reconoce Capó Pérez.

Después de años sin cumplir lo prometido, casualmente, ya se aprobó el estímulo para El Pino, el próximo a construir en Yaguarama y los que vengan después. Sin embargo, la noticia no es motivo de alegrías, pues está condicionada al cumplimiento del cronograma de ejecución… y la obra está atrasada.

Los constructores de la ECOA 37 han alcanzado una alta especialización en el montaje de los PSFV; de hecho, la provincia cienfueguera sobresale por tener la mayor cantidad de parques instalados, lo cual se debe, en buena medida, a la tenacidad y esfuerzo de estos hombres. ¿Por qué entonces no retribuirles como es debido, y además penalizarlos cuando otros son responsables de que no lleguen a tiempo las provisiones que requieren para cumplir los plazos de ejecución de las obras?

Según Julio Sánchez Gil, director de inversiones de la Empresa Eléctrica Cienfuegos, encargada de financiar y controlar la ejecución del parque El Pino, este debió iniciarse y terminarse en 2015, «pero por situaciones de proyectos y completamiento de los suministros, comenzó en el primer trimestre de 2016».

De costos, proyectos e industria

 

Los atrasos en el cumplimiento del cronograma de ejecución del primer PSFV en el municipio de La Sierpe, Sancti Spíritus, fueron eliminados y hasta se logró anticipar algunos días la puesta en marcha. «Terminar fue una meta alta, pero lo logramos», asegura Gonzalo González Cristiá, ingeniero civil, encargado del diseño y quien estuvo todo el tiempo a pie de obra.

Pero algo preocupa al también especialista de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus. La potencia de este parque es de 1.3 MW y el costo debía rondar los tres millones de pesos en las dos monedas; sin embargo, debieron desembolsar cuatro millones 400 000 pesos.

«Esa diferencia está asociada a los altos precios por el movimiento de tierra, las transportaciones y el hormigón que factura el Micons. Si se comparan los gastos para adquirir la tecnología importada y su puesta en marcha con los costos internos, son casi iguales, cuando debería ser al revés», analiza el ingeniero.

Según Rosell Guerra Campaña, están en operación 21 PSFV en nueve provincias y en el municipio especial de Isla de la Juventud, con una potencia total de 35 MWp; se erigen otros seis y se prepara la construcción a corto plazo de una treintena más. Además, se labora en la instalación de 1 000 sistemas de bombeo de agua con paneles solares en vaquerías, como parte de un programa que prevén continuar en 2017.

Para el año que comienza también tienen proyectado instalar paneles solares fotovoltaicos en cubiertas, es decir, en los techos de fábricas, almacenes y otros centros. Esta modalidad tiene las ventajas de no utilizar tierras que pudiera necesitar la agricultura y de eliminar las pérdidas eléctricas por distribución. «Este programa tendrá gran prioridad y será necesario tomar medidas para que los plazos de ejecución se acorten, pues vienen siendo más extensos que lo establecido», puntualiza Guerra Campaña.

Con la vista puesta en las potencialidades industriales de Cuba para multiplicar el empleo de la energía solar, el directivo del Minem subraya el aporte de la Empresa de Componentes Electrónicos Ernesto Che Guevara, que radica en Pinar del Río y fabrica paneles, sistemas de bombeo y alumbrado fotovoltaicos, y equipos electrónicos que se utilizan el panel como fuente de energía.

«Cabe destacar -agrega- el salto en la calidad y en el nivel de producción que ha venido experimentando en los últimos dos años esta industria, cuya capacidad se prevé incrementar, con el objetivo de respaldar el programa solar fotovoltaico».

Adicionalmente, la industria cubana cuenta con la fábrica de calentadores de agua de tubos al vacío RENSOL de tecnología china, ubicada en Morón, Ciego de Ávila, con una capacidad de producción que pudiera alcanzar los 18 mil calentadores anuales; así como otras dos donde se producen molinos a viento IMECA y la EMBA en las provincias de Artemisa y de Granma, respectivamente, las cuales tienen posibilidades de manufacturar l 800 molinos al año, de establecerse tres turnos de trabajo.

Sin embargo, sostiene Guerra Campaña, están subutilizadas por diferentes causas y desperdician capacidades productivas que le ahorrarían importaciones a la economía nacional.

Más vieja que Matusalén

La energía hidráulica, o hidroenergía, es la tecnología más antigua empleada en obtención de electricidad. Una quinta parte de la que se produce a nivel mundial tiene ese origen.

Según Conrado Moreno Figueredo, profesor titular del Centro de Estudios de Tecnologías Renovables de la Cujae, en Cuba el uso de la hidroenergía como fuente de generación eléctrica data de principios del siglo XX, cuando se pusieron en explotación pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, entre los que figuran la pequeña central hidroeléctrica del río Guaso, en Guantánamo, con una potencia de 1 800 kW; San Blas, en Cienfuegos, con 2 000 kW; Piloto, con 295 kW y San Vicente, con 71 kW, ambas en Pinar del Río, y Barranca, en Granma, con 200 kW. A pesar de los años de explotación, todas funcionan.

Allá por las serranías

El empleo de la energía hidráulica también mejora la vida de los lugareños

 

Después de casi una hora por caminos zigzagueantes, al fin divisamos la comunidad de Manantiales, en el corazón del Escambray villaclareño. Al llegar, vemos a una decena de niños que juegan en el amplio portal de la tienda y a dos mujeres que mantienen una fluida conversación junto al mostrador:

-Ojalá podamos ver la novela esta noche -dice la primera.

-Mija, acuérdate de que la máquina no puede arrancar tanto tiempo -responde la segunda.

De tanto en tanto miran al cielo, como tratando de adivinar el próximo chubasco.

Para llegar a la minihidroeléctrica que suministra electricidad a este poblado hay que recorrer varios kilómetros por un angosto camino que desciende hasta la ribera de la presa Jibacoa y luego cruzarla en bote, hasta donde se encuentran instaladas dos turbinas. Una de estas, del tipo Peltón 16, -fabricada en la empresa Planta Mecánica-, está rota hace años y el local que la resguarda se halla en pésimas condiciones constructivas. Por suerte, instalaron otra en 2007, también Peltón, vertical de cuatro chorros, de procedencia italiana, dice su operadora Odalis Calderón Villa.

«Esta máquina está aislada del SEN y alimenta a las 44 viviendas de la comunidad, pero cuando hay sequía no puede generar corriente eléctrica de manera continua, solo trabaja unas horas en la mañana y al atardecer», explica Odalis.

La escasez de caudales, o estiaje, también afecta a otras pequeñas centrales hidroeléctricas (PCHE) ubicadas en las serranías. En el país existen 147 en funcionamiento, de las cuales 113 suministran electricidad a zonas aisladas, fundamentalmente en áreas de montaña, y 34 están conectadas al Sistema Electroenergético Nacional (SEN).

Según Rosell Guerra Campaña hasta la fecha se han rehabilitado 19. Se destaca la central Hanabanilla, la mayor de Cuba, con una potencia de 43 MW.

En el artículo Cuba 100 % con energías renovables, de Conrado Moreno Figueredo, doctor en Ciencias Técnicas y profesor titular del Centro de Estudios de Tecnologías Renovables (Ceter), de la Cujae, se afirma que no está en explotación el potencial hidroenergético en presas y embalses, ubicados en 232 sitios de Cuba, con una potencia estimada de 97.43 MW.

El investigador aconseja «comenzar la producción de picoturbinas hidráulicas (menos de 1 kW) dirigidas a suministrar electricidad a viviendas aisladas; así como el desarrollo y asimilación de turbinas hidráulicas de flujo variable y alta eficiencia, dirigidas al aprovechamiento de presas con baja carga, como son las destinadas al riego agrícola.

También señala que «existe otro potencial energético disponible para la generación de energía no empleado aún en ríos, canales y trasvases, así como en las conductoras de agua».

Precisamente, para dar mayor uso a esta fuente energética, el programa trazado por el Minem identificó 34 lugares donde instalar en los próximos años PCHE, que se encuentran en proceso de preparación y cuentan ya con el financiamiento, señala Guerra Campaña. Asimismo, actualmente se ejecuta la construcción civil de las centrales hidroeléctricas de Mayarí, en Holguín, y de la presa Alacranes, en Villa Clara, las cuales entrarán en servicio el próximo año.

Pasión por los motores

 

Entre planos y fundiciones, Manuel Nicado García está próximo a cumplir medio siglo en la Empresa Planta Mecánica de Villa Clara, donde se fabricaron unas 300 turbinas antes del período especial. Muchas llevan el sello de este ingeniero mecánico.

Pero de la producción de estas máquinas no se habló más hasta la aprobación, en 2014, de la política para el uso extensivo de las fuentes renovables de energía. A raíz de eso, «estamos volviendo a articular el equipo de hidroenergía en la fábrica, los técnicos, mecánicos y especialistas en montaje, y queremos buscar aliados», expresa el también inversionista de la empresa. Para volver a calentar los motores, planificaron en 2016 reparar unas 30 turbinas e igual cifra el próximo año.

«El patrón energético de Cuba está basado en el petróleo, es altamente consumidor de ese combustible fósil. Cambiarlo requiere, como ha planteado la dirección del país, introducir en el SEN otras fuentes energéticas, entre estas, la energía hidráulica. Hay un plan de producir 56 megavatios y para alcanzarlo Planta Mecánica también pondrá su granito de arena. Ya se aprobó construir 34 PCHE, con un crédito estranjero, parte del cual se empleará en adquirir máquinas herramientas que complementen el parque de la fábrica», argumenta Nicado García.

El ingeniero profundiza también en las ventajas económicas y en el impacto social de las centrales hidráulicas. En muchos países, apunta, son empleadas como una energía de pico, es decir, se conectan o desconectan del sistema en dependencia de la demanda. Cuestan mucho menos que las termoeléctricas y el tiempo de instalación también es menor. Necesitan poco personal para explotarlas y solo utilizan agua.

Su servicio mejora la calidad de vida de los habitantes de las serranías y contribuye a disminuir el éxodo hacia las zonas urbanas. Del cambio que trajo la minihidroeléctrica en Manantiales bien conocen Elizabeth García, Neisy Reyes Puentes, Eleuterio Gómez Rieche y muchos más que viven allí: «Es como si el poblado renaciera», dicen.

Fuente: http://bohemia.cu/en-cuba/2017/02/energia-renovable-invertir-la-piramide/