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Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (X)

«Engels solía ser más perspicaz que Marx en muchas cuestiones históricas, y en asuntos científicos, por no hablar de los militares»

Fuentes: Rebelión

Profesor de Historia de Europa y de Teoría de la Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Comahue (Argentina), Ariel Petruccelli ha publicado numerosos ensayos y artículos de marxismo, política y teoría de la historia. Es miembro del consejo asesor de la revista Herramienta. En esta conversación nos centramos en su […]

Profesor de Historia de Europa y de Teoría de la Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Comahue (Argentina), Ariel Petruccelli ha publicado numerosos ensayos y artículos de marxismo, política y teoría de la historia. Es miembro del consejo asesor de la revista Herramienta. En esta conversación nos centramos en su libro Ciencia y utopía, Buenos Aires, Ediciones Herramienta y Editorial El Colectivo, 2016. Se define como «marxista libertario con una amplia participación política en el movimiento estudiantil (en tiempos ya lejanos) y sindical docente». Ha cultivado el humor político en un colectivo de agitadores culturales (El Fracaso) que editó a lo largo de más de una década dos publicaciones satírico-revolucionarias: La Poronguita y El Cascotazo.

***

Nos habíamos quedado en este punto. ¿Por qué se cita, por qué es tan importante la carta -no enviada finalmente- de Marx al editor de la Otechestvennye Zapiski?

Es un texto en el que Marx repudia expresamente cualquier filosofía de la historia, como la que en ocasiones se vio tentado a defender, por influencia hegeliana. Es el primer texto surgido de la pluma de Marx, además, en el que considera posible que Rusia evite el desarrollo capitalista, como lo planteara Chernychevski. Marx cuestiona a un crítico que le atribuye a El Capital validez universal y, en consecuencia, una directa aplicación a la realidad rusa. Ante esto Marx responde:

«¿qué aplicación a Rusia podía hacer mi crítico de este esbozo? Sólo ésta: si Rusia tiende a convertirse en una nación capitalista como las naciones de Europa occidental -y en los últimos cinco años ha realizado muchos esfuerzos para lograrlo-, no lo conseguirá, a menos que primero transforme a la mayor parte de sus campesinos en proletarios; luego, una vez en el terreno del régimen capitalista, deberá soportar sus leyes despiadadas, igual que los otros pueblos profanos. Eso es todo. Pero es muy poco para mi crítico. Él insiste absolutamente en transformar mi esbozo histórico de la génesis del capitalismo en Europa occidental en una teoría histórico-filosófica sobre la evolución general, fatalmente impuesta a todos los pueblos, o cualesquiera sean las circunstancias históricas en las que ellos mismos se encuentren, para llegar, por fin, a esa formación económica que asegura la mayor expansión de las fuerzas productivas del trabajo social, así como el más completo desarrollo del ser humano. Pero le ruego que me perdone. Es hacerme demasiado honor y demasiado descrédito».

El texto culmina con una lección que merece ser recordada:

«Estudiando cada uno de esos desarrollos por separado, y luego comparándolos, se puede descubrir fácilmente la clave del fenómeno. Pero nunca se alcanzará el éxito con la llave maestra de una teoría histórico-filosófica general, cuya suprema virtud consiste en ser supra-histórica».

No está mal, nada mal. Por cierto, ¿por qué no llegó a enviar esa carta?

Hay algo de pulla polémica al respecto; pero habiendo estudiado el asunto creo que la razón es que, por las fechas en que la escribió, el recrudecimiento de la censura haría correr un gran riesgo a la supervivencia legal del periódico que la publicara. Existe una carta privada de Marx en la que explica que la suspensión de su correspondencia con Rusia en los meses en los que redactó la famosa carta, se debió a advertencias expresadas por amigos rusos en el sentido de los riesgos que corrían quienes recibieran misivas suyas, por más inocente que fuera su contenido.

Incluye usted una digresión que llama «Marxismo y evolucionismo». ¿Qué es eso del evolucionismo en término sociohistóricos? ¿Lo es el marxismo o alguna de sus tradiciones?

Como expuse anteriormente, hay muchas formas posibles de evolucionismo. Y hay también definiciones muy diversas de «evolución» y de «evolucionismo». El evolucionismo ingenuo y unilineal propio del siglo XIX es hoy en día insostenible. En la medida en que Marx y Engels (o marxistas posteriores) defendieron un evolucionismo de este tipo, su pensamiento ha sido refutado. Pero no creo que todo lo que escribió Marx al respecto sea evolucionismo unilineal. Pienso, con todo, que hay en Marx un sustrato evolucionista; y que el mismo puede ser defendido, porque no todo evolucionismo es erróneo. Las teorías evolucionistas suelen tener mal prensa en las izquierdas debido al uso político-ideológico que se ha hecho del evolucionismo: básicamente empleado para justificar el colonialismo. Pero una cosa es rechazar el empleo ideológico de una teoría (o familia de teorías); y muy otra es refutar su contenido estrictamente cognitivo. Si tomamos las condiciones que harían evolucionista a una teoría propuestas por E. O. Wright, se observa que existen muchas teorías evolucionistas respetables actualmente en vigencia, entre ellas el marxismo. Para Wright, una teoría, para ser catalogada de evolucionista, debe satisfacer tres requisitos: 1) contener una tipología de las formas sociales que potencialmente apunte hacia algún tipo de dirección; 2) que sea posible ordenar estas formas de sociedad de tal forma que la probabilidad de quedarse en el mismo nivel de la tipología sea mayor que la probabilidad de regresión; 3) que en esta tipología ordenada haya una probabilidad real (no necesariamente mayor que la probabilidad de regresión) de pasar de un determinado nivel de la tipología al siguiente nivel superior. Estos tres requisitos los satisfacen muchas concepciones marxistas contemporáneas, pero también el pensamiento de autores no-marxistas de renombre mundial, como Antony Giddens, Walter Runciman, Ernest Gellener, Mario Bunge e, incluso aunque más ambiguamente, Michael Mann.

Ya que cita a Bunge, le pregunto por él. ¿Le interesa su obra? ¿Tiene influencia en la intelectualidad argentina?

Me interesa, sí. No he leído íntegramente su obra -que es amplísima aunque muchas veces repetitiva- pero lo he leído mucho y he analizado críticamente su concepción «sistémica» en un apartado de El marxismo en la encrucijada. Sus libros, al menos algunos de ellos, se pueden conseguir con cierta facilidad en Argentina; sin embargo, no creo que tenga mucha influencia entre la intelectualidad local. Cuando le cité en una vieja controversia sobre epistemología y marxismo que mantuve con Enrique Dussel, muchos me lo reprocharon: veían en Bunge nada más que un positivista (lo que no es cierto, claro).

Tienes razón, no es cierto, sin que por lo demás ser positivista sea un pecado mortal-muy-mortal.

Le hago una pregunta similar a una ya hecha: ¿dónde reside la importancia de la carta que Marx escribe en 1881 a Vera Zasulich?

Reside en que Marx rechaza el que se adjudique a su exposición histórica en El Capital un carácter universal, y contempla la posibilidad de evitar el desarrollo capitalista. El Marx pensador de lo posible, no de lo inevitable, emerge claramente en esa carta.

¿El Capital gozó, como a veces se ha informado, de una «gran popularidad» en Rusia? ¿Entre qué capas sociales?

A veces se dice que lo leyeron los burgueses. No creo que sea del todo exacto. Sus lectores fundamentales, creo, fueron miembros de la inteligentsia: intelectuales en general, pero no muy burgueses que digamos. Muchos de estos intelectuales eran sumamente pobres, y algunos estaban dedicados en cuerpo y alma a la revolución.

Hace usted referencia a Riazanov en un determinado momento. ¿Qué papel jugó en este asunto? ¿Qué opinión tiene de este editor y estudioso?

Riazanov fue un gran editor y estudioso de la obra de Marx. Desgraciadamente, las condiciones en las que le tocó actuar (dominio del dogmatismo stalinista) lo condicionaron un tanto negativamente. Ocultó las cartas de Marx que hemos comentado, tan poco encajables en los dogmas del momento.

Marx y Engels coincidieron en sus análisis sobre la evolución del capitalismo en Rusia? ¿Hay aquí un Marx gegen Engels o un Engels desarrollista gegen un Marx más temperado?

Hay algo de eso, sí. Pero yo no exageraría la nota. Me resisto a achacar todos los males a Engels, con tal de salvar a Marx. Engels solía ser más perspicaz que Marx en muchas cuestiones históricas, y muy superior en su conocimiento de asuntos científicos, por no hablar de los militares. A veces se subestima a Engels. Con todo, yendo a su pregunta específica, creo que Marx y Engels coincidieron en su análisis del desarrollo económico de Rusia, así como en las posibilidades que el mismo abría; con una salvedad. Marx fue más proclive a conceder cierta autonomía a la revolución rusa, y a pensar que podría insertar en sus tradicionales estructuras colectivistas la nueva tecnología desarrollada por el capitalismo bajo formas privadas de propiedad. Engels, por el contrario, siempre insistió en la necesidad de una revolución del proletariado occidental, para que, con su socorro, Rusia pudiera desarrollar el socialismo evitando el capitalismo.

¿Por qué es tan polémico el prólogo al MC de 1882? ¿Quién lo redactó finalmente?

Es un texto que lleva la firma conjunta de Marx y de Engels. En el mismo se liga el futuro de la revolución rusa al del proletariado occidental, cosa en la que Engels siempre había insistido, pero no Marx. Al parecer lo redactó Engels, pero no hay razones para pensar que Marx estuviese en desacuerdo y lo firmara sólo por un estado de depresión anímica producto de la muerta de su compañera de toda la vida Jenny, como lo planteara Haruki Wada. Marx creía en 1882 que una revolución rusa era inminente, y esperaba que ella diera impulso a revoluciones en Occidente. La hipótesis de revoluciones que se complementan y potencian mutuamente era la que tenía ante sus ojos al momento de entregar el manuscrito del Prefacio, y en esta relación de potenciación y complementariedad, a Rusia le correspondía el papel de iniciadora. Los rusos no debían esperar el levantamiento del proletariado occidental para lanzarse al asalto del poder zarista; en realidad era al revés: la revolución rusa habría de dar la señal a los obreros de Occidente. La hipótesis de qué sucedería si la revolución rusa no era sucedida o acompañada por revoluciones en los estados industrializados -hipótesis que a Marx le parecía improbable- podía ser dejada de lado, lo cual además permitía el consenso con Engels, quien siempre estuvo convencido de que el futuro del socialismo ruso dependería de las revoluciones occidentales. Este último argumento, desde luego, no es más que una conjetura. Pero creo que es una conjetura plausible y productiva.

No comulga usted mucho con las tesis de Dussel en estos asuntos. ¿Por qué? ¿Dónde se ubican las diferencias?

Creo que Dussel, por razones políticas atendibles, culmina haciendo mala exégesis y, además, soslayando ciertas cuestiones teóricas importantes. Dussel deplora al colonialismo, y observa con claridad e indignación cómo las teorías evolucionistas le sirvieron de justificación. Comparto ese análisis y su indignación. Sin embargo, me resisto a reducir al evolucionismo a los usos que de él se hicieron. Hay problemática planteada por el evolucionismo que son sensatas y atendibles, con independencia de los usos perversos que se hiciera o se haga de esas teorías. Por otra parte, creo que Dussel se ve tentado a atribuir a Engels todo lo que no le gusta, para mejor salvar a Marx. Yo no veo un corte tan claro en el pensamiento de ambos amigos. Y, en todo caso, incluso de los errores de Marx y de Engels se puede aprender mucho. Si fueron evolucionistas, ello no es necesariamente algo deplorable.

Me salgo del guión. Errores de Marx y Engels: ¿qué errores?

Errores analíticos y políticos. De algunos ya hemos hablado, por ejemplo la creencia en que existen «pueblos sin historia», o las endebles premisas meta-éticas (hegelianas) que les llevó a subestimar la importancia de la moral. Pero se podrían mencionar otros: como la escasa vitalidad que atribuyeron a los nacionalismos; el tratamiento que da Marx a Simón Bolivar (al respecto es insustituible la obra de Pancho Aricó, Marx y América Latina); cierta concepción ingenua del «progreso» (corregida luego, al menos por Marx); cierta tendencia por parte de Marx a entusiasmarse con obras pseudo-científicas (corregida usualmente por la perspicacia engelsiana); etc.

No quiero abusar más pero me gustará volver a preguntarle sobre las páginas finales de este capítulo. La última, me inspiro en una nota a pie de página: ¿revolución permanente y revolución ininterrumpida son dos nombres del mismo Ser en construcción?

Me parece una excelente manera de abordar el asunto. Yo no lo podría expresar mejor.

* * *

Nota de edición.

Entrevistas anteriores:

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (I). «La perspectiva materialista en los términos de Marx que asumo puede sintetizarse en la sentencia: ‘el ser social determina la conciencia social'» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238338

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (II). «El socialismo como la organización de los productores libremente asociados nunca vio la luz, salvo a pequeña escala o por momentos fugaces» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238571

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía en Marx y en la tradición marxista (III). «Sobre el marxismo sin ismos de Paco Fernández Buey tengo la mejor de las opiniones. En realidad la tengo del conjunto de su obra» (*) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238794

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IV). «Antoni Domènech ha realizado un estudio histórico magistral del concepto de fraternidad» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239177

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (V). «Intento mostrar que Marx tuvo -hasta finales de los sesenta del XIX- una concepción relativamente ingenua del proceso de expansión capitalista» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239526

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VI). «Para Marx las cosas verdaderamente valiosas son las que constituyen un fin en sí mismas y no un mero medio para otra cosa» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239785

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VII), «La concepción usual de la dialéctica en la tradición marxista se basa en generalidades como la negación de la negación» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240133

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VIII)

«La pasión política es tomar la política como una necesidad vital, como un fin en sí mismo y en el que se juegan las convicciones» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240735

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IX). «Marx, en sus últimos años, corrige algunas concepciones suyas de años anteriores; pero no veo una ruptura total o completa». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241240 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.