Otra vez lo de siempre: la misma ensordecedora propaganda, los mismos paparazzis en la sección nacional de los periódicos y la misma sinrazón elevada al grado de rito oficial. Otra boca a la que alimentar… dos cientos nuevos escoltas, más retoños, más títulos de ‘honor’ y ‘grandeza’, más palacios, más vergüenza ajena y más injusticia social.
Como era de esperar, todos los medios de propaganda del régimen se han puesto al servicio del tirano, buscando el favor del autócrata que se encuentra en la cima de nuestra «democracia», y procurándole las ya acostumbradas dosis de pleitesía a través de una nueva y masiva edición de ruido mediático.
No se permite pensar, la menor disidencia es rápidamente silenciada y sus autores depurados… ni una sola nota debe desentonar con el clamor general de adoración a los semi-dioses.
Da auténtico asco poner cualquier canal de televisión y no poder evitar encontrarte con la familia de militares que fue elegida por Francisco Franco para que continuaran con la gran obra de su vida: impedirnos elegir a nuestros propios gobernantes a través de las urnas.
Por descontado, nada se improvisa: todo este vergonzoso espectáculo sigue unas directrices y un guión largamente ensayado, revisado y aprobado. Solo oiremos, veremos y leeremos aquello que debamos oír, ver y leer, y además, lo haremos en el preciso orden en el que alguien haya determinado de antemano.
Antes de doce horas después de tener lugar el «feliz acontecimiento», nos presentarán la cara regordota y mimosa de una entrañable criatura. Por primera vez se nos autorizará a conocer su nombre, que en adelante será repetido a modo de invocación jaculatoria, y ya veréis, como al pobre infeliz de la voz en off le obligan a leer burradas como «qué inteligente parece», «ha salido a la madre», «tiene los ojos de su padre», «es la viva imagen de Luis XIV», etc.
Por supuesto, nadie dirá que esta noche una inmigrante subsahariana dio a luz en una patera, cuando se encontraba a ocho millas náuticas del Estrecho… nadie nos dirá que hubo complicaciones post-parto, y que el bebé indocumentado nació huérfano… y sobretodo, nadie establecerá comparaciones, ni hará preguntas incómodas. «¿Qué tendrá que ver -dirá más de uno- la hija de esa negra, con el alto honor que asiste a Doña recién-nacida?, esta niña, un día podría reinar sobre nosotros, por designio divino, sacrificando su vida por nuestra libertad, para que nosotros podamos seguir gozando de la ‘democracia’ que su abuelo nos proporcionó».
Nos recordarán una y otra vez cual es el orden en la línea sucesoria, sin decirnos que según el artículo 62.h de la pseudo-constitución de 1978, ese tierno bebé puede terminar dando órdenes a nuestros generales y almirantes, al estilo Isabel II -no daré más detalles, so pena incurrir en delito, tan solo os invito a consultar cualquier tratado histórico que trate de este particular-.
Ya para terminar, una última reflexión: desde el punto de vista de la legislación electoral, ¿es legal que nazca una nueva candidata a la política de los no-electos en plena precampaña electoral?, ¿debería haber intervenido la Junta Electoral Central para retrasar el nacimiento?, ¿hay que seguir algún patrón informativo, para evitar favorecer a cualquiera de los dos partidos que encabezan esa serpiente bicéfala que es nuestra partitocracia?
En fin, ¡vivan las nietas del becario de Franco!