El vertido de residuos tóxicos y radiactivos al embalse de Flix, en el río Ebro, además de su enorme gravedad, tiene otras muchas ramificaciones. 1. En primer lugar llama la atención como durante cerca de un siglo la empresa química Erkimia (Ercros) ha estado contaminando el río Ebro con total impunidad. Parece que unos pocos […]
El vertido de residuos tóxicos y radiactivos al embalse de Flix, en el río Ebro, además de su enorme gravedad, tiene otras muchas ramificaciones.
1. En primer lugar llama la atención como durante cerca de un siglo la empresa química Erkimia (Ercros) ha estado contaminando el río Ebro con total impunidad. Parece que unos pocos centenares de puestos de trabajo lo justifican todo. Incluso hoy, cuando el caso salta a los medios de comunicación, a muchos habitantes de Flix (pueblo gobernado por ERC) les preocupa más el posible cierre de la empresa que la contaminación y sus efectos en la población, incluidos los propios habitantes de Flix, un pueblo que figura en las publicaciones internacionales, por el efecto de los organoclorados en la propia población.
2. El principio de «el que contamina, paga», sigue siendo aún hoy más un deseo que una realidad. Ercros no va a hacerse cargo de la descontaminación, porque está casi en quiebra. ¿Y qué decir de la producción limpia?
3. El papel del PP: el ex ministro Piqué fue presidente de la empresa Erkimia (Ercros), y posteriormente consiguió varios miles de millones de pesetas de ayudas oficiales para la empresa que había presidido. El juicio se cerró en falso, gracias a la enorme presión del gobierno del PP, pero el dirigente del PP en Cataluña tiene enormes responsabilidades en la contaminación.
El PP, igualmente, a través de la exparlamentaria europea y hoy directora de la Fundación Entorno, Cristina García Orcoyen, consiguió que la Unión Europea hiciera una excepción con España y autorizase la producción de dicofol, un hidrocarburo clorado que se produce a partir del DDT, y cuya estructura química está muy relacionada con el propio DDT y posee propiedades similares. Montecinca, ubicada en Monzón (Huesca), ha contaminado el Ebro con DDT, y la responsabilidad directa se debe a los buenos oficios del PP y su exdiputada. Curiosamente la prensa ha silenciado el papel de la «ecologista» del PP.
El mismo PP, en la etapa de Jaume Matas y la hoy diputada por Murcia Elvira Rodríguez, hizo la vista gorda con la contaminación de Flix, y hubo que esperar al gobierno del PSOE para que por primera vez se abordase el problema en serio, destinando más de 100 millones de euros a la descontaminación. El PP, empeñado en el trasvase, ocultó la contaminación del Ebro, porque no servía a sus intereses electorales.
Pero las responsabilidades del PP no acaban aquí. El empeño en trasvasar las aguas contaminadas del Ebro es llamativo, como lo es el silencio del PP y los medios de comunicación que sirven a sus intereses ante la contaminación del Ebro, los mismos medios que se han lanzado a una campaña demagógica en la Comunidad valenciana, en Murcia y en Almería, contra el gobierno, por suspender el trasvase del Ebro y ofrecer una alternativa más sensata para llevar agua a menor coste, de más calidad, con menor impacto ambiental y antes.