¿Recuerdan el poema apátrida de Erich Fried? Quién manda aquí, preguntaba el brechtiano poeta alemán. El pueblo se respondía. Claro, claro, el pueblo. Por supuesto, por supuesto. Pero, preguntaba de nuevo Fried, dejemos aparte liturgias retóricas y vacías: ¿quién manda realmente? Sigamos el sendero de Fried: ¿quién manda realmente en el asunto del GDM [el […]
¿Recuerdan el poema apátrida de Erich Fried? Quién manda aquí, preguntaba el brechtiano poeta alemán. El pueblo se respondía. Claro, claro, el pueblo. Por supuesto, por supuesto. Pero, preguntaba de nuevo Fried, dejemos aparte liturgias retóricas y vacías: ¿quién manda realmente?
Sigamos el sendero de Fried: ¿quién manda realmente en el asunto del GDM [el gran defraudador y manipulador], en la estrategia de Jordi Pujol molt ex honorable? No tengan dudas: él, perdón… ÉL, el molt ex honorable, que sigue marcando el paso del que sigue siendo su partido (¿nadie se atreve a exigir, incluso a sugerir su expulsión?, ¿se imaginan un caso así en IU, en el PSUC-viu o en Podemos?, ¿qué pensaríamos si un GDP así siguiera siendo militante de IU por ejemplo?). Se hace, con alguna vocecita crítica para calmar los nervios y muy de cara a la galería, lo que él y su equipo de asesores y defensores -¡nombres, nombres,…»todos los nombres» que diría Saramago, el del ex dirigente del Partido del Trabajo-Treball incluido!- quieren que se haga. Ni más ni menos, sin matices ni observaciones. Ningún paso en falso, con algún error ocasional tal vez. A toque de pito político-militar-todos-a-una. Manda quien manda y Él (y ELLA por supuestísimo) siguen mandando mucho. Tienen a muchos cogidos por el cuello y por singulares y más que curiosos abonos en sus cuentas corrientes y no tan corrientes.
Una prueba: el ex banquero, como es sabido, se ha adherido a la estrategia judicial de su hijo mayor, don Jordi Pujol Ferrusola (mil veces defendido por doña Marta-això-és-una-dona), con estudiadas acciones obstruccionistas de la justicia. Por ello, se ha querellado contra el sistema bancario andorrano para evitar que llegue más información relevante de la situación y para contaminar la que circula con la mancha del delito. Objetivo: hacerla inútil judicialmente; que no sea una prueba válida. La tesis mil veces repetida del abogado defensor francés sobre los procedimiento intachables. ¿Casa lo anterior con el paso de la carta de 25 de julio citado oportunamente por Ramoneda (para quien, ¡qué cosas que se escriben!, «la ambición es sana, porque despierta el lado creativo de la voluntad de poder; la codicia es ciega y, a la larga, autodestructora»)? ¿Con qué paso? El siguiente. Es don Jordi Banca Catalana quien escribe y habla: «El compromiso absoluto de comparecer ante las autoridades tributarias y, si es necesario, ante instancias judiciales, para acreditar estos hechos y de esta forma acabar con las insinuaciones y comentarios.» [1] ¡Compromiso absoluto! ¡Qué risa tía Felisa, qué cara benvolguda Marta!
Así, pues, don Pujol ex honorable no tiene ninguna prisa por acudir al Parlamento catalán. Ninguna. Según parece, así se lo ha hecho saber a los dirigentes de CDC, el partido que fundó hace casi cuatro décadas, su partido de toda la vida, el partido en el que sigue militando. «No iré al Parlament antes de que mi hijo vaya al juzgado» [2] Según algunos dirigentes de CDC, esta es la frase con la que ha advertido de sus intenciones a la cúpula nacionalista, la suya, sus amigos de toda la vida. Incluyendo, por supuesto, al máximo responsable político actual: su hijo político, don Artur gobierno-de-los-mejores Mas.
Mientras llega el 15 de septiembre, lunes, cuatro días después de la uve independentista, Jordi Pujol se pone gallito y cínico y declara -el pasado miércoles, 27 de agosto, a TVE-, «que el Parlamento catalán aún no le ha convocado formalmente a comparecer». Primero le han de citar señala. Y, efectivamente, no lo han hecho aún. El acuerdo para que dé explicaciones sobre su fortuna oculta se adoptará el próximo martes en la Comisión de Asuntos Institucionales, con el voto afirmativo de todos los partidos y la más que probable abstención, si no hay presiones en sentido contrario, de CiU. En otras ocasiones, como se sabe, el mismo día en que se llama formalmente a alguna persona a comparecer ésta acude a la Cámara. No en este caso.
Fuentes del Parlament han ratificado las intenciones de don Pujol. El ex banquero ha comunicado a la Mesa de la Cámara que no acudirá el 2 de septiembre. De eso nada, monadas. Tampoco lo hará antes de la Diada. El ex honorable, por el momento (insisto: por el momento, no tiene obligación legal de hacerlo), no ha negado que acuda a explicarse. Queda por determinar cuándo y cómo. No sería imposible que su comparecencia (más que demediada) fuera en momentos propicios para él, cuando la ciudadanía esté pendiente de otros menesteres políticos y de otras instituciones.
Para calibrar la correlación de fuerzas reales -y aparentes- del caso, vale la pena recoger las recientes declaraciones, tras la reunión que mantuvo la dirección del partido para abordar el calendario político, de Josep Rull, el coordinador general independentista de CDC, el sustituto de don Oriol Pujol Ferrusola, el programado para ser el heredero de Mas el heredero: «Hemos hecho las sugerencias públicas y privadas de que se deben dar explicaciones». Añadió que en esa reunión no se habló del caso Pujol (es decir, se habló como es de toda evidencia). El gran asunto se abordará en el comité ejecutivo que la formación ha convocado para el próximo lunes. Vale. «Ya hemos dicho todo lo que teníamos que decir», añadió. ¿Todo? ¿Qué se incluye en ese todo?
Si el ex presidente no acudiese finalmente, o si lo hiciera y diera explicaciones poco convincentes y mínimas sobre su fortuna oculta (el panorama más probable), ERC ha anunciado que «secundará la creación de una comisión de investigación sobre el fraude fiscal en Cataluña que incluya a la familia Pujol». ¿Nos los creemos? Otras formaciones, mayor sensatez imposible, «pretenden incluso extender esa investigación al cobro de supuestas comisiones durante los Gobiernos de CiU». ¿Qué si no? ¿Es posible pensar en otro escenario?
No hay expiación posible sin el restablecimiento de la verdad, apuntan algunos en términos un pelín religiosos. Este era el único compromiso que podía redimir mínimamente a Pujol el ex honorable ante las muchas personas que confiaron en él y se sienten engañados. Explicarlo todo, caiga quien caiga, ha remarcado Ramoneda. ¡Válgame Dios qué cosas que dice el filósofo-siempre-bien-situado! Si no lo hace, ha añadido, «habrá perdido definitivamente la batalla para sobrevivirse». No sólo eso: «Nos pondrá muy difícil un balance mínimamente objetivo de lo que fueron sus años de gestión, contaminados por la mentira y el encubrimiento.» ¿He leído contaminados? ¿Sólo contaminados? ¿He leído bien? ¿Balance objetivo de sus años de gestión? ¿Objetivo? ¿De gestión y moralina permanente? ¿Le importa realmente a Pujol en estos momentos su papel en la Historia? ¿No cuenta con revisiones afables en una o en dos décadas?
En cualquier país medianamente serio, ha señalado Francisco Morente, ya se habría creado una comisión parlamentaria de investigación. Pero, como es sabido por todos, la seriedad y honradez políticas no son atributos que se nos puedan atribuir. Ni más acá del Ebro ni más allá. También en estos somos más que parecidos, gemelos más bien.
Más allá de la comisión de investigación, algo que CiU por razones más que evidentes (¿a quiénes podría afectar el ventilador encendido a toda marcha?) se niega a apoyar, es de temer que la comparecencia del ex presidente de Banca Catalana sea como un globo deshinchado y sin apenas núcleos de aire sano y realmente informativo.
Francisco Morente ha apuntado las dos estrategias simultáneas y en absoluto contradictorias de la dirección política convergente: «La primera consistió en desvincularse de Pujol tan rápidamente como fuese posible, hasta el punto de que, a día de hoy, podría parecer que el ex Molt Honorable en realidad no ha tenido nunca nada que ver con ellos». Mediante la segunda, recuerda, «se activó todo el poder propagandístico de la seva para relativizar el asunto, dimensionarlo a la baja y presentarlo por el perfil menos desfavorable: el del arrepentimiento y la expiación.» El magnífico historiador de la UAB no lo dijo pero estaba implícito: el desvincularse de Pujol es un juego de tronos,… perdón, de apariencias quería decir. La «cosa en sí y para sí» es otra cosa. Son parte sustantiva del mismo tronco, del mismo proyecto de fer país.
Alguien tan bien informado como Josep Ramoneda, nunca el poder ni sus prolongaciones le han sido lejanas ni ajenas, ha comentado que en los últimos meses, el molt ex honorable «había susurrado a amigos o conocidos una enigmática frase: «Yo ya no lucho para sobrevivir, lucho para sobrevivirme». Si por sobrevivirse hay que entender dejar una imagen cincelada a gusto de sí mismo para la posteridad, hay que decir que Pujol ha fracasado en su empeño.» ¿Para siempre? ¿Estamos completamente seguros? ¿No hizo lo que hicieron muchos, se dirá? ¿No se sacrificó por el país, se recordará y se volverá a repetir? ¿No hay que tener en cuenta su entrega desinteresada por Catalunya en muchas de sus actuaciones, se apuntará? Verán la música que sonará en breve. El revisionismo no es precisamente un humanismo crítico y poco o nada tiene que ver con la verdad.
A pesar de discrepar en muchas cosas, ha escrito un más que prudente Ramoneda, «siempre me gustó conversar con él, siempre me interesó su sentido del poder, siempre me sorprendió su cultura política y siempre me dejó alguna señal inquietante entre sus palabras». ¿Le interesó su sentido del poder, su cultura política? ¡Señales inquietantes entre sus palabras! ¡Qué sofisticado, qué comprensivo don Ramoneda! Mala herencia de la peor (que no es toda) filosofía francesa: del poder y de sus deslumbramientos.
Notas:
[1] Tan moderado y prudente políticamente, Ramoneda es capaz de señalar: «Todo ciudadano tiene derecho a defenderse por todos los mecanismos que le ofrece la ley, aunque todos sabemos que hay demasiadas facilidades para que, con dinero y buenos abogados, lo que deberían ser instrumentos garantistas se convierten en vías directas a la impunidad…»
[2] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/08/27/catalunya/1409168368_236185.html
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