La cosa está que arde en el seno de los grupos de izquierda. Los movimientos que se están dando pueden dar lugar a una reconfiguración de ese espacio político. Podemos se ha erigido en la fuerza con más posibilidades de competir de cara a las elecciones generales, además de haber sido la más votada en […]
La cosa está que arde en el seno de los grupos de izquierda. Los movimientos que se están dando pueden dar lugar a una reconfiguración de ese espacio político. Podemos se ha erigido en la fuerza con más posibilidades de competir de cara a las elecciones generales, además de haber sido la más votada en las autonómicas dentro de ese espacio. Otra cosa han sido las municipales, donde IU ha mantenido un buen nivel, salvo Madrid, y ante todo han tenido éxito numerosas candidaturas de unidad popular. Y ha sido esto último lo que ha abierto un nuevo camino de esperanza de cambio en mucha gente, diversos grupos políticos y numerosos colectivos sociales y ciudadanos. Desde Podemos, sin embargo, se ven las cosas de una forma diferente, ofreciéndose como el referente aglutinador para el cambio.
Los prolegómenos de un no querer
Hace tres semanas se escenificó una entrevista entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón, donde el dirigente de Podemos rechazó la propuesta del candidato de IU para conformar candidaturas de unidad popular de cara a las elecciones generales. Al día siguiente de la reunión se publicó una entrevista a Iglesias (leer «No quiere(n) ir con IU»), realizada con anterioridad, en la que utilizó calificativos como «cenizos» o «típico izquierdista tristón, aburrido, amargado» referidos a la gente de IU. Ante las múltiples reacciones negativas que provocó, primero intentó matizar lo dicho, reduciendo sus calificativos a una minoría de dirigentes, para después acabar pidiendo disculpas.
Luego vinieron días de aparente sosiego y buenas palabras. Pero a la vez que en distintos ámbitos se multiplicaban las propuestas de confluencia de los distintos grupos políticos, colectivos ciudadanos y movimientos sociales en candidaturas de unidad popular, en Podemos se lanzaba la propuesta de una lista plancha para todo el estado de cara a las elecciones generales donde se incluyera a gente de la organización y de fuera de ella. La forma de confeccionarla y el método propuesto para su votación generó críticas internas y también de personas alineadas en su entorno. Entre las personas no pertenecientes a Podemos contemplaba Iglesias que estuviera Alberto Garzón, al que le hizo un ofrecimiento personal. Garzón lo rechazó y lo hizo público de inmediato.
Ahora en Común
Hace unos días salió a la luz la plataforma Ahora en Común, con un llamamiento a la confluencia en candidaturas de la gente y para la gente dentro de un proyecto de cambio. Se basa en las experiencias de las candidaturas municipalistas y el enorme poder de convocatoria y apoyo ciudadano obtenido. Ha sido una iniciativa desde abajo, propuesta por periodistas, artistas y personajes relevantes de colectivos ciudadanos, habiéndose adherido numerosas personas a título individual, sumando, hasta ahora, más de 20.000. Se trata de gente independiente, de militantes de grupos políticos, como Podemos, Equo, IU Cha, Anova…, y también de cargos públicos de distintas instituciones representativas, desde ayuntamientos hasta el Parlamento de Europa.
El viernes tuvo lugar el primer acto público de Ahora en Común, que se concretó en una asamblea en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y que fue retransmitida por eldiario.es. Hubo intervinientes, como Garzón, que remarcaron que no se trataba de un frente contra Podemos, insistiendo en la necesidad de la unidad. En diversas ciudades ya están conformando las plataformas que buscan ese objetivo.
El posicionamiento de Podemos
La reacción desde Podemos se puede sintetizar en la idea de que así no se ganan las elecciones, a la vez de erigirse en el referente político para el cambio. Para Iglesias se trataba de una maniobra de IU y de pretender jugar en el terreno donde el enemigo querría situar a Podemos.
El domingo celebró una conferencia política en Vallecas bajo el epígrafe de Foro por el Cambio. Lo más llamativo ha sido que han cerrado filas en torno a lo que Pablo Iglesias y el núcleo dirigente de Podemos llevaban defendiendo en las últimas semanas. Han conseguido incluso que se visualicen dos apoyos importantes de quienes, hasta ahora, había parecido que eran díscolos o voces discordantes. Nada más lejos de la realidad. Uno de esos apoyos ha sido el de Pablo Echenique, que dijo: «Máximo de los respetos a todas las iniciativas que algunas de las personas que conozco apoyan, pero en este momento es mucho más importante para la ciudadanía que las fuerzas políticas no se dediquen tanto a hablar de sí mismas, sino a hablar de los problemas reales de la ciudadanía». El otro, de Juan Carlos Monedero, que se marcó esta frase entre gloriosa y graciosa: «Con una suma de cabecitas de ratón no se constituye sino un ratón Frankenstein».
Dos de los escuderos de Iglesias cumplieron con su papel. Rafael Mayoral se salió con un «en este momento no hay marcos de integración en ninguna parte» o un «no es al izquierda la que va a traer el cambio, sino la gente». Íñigo Errejón, por su parte, fue más rotundo en sus palabras, aludiendo implícitamente a IU como «los damnificados» de las elecciones pasadas, para soltar después un fuerte pildorazo que va más allá de lo dicho hasta ahora, al responsabilizar a otros grupos y/o plataformas de un posible fracaso electoral: «Está claro a quién le interesa un frente de izquierdas: a quien le interesa que las cosas no cambien».
La única voz discordante fue la de Lola Sánchez, eurodiputada, que se declaró leal a su partido, «pero le pido que se abra, porque no podemos permitir que nos encontremos con dos papeletas a la hora de votar. Añadió que «Ahora en Común y Podemos decimos lo mismo. Tenemos que encontrar la manera de que a la hora de votar la gente se encuentre con una papeleta de la gente que defiende a la gente».
Pero fue Pablo Iglesias, lógicamente, quien en su intervención marcó las claves del camino a seguir por Podemos. En su mayor parte estaban referidas a quienes, cada vez de una forma más explícita, ya ven como rival político por su flanco izquierdo, con una vuelta al lenguaje beligerante, después de la moderación con que se empleó los días anteriores. Los ataques al PP le ocuparon menos tiempo, mientras que el PSOE parecía que no existía. Éstas serían las líneas fuerza de su discurso:
a) Sobre IU: «No tenemos la obligación moral de salvar a la izquierda, sí de mantener alta la llama de la justicia social».
b) Sobre Ahora en Común: «Ahora parece que algunos dicen que nos tenemos que disolver, que la marca Podemos ya no sirve, que se ha quedado vieja. Que me perdonen, pero no voy a ceder al chantaje (…) de quienes ponen 500.000 votos encima de la mesa (…) [para] dejar a Podemos sin 30 diputados».
c) Sobre IU: «Dijimos: ‘¿por qué no hacemos unas primarias abiertas para generar un revulsivo en las elecciones europeas?’. Nos dijo el pitufo gruñón: ‘mal, las primarias es cosa de americanos’. Entonces hablamos de casta para señalar a las élites políticas y financieras y dijo: ‘mal, casta, no. lo que hay es lucha de clases’. Y le dijimos: ‘hemos leído a Don Carlos, a don Vladimir y no sirven para colgarlos en las paredes, sino para analizar la realidad’. ¿Qué nos dijo?: ‘marxismo, el que tengo aquí colgado en la pared’. (…). La patria no tiene que ver con la bandera. Tiene que ver con sentirse orgulloso de los servicios públicos (…). No te enteras, pitufo gruñón, no les vamos a regalar nuestro país nunca más a los de arriba».
d) Sobre Syriza: «Llevamos un año y medio preparándonos para gobernar. Espera, Alexis, que ya llegamos, y vamos a ser más fuertes. Los revolucionarios de verdad, no los de las banderitas y los postres, saben que tienen que tomar decisiones difíciles».
e) Sobre el PP: «Esta mañana el PP tenía una conferencia política y Rajoy y sus muchachos han dicho básicamente una cosa: ‘Que viene el lobo’. En el fondo a Rajoy el lobo le gusta y por eso ha puesto un círculo en el logotipo del partido. Sólo le falta a Rajoy dejarse coleta y a Pablo Casado llevar zapatillas como Errejón».
¿Qué puede ocurrir?
Que la situación está difícil, no cabe duda. Es más, creo que ahora las mayores posibilidades están en que se configuren dos opciones por la izquierda: la de Podemos y la que está naciendo en torno a Ahora en Común. Quizás haya algunas excepciones en Cataluña y Galicia, dada la postura unitaria que en esos territorios tiene Podemos. Pero todo está por ver, porque las variables son diversas. En el caso de Cataluña, por ejemplo, existe voluntad unitaria de cara a las elecciones autonómicas de septiembre, pero está por ver qué ocurrirá en las generales. Tampoco sabemos el alcance que puede tener el germen de Ahora en Común, en gran medida del empuje ciudadano que haga posible lo que es una necesidad .
Por ahora Podemos se está basando en las previsiones de los sondeos, que lo sitúan entre los cuatro principales partidos en disputa para ganar las elecciones, junto con PP, PSOE y Ciudadanos. Pero aún no se han hecho sondeos con la presencia de una plataforma de confluencia de la izquierda, como previsiblemente sería el caso de Ahora en Común.
Lo que resulta evidente es que la división de la izquierda en dos candidaturas las perjudica. Eso explica las diatribas lanzadas ayer desde Podemos contra lo que está emergiendo y, en mayor medida, contra IU, de la que intenta que se visualice como promotora. Los meses próximos van a resultar interesantes. Y decisivos.
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