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Manifiesto de 'Socialismo 21' ante la Huelga General

Es la hora de luchar

Fuentes: Rebelión

Son tales las secuelas de la crisis sobre los trabajadores y trabajadoras, el acoso a sus salarios y derechos y las amenazas contra ellos que Socialismo 21 considera que no hay necesidad de justificar nuestro respaldo incondicional a la Huelga General del próximo día 29. Por tanto, sus miembros participarán activamente en el proceso de […]

Son tales las secuelas de la crisis sobre los trabajadores y trabajadoras, el acoso a sus salarios y derechos y las amenazas contra ellos que Socialismo 21 considera que no hay necesidad de justificar nuestro respaldo incondicional a la Huelga General del próximo día 29. Por tanto, sus miembros participarán activamente en el proceso de impulsarla y culminarla con éxito.

Ha llegado la hora de luchar, no sin reconocer los muchos años de pasividad social y la aceptación acrítica del neoliberalismo. Y sin olvidar el mucho tiempo transcurrido desde que se desató la crisis, durante el cual las direcciones de los sindicatos CCOO y UGT han mantenido una posición pactista a ultranza, sin entender las causas y la profundidad de la crisis, ni los conflictos sociales que ésta encerraba. Han otorgado también, apostando por «el mal menor», una confianza injustificada e ilusa al gobierno del PSOE, con la consecuencia final de posibilitar sus felonías. Y, sobre todo, de haber perdido credibilidad ante los trabajadores, capacidad de movilización y haber mantenido a éstos ajenos al desastre que se avecinaba. Sin sectarismo alguno, es preciso concluir que la política sindical ha sido equivocada, de la que han salido los propios sindicatos bien perjudicados.

No obstante, en estos momentos en que se abre la posibilidad de la recuperación de la izquierda y por fin de dar una respuesta unitaria y colectiva, no caben pretextos para no apoyar con determinación la HG. Porque, en esencia, lo que está sobre el tapete es un llamamiento a la movilización de la clase obrera y del conjunto de la ciudadanía, cuando se sabe además las dificultades que levantan la precariedad existente, el miedo y el individualismo que se han instalado en muchos trabajadores y la labor desalentadora de los medios de comunicación del sistema.

Esta movilización debe ser el principio de un combate firme y consecuente en defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras, y más allá aún, de los derechos laborales e incluso de los derechos políticos. No ha sido nada menos que el Presidente de la Comisión Europea, Barroso, el que nos ha recordado lo habituados que estamos españoles, griegos y portugueses a vivir bajo regímenes autoritarios, como chantaje para soportar mansamente las agresiones de los gobiernos, amparadas por las necesidades de supervivencia de la Europa de Maastricht, que tan desoladoras implicaciones está teniendo sobre los pueblos europeos, en términos económicos, sociales y políticos, incluida la inadmisible xenofobia.

El gobierno del PSOE finalmente se ha quitado su careta de defensor de los débiles. Despreciando todo compromiso con la izquierda, plegándose a la derecha, conculcando su programa, ha acometido un conjunto de medidas de suma dureza y amenaza con proseguir «hasta donde haga falta» para salvar al sistema con los mismos criterios del dogmatismo neoliberal que nos han conducido al desastre actual: austeridad, degradación del Estado social, recortes salariales, más precariedad e inseguridad en el empleo, socialización de las pérdidas privadas, y despreocupación absoluta por el nivel de paro, cuyas cifras en todos los estratos de población y desde cualquier lectura son simplemente dramáticas y explosivas.

Se impone que los trabajadores y la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas -parados, jóvenes, precarios, pensionistas, inmigrantes, autónomos, agricultores, pequeños empresarios-, todos muy afectados por la crisis, como expresión de una inmensa mayoría social, pongan de manifiesto contundentemente el 29 su rechazo a la política errónea, incongruente -todo es una cadena de ocurrencias-, agresiva e injusta del gobierno y su disposición a mantener una lucha perseverante para cambiar cuanto sea necesario para impedir que el capitalismo nos arrastre a una catástrofe económica, social y ecológica que yugule nuestras vidas.

El paro debe ser combatido entre otras medidas con una reducción drástica de la jornada laboral. El derecho al trabajo ha de ser algo exigible y no una coartada utilizada para amparar a los esquiroles. Los parados deben ser cubiertos socialmente mientras no tengan ingresos salariales. Ningún parado puede ser víctima de desahucio por impago de hipotecas. Hay que impedir la privatización de las Cajas de Ahorro y exigir una Banca Pública que financie con normalidad empresas y negocios viables. Hay que impedir que se facilite y abarate el despido como pretende la reforma laboral. Hay que cortar los planes regresivos para la reforma de las pensiones, y en modo alguno permitir que se prolongue la edad de jubilación cuando cientos de miles de jóvenes ansían un empleo. Se deben reducir las desigualdades sociales y la precarización, de las que las mujeres son en todos los órdenes las principales víctimas. Hay que reclamar servicios sociales y de cuidado a la altura que los medios humanos, tecnológicos y científicos nos procuran, financiados a través de un sistema fiscal suficiente y progresivo y la voluntad firme de acabar con el fraude fiscal y los paraísos fiscales. Hay, en fin, que incrementar los fondos para la solidaridad internacional.

Estos objetivos limitados, pero cruciales para amortiguar el impacto social de la crisis económica, son alcanzables si existe una determinación firme de luchar por ellos y si se logra la movilización necesaria. Y a través de esa lucha y esa movilización se pondrá de manifiesto que no se puede gobernar contra la mayoría social -aviso imperioso para el PSOE, el PP y aliados burgueses- y más importante aún, se hará visible que son posibles los cambios que el mundo necesita, que cabe resumir en que la globalización neoliberal no debe sobrevivir después de los estragos causados y los desastres por venir.

Empecemos el 29 de septiembre a enderezar el curso de nuestra historia, abandonando todo derrotismo y tomando conciencia que el futuro debe estar en nuestras manos. Se acabó el tiempo de los lamentos y la resignación. No caben excusas. Es la hora de luchar.

A ello convoca Socialismo 21.

www.socialismo21.net

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.