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Jon Sobrino, teólogo de la liberación

«Es necesario humanizar este mundo y luchar por la Justicia»

Fuentes: Gara

El teólogo jesuita Jon Sobrino analizó ayer en Iruñea el legado del padre Pedro Arrupe desde la perspectiva de El Salvador, destacando que el mensaje de Jesús de Nazaret reclama hoy trabajar por un mundo más humano y luchar a favor de la Justicia. Jon Sobrino, uno de los referentes de la Teología de la […]

El teólogo jesuita Jon Sobrino analizó ayer en Iruñea el legado del padre Pedro Arrupe desde la perspectiva de El Salvador, destacando que el mensaje de Jesús de Nazaret reclama hoy trabajar por un mundo más humano y luchar a favor de la Justicia.

Jon Sobrino, uno de los referentes de la Teología de la Liberación en Latinoamérica, estuvo ayer en Iruñea de la mano del Foro Gogoa para hablar del legado del padre Pedro Arrupe visto desde El Salvador de hoy.

En un encuentro con los medios de comunicación, Sobrino destacó que la lección principal de Arrupe es que «hay ayudar a humanizar el mundo, que es algo más necesario que el agua en el desierto del Sahara».

«No creo que estemos en un mundo muy humano. Es cierto que crecemos en muchas cosas, se produce más y hay más internet. Pero la familia humana tiene que ser más humana», señaló, poniendo como ejemplo que «a los inmigrantes se les ve sólo como agentes laborales. Lo son, ¿pero no son humanos?».

En este sentido, destacó que cuando en 1975 se le planteó cuál era la labor que los jesuitas debían llevar a cabo en El Salvador, Arrupe respondió que había que «luchar por la fe», pero entendida también como «lucha por la Justicia, que es lo más novedoso».

«Esto trae problemas como si hay que meterse en política. O la violencia, que es otro problema. Pero la idea es que ser jesuita o ser humano es luchar por la Justicia», añadió.

Junto a ello, Sobrino señaló que pese a que actualmente la Iglesia Católica aparece frecuentemente en los medios de comunicación en el Estado español, «lo que me sorprende es que en ningún caso se menciona a Jesús de Nazaret, sino que se habla de otras cosas».

Sobrino se mostró muy crítico también con «la autocomplacencia de las democracias. Es algo ante lo que me echo a temblar. Parece ser que porque hay una democracia, que es limitada, está todo hecho».

Luchar por la Justicia es, a juicio de Sobrino, que «lo de Kenia no pase más. O al menos que se sepa qué pasa. Que no seamos ignorantes de qué es Chad, Kenia o Congo, El Salvador, Haití o Nicaragua».

«Lo de Jesús de Nazaret está muy claro. Otra cosa es la Iglesia, que es noticia en los periódicos. Pero Jesús de Nazaret es más importante que la Iglesia que sale en los periódicos. Si queremos humanizar hay que tocar los temas que más nos pueden humanizar. En esta vía se puede criticar a la Iglesia de hoy desde la perspectiva de Jesús de Nazaret», señaló.

Pese a la posición crítica ante la Iglesia católica, Sobrino recordó que «hay religiosas que en Congo y por ahí han hecho muchísimo por humanizar aquello, y sin llamar la atención. No me importa mucho si a eso se le llama Iglesia o no. Pero sí es verdad que en lo que se llama Iglesia hay una cortedad de visión grande. Pero también es cierto que en la Iglesia ha habido movimientos buenos y positivos. Aunque como decía el padre Ellakuria, el lugar de la Iglesia es el Tercer Mundo».

Civilización de la pobreza

Sobrino defendió también el concepto de «civilización de la pobreza» defendido por Ignacio Ellacuría -muerto por las balas de los militares salvadoreños en 1989- frente a la «civilización del capital, en la que lo que da sentido a la vida es acumular más y más. Es un planteamiento que deshumaniza y que plantea problemas porque no hay recursos suficientes en el planeta».

Frente a esta situación, Sobrino, siguiendo a Ellacuría, aboga por que «el trabajo se convierta en el motor de la Historia, aunque suene a Marx. El objetivo tiene que ser satisfacer las necesidades básicas e impulsar la solidaridad».

«Lo de Venezuela, Bolivia o Ecuador es algo bueno»

«Hay conciencias de gentes y de pueblos que han quedado sometidas durante siglos y las democracias no han hecho nada para despertar. En Venezuela, Ecuador y Bolivia hay un despertar. Y eso me parece bueno, humano. Lo que no voy a hablar es de qué forma toma eso, porque no lo conozco suficiente. No hay que tomar postura en torno a este o aquel personaje, sino qué conciencia tenemos en esta Península respecto a América Latina. ¿Seguimos pensando que nosotros somos lo real y que lo de América Latina es lo accidental?», respondió Sobrino al ser preguntada por los nuevos movimientos emancipatorios en Sudamérica. M.D.

Sin nombre ni fecha

«Todo el mundo se acuerda del 11-S, pero nadie del 7-O, que es cuando EEUU bombardeó Afganistán tres semanas después. Es porque los pobres no tienen ni nombre ni calendario».