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Es sencillo, se trata de un referéndum

Fuentes: Sin Permiso

El viernes 19 de mayo, más de 3.000 personas llenaron el Palau de Congresos de Barcelona convocadas por el Pacte Nacional pel Referéndum. Tenía el objetivo de presentar los trabajos y la movilización que se han desarrollado durante estos meses para exigir la convocatoria de un referéndum en Catalunya. Y el trabajo ha sido mucho […]

El viernes 19 de mayo, más de 3.000 personas llenaron el Palau de Congresos de Barcelona convocadas por el Pacte Nacional pel Referéndum. Tenía el objetivo de presentar los trabajos y la movilización que se han desarrollado durante estos meses para exigir la convocatoria de un referéndum en Catalunya. Y el trabajo ha sido mucho y fructífero.

El Pacte Nacional pel Referéndum se constituyó el 23 de diciembre de 2016. Agrupa a más de 4.000 entidades, desde partidos políticos, sindicatos, asociaciones excursionistas, asociaciones de vecinos, de gente mayor, estudiantes, juristas, patronales, ayuntamientos…hasta el club de fútbol Barcelona. Probablemente, nunca en la historia moderna de Catalunya se había conseguida una adhesión tan importante del tejido social y asociativo del país. Es el reflejo del porcentaje tan mayoritario de catalanas y catalanes favorables a ejercer el derecho democrático de autodeterminación mediante un referéndum.

Los datos son concluyentes. No hay encuesta en la que baje del 80% el porcentaje de catalanes partidarios de un referéndum. En una encuesta a los afiliados y afiliadas de las CCOO de Catalunya, un 83% se pronunció favorablemente. Entre los meses de abril y mayo, se han reunido 500.000 adhesiones al Pacte Nacional pel Referéndum. 600 centros de gente mayor se han pronunciado en el mismo sentido. 764 municipios (el 80,6% de los municipios de Catalunya) han dado su apoyo. En la mayoría de estos municipios se han formalizado pactos locales a favor del referéndum, agrupando a las fuerzas políticas y sociales; en bastantes casos han participado los concejales del PSC (Partido Socialista de Catalunya). 600 juristas firmaron un manifiesto en el que consideran que no hay razones legales para impedir el referéndum, que puede ser legal y constitucional. Jaume Assens, abogado y concejal de Barcelona en Comú, lo expresaba con claridad: «Por encima de la ley está la democracia; la ley debe estar al servicio de la democracia y no al revés». Hasta los obispos de las diócesis catalanas acordaron en una declaración «que se escuchen las legítimas aspiraciones del pueblo catalán para que sea tenida en cuenta y valorada su legitimidad nacional». Un movimiento transversal, que incumbe a todo el país. En palabras de Joan Ignasi Elena, antiguo dirigente socialista y ex alcalde de Vilanova i la Geltrú, actual coordinador del Pacte Nacional: «Esto no es una cosa de cuatro o solo de las instituciones o los partidos políticos; es un movimiento ciudadano que reúne al 80% del pueblo de Catalunya».

Una rebelión democrática

No es solo un movimiento de cada 11 de septiembre (Diada Nacional de Catalunya) en la que millones de personas, año tras año, han ido exigiendo su derecho a decidir. La gente ha salido a la calle cuando se ha tratado de defender a los cargos públicos encausados. Cuando la Mesa del Parlament está acusada por permitir que el Parlament vote una resolución a favor del derecho a decidir, allí está la gente gritando «no estáis solos». Cuando el pasado 23 de abril, Día del Libro, el Pacto Nacional pel Referèndum propuso organizar una recogida de firmas, en pocos días se inscribieron más de 5.000 voluntarios/as y se organizaron más de 1.000 lugares donde recogerlas. En las calles, en las puertas de los ayuntamientos, en los locales sindicales, miles de personas se adhirieron a una firme voluntad democrática: queremos decidir.

Una imagen puede servir mostrar el trabajo realizado. Cuando en diciembre del pasado año se constituyó el Pacte Nacional lo hizo alrededor de una mesa en una gran sala del Parlament. Se necesitaron muchas mesas para reunir a más de 300 personas, pero una vez constituido lo que se necesitaba era salir a la calle, reunir a la gente, debatir con ella, hacerla partícipe del proceso, y eso es lo que se ha conseguido, que gentes de diferentes opiniones, de orígenes y lenguas distintas, de intereses no siempre coincidentes, vayan en una misma dirección: la de exigir un referéndum para tener derecho a decidir. Por toda la geografía catalana se han realizado cientos de actos, unos pequeños y otros más grandes, con la voluntad común de sumar. La fuerza y amplitud de esta rebelión catalana solo podrá ser satisfecha el día que se pueda votar.

Un poeta nos deja su palabra

En el acto de este viernes, además de representantes de los partidos políticos, fue muy visible y comprometida la presencia de los secretarios generales de CCOO, UGT y otras organizaciones sindicales. Mostraron el compromiso de la clase trabajadora con el ejercicio de un derecho democrático. Tomaron la palabra diversos representantes de las asociaciones adheridas al Pacte, y tuvieron especial relevancia las palabras de un representante de la asociación Casa Nostra Casa Vostra (Nuestra casa Vuestra casa) de defensa de los refugiados, en Catalunya se lucha -dijo- por el derecho a decidir y también se sale a la calle en la manifestación más importante de toda Europa en defensa de los refugiados; y del mundo de la cultura, relacionando el derecho a decidir con la libertad de expresión, y tuvo una gran acogida las palabras del poeta granadino Luis García Montero (ver el video de su intervención aqui).

Mostró su apoyo al derecho a decidir, denunció que estemos en una situación en las que las élites económicas sean cada vez más ricas, mientras que una mayoría lo pasa mal, y que cada vez que se quiere decidir se responda que eso es populismo. Denunció como la corrupción degrada toda nuestra vida democrática, hablando de la reprobación del ministro de Justicia y todo el lío judicial de estas últimas semanas. Expresó que la organización territorial de un Estado no se puede separar de la voluntad de la gente. «Si hay quien piensa -dijo- que la Constitución no da lugar a que una comunidad decida libremente sobre su destino, o apuesta por cambiar la Constitución o debe asumir que se está poniendo de parte del totalitarismo». Expresó su reconocimiento a la firmeza democrática de la sociedad catalana y sentirse parte de los ciudadanos españoles que reconocen que Catalunya tiene derecho a decidir sobre su destino. Resultó muy satisfactorio escuchar la solidaria voz del poeta, y ciudadano, que desde España comprende y apoya el ejercicio de un derecho democrático.

Cerró el acto Joan Ignasi Elena llamando a mantener este espíritu unitario a favor del referéndum, exigiendo que el gobierno español lo reconozca, pidiendo al gobierno catalán que lo convoque y defendiendo que «Esto no va de independencia sino de democracia», que lo importante es el ejercicio del derecho a decidir, que eso incumbe tanto a los partidarios de votar si, como a los partidarios de votar no. «Somos una nación -declaró- porque así lo sentimos la mayoría de los catalanes. ¿Quién se atreve a contraponer derechos nacionales, sociales y solidaridad? Si son caras del mismo proyecto político. Y como somos una nación, somos soberanos, y queremos decidir. […] Ahora es la reivindicación mayoritaria del pueblo de Catalunya.»

Las dificultades

El movimiento es fuerte y grande su determinación, pero también lo son las dificultades. La primera y más importante: el Estado y el gobierno del PP no quieren ni oír hablar del derecho democrático a decidir. No quieren escuchar ni quieren dialogar. Solo hay que ver su reacción cuando el Ayuntamiento de Madrid ha cedido una sala para que el lunes 22 de mayo el president Puigdemont vaya a explicar su propuesta de pacto para un referéndum. La campaña del PP, «No en Cibeles», es una expresión de que les importa un bledo la democracia, es una presión directa contra la libertad de expresión (quizás preferirían que ni siquiera hablara) y reproduce el reaccionarismo de quien atiza el enfrentamiento para sacar réditos electorales y, ¡cómo no!, intentar tapar su profunda corrupción. Solo por eso, la gente trabajadora y toda la izquierda, toda, debería ser consecuente defensora del derecho a decidir. El ejercicio de un derecho democrático no es solo por que lo exige el pueblo catalán, sino porque ejerciendo la democracia el conjunto de los pueblos de España serían los beneficiados en la lucha por emanciparse de las políticas del PP.

Y, entre las dificultades, no podemos obviar que el gobierno catalán todavía no ha convocado el referéndum, cuando se habla del 1 de octubre como fecha probable, y que también graves casos de corrupción corroen a la antigua Convergencia.

La determinación es clara: hay que convocar el referéndum, si es pactado mejor (cosa más que difícil) si no, habrá que convocarlo igualmente, con una normativa de legalidad catalana, con una pregunta inclusiva, clara y sencilla, que facilite la más amplia participación, tanto de los partidarios del si como los del no, y afrontar las responsabilidades que correspondan. Todo el mundo sabe que para hacer una tortilla hay que romper los huevos.

Miguel Salas Sindicalista. Es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/cataluna-es-sencillo-se-trata-de-un-referendum