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Entrevista a Alberto Arregui, miembro de la Presidencia Federal de Izquierda Unida, sobre la situación política en la coalición (y II)

«Es un momento apasionante de la política, hay muchas cosas en riesgo desde luego, pero si lo hacemos bien podríamos transformar la historia»

Fuentes: Rebelión

Alberto Arregui es miembro de la Presidencia Federal de Izquierda Unida, órgano que no reconoce la candidatura de IUCM al Ayuntamiento de Madrid. *** Nos habíamos quedado aquí. Se estaban acumulando errores de dirección, afirmas. Tus ejemplos: «incapacidad para democratizar la organización o políticas erráticas, como la entrada en el gobierno andaluz con el PSOE […]


Alberto Arregui es miembro de la Presidencia Federal de Izquierda Unida, órgano que no reconoce la candidatura de IUCM al Ayuntamiento de Madrid.

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Nos habíamos quedado aquí. Se estaban acumulando errores de dirección, afirmas. Tus ejemplos: «incapacidad para democratizar la organización o políticas erráticas, como la entrada en el gobierno andaluz con el PSOE o el apoyo al PP en Extremadura, que también pasaron factura». Sin entrar en lo primero (hubieron voces disidentes como sabes), ¿lo segundo no fue una decisión democrática tomada por la organización extremeña? ¿Qué debería haberse hecho en tu opinión? ¿Lo mismo que en Andalucía? ¿Permitir gobiernos PSOE sin formar parte de ellos?

Quizá, esa era una posibilidad, dar nuestro respaldo en lo que favoreciese al pueblo trabajador, lo que ampliase los derechos democráticos… y votar en contra en todo lo demás, sin atarnos de pies y manos. En cualquier caso lo que no se podía hacer era decir de palabra que luchamos contra el bipartidismo y apoyar en cada una de las comunidades a uno de los polos de ese bipartidismo. El lenguaje gestual es más fuerte, y nuestros gestos han sido claros, le hemos dicho a la gente que somos la muleta del PSOE o la muleta del PP, que no tenemos proyecto propio. Esa muestra de impotencia se paga cara cuando lo que está buscando la clase trabajadora es una salida a esta pesadilla. Esa ha sido una de las grandes bazas de Podemos.

Hablas de las elecciones europeas y afirmas: «donde en realidad se desencadena la primera escisión de IU: Podemos». ¿Eso es Podemos, una escisión de IU? ¿Por qué?

Lo es, pero es mucho más que eso. Vivimos un momento excepcional y es así, sobre todo, porque existe una participación consciente en los asuntos públicos, en lo que algún día hará honor al nombre de res pública, por una gran parte de la sociedad. Se discute, se ven los debates de la tele, se acude a asambleas y reuniones. En definitiva, se está buscando alternativa. El desencanto ha jugado un papel de primer orden, y ese desencanto lo fue con el PP y con el PSOE. Desde Izquierda Unida teníamos una gran oportunidad, pero al no dar respuesta una buena parte de la gente empezó a buscar otras alternativas. Algunas personas, inicialmente del ámbito de IU vieron ese hueco y lo supieron ocupar. Por eso afirmo que es una escisión de IU, pero no se quedó ahí, es mucho más que eso.

La fuerza potencial acumulada en la sociedad era gigantesca y como un torrente se expresó con violencia electoral. Ahora las aguas se están calmando y corremos nuevos riesgos. Muchos de los que aún aguantamos en IU, porque para un marxista el hueco en Podemos es estrecho, soñamos aún que la unidad es posible, que existe un camino marcado por el pueblo griego, que a través de una «Coalición Radical de Izquierdas» ha conquistado la oportunidad de transformar su historia. A veces, una separación puede abrir el camino a un movimiento de unidad, aún hay recorrido para reencontrarnos.

«Al margen de la opinión que se tenga de Podemos», escribes, «lo cierto es que el aparato de IU-PCE se atrincheró tras algo irrenunciable». ¿Y qué opinión tienes tú de Podemos?

Podemos es sobre todo un síntoma, y una expresión, un cauce provisional del proceso subterráneo que se ha producido en nuestra sociedad en los últimos años. Hablar de Podemos sería hablar de todo ese proceso y de los errores cometidos por IU, como ya he dicho.

Pero una cosa es la base, los miles de personas que vieron en este partido una esperanza, y otra la evolución que han marcado sus dirigentes que en su mayoría se han forjado en la tradición burocrática de los aparatos del PCE y de IU y han reproducido rápidamente la jerarquía y el centralismo. Incluso en las bases de IU se vio con simpatía, sin sectarismo, el nacimiento de Podemos, pero muy pronto sus líderes hicieron de la destrucción de IU uno de sus objetivos y ahí han cometido un grave error. Es un comienzo prometedor que se pervierte al intentar convertirlo en partido carismático. Creen que el mundo empezó al abrir ellos los ojos, el 15M, aproximadamente, y no es así. Pretenden emular a Syriza, pero siguen un camino diametralmente opuesto en temas vitales como la unidad o el programa. Veamos el nombre; Syriza significa Coalición de la Izquierda Radical, y sin embargo Pablo Iglesias y sus seguidores, están obsesionados por encontrar lo que no existe, la tercera vía entre la defensa del capitalismo y la del socialismo y, sobre todo, cometen un error que limita su proyecto, el olvidar que la única clase social en la que puede basarse una transformación de la sociedad sigue siendo la clase obrera. Sin contar con ella, incluidos los cientos de miles de trabajadores encuadrados en los sindicatos de clase, no hay transformación posible. Eso de «ciudadanía» era muy revolucionario antes de Robespierre. Muchas de las cosas que dijeron los revolucionarios jacobinos siguen teniendo fuerza actual, porque eran la simiente de los sans culottes y del proletariado naciente, pero ciudadanía es un término interclasista que sirve para hacer el censo municipal y otorgar los derechos civiles generales establecidos en la sociedad, pero que incluye a todas las clases sociales. Solo deja fuera al Rey. Yo con la ciudadana Botín, o el ciudadano Bárcenas, no tengo nada que compartir, mis intereses materiales y los de «los ciudadanos» de la burguesía son incompatibles. Tirar el marxismo a la basura es además de pretencioso, retroceder ideológicamente dos siglos; la pequeña burguesía no puede presentar un proyecto de sociedad, no le queda más remedio que ponerse de un lado o de otro en el conflicto central que define la lucha de clases, o bien con los propietarios de los medios de producción, la burguesía, o bien con quienes aspiramos a la socialización no sólo de la producción sino de la propiedad de esos medios, la clase trabajadora.

El triunfo de Syriza se cimienta en treinta huelgas generales en cinco años, no en tertulias televisivas.

Podemos tiene el gran mérito de saber aprovechar un momento, un ambiente social decisivo, el don de la oportunidad, pero ahora no sabe pilotar esa fuerza descomunal.

Un ejemplo claro es Madrid, en el ayuntamiento, con todas las limitaciones se ha conseguido una candidatura de confluencia y los dirigentes de Podemos por sectarismo se han negado a hacer lo mismo en las elecciones autonómicas ¿Qué justificación se puede dar a eso? Lo único que consiguen así es peores resultados y haber dejado fuera a mucha gente que estaríamos en una candidatura unitaria si se hubiese producido, pero han hecho una especie de horcas caudinas electorales para quién quisiera ir en sus listas.

Podemos ya está mostrando sus limitaciones. Aún tenemos una gran oportunidad de empezar por abajo con la unidad en la movilización de todas las fuerzas de izquierdas y así, a través de una confluencia diaria por las bases construir una nueva fuerza política. Quien crea que Podemos es el partido definitivo, comete el mismo error que quienes pensaban eso de IU. De la militancia de ambas organizaciones, con una definición clara de izquierdas, de clase, podría forjarse una fuerza política que podría determinar el rumbo de nuestra historia. Somos muchos los que estamos dedicando nuestra energía a intentar ese objetivo.

No es que Podemos hubiese interceptado el potencial crecimiento de IU, afirmas, «sino que la formación dirigida por Cayo Lara dejó un vacío enorme al negarse a refundarse». ¿Y qué eso de la refundación? ¿Cambiar de caras, de programas, de organización, el tipo de militancia, la política de alianza…? ¿Cómo se hace por lo demás?

La refundación era un proyecto, que encabezó Enrique Santiago, pero que compartía una mayoría de la militancia de IU. En resumen era la comprensión de que estábamos en un período histórico nuevo, marcado por la crisis de sobreproducción capitalista y la consecuente crisis del régimen postfranquista. Eso exigía una adaptación, pues se daba un choque entre quienes estábamos en conexión con el movimiento de las calles (huelgas generales, 15M, 22M…) y quienes estaban agarrados a sus sillones, sus coches oficiales y las tarjetas black . En realidad se desató una fuerte lucha interna, que aún dura, se bloqueó la refundación y del resto ya hemos hablado.

¿Cómo ha sido posible el «escándalo de Bankia» y el papel de IU en este asunto?

Precisamente por esa incapacidad de limpieza interna a fondo en IU. En muchas federaciones ese proceso de refundación avanzó mucho, Galicia, País Valenciano… por el contrario, una federación clave, como Madrid, se convirtió en el bastión del colaboracionismo con el PP.

¿Gregorio Gordo y Ángel Pérez son miembros de IU o ya no lo son?

Les expulsamos de IU Federal, pero IUCM los mantiene como sus líderes en un acto de rebeldía que tiene el apoyo de sectores de la Ejecutiva Federal, de otro modo no hubieran podido mantener este despropósito.

¿Qué hay de nuevo en el proyecto que encabeza, por decirlo mal o muy rápido, Alberto Garzón? ¿No es demasiado joven? ¿No es alguien demasiado reciente en la organización de IU? ¿Hay colectivos de IU enfrentados a él o indiferentes o hay consenso sobre su figura y proyecto políticos?

Encarna el intento de recuperar el tiempo perdido en la medida de lo posible. Ya no será lo mismo, pues IU ha perdido su oportunidad histórica, pero aún podríamos jugar un papel decisivo si se lleva a cabo lo que encarna Alberto Garzón, especialmente democratización de la organización y combatividad; romper con el institucionalismo agudo que hemos padecido, ser la voz de la calle. El compañero Alberto, es muy joven, como la mayor parte de la gente que está luchando. Yo pertenezco a la generación de la Transición y sin embargo me identifico con su proyecto. Nada más llegar renunció a los privilegios de los parlamentarios, lo que demuestra que, a veces, la juventud es un valor que compensa la falta de experiencia, si tienes las ideas claras y eres un socialista de verdad, no alguien que sólo busca medrar en la política. Eso sí que nos ha hecho daño.

Por eso no puede haber consenso en torno a su figura, porque los que son cargos públicos profesionales, que llevan toda su vida viviendo de esto, lo identifican como un enemigo. Por eso, exageradamente, se ha focalizado el conflicto interno en su figura.

En cualquier caso no habrá un mesías que nos convierta en el partido elegido. Se trata de un trabajo de equipo, de unir a los grandes cuadros que están en IU, o fuera de ella, hombres y mujeres con los que tendrá que forjarse ese nuevo equipo de dirección. Alberto Garzón, por sí solo no determinaría nada, es un gran candidato, pero no tiene por qué ser el coordinador de IU Federal, sino parte de un nuevo equipo, una dirección colectiva y democrática, que es la carencia más grave de IU. Izquierda Unida Federal y el PCE carecen de dirección.

Se impide la renovación, afirmas, con el sector más comprometido con Alberto Garzón, a quienes se les mantiene fuera de la dirección: Marina Albiol, Javier Couso, Lara Hernández, Yolanda Díaz…¿No eres tú también parte interesada? ¿No lo ves desde tu propia perspectiva?

Sí, claro. Todos tenemos un punto de vista subjetivo, somos sujetos de nuestros actos. Apoyo, sin reservas, a estas compañeras y compañeros que representan lo mejor de nuestra clase, de nuestro movimiento, el capital acumulado por IU en tres décadas de lucha se expresa en estos cuadros políticos, que la reacción interna quiere marginar, y que son parte de ese movimiento encarnado por Alberto Garzón, frente a una dirección anquilosada e incapaz de dirigir que nos está llevando al desastre.

¿Por qué se fue Tania Sánchez de IU? ¿Obró bien en tu opinión? ¿No quedaba otra?

Es algo complejo, y por supuesto, no puedo hablar por ella, sólo dar mi opinión. Se pueden decir muchas cosas, pero el fondo del asunto no es que Tania se va, sino que IU pierde a Tania. Esto representa la incapacidad de IU para resolver el conflicto interno que provocó el triunfo aplastante de Tania Sánchez y Mauricio Valiente en las primarias frente a la alianza Bankia-Izquierda Abierta.

Para no perder el control de IUCM, intentaron destruir a Tania y a Mauricio, y en el primer caso consiguieron que se marchase. El papel de IU Federal, fue penoso en este caso, pues colaboró por omisión en la destrucción de ese proyecto.

Una cosa es ella, y el papel que pueda jugar fuera de IU, algo que siempre tendrá mi respeto, y otra el proyecto que representaba, y por el que le dimos nuestro apoyo miles de personas. Al marcharse, renunció a ese proyecto por el que habíamos luchado y que aún se podía haber logrado.

Por tanto, en mi opinión cometió un error muy grave, pero sobre todo rompió su compromiso de luchar hasta el final con quienes nos habíamos embarcado con ella en esa lucha. Es uno de los graves problemas de los hiper liderazgos. Admiro a Tania y la respaldé sin reservas en la lucha contra el aparato de IUCM, pero pienso que se equivocó.

Envalentonados, te vuelvo a citar, «dieron un paso más, buscaron un poeta que tuviese el apoyo del «club de la ceja» y de PRISA, anularon las primarias y formaron listas a dedo a la Comunidad y los ayuntamientos». ¿Estás hablando de Luis García Montero? ¿No estás a favor de su candidatura?

Por supuesto. El poeta recita lo que deciden quienes pagan la cuenta. Basta ver las fotos de un reciente acto en el Ritz, donde el expulsado de IU Federal, por el escándalo de Bankia, Ángel Pérez, le tutela, para comprender que su candidatura es la de la parte más oscura de la historia de IU. Además él se presenta en tándem con la candidatura al ayuntamiento de Madrid que IU Federal no reconoce. Es incompatible con Ahora Madrid, que es la candidatura que respalda la militancia de IU en Madrid ciudad.

Para dejar clara su catadura moral, añades, «compraron», literalmente, la marca «Ganemos» y hoy en muchos sitios del Estado español, la IU del pasado se presenta con la marca Ganemos unida a sus siglas. ¿Muchos sitios? ¿Dónde por ejemplo?

Que yo sepa lo han mantenido en municipios de Madrid (Fuenlabrada, entre otros) y en Castilla La Mancha, al menos.

No estamos, en tu opinión, ante la incompatibilidad de «los dos proyectos de IU», porque no se trata de distintos puntos de vista, sino una expresión de la lucha de clases en el seno de IU. ¿Y quiénes son aquí las clases enfrentadas?

Al afirmar que es una expresión de la lucha de clases, lo que quiero decir es que en última instancia los intereses en conflicto encarnan intereses de clases contrapuestas, no que sean directamente elementos de esas clases, salvo en casos contados. Por supuesto, Moral Santín o Ángel Pérez, si son elementos que podrían estar en el PSOE e incluso en el PP sin ningún problema, pero eso son excepciones. En general se trata de gente que se ha adaptado al sistema, que se encuentra a gusto en el sistema, que cobra un buen sueldo, que tiene un plan de pensiones privado… que, en definitiva, comparte más la vida de la clase dominante que la de las familias de los barrios obreros. En un momento de conflicto social como el que estamos viviendo, es el tipo de gente que se inclina por los pactos con el PSOE o con el propio PP, que se aferra a sus sillones en los cargos de IU y en las instituciones, que impide que entre aire fresco por las ventanas de una organización que se ha anquilosado.

Y, sin duda, la militancia de IU ha representado y representa los sentimientos más genuinos de la clase obrera, de la juventud, de todos los sectores oprimidos de la sociedad, y ha intentado trasladar las experiencias de lucha a la organización, chocando con un muro burocrático. Eso expresa, en última instancia, el choque de intereses de quienes representan el futuro, la lucha por la emancipación social, y quienes se aferran al pasado a la sociedad en la que vivimos.

Los resultados de las elecciones andaluzas, sostienes, «muestran la evidencia de que IU sigue siendo imprescindible para articular el frente de izquierdas capaz de conquistar el cambio social que anhela el pueblo». ¿Esa es tu lectura básica de las pasadas elecciones andaluzas?

Esa es una de las conclusiones, no la única, pero sí muy importante. Hay cosas evidentes, como que IU ha pagado un alto precio por la colaboración con la política del PSOE, por haber mandado ese mensaje contradictorio de «todo contra el bipartidismo» y después gobernar con la mitad del bipartidismo. Es una incongruencia penosa. Pero, sí, IU ha demostrado en Andalucía que es imprescindible para armar la fuerza que pueda derrotar al régimen bipartidista. Dicho de otra manera, Podemos ha demostrado sus limitaciones y ha pagado y pagará un precio alto, por su sectarismo respecto a IU. Lo que han sumado Podemos e IU en las elecciones andaluzas, es simplemente lo que IU tuvo en solitario hace unos años.

Nuestro futuro más racional exige la unidad de estas fuerzas para generar sinergia, tener un efecto multiplicador. No un pacto cupular de los aparatos de Podemos y de IU, sino una refundación democrática de ambos movimientos. Es un largo y tortuoso camino, pero es el único camino. Empezar desde los barrios, las fábricas, los centros de estudio a debatir, a forjar unidad en la lucha, en las movilizaciones, caminar hacia una huelga general preparada de manera conjunta, elaborar listas unitarias en primarias para las elecciones generales. Hay muchas cosas que se pueden hacer, lo que no nos perdonará la historia es que el sectarismo o el oportunismo nos hagan perder la ocasión de transformar nuestra sociedad.

Sé que han sido muchas preguntas, sabrás disculparme. ¿Quieres añadir algo más?

Es un momento apasionante de la política, hay muchas cosas en riesgo desde luego, pero si lo hacemos bien podríamos transformar la historia. La izquierda es víctima de dos paradojas, al menos, que debe resolver. La más llamativa es que fue el movimiento obrero quien retomó la antorcha del internacionalismo en el siglo XIX, frente al nacionalismo de la burguesía, comprendiendo que solo un punto de vista cosmopolita puede resolver los problemas de la humanidad. En el siglo XXI, la burguesía se ha dotado de poderosas herramientas que trascienden las fronteras, desde las propias empresas multinacionales, el mercado, las instituciones financieras, la ONU, etc… Sin embargo los movimientos emancipadores carecemos de una estructura internacional que es imprescindible.

La otra, curiosamente, es la pérdida de referencia de modelo de sociedad, sin la que no podemos construir una fuerza que genere esperanza en el futuro. Los fracasos estrepitosos del modelo burocrático, la deformación estalinista, el callejón sin salida al que llegó la URSS o China, con su vuelta al capitalismo, nos pueden hacer olvidar que el sistema que ha fracasado sin paliativos es el capitalismo. Desde mi punto de vista, la alternativa de la izquierda no está en rescatar ideas pre marxistas de la ilustración, o de pensadores burgueses, sino precisamente en volver a las fuentes. Las ideas que necesitamos están en Marx y Engels, o en Rosa Luxemburgo y otros, pues el proyecto de una sociedad socialista sólo se puede construir desde el marxismo, ya que en su esencia los problemas a los que nos enfrentamos son los mismos en una fase agudizada de gravedad. Sin cambio en las relaciones de propiedad no hay proyecto posible para transformar la sociedad en beneficio de la mayoría.

Gracias, muchas gracias.

Nota:

Para la primera parte de esta entrevista -«Decían los clásicos, que los dioses enloquecen a aquellos que quieren perder, el dios sistema ha enloquecido a los aparatos de IU»: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198708

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.