Según cálculos de la organización New Economics Foundation (NEF) el martes 9 de mayo de 2017 será el día en el que España agote su propio pescado. Es decir, si España solo se abasteciese del pescado que la flota española captura en aguas europeas, al ritmo de consumo actual nos quedaríamos sin pescado a partir […]
Según cálculos de la organización New Economics Foundation (NEF) el martes 9 de mayo de 2017 será el día en el que España agote su propio pescado. Es decir, si España solo se abasteciese del pescado que la flota española captura en aguas europeas, al ritmo de consumo actual nos quedaríamos sin pescado a partir del 9 de mayo.
Desde hace 8 años la organización New Economics Foundation calcula los niveles de ‘pescado dependencia’ de la Unión Europea y de cada uno de sus Estados miembros. Los países que producen tanto o más pescado del que consumen son autosuficientes. Aquellos que consumen más de lo que producen son ‘pescado dependientes’, es decir, dependen de pescado de otras zonas del planeta para mantener sus niveles de consumo. Y ese es el caso de España.
El informe destaca que España es el tercer país europeo que consume más pescado, unos 42 kg por persona y año, el doble que la media europea, justo detrás de Portugal que se sitúa en primera posición con 54 kg y de Lituania con 44 kg. Debido a este consumo elevado, aproximadamente tres de cada cinco pescados consumidos en el Estado español provienen de aguas extranjeras.
Si bien para España el 9 de mayo es la fecha en la que deja de ser autosuficiente, para el conjunto de la UE, el día de la dependencia de pescado es el 6 de julio, lo que indica que la mitad del consumo de pescado en la UE procede de aguas extracomunitarias.
Consecuencias de la ‘pescado dependencia’ y la sobrepesca
Esta ‘pescado dependencia’ puede causar -entre otros- impactos sociales y económicos sobre zonas o países que necesitan estos recursos para alimentarse mucho más que la Unión Europea. Más del 50&&% de las importaciones de pescado y mariscos a la UE provienen de países en desarrollo, un 38 % en el caso de España. Tenemos por tanto una gran responsabilidad a la hora de asegurarnos de que solo nos proveemos de productos provenientes de fuentes sostenibles y responsables.
El resultado del informe de New Economics Foundation en 2017 incluye comparaciones entre los resultados de este año y los resultados de informes anteriores, ilustrando así hasta qué punto la UE depende de productos del mar procedentes de fuera del continente. Esta investigación también estima cómo los niveles de autosuficiencia podrían aumentar si algunas poblaciones de peces europeas no sufriesen sobrepesca, es decir, si estuviesen gestionadas de manera sostenible conforme a su rendimiento máximo sostenible (RMS).
El informe de NEF muestra, un año más, que el nivel de autosuficiencia de la UE sigue siendo demasiado bajo, el consumo de pescado sigue siendo elevado y, si bien la productividad de las poblaciones de peces en el Atlántico Nororiental está aumentando, el grado de sobreexplotación en las aguas de la UE sigue siendo demasiado elevado.
Algunos datos optimistas y alternativas
A pesar de esta realidad, el informe ‘pescado dependencia’ también refleja algunos datos optimistas. Según indica, si al menos 43 poblaciones de peces (de las 150 del Atlántico nororiental) se restableciesen a niveles sostenibles, el índice de autosuficiencia aumentaría casi un mes y medio (43 días), retrasando el día de dependencia de pescado en España del 9 de mayo hasta el 21 de junio.
Otras investigaciones también recogidas en este informe demuestran que una gestión sostenible de la pesca aumentaría las capturas, los ingresos y también crearía más puestos de trabajo. Concretamente, restablecer las poblaciones de peces a niveles sostenibles en aguas de la UE podría ofrecer anualmente más de 2 millones de toneladas adicionales de pescado, más de 800 millones de euros adicionales de beneficios netos, y hasta 60 mil nuevos puestos de trabajo ligados al sector pesquero.
El informe destaca que «estos datos ponen de relieve que los Estados miembros de la UE tienen que mirar más allá de los costos a corto plazo a la hora de gestionar sus pesquerías y darse cuenta que una explotación sostenible a largo plazo tiene el potencial de ofrecer mayores beneficios de los que se obtienen en la actualidad».
Las aguas de la UE son mares potencialmente ricos y productivos, capaces de ofrecer suministros de pescado de forma estable en el tiempo, así como empleo y numerosos beneficios para las comunidades costeras y para la ciudadanía en general. Pero años de sobrecapacidad pesquera, el caso omiso de las recomendaciones científicas, la escasa implementación y cumplimiento de las normativas, junto con la falta de una correcta gestión pesquera, han contribuido a reducir el suministro de pescado y marisco en aguas europeas.
Ecologistas en Acción reivindica que es necesario adoptar medidas urgentes de cara a tener una pesca sostenible, responsable y próspera para el medio ambiente y para el sector pesquero. Así está recogido en la Política Pesquera Común, poniendo fecha límite para ello el 2020. Sin embargo los tímidos avances que se han realizado en esta dirección son claramente insuficientes cuando el 48% de de las poblaciones del Atlántico y el 93% de las del Mediterráneo continúan siendo sobreexplotadas este mismo año.
Mientras nuestras y nuestros representantes políticos actúan, las personas consumidoras también tenemos mucho que decir. Podemos consumir de forma responsable, para lo que podemos utilizar la guía de consumo responsable de pescado y marisco de Ecologistas en Acción, Sin mala espina. Y podemos reclamar a los partidos políticos que tomen las medidas necesarias lo antes posible (sumándonos, por ejemplo, a la campaña de Ecologistas en Acción Como Pez en el Agua).
El principal mensaje del informe ‘pescado dependencia’ es que el aumento del consumo de pescado en un contexto de poblaciones sobreexplotadas es ambientalmente inviable y socialmente injusto. Nuestro elevado consumo está «exportando» la sobreexplotación pesquera a otras zonas del planeta, un hecho que puede afectar el autoabastecimiento de pescado y la soberanía alimentaria en regiones más pobres. Sin embargo, este documento también abre una puerta a las soluciones y al optimismo: aunque hay mucho por mejorar, la experiencia demuestra que cuando la gestión pesquera se hace bien y se siguen las recomendaciones científicas, los stocks se recuperan tal como se ha visto con el atún rojo en el Mediterráneo y el bacalao en el Mar del Norte, y éste es precisamente el camino que los Estados miembros deben seguir.