Cataluña es una nación, con más de 1.000 años de historia, que hace 500 años se juntó con Castilla para formar un estado confederal donde cada nación conservaba su soberanía. Hace 300 años, España impuso con una guerra la pérdida de soberanía de Cataluña para pasar a estar sometida a Madrid. Desde entonces Cataluña quiere […]
Cataluña es una nación, con más de 1.000 años de historia, que hace 500 años se juntó con Castilla para formar un estado confederal donde cada nación conservaba su soberanía. Hace 300 años, España impuso con una guerra la pérdida de soberanía de Cataluña para pasar a estar sometida a Madrid. Desde entonces Cataluña quiere recuperar su soberanía. Como decía el general español Espartero, cada 50 años hay que bombardear Barcelona para derrotar este deseo de libertad de los catalanes. La dictadura fascista de Franco terminó en 1975 y ahora volvería a tocar «bombardear» Barcelona.
La Constitución española, redactada bajo tutela militar, impide romper la unidad del Estado, por lo tanto, para permitir la independencia de Cataluña, habría que reformar la Constitución, pero esto resulta imposible porque la población catalana sólo es el 15% de la población española. Pero en la Constitución no se prohíbe ni hacer referéndums, ni proclamar la independencia de Cataluña siempre que no se haga efectiva.
Por ello, con un movimiento independentista creciente que durante 10 años ha protagonizado manifestaciones pacíficas de millones de personas y ante la negativa del Gobierno de dialogar, en 2017 la sociedad catalana intentó hacerse escuchar anunciando que realizaría un referéndum de autodeterminación el 1 de octubre.
Como no era delito pero en España no querían que se planteara el tema, el Tribunal Constitucional prohibió el referéndum. Se decidió mantener el referéndum para presionar para una negociación, ya que sólo constituía un delito de desobediencia, que conllevaría multas o inhabilitaciones políticas y no había riesgo de prisión ni siquiera de prisión preventiva. Pero después que España envió la policía a reprimir los votantes del referéndum, la Justicia acusó a los líderes catalanes de haber cometido un delito de rebelión que conlleva hasta 30 años de prisión y permite la prisión preventiva, aunque la rebelión debe implicar violencia y levantamiento armado, cosa que no hubo.
En las elecciones del 28 de abril, ha ganado Pedro Sánchez del PSOE, pero en Cataluña no ha ganado, sino que, de nuevo, han ganado partidos pro independencia, y 4 políticos, en prisión preventiva y que están siendo juzgados ahora, han sido elegidos diputados por 1.512.993 votos. Pero acaban de ser suspendidos de manera irregular y utilizando el artículo 384 bis que permite suspender diputados acusados de terrorismo o rebelión usando armas y explosivos.
España, un país bastante democrático y con bastante separación de poderes, actúa como si fuera Turquía, cuando se trata de la unidad del Estado y del tema de Cataluña. Necesitamos que Europa pare los pies al abuso de derechos políticos que está cometiendo España.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.