Del pasado imperial a nuestros días La historia de España está vinculada a un pasado de opresión sobre otros pueblos, jalonado de sangrientas batallas de liberación nacional que dieron lugar a nuevos Estados. Su forma de dominación ha sido seriamente documentada desde al siglo XVII. En 1620 se publicaba el volumen «Espejo de la cruel […]
Del pasado imperial a nuestros días
La historia de España está vinculada a un pasado de opresión sobre otros pueblos, jalonado de sangrientas batallas de liberación nacional que dieron lugar a nuevos Estados. Su forma de dominación ha sido seriamente documentada desde al siglo XVII.
En 1620 se publicaba el volumen «Espejo de la cruel y horrible tiranía española perpetrada en los Países Bajos por el tirano, el duque de Alba, y otros comandantes del rey Felipe II». Dicho volumen contenía dos obras publicadas anteriormente, la primera es una versión abreviada de « Origen y evolución de los disturbios en los Países Bajos» , de Johannes Gysius y la otra, » Brevísima relación de la destrucción de las Indias», del fraile dominico Fray Bartolomé de las Casas. Ambas obras relatan en detalle los crímenes y las atrocidades cometidos por España tanto en Europa como en el Nuevo Mundo.
Las misiones militares en el exterior, ya sean en Irak, Libia, u otras zonas del planeta, han seguido alimentando las fantasías imperiales del sector más reaccionario de nuestra sociedad, en particular de sus Fuerzas Armadas, retroalimentando su ego.
La RAE define el vocablo ego, en su segunda acepción, del siguiente modo:
ego
2. En la teoría del psicoanálisis de Freud, parte parcialmente consciente de la personalidad humana que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior.
El ejército colonial africanista constituyó precisamente la fuerza motriz del fallido golpe militar del 18 de julio de 1936, que acabó derivando en guerra civil y posteriormente en una sanguinaria dictadura. Una dictadura, es preciso recordar, de carácter monárquico-fascista cuyo contenido nacional-católico, de raíz imperial, se prolonga hasta nuestros días, siempre bajo la atenta vigilancia (Artº 8.1 de la CE78) del ejercito de Franco y de su monarquía, que ostenta a su vez la Jefatura del Estado (Artº 56.1 de la CE78) y de sus Fuerzas Armadas (Artº 62.h de la CE78).
La reproducción de la ideología imperialista nacional-católica
Las Fuerzas Armadas españolas siguen inculcando a sus jóvenes militares una ideología antidemocrática, intervencionista y nacional-católica, prueba de ello es el actual himno de la Armada, antaño de los alumnos de la muy elitista y monárquica Escuela Naval Militar de Marín, en la que me formé, siendo aún adolescente, en la primera mitad de los años 60 del siglo pasado. Alguna de sus estrofas, bien explícita, incita a morir o triunfar en pos de recuperar el añorado imperio perdido:
El imperio vendrá a España por los caminos del mar. Hay que morir o triunfar, que nos enseña la Historia…
imponiendo a su vez una cosmovisión concreta:
… delante, la gloria, la leyenda en pos, debajo las voces de nuestros caídos, y arriba el mandato de España y de Dios.
De España y de Dios, de España y de Dios.
Este potaje rancio y toxico que nuestras Fuerzas Armadas obliga a deglutir a jóvenes militares en su periodo de enseñanza, convenientemente aderezado por el clero castrense, causa estragos en la formación de los jóvenes cadetes y guardiamarinas, muchos de los cuales quedan marcados de por vida por ideologías de extrema derecha.
La fuerte endogamia en nuestras Fuerzas Armadas, especialmente en los cuerpos de oficiales, tiende a perpetuar esta situación. Los llamados príncipes de la milicia, procedentes de familias de rancio abolengo militar, dominan la cúpula de los Ejércitos y los impregnan de su ideología nacional-católica e intervencionista. Una situación en la que una proporción alarmante de altos mandos profesan una ideología franquista, extremadamente clasista, que desprecia a las clases populares y desconfía de ellas, como es público y notorio.
La reforma militar impulsada por los gobiernos del PSOE, a lo largo de sus mandatos, no ha dado los frutos esperados, pues la monarquía borbónica, reinstaurada por Franco, no tiene el menor interés en que el franquismo militar se extinga, y con él la inaceptable manipulación de las conciencias de los jóvenes militares por parte del clero castrense.
Manuel Ruiz Robles, es Presidente Federal de Unidad Cívica por la República, Capitán de Navío de la Armada, portavoz del colectivo de militares demócratas Anemoi, antiguo miembro de la UMD
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.