Vamos a entrar en el 9º año de la crisis económica del capitalismo. La única «alternativa» viable a la crisis dentro del capitalismo sigue siendo el ajuste permanente y la sobreexplotación de los trabajadores, tal y como viene demostrándose desde mayo del 2011 en España con la modificación de la constitución, y la aplicación del […]
Vamos a entrar en el 9º año de la crisis económica del capitalismo. La única «alternativa» viable a la crisis dentro del capitalismo sigue siendo el ajuste permanente y la sobreexplotación de los trabajadores, tal y como viene demostrándose desde mayo del 2011 en España con la modificación de la constitución, y la aplicación del tratado de equilibrio presupuestario aprobado en marzo del 2012 en la UE con las correspondientes leyes de austeridad que afectan a todos los ámbitos de la administración del Estado, anteponiendo la deuda y el déficit públicos al gasto social.
Una demostración del carácter de clase del Estado capitalista, al servicio de las clases explotadoras, que el régimen de producción capitalista sólo puede sobrevivir con las crisis, guerras y la sobreexplotación de los obreros y obreras, y que sólo la lucha por las conquistas sociales ligadas a la lucha por el socialismo (única alternativa de progreso viable para la humanidad) enterrará definitivamente la crisis y el capitalismo.
La UE, la dictadura del capital sobre la clase obrera y los pueblos
El objeto de estas políticas actuales no es otro que pagar con dinero público la deuda que el capital ha generado, obligando por ley a las distintas administraciones locales, autonómicas y estatales a reducir el gasto público social por habitante que ya venía cayendo de forma estrepitosa desde el tratado de Maastrich (1993), y hacer cumplir el déficit público que ordena la troika (FMI, BCE y Consejo de la UE), poderes antidemocráticos que derogan las conquistas sociales y derechos de los trabajadores contemplados en las constituciones nacionales, e impulsan el desarrollo desigual obedeciendo la lógica del capitalismo que arrastra a países y regiones enteras de la UE a la máxima pobreza, y permite la deslocalización de empleos condenando a los trabajadores a competir vendiendo más barata su fuerza de trabajo para sobrevivir.
España, paraíso de buitres financieros
En sintonía con ello bajo el régimen político español en los últimos 5 años se ha producido el rescate público financiero a la banca en concepto de deuda e intereses, suprimiendo el superávit presupuestario público de antes de la crisis y triplicando la deuda pública desde el inicio de la crisis (del 36,2% del PIB al 100%), además de la contención salarial, las rebajas fiscales al capital, las dos últimas contrarreformas laborales de los gobiernos neoliberales PSOE-PP que abaratan y facilitan aún más el despido, la contrarreforma del sistema de pensiones del gobierno del PSOE elevando la edad de jubilación a los 67 años, el saqueo del fondo de pensiones del gobierno del PP, la congelación de los salarios de los pensionistas, el aumento continuo de las tarifas energéticas (luz, agua y gas) (1), la ley mordaza para criminalizar y reprimir con dureza la movilización y las huelgas, vulnerando el derecho de protesta, con el encarcelamiento de centenares de sindicalistas y obreros, mientras los ladrones de guante blanco campean a sus anchas o por los platós de televisión.
Todo con el objeto de seguir la lógica del sistema, dar mayor margen a la tasa de ganancias y la acumulación de capital a costa del empobrecimiento relativo y absoluto de los trabajadores, es decir, a costa de más explotación y mayor pobreza social, que se expresa en los siguientes datos:
· paro crónico que alcanza el 18,91% en noviembre (4.320.800) según el INE, el doble de la eurozona (9,8%), paro juvenil que supera el 50% del paro estadístico de la EPA (la bajada del paro estadístico de los dos últimos años se debe a la reducción de la población activa -menos de medio millón desde el inicio de la crisis-, por el aumento de la emigración de España y de la precariedad e irregularidad laboral),
· vuelta a la década de los 60 y 70 con el impulso de la emigración de los trabajadores hacia los mercados de la Europa Central como mano de obra barata, desde la crisis los emigrantes han aumentado en 833.339, el 56% más, son ya 2,3 millones los españoles en el extranjero (1),
· retorno masivo de los inmigrantes, según el INE desde el inicio de la crisis más de un millón de inmigrantes han vuelto a sus países de origen,
· aumento de la tasa de temporalidad y la precariedad laboral, la tasa de temporalidad alcanza el 24%, sólo superada por Polonia en la UE28, y la duración media de los contratos es de 4 meses, sólo inferior dentro de la UE28 en Lituania (2),
· disminución del volumen de cotizaciones a la seguridad social, 1.584.000 cotizantes menos desde el inicio de la crisis hace 8 años (3),
· aumento del empleo irregular durante la crisis, según el INE con datos del tercer trimestre del 2016 (EPA) hay 18.527.500 ocupados mientras que en noviembre hay 17.780.524 cotizantes a la seguridad social (4), casi 750.000 trabajadores sin estar dados de alta en la seguridad social, aspecto que también se observa en la diferencia que hay entre la disminución de la población activa y los cotizantes a la seguridad social,
· la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados se cifra en 30.852 millones en el periodo 2007-2013, a los que hay que sumarles otro descenso de 24.900 millones de las rentas de los trabajadores autónomos, los cuales el 89%, no emplean trabajo ajeno siendo la mayoría falsos autónomos explotados por el capital, mientras que las rentas del capital han ganado 62.934 millones más (5),
· cada vez más trabajadores se quedan sin prestación por desempleo, el 45,9% de los parados no la tienen (6), pérdida del poder adquisitivo de los salarios, éstos han perdido un 9,2% durante la crisis (7),
· aumento de la tasa de explotación de los trabajadores, desde el inicio de la crisis los beneficios del capital se han elevado sobre la Renta Nacional y los salarios han perdido peso, aumentando la tasa de plusvalía en más de 10 puntos (8),
· aumento del número de salarios y pensiones por debajo del SMI que no permiten vivir con dignidad, son 5,9 millones los asalariados afectados, el 34,4% (9), y el 48,6% de los pensionistas (4,5 millones) los que viven con ingresos inferiores al SMI (10), por debajo del umbral de la pobreza,
· aumento brutal de los desahucios de viviendas que pasan a los bancos que nos roban, desde el inicio de la crisis según Amnistía Internacional 578.000 familias obreras pierden su vivienda (11),
· disminución del gasto social público que nos coloca a la cola de la UE28 con recortes intolerables, mientras aumentan los gastos represivos del Estado por encima de la media de la UE28 (12), si en la UE se gasta el 19,9% del PIB, en España sólo el 17,7%, menos dinero que la media de la UE28 a pensiones, sanidad y enseñanza (13),
· aumento de la pobreza, en España viven 13.334.573 personas en riesgo de pobreza, un 28,6%, o sea 4,2 puntos por encima de la media de la UE28 (14),
· aumento de la pobreza energética que nos coloca a la cabeza de la UE28 mientras las grandes compañías energéticas aumentan los beneficios, la electricidad acumula una subida consecutiva de 7 meses del 27,8% en nuestras facturas (15), etc.
Las leyes de austeridad sirven para llenar los bolsillos del capital expropiando las rentas salariales
En definitiva, aumento de los beneficios brutos del capital y retroceso de los salarios directos y diferidos. Así el capital nos explota dos veces, por las ganancias que sacan de nuestro trabajo, y por las deudas e intereses que pagamos de nuestros salarios bajo la forma de impuestos que dejan de destinarse al Estado de Bienestar (que incluyen prestaciones sociales, sanidad, enseñanza, pensiones…) para salvar al sistema capitalista de su derrumbe. Estamos ante el fin del mito de la «clase media» que durante las últimas décadas los media del capital y parte de la izquierda han promocionado para adormecer nuestra conciencia de clase.
En consonancia, las conquistas sociales fruto de la lucha de clases, contempladas en la vigente constitución del 78 quedan en papel mojado. El derecho al trabajo, a las pensiones, a la enseñanza pública de calidad, a las prestaciones sociales (por desempleo, dependencia, etc.), a la vivienda, etc., son puestas a disposición de las tijeras de los distintos gobiernos locales, autonómicos y centrales, los cuales se pliegan a las directrices neoliberales de la UE al servicio de las oligarquías financieras.
Los PGE del 2017, nuevo tijeretazo
Para el año que viene se espera otro recorte superior a los 5.000 millones de euros del límite del gasto público, pactado por la «gran coalición» del bipartidismo PP-PSOE, para cumplir las leyes de austeridad impuestas por la UE, lo que va a suponer una reducción de la inversión pública que se trasladará a los PGE del 2017. La bajada del impuesto de sucesiones y patrimonio, y la amnistía fiscal del 2012 ha supuso que la hacienda pública dejase de recaudar más de 5.000 millones anuales, la misma cantidad que ahora quieren recortar. Ya suman 78.000 millones de euros recortados en gasto público social desde el 2010, en tiempos de crisis. España se ha colocado así a 6 puntos del PIB en gasto público por debajo de la UE y 13 menos que Francia. El bipartito también ha pactado recaudar 7.500 millones de euros más a costa de restaurar el impuesto de sociedades que bajaron antes de las elecciones y aumentar los impuestos indirectos, impuestos injustos ya que afectan fundamentalmente a las rentas salariales (16), en vez de gravar las rentas del capital (sicav), las grandes fortunas y perseguir el fraude fiscal que ronda los 60.000 millones anuales.
España, soberanía limitada por el imperialismo
A nivel internacional, España no es un país independiente ni anti-imperialista, sigue alineada a la OTAN, con el mantenimiento de las bases militares yanquis en nuestro territorio y el apoyo abierto a las guerras imperialistas (primero Irak). Guerras que han provocado una ola migratoria sin precedentes hacia la UE, la cual ha sido respondida por los gobiernos neoliberales con leyes de confinamiento y expulsión. Implicación del gobierno español en la guerra contra el pueblo libio en el 2011 que ha dejado sobre ruinas al que era primer país en desarrollo humano del continente. Apoyo a regímenes neofascistas, feudales y de apartheid, como los regímenes de Kiev, Arabia Saudí e Israel. Complicidad en la financiación internacional de los escuadrones de la muerte en Siria, víctima de una agresión extranjera desde hace 5 años de más de un centenar de miles de mercenarios neofascista procedentes de 83 países, armados por el imperialismo. Conversión de la base de Morón en base permanente de Africom, la OTAN africana, incumpliendo otra vez el referéndum de 1986. Conspiración contra los regímenes democráticos, progresistas y anti-imperialistas de Latinoamérica apoyando abiertamente a la ultraderecha progolpista (Venezuela, Bolivia…). Complicidad en la revisión de la historia europea llevada a cabo por los partidos neoliberales de la UE criminalizando a los luchadores antifascistas y el comunismo, etc.
Nacionalismos españolista y catalanista para ocultar las políticas de clase
Paralelamente en los últimos 5 años el régimen monárquico neoliberal, heredero del franquismo, ha encontrado un nuevo chivo expiatorio para esconder sus políticas de clase, el manoseado problema catalán, el cual se utiliza para cosechar votos fuera de Catalunya y dividir a la clase obrera. La derogación del Estatut a cargo del Tribunal Constitucional en manos del PP (Estatut aprobado en referéndum por el pueblo catalán), ha impulsado el sentimiento y la movilización independentista a límites impensables años atrás. No obstante, los nacionalistas de ambos lados del Ebro (españolistas versus catalanistas) pretenden esconder los sendos gobiernos neoliberales existentes en la Moncloa y la Generalitat, su apoyo a las leyes austericidas, que aplican los mismos recortes, y esconden que el conflicto real no es un problema territorial, sino de clases. La culpa no es de Madrid, ni de Bruselas, sino de las políticas fiscales, sociales y laborares que benefician únicamente a los buitres financieros que roban a las haciendas públicas. El expolio va por clases. La única solución política sobre la cuestión nacional pasa por reconocer el derecho de autodeterminación con un referéndum donde el pueblo catalán nos expresemos, y la izquierda no independentista defendamos sin complejos el carácter plurinacional de España y la unidad bajo un estado federal y republicano.
Crisis política del régimen español y declive de la movilización y el conflicto social
Desde el 15M hemos visto cómo la crisis económica se ha convertido en una crisis política del régimen, donde se ha desvelado de forma clarividente la complicidad de las élites financieras y empresariales con los partidos neoliberales y la corrupción que abarca a todos los ámbitos del Estado (central, autonómico y local) y sus instituciones, corrupción que es consustancial a la existencia del capitalismo, ya que el corruptor es el capital, algo que las corporaciones mediáticas siempre están muy interesadas en ocultar.
Tras las elecciones europeas de mayo de 2014 los votos del bipartidismo PP-PSOE sumaron menos del 50%, sonaron las alarmas y se forzó a acelerar la maniobra de sucesión de la monarquía. Las movilizaciones masivas en aquel año por la IIIª República, y el triunfo de las candidaturas de confluencias, mareas y unidad popular de la izquierda (Madrid, Barcelona, Coruña, Valencia, Zamora, etc.) abrían la esperanza al cambio político de régimen. Esperanzas que se vieron frustradas tras el declive de las movilizaciones y las dos últimas elecciones generales, donde aunque el bipartidismo sale tocado, no se hunde, el régimen político se mantiene y el frente proausteridad formado por los partidos dispuestos a aplicar los nuevos recortes exigidos por la UE (PP-PSOE-Cs-PNV-PDC-CC…) siguen dominando en las dos cámaras. De momento se impone la «revolución» pasiva dirigida por las clases dominantes, con el objeto de evitar la fractura del régimen político y una salida no capitalista a la crisis económica.
Esta situación política viene dada porque no se ha culminado el proceso de unidad popular de las fuerzas políticas de la izquierda antineoliberal y rupturista, tampoco se ha concretado un proceso constituyente hacia la República que aglutine a todas las fuerzas sociales y políticas rupturistas de la izquierda en torno a un programa claro y sin ambigüedades. No todos cuestionan abiertamente a la OTAN, brazo armado del imperialismo y sus guerras, y algunos puntos del programa quedan sin concretar de forma clara (defensa del aborto libre, la enseñanza pública, derogación de las leyes de austeridad, etc.), algunos plantean nefastamente otra «transición» que ya es aceptada por todos los partidos del régimen, y lo que es peor, nos acompaña el declive del conflicto y la movilización a pesar del impacto de la crisis sobre los trabajadores, elemento fundamental de la lucha de clases que ha propiciado que el régimen se mantenga intacto, mientras los trabajadores, el movimiento obrero y la izquierda rupturista nos encontramos a la defensiva. Algo insólito en la historia de nuestro país.
El 15 M, las dos últimas huelgas generales, el auge de movimientos sociales como la PAH, las movilizaciones de los mineros, las mareas en defensa de la sanidad y enseñanza públicas, las masivas movilizaciones en Madrid y Barcelona por la república ante la abdicación y las marchas de la Dignidad que congregaron a centenares de miles en Madrid constituyeron el punto creciente de las movilizaciones que fueron detenidas sorpresivamente tras las elecciones europeas del 2014. Desde entonces la III República no se haya en la agenda política y las calles están vacías ante la crisis y sus consecuencias que sólo padecemos las clases populares con la clase obrera a la cabeza.
En la lucha de clases y de ideas no existen atajos. Queda claro que sin la ofensiva del proletariado en la lucha de clases ni hubo ni habrá cambio social, ni de régimen, que la clave de la acción política no se encuentra en los platós, sino en el tajo y las calles, junto con las masas. Es necesario volver a plantearse la organización política de la clase obrera en las fábricas y lugares de trabajo, abandonada por el eurocomunismo que priorizó la organización territorial centrándose únicamente en la pugna electoral.
Unidad Popular y Programa político de izquierdas precario
La confluencia electoral de Unidos Podemos (Podemos, IU, Compromís, confluencia catalana, marea gallega…) para el 26J, confluencia tardía y sin un programa claro, superó la fragmentación electoral a nivel estatal, y evitó lo que hubiera sido un descalabro electoral, pero la desconexión con la lucha social frustró las fuertes expectativas que se depositaron para superar al PSOE, pieza clave del bipartidismo, y del régimen político.
El programa y el mensaje político «socialdemócrata», tibio, sin oponerse a la OTAN, la UE, sin desmarcarse del gobierno griego entregado a la troika y las leyes de austeridad, ha desmovilizado el voto, beneficiándose el PP, que logra mantener el gobierno gracias a la «gran coalición» PP-PSOE-Cs auspiciada por Felipe González, donde sus peones han dado un golpe de estado interno para evitar unas terceras elecciones, demostrando lo bien que sirven a los intereses de la oligarquía financiera española en momentos claves.
Pugna en la izquierda, República o 2ª transición (o traición)
El debate ideológico de la «izquierda transformadora» se sitúa entre quienes plantean en la agenda política la IIIª República y quienes piden una reforma constitucional, o segunda transición ya anticipada por Carrillo, abalada hoy ya por todos ¡¡¡incluyendo el PP!!!, renunciando otra vez a la ruptura democrática, colocando el proceso de la constitución de 1978 ¡¡¡como ejemplo!!! (17). Constitución del 78 que supuso la desmovilización y desorganización de la creciente lucha de la clase obrera de nuestro país, que impidió la creación de una central sindical de clase unitaria e independiente, que supuso la renuncia a seguir reivindicando la república y dió carta legal a los crímenes del régimen franquista y nos introdujo en las instituciones de la guerra fría (OTAN, UE). Constitución del 78 que impide llevar una política socializadora que pretenda cambiar las relaciones de producción y cambio, que impide llevar a cabo una política de expropiaciones, que promovió el libre mercado para llevar las políticas neoliberales que entregaron el patrimonio público industrial y fragmentó a la clase obrera implantando la precariedad laboral como norma desde la década de los 80. Constitución del 78, que impide el principio democrático de la igualdad de voto, una persona un voto, que impide el derecho de autodeterminación que toda la izquierda reivindicaba sin titubeos frente a la dictadura, que impide la cooficialidad de todas las lenguas a nivel de Estado, que mantiene los privilegios de la iglesia, que impide la aplicación de una fiscalidad progresiva para aumentar los ingresos públicos, que impide la democratización del ejército y todos los cuerpos policiales, con el derecho a sindicalización y huelga… ¿Ese es el ejemplo icono, antirepublicano y anticomunista, de «la izquierda que se atreve a serlo»? (17).
No podemos volver a repetir los errores de la primera transición, con la complicidad en aquel momento histórico de la socialdemocracia y el eurocomunismo asumiendo el proyecto permitido por el imperialismo en nuestro país, con los pactos de austeridad (Moncloa) ante la crisis, la impunidad del régimen franquista y las instituciones de la guerra fría (18).
El desvarío ideológico en la izquierda «transformadora» es de tal calado que tras las elecciones sectores de Podemos e IU llegaron a plantear pactar hasta con Cs para constituir un gobierno «progresista» (sic), es decir, juntarse con los partidos proRégimen, proAusteridad, proUE, proOTAN, etc, desvinculándose de la ruptura democrática, hacia una nueva transacción…, perdón, transición. Ahí se encuentran sectores actores y herederos del eurocomunismo que campean dentro de IU, el PCE, Podemos y el movimiento sindical (Monereo, Errejón, Llamazares, Toxo…) (19).
Hay que entender de forma crítica y basándose en la experiencia propia de que romper el bipartidismo es insuficiente si no se rompe democráticamente con el régimen que emana de la constitución de 1978, que no podemos empezar a construir un futuro para nuestros hijas e hijos y una sociedad socialista sin superar el régimen del 78, que hoy no se puede desalojar al PP del gobierno para entrar en gobiernos sin programas de antiausteridad, simplemente porque no debemos acabar haciendo lo mismo que la socialdemocracia reconvertida al neoliberalismo y el socialimperialismo, compitiendo por ver quién recorta, quien privatiza o quien bombardea más.
Impulsar la lucha contra las consecuencias de la crisis, por la república y el socialismo
Ahora en lo inmediato va a tocar unir a todos los movimientos sociales, mareas, partidos y al movimiento obrero, para impulsar las luchas contra la ola de recortes que se avecina con la aprobación de los PGE 2017, y los nuevos cantos de sirena que vuelven a cuestionar el carácter público del sistema de pensiones. Pero ello no puede hacerse sin un programa político claro que ligue la labor institucional-parlamentaria a la lucha de clases, que eleve la conciencia de clase de los trabajadores, que luche por cambiar la legislación con reformas a favor de los trabajadores en todos los frentes (empleo, vivienda, sanidad, enseñanza, pensiones), que luche por la derogación de las leyes de austeridad que favorecen al capital a costa de nuestros impuestos (a niveles europeo, estatal, autonómico y local), que abogue por el cambio de régimen hacia la IIIª República, que plantee otra Europa sin la UE, y que deje de renunciar a la lucha por el socialismo como única alternativa viable a la crisis del capitalismo y sus guerras imperialistas. Socialismo o barbarie.
3) http://economia.elpais.com/
5) http://www.eldiario.es/. Sobre el 89% de trabajadores autónomos que no emplean trabajo ajeno, hay que decir que la mayoría son antiguos asalariados despedidos por sus empresas, falsos autónomos que han surgido a raíz de la política de flexibilización del mercado de trabajo en actividades segregadas de las grandes empresas (servicios, transporte, construcción, teletrabajo y hostelería), siendo obligados a seguir realizando las mismas tareas pero como autónomos, encubriéndose así relaciones laborales y de explotación reales entre la empresa que contrata y el trabajador autónomo.
7) http://economia.elpais.com/
9) http://www.izquierda-unida.
12) http://www.eldiario.es/ España dispone de la cifra de funcionarios policiales más alta de Europa, 249.900 efectivos policiales, cifra similar a la de Alemania con una población de 35 millones (https://www.).
17) Documento «La izquierda que se atreve a serlo» firmado por militantes de la anterior IU de Madrid los cuales defienden una izquierda «sin complejos», «orgullosa», que : «…valora el proceso político de la transición y la significación histórica de la Constitución de 1978» (el subrayado es mío). Tras 38 años ninguna autocrítica del «proceso», muy «marxista». Documento que cuando habla de que «el trabajo recupere la centralidad del conflicto», no plantea recuperar la organización política de los trabajadores en los lugares de trabajo, ni reforzar el carácter sociopolítico del movimiento sindical de clase, eso sí, hay que dejar que los sindicatos sean los que «lideren la movilización democrática y la concertación social dentro y fuera de la empresa». Tradeunionismo a la española. Se olvidan de que el papel de los sindicatos consiste en organizar y elevar la conciencia reivindicativa de los trabajadores, dirigir el conflicto laboral, etc., pero que su tarea reformista le impide dirigir el cambio político que necesita nuestro país, de ahí la necesidad de reforzar su carácter sociopolítico, para que el movimiento sindical no sea un movimiento meramente reivindicativo, ya que como situara Lenin y recogiera Marcelino Camacho en sus reflexiones, la lucha reivindicativa por sí sola no conduce a la emancipación de la clase obrera, a su liberación de la explotación capitalista, por lo que el sindicalismo si no quiere convertirse en una pieza más del sistema capitalista no puede ser neutral en la lucha de clases y su máxima expresión, la lucha política.
18) El PCE, vanguardia política de la clase obrera en la lucha antifranquista, hasta el XIX congreso del 2009, 31 años después, no comenzaría oficialmente a reivindicar el proceso constituyente hacia la IIIª República.
19) Manolo Monereo pide un gobierno de PSOE, C´s y Podemos en un manifiesto (Necesitamos otro gobierno. Decisiones apremiantes). Es curioso, se critica a la CUP y ERC por pactar con la derecha en Catalunya, mientras se plantea lo mismo en España. A esta «reivindicación progre» se sumaron sectores de IU y Toxo, además de dirigentes de Podemos, tras las dos últimas elecciones generales.
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