SITUACION VASCA A comienzos del siglo XXI, Euskal Herria, el pueblo que habla la lengua más antigua de Occidente, se encuentra en una situación que puede ser definida como esperanza y decisión. Lo primero, porque tras muchos años de luchas y heroísmos va extendiéndose entre la sociedad vasca la conciencia de que son necesarios avances […]
A comienzos del siglo XXI, Euskal Herria, el pueblo que habla la lengua más antigua de Occidente, se encuentra en una situación que puede ser definida como esperanza y decisión. Lo primero, porque tras muchos años de luchas y heroísmos va extendiéndose entre la sociedad vasca la conciencia de que son necesarios avances democráticos sustanciales. En la parte peninsular, la sometida a la administración española, esta conciencia va avanzando hasta cuestionar la falsa reforma de finales del franquismo, la reforma monárquica y autonomista; en la parte continental, la sometida a la administración francesa, aumenta gradualmente la conciencia de que se deben introducirse medidas destinadas a reconocer la identidad vasca y dotar a su territorio de más recursos administrativos. La esperanza tiene, como mínimo, dos bases de sustentación: la primera es, como hemos dicho, la certidumbre de que las ideas, reivindicaciones y proyectos defendidos en solitario por la izquierda independentista vasca van calando en el pueblo, van siendo aceptas total o parcialmente por diversos sectores sociales, culturales, artísticos, políticos, etc., sobre todo entre el pueblo trabajador; la segunda es que este avance coincide con el agotamiento del viejo orden centralista, que tras un tercio de siglo en la parte bajo dominio español y más aún en el norte, un agotamiento perceptible cada vez más para todas las fuerzas con un mínimo sentido democrático.
Sería el nuestro un análisis simplista si la esperanza fuera de vuelo corto, de vuelo de gallina cobarde, sin altura y siempre dispuesta a pararse y aceptar el sucio fango oficial. Al contrario, es una esperanza que no sólo busca el futuro inmediato, lo más próximo, sino que tiene un proyecto de construcción nacional desde la izquierda, desde el socialismo. Por eso es una esperanza de largo alcance. Es por esto que el sistemático rechazo español a cualquier reforma o mejora significativas, su negación a todo avance real en el proceso negociador, el aumento de su represión y de sus prohibiciones, la práctica sistemática de la tortura, la conculcación de los derechos de todo un pueblo y la meticulosa vigilancia policial sobre decenas de miles de personas para impedirles el ejercicio de sus derechos civiles y políticos, semejante represión diaria no anula la esperanza de la izquierda independentista. Hay que saber que los territorios vascos de Gipuzkoa Bizkaia Araba y Nafarroa cuentan con un censo electoral de 2300000 habitantes aproximadamente, 522 municipios y aproximadamente 4 100 concejales. Las elecciones del 27 de mayo son para los municipios pero también para diputados en las diputaciones de los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba (son gobiernos provinciales con ciertas competencias por ejemplo en materia fiscal) y para diputados en el Parlamento de Navarra. Es decir que el 27 de mayo se elijen y renuevan para 4 años las más importantes instituciones de Euskal Herria.La izquierda independentista vasca cuenta entre un 12 y un 15% de votantes. Cuando ha tenido concejales ha tenido alrededor de 1000. Y ha gobernado el unas 100 alcaldías.
Estando ilegalizada, Izquierda Independentista procedió a legalizar un partido político ASB cumpliendo la ley de partidos para posibilitar así que las elecciones fueran representativas de la voluntad popular y poder de este modo contribuir a reforzar el proceso. El Gobierno procedió inmediatamente a ilegalizar este Partido. La izquierda independentista vasca presentó entonces 225 plataformas populares con la denominación «sozialita abertzaleak». Porque la izquierda independentista entendía que para poner en marcha un proceso de soluciones democráticas las instituciones debía de ser representativas de la realidad política del país. Y así la izquierda independentista se comprometía a estar en las instituciones para reforzar un proceso de soluciones Para presentar las candidaturas populares se necesitaban 30 000 firmas ante notario. Se han recogido 83 500 firmas. Casi tres veces más de las necesarias. Más de las que se recaudaron hace 4 años!!! Esto demuestra por un lado, que la ciudadanía quiere que la izquierda independentista tenga derecho a votar y a ser votado y por otro lado que la estrategia de ilegalización ha fallado porque la izquierda independentista sigue ahí y porque la ciudadanía vasca reclama elecciones donde este presente. El PSOE ordenado la investigación policial de más de 600 listas electorales y de más de 11700 personas. Y se sabe que las 83 500 personas que con su firma han permitido que todas las opciones políticas puedan concurrir en las elecciones también han sido investigadas!! No debe sorprendernos este control político-social masivo si recordamos que el Pueblo Vasco padece la más alta densidad de policías por habitante de toda Europa, así como las mayores cifras relativas de presos, exiliados y torturados. Efectivamente ANV un partido legal desde hace 30 año y que ha presentado candidaturas y también ha sido objeto de impugnaciones así como 7 candidaturas independientes. La fiscalía del Estado español ha decidido impugnar la totalidad de las listas presentadas por la Izquierda Independentista vasca y más de la mitad de la listas de ANV.
Es cierto que tamaña presión y represión estatal, semejante control social masivo, el reiterado no a toda propuesta democrática, todo esto puede desanimar a sectores sociales poco concienciados y reforzar a los reaccionarios, a los que defienden la injusticia legaliza. No se puede negar esta situación, más aún hay que contar con ella, saber que el Estado español recurrirá a todo lo necesario para debilitar a la Izquierda Independentista. También hay que ser conscientes de que en esa labor antidemocrática está apoyado por la burguesía vasca, por sus partidos fundamentales, neoliberales y conservadores, como son el PNV y UPN. Cada uno de ellos cumple una función precisa según el territorio en el que actúa, el primero en la CAV, los territorios de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia, y el segundo en Nafarroa. Las cúpulas y las burocracias de estos partidos tienen esenciales intereses socioeconómicos y dependen de la gran banca y del Estado español, por lo que buscan más un acuerdo con éste, cambiando algunas cosas manifiestamente superadas, para llegar a un pacto político que engañe al pueblo con algunas concesiones presentadas como «conquistas democráticas». Además de estas fuerzas, actúan en contra del proceso democrático la industria político-informativa, muy unida a los partidos del poder por lazos económicos directos. Hay que saber que ya desde comienzos de los ’80 el PSOE elaboró un plan en el que justificaba el empleo de la mentira y de la manipulación contra la Izquierda Vasca; después, este plan ha sido mejorado y ampliado cada determinado tiempo. Por no extendernos, una institución político-religiosa como es la Iglesia católica, no hace todo lo que está en sus manos para impulsar la democracia, sino que presa de sus tensiones internas y de sus dudas, termina por dar una de cal y otra de arena, e incluso uno de sus máximos representantes, el arzobispo de Iruñea, Nafarroa, ha llamado a votar a partidos fascistas españoles en las próximas elecciones. Mientras la Izquierda Independentista, ilegalizada y reprimida, tiene extremas dificultades para ejercer sus derechos, una parte importante de la Iglesia hace apología del fascismo español desde sus púlpitos y otros medios de prensa.
Viendo esto ¿qué esperanza podemos tener? Toda, porque la esperanza vive en y de la decisión de lucha. Mientras que haya decisión de lucha, hay esperanza; la desesperanza y el derrotismo surgen conforme se debilita la decisión de seguir avanzando. Durante medio siglo de lucha, desde finales de los ’50 hasta ahora, nuestro pueblo ha estado enfrentándose a todas las sucesivas estrategias y sistemas represivos del Estado español, y, en la parte norte, ha ido recomponiendo fuerzas frente a la política francesa de ahogo, asfixia e indiferencia. Pero este medio siglo se sustenta sobre una historia anterior de resistencia más larga, que podemos datar, como mínimo, desde finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, tiempos largos en los que nuestro pueblo aprendió el valor de la decisión y de la esperanza, pero también del derecho a la autodefensa ante las agresiones externas y ante las brutalidades de la clase dominante interna. Esta larga experiencia histórica sustenta, además de la confianza en nuestras fuerzas, también nuestra decisión de lucha. La historia no es siempre un pasado inactivo, sino que una vez asentada una fuerza consciente y organizada, que lucha contra la injusticia y la explotación, entonces, la historia se convierte en una fuerza activa porque aporta lecciones, advierte de errores cometidos en el pasado para no caer en ellos otra vez, y abre caminos, aporta luces y en especial, genera identidad entre las masas oprimidas a lo largo de los siglos, mostrando que, a pesar de todos los cambios añadidos, en el fondo subsiste la inhumana opresión de las clases y de los pueblos por los Estados imperialistas.
Es por esto que nuestra decisión de lucha es inseparable de nuestra esperanza, y la refuerza, porque incluso en el caso de que este proceso democrático sea truncado, premeditadamente abortado por los antidemócratas, incluso en este caso nuestra decisión seguirá inalterable, o multiplicada por el simple hecho de que no traicionaremos a quienes lucharon antes que nosotros creando las bases que nos han permitido llegar hasta aquí.
(Texto escrito 07/05/2007 para Voz Própria, órgano de prensa de Nos-UP)