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Galeano en La Casa de las Américas

«Estamos vivos porque somos diferentes»

Fuentes: La Ventana

«¡Qué orgulloso estoy de ser casi compatriota de los habitantes de ese país prohibido!» • En breve rueda de prensa al término de la inauguración del Premio Literario, Eduardo Galeano retomó algunos de los temas que lo han acompañado desde su llegada a Cuba el pasado jueves

Con su voz retumbando aún en una abarrotada sala Che Guevara, Galeano ofreció breves declaraciones a un grupo de periodistas que lo abordó al finalizar su discurso de instalación de la edición 53 del Premio Literario Casa de las Américas. Compartió con ellos su experiencia tras el paseo realizado por La Habana Vieja en compañía de su historiador, el Dr. Eusebio Leal Spengler el pasado sábado, sitio al que no regresaba desde su anterior visita en 1999, y también su reencuentro con viejos amigos a los que sigue queriendo «como si el tiempo no hubiera pasado».

«Recorrer más a fondo La Habana Vieja es un placer aparte. Pude confirmar que Eusebio se merece un capítulo del Génesis para sustituir el de la Biblia, porque Dios hizo al mundo en una semana, pero este en pocos años ha hecho La Habana Vieja. Se merece un texto sagrado este ‘loco lindo’ que con tropical locura ha hecho la hermosísima zona de La Habana Vieja que parecía condenada a la ruina. Con ese impulso creador que tiene, logró multiplicarla, descubriendo la energía que ni yo sabía que contenía. Eso ha sido lo más alentador, aparte de lo de siempre: la Casa de las Américas que, como dije, es también mi casa», expresó.

Cuba nunca ha escapado de su mirada y de sus afectos, y a propósito del momento actual de la Isla, comentó que es «un período apasionante de cambios que la realidad fue incubando, que no nacieron de la cabeza de ningún dios, sino de la energía acumulada por una sociedad que es capaz de cambiar, y esa es la prueba de que está viva». Añadió que los cambios son posibles y necesarios «y les deseo lo mejor». «Es evidente que se había llegado por un camino, tuvo su sentido y que, además, fue de alguna manera impuesto por las circunstancias porque la Revolución hizo lo que pudo y no lo que quiso, evidentemente», enfatizó.

Relató que ahora mismo uno de los problemas con los que, personalmente, ha chocado, a pesar de la buena voluntad de todos por resolverlo, es el bloqueo de las comunicaciones. «Me he topado (aquí) con el cartelito ‘usted quiere entrar desde un país prohibido’, y yo pensé qué orgulloso estoy de ser casi compatriota de los habitantes de ese país prohibido».

«El asunto está en preguntarse: ¿prohibido por quiénes y por qué? Quizás prohibido porque a pesar de todas sus contradicciones y dificultades sigue siendo un ejemplo de dignidad nacional para los otros países, a veces ninguneados, pobres, pequeños, que no tienen derecho al patriotismo, porque es un privilegio, hoy por hoy, de los países mandones, de los ricos y poderosos, los que juzgan a los demás y dictan sentencia. También por el peligroso ejemplo de la solidaridad que Cuba ha seguido practicando a pesar de sus condiciones de vida muy difíciles. Creo que esos dos contagios son los que han puesto tantas trabas en las ruedas de los procesos de cambios que la Revolución necesita procesar y llevar adelante, de ahí viene lo de ‘país prohibido’. Si es por eso, pues también quiero ser prohibido como el país donde estoy porque lo amo».

Explicó nuevamente, grosso modo, cómo y desde dónde partió la escritura de Espejos, cuyos fragmentos leerá mañana en la presentación del volumen premiado por la Casa con el «José María Arguedas», de narrativa, el pasado año. También adelantó breves páginas de Los hijos de los días, texto que verá la luz en marzo próximo en varios países de América Latina y en España. Este libro, aclaró, tiene su génesis en su viaje a Guatemala a fines de los sesentas. De esas anotaciones, testimonio de su contacto con las comunidades de origen maya, tomó una que sirve de introducción al libro y dice: «Los días se echaron a caminar y ellos, los días, nos hicieron a nosotros, nosotros, los hijos de los días, los averiguadores, los buscadores de la vida».

Otro de los asuntos más abordados por él en estas jornadas, ha sido su indignación ante la impunidad de los que ejecutaron a Roque Dalton, anunciada semanas atrás. Justamente, momentos antes de tener el contacto con la prensa, Galeano se encontró con la viuda del poeta salvadoreño, y en ese emotivo y veloz diálogo, la compañera del autor de Taberna y otros lugares, agradeció a Galeano su apoyo y su postura ante tan criminal acto.

«Roque fue mi amigo. Para mí es un nuevo capítulo de la historia universal de la infamia a la cual tanto ha contribuido y sigue contribuyendo, lamentablemente, nuestra América Latina. Otro capítulo más para agregar a los muchos ya que nuestros amos han ido redactando. En el caso de Roque es un escándalo. Fue asesinado por ser como era, porque era un tipo con un evidente y notorio sentido del humor y del amor, muy jodón, muy divertido, y absolutamente incapaz de obediencia. Fue asesinado por algunos de sus compañeros de la guerrilla de El Salvador. Para mí son criminales porque creo que son tan criminales los revolucionarios que matan para castigar la discrepancia, como los militares que matan para perpetuar la injusticia».

El intercambio no podía pasar por alto su opinión sobre la situación actual de América Latina ante un escenario cambiante y de integración continental. Si ya desde 1971 Las venas abiertas de América Latina penetraba, desde la literatura y también desde las ciencias sociales, en las tensiones de la región, hoy las coordenadas y las rutas recorridas son diferentes.

«Se ha trabajado en la búsqueda de la unidad, un camino imprescindible en un mundo en que hay que unirse porque solo así nos podemos defender, pero a sabiendas de que son procesos más complejos. Porque el motor de la vida es la contradicción y esta es una realidad muy contradictoria. Queremos una unidad latinoamericana sin desconocer que América Latina es también un espejo de las desigualdades del mundo y que muchas veces ellas se proyectan, y de mala manera, entre los países latinoamericanos. No se trata de que el Norte es malo y el Sur es bueno. Los dos tienen contradicciones y si no tratamos de comprenderlas, no las podremos superar para construir una síntesis diferente».

«Esas contradicciones existen y por eso es tan difícil que nos pongamos de acuerdo con cosas obviamente necesarias, como, por ejemplo, la iniciativa estupenda de Venezuela de la creación del Banco del Sur. Pero no hay que tenerle miedo a la contradicción, ese es el motor de la vida. Somos contradictorios, por eso estamos vivos y porque también somos diferentes. Esa unión de diversidades es compleja, pero será la única manera de reconocernos a nosotros mismos en todas nuestras infinitas posibilidades de creación y cambio a partir del reconocimiento de la diversidad, a partir de la celebración de la cantidad de mundos que el mundo contiene, que es lo mejor que tenemos. Porque, además, por suerte somos diversos».

«Sino estaríamos condenados a aceptar lo que el sistema nos obliga a obedecer: ‘a ver, elige de qué quieres morir, ¿de hambre o de aburrimiento?’ Creo que tenemos que contestar: ‘no queremos morir ni de hambre ni de aburrimiento».

Fuente: http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=6644