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Defensa de la educación pública en Madrid

«Este año el curso no empieza»

Fuentes: En lucha / En lluita

Una frase que se lee en correo tras correo, que se escucha hablando con compañeras y compañeros, expresa mejor que nada la rabia del profesorado madrileño ante los últimos ataques contra la enseñanza pública: «¡Este año el curso no empieza!» El gobierno de la Comunidad de Madrid no es ningún amigo de los servicios públicos […]

Una frase que se lee en correo tras correo, que se escucha hablando con compañeras y compañeros, expresa mejor que nada la rabia del profesorado madrileño ante los últimos ataques contra la enseñanza pública: «¡Este año el curso no empieza!»

El gobierno de la Comunidad de Madrid no es ningún amigo de los servicios públicos y en los últimos años ha habido varias huelgas de un día en la educación pública, pero lo que se propone para septiembre parece algo muy distinto a lo que hemos visto hasta ahora.

Muestra de esto es la asamblea que convocaron los sindicatos para el día 20 de julio, en plenas vacaciones, a la que asistieron entre 800 y 1.000 profesores y profesoras. Quedó palpable la voluntad de luchar y luchar en serio. Se expusieron varias estrategias en cuanto a cuándo sería mejor empezar una huelga y cuánto debería durar, por ejemplo, pero había acuerdo abrumador en que no vale con uno o dos días de huelga e incluso se habló en serio de una huelga indefinidida.

¿Por qué este cambio? ¿De dónde surge esta combatividad?

Hay dos factores centrales. El primero es la gravedad de la situación frente unos ataques que suponen un asalto frontal contra la ensenanza pública. Realmente existe el sentimiento de que si no luchamos el gobierno de Esperanza Aguirre va a acabar con la provisión pública. Las instrucciones de inicio de curso y el recorte de cupo de profesorado van a suponer la pérdida de más de 3.000 puestos de trabajo, el empeoramiento de las condiciones en que el profesorado realiza su labor docente y, sobre todo, el deterioro del servicio público educativo. Una de las decisiones más graves ha sido la desaparición de la tutoría con alumnos de Secundaria, que supone un retroceso de décadas en la atención educativa, dejando cuestiones como el apoyo educativo, la orientación académico profesional y la mejora de la convivencia fuera del ámbito educativo. Además, se reduce el tiempo de dedicación a la preparación de clases y actividades extraescolares y complementarias, con un significativo aumento de las horas lectivas del profesorado, además del incremento de alumnos por aula y un aumento de la asignación de materias afines, lo que repercute en la calidad de la docencia. El recorte va más allá del incremento en el horario de los profesores, ya que todos los centros tendrán que reducir el curso que viene desdobles y refuerzos, han disminuido los recursos para la orientación educativa, apoyos, aulas de enlace, compensatoria y todas las medidas de atención a la diversidad. Estos recortes afectan sobre todo a las familias y alumnos con más necesidades educativas y no contribuye a la lucha contra el elevado fracaso y abandono escolar que sufre la Comunidad de Madrid.

Pero todo esto viene encima de recortes salvajes el curso que ahora termina que ya suponían la pérdida de 2.500 puestos de trabajo, aumento del número de alumnos por grupo, la eliminación de muchos desdobles y grupos de apoyo entre otras cosas. Además, ha empeorado muchísimo la situación de las y los interinos (los más afectados también por la pérdida de puestos de trabajo) que desde el año pasado tienen que conseguir trabajo durante todo el curso para poder cobrar el verano, y aun así solamente cobran uno de los dos meses. Podemos hablar también de terrenos públicos en los que la Comunidad ha construido colegios concertados o privados, por ejemplo en Alcorcón, un colegio religioso donde se separarán a los chicos y las chicas. O, simplemente, venden los colegios públicos a entidades privadas como sucedió en El Álamo (al suroeste de la capital) nada más que cuatro meses después de que se abriera el centro. A todo esto hay que sumar el recorte en el salario de hasta un 7% desde hace un año por las medidas de ajuste de Zapatero.

El segundo factor en todo esto, es el espíritu incontenible del movimiento 15M (y seguramente también las huelgas griegas y las revoluciones árabes que ya forman, cada uno, una parte de una nueva creencia en la posibilidad de luchar con confianza). En la Asamblea del día 20 se habló abiertamente del movimiento y la necesidad de aprovechar su dinámica y se notaba la cantidad de profesores y profesoras que han estado participando en él. Pero se notaba su presencia también en la propia naturaleza de la asamblea; el ambiente de debate, por ejemplo, que duró tres horas y durante el que se dio un intercambio de ideas y propuestas muy enriquecedor. También se les dio bastante caña a los representantes sindicales que presidían la mesa a quienes no les quedaba otra opción que aguantar el tirón. Pero seguramente más importante, la lluvia de propuestas de acciones e iniciativas que surgieron y que olía a las asambleas de las plazas y los barrios del Movimiento. Hay que destacar la importancia de esto, porque a pesar de la rabia provocada, no está para nada garantizado el éxito de ninguna huelga en el sector de la educación.

Tenemos que tener en cuenta la huelga desastrosa de junio de 2010, supuestamente contra al recorte del salario a manos de Zapatero, pero viniendo después de que se aplicara la medida y sin ningún esfuerzo serio por parte de los sindicatos, nunca tuvo un carácter más allá de lo simbólico. Esto tuvo su impacto en la huelga general del 29 septiembre que recibió relativamente poco apoyo de las y los funcionarios en Madrid.

El espíritu del Movimiento 15M y las mil personas que asistieron a la asamblea sindical tienen que llegar a los más de 45.000 profesores y profesoras de la Comunidad. De ahí lo fundamental de lo expresado en la asamblea a favor de no solamente hacer una huelga, sino hacer antes también una campaña de organización de la huelga. Por ejemplo, se habló de crear una web que aglutine toda la información, crear pegatinas para llevarlas siempre puestas en clase, pancartas, informar a las AMPAS, a los estudiantes, a los padres, manejar eficazmente las redes… A este respecto es muy positivo que los sindicatos hayan convocado otra asamblea para el 31 de agosto y parecen haberse comprometido a una campaña inclusiva «que cuente con la participación activa del profesorado de los centros y la implicación de alumnos, familias y toda la sociedad madrileña» y que también proclama que «el día 31 de agosto se celebrará una asamblea de profesores con el objetivo de definir las protestas y con una propuesta de huelga para el primer día de curso, porque creemos que, en estas condiciones, el curso escolar 2011-2012 no puede comenzar. » (comunicado http://www.stemstes.org/ ).

Como se dice en las plazas y las calles, esto es solo el principio.

Sam Robson es profesor de Secundaria en Madrid, sindicalista de base y militante de En lucha / En lluita.

Fuente: http://enlucha.org/site/?q=node/16260