Nuestro país en el año 2000 tenía una deuda pública de 373.506 millones de euros. Es decir, pagábamos 9.251 euros por habitante. En el año 2005, dicha deuda ascendía a 391.083 millones de euros. Pagábamos 9.030 euros por habitante. En el año 2009, nuestra deuda fue de 561.319 millones de euros. Eran 12.152 euros por […]
Nuestro país en el año 2000 tenía una deuda pública de 373.506 millones de euros. Es decir, pagábamos 9.251 euros por habitante.
En el año 2005, dicha deuda ascendía a 391.083 millones de euros. Pagábamos 9.030 euros por habitante.
En el año 2009, nuestra deuda fue de 561.319 millones de euros. Eran 12.152 euros por habitante.
En el año 2010, tuvimos una deuda pública de 641.802 millones de euros. Fueron 13.908 euros por habitante.
En el año 2011, la deuda era ya de 734.961 milones de euros. Comparen este dato con el del año 2000, el de 2005 o el de 2008.
Para ahorrarles el trabajo visual les agrupo los datos:
373.506… 391.083… 561.319… 641.802… 734.961 millones de euros.
Veámoslo también de otro modo.
Según datos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, el coste de toda esa deuda a los bolsillos españoles supuso lo siguiente:
-
En el año 2000, pagamos en capital + intereses de esa deuda, un total de 72.000 millones de euros.
-
En el año 2005, la suma era de 85.000 millones de euros.
-
En el año 2009, hablamos de 125.000 millones de euros.
-
En el año 2010, la suma que pagamos ya ascendía a 169.000 millones de euros.
Agrupemos una vez más los datos para visualizar la progresión:
72.000… 85.000… 125.000…. 169.000 millones de euros.
En 2011 tuvimos un gasto sanitario público de 65.000 millones de euros aproximadamente y un gasto educativo de 52.254 millones de euros. Total; 117.254 millones de euros.
Es decir, ya en 2010 pagábamos mucho más por la deuda que en 2011 por la sanidad y la educación juntas.
El pago de la deuda es lo que nos cuesta dinero, no la sanidad o la educación. Y lo que nos cuesta dinero es una clase política que está utilizando de modo ilícito los créditos que nos están proporcionando los mercados.
Fíjense como los mercados financieros controlan el presupuesto del Estado. Y son los mercados los que dicen a estos líderes de España lo que tienen que hacer si quieren seguir teniendo financiación, y está claro que todo lo que están diciendo nos conduce cada vez a un mayor endeudamiento.
Esta es la base económica de la pérdida de derechos que se está produciendo.
La deuda va a seguir aumentando y nuestro dinero no va a servir para financiar mejoras educativas, sanitarias o de servicios públicos.
Nuestro dinero estará destinado mayoritariamente a pagar deuda e interés de la deuda, y a todos aquéllos que se están beneficiando con este negocio.
¿Quién se está beneficiando de algo que nos perjudica a todos nosotros? ¿Y quién está permitiendo que esto ocurra?
Se están traicionando los intereses generales del país en beneficio de prestamistas internacionales y unos políticos que utilizan ese dinero que nos prestan para que la nación vaya cada vez peor, poniéndolo en manos de especuladores y banqueros en vez de trabajar por la mejora de la vida de los habitantes del país.
El artículo 128.1 de la Constitución Española establece: «Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general».
Hay una frase que corre en la actualidad por la red y que está prendiendo como la pólvora.
Palabras del segundo Presidente de EE.UU., John Adams Jr., considerado como uno de los padres fundadores de esa nación:
«Hay dos maneras de conquistar y esclavizar a una nación. Una es a través de la espada. La otra a través de la deuda».
Juan Luís Rodríguez, [email protected]. Psicólogo, especialista en Psicología Clínica y de la Salud. Técnico Superior en Navegación, Pesca y Transporte Marítimo. Exasesor en los Gabinetes de las Consejerías de Asuntos Sociales y Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Colaborador de Attac Sevilla.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR