Enric Durán ‘expropió’ 492.000 euros a 39 bancos dentro de un proyecto que pretende cuestionar el sistema vigente. Seis meses después volvió a Barcelona, donde fue detenido. Ahora le entrevistamos en la cárcel.
DIAGONAL: A pesar de que estuviste huido seis meses, habías realizado una declaración ante notario para que, en el caso de que quisieran contactarte, hubiera una forma. ¿Por qué crees que esperaron hasta tu regreso para ordenar tu detención?
ENRIC DURÁN: Imagino que en principio no esperaban mi vuelta y mucho menos que ésta fuese tan mediática. Así que decidirían pocos días antes de que se produjera.
También es probable que no quisieran que yo supiera lo que iba a ocurrir para que no pudiéramos prepárarnos más específicamente para ello. La posibilidad de prisión sin fianza fue la razón principal de mi desaparición en septiembre.
Entonces no me lo podía permitir porque el movimiento estaba demasiado verde. Estos seis meses han servido para mucho, como se puede ver con la publicación ¡Podemos! y toda la gente que se está moviendo alrededor. Era una reacción posible aunque no la preparamos porque estuvimos centrados en el gran trabajo que significó la publicación.
D.: Puede que pases dos años en prisión sin fianza y los medios que más atención te habían prestado ahora se han desentendido del caso. ¿Te ha hecho esto plantearte el modo de hacer las cosas?
E.D.: Ése es el peor de los casos, pero no creo que ocurra. Muy mal tendríamos que hacer las cosas para que esto sucediera. Sabemos que no podemos estar en los grandes medios con continuidad. Hemos roto el silencio en dos días ‘D’ y hará falta organización y creatividad para volver. Hay muchos periodistas a contracorriente de sus direcciones que trabajan en grandes medios interesados en sacarlo.
Hay que conversar con ellos para lograrlo. En todo caso esos focos puntuales sirven para que la gente se interese más por las movidas, y para la continuidad contamos con internet y los medios alternativos.
D.: ¿Has tomado alguna decisión respecto a tu defensa?
E.D.: Denunciar que ese dinero se creó en el momento del préstamo, y que no pertenece a los bancos, puede ser una estrategia importante de la defensa porque une la argumentación legal con la defensa política. Junto a ésta puede haber otras estrategias complementarias.
La acusación es por estafa y ésa es la que hemos de cuestionar. Creo que mi acción no tiene mucho que ver con este tipo de delitos. Si fuera sólo falsificación documental me podrían caer menos meses de prisión y no tendría que cumplirla.
D.: ¿Cómo fue la detención?
E.D.: La detención fue, en primer lugar, espectacular: se me llevaron 12 policías secretas cubiertos por antidisturbios, pero más allá de la violencia vinculada a ese momento no tuve ningún problema de trato. Lógico cuando se tiene buena prensa y especialmente cuando es una acción política contra la banca, a la que gente de todas las condiciones rechaza.
Ojalá al resto de detenidos y presos se les tratara como a mí… Estoy en un módulo muy tranquilo de Can Brians I donde conviven presos que trabajan en el área de servicios con otros presos con «buena conducta». Pese a ello, considero mi situación dentro de prisión también injusta. ¿Cómo puede alguien que está encerrado sin estar condenado, en base a un supuesto riesgo de fuga, ver limitados sus derechos civiles más básicos, como el derecho de comunicación, de reunión, libertad de expresión… Veo ahí un agujero que permite silenciar la disidencia política y eso también hay que reivindicarlo.
D: ¿Te llegan las muestras de apoyo hasta la cárcel?
E.D.: Sí, claro, de muchas maneras, aunque no tendrían que estar tan limitadas. Con las cartas de información que me mandan, y con el contacto personal de la gente que me visita tras el cristal y alguna vez a través de los grandes medios. Lo agradezco y me ayuda a reafirmarme en nuestra lucha.
D: Aunque existe un grupo que conforma Crisis, como se comprobó en la reunión de Perpignan, lo que suena es siempre tu nombre. ¿No crees que éste podría ser un problema de cara a llegar a más gente?
E.D.: En las páginas de ¡Podemos! tratamos esta cuestión mucho mejor de lo que yo pueda responder ahora, en relación a cómo nos organizamos dentro del movimiento.
Soy quizá un referente, como pueden serlo otros, pero un referente que forma parte de un movimiento basado en las descentralizaciones y la autonomía de sus miembros.
Creo que esta situación, aunque compleja, es un experimento interesante para aprender a hacer equilibrios entre una cultura dominante basada en el liderazgo político personalista y una cultura alternativa basada en el anonimato y la horizontalidad. Una cosa es la forma en la que nos presentan en los medios masivos, la otra es la semilla que llevamos dentro.