– Se publica el informe «En la encrucijada: el papel de Europa en la minería submarina» de Seas At Risk, plataforma europea de la que forma parte Ecologistas en Acción.
– El estudio expone la posición y responsabilidades de la UE y sus Estados miembros, así como del Reino Unido y Noruega, en esta última frontera de la minería.
– La publicación también dedica un apartado a examinar el interés por la minería submarina en aguas españolas, donde la atención se ha centrado en los depósitos de las Islas Canarias.
El informe «En la encrucijada: el papel de Europa en la minería submarina» proporciona argumentos para que la UE y los Estados miembros prohíban la minería submarina en Europa y presionen para lograr una moratoria global. También recomienda objetivos más ambiciosos para reducir la huella de material, incluyendo una reducción drástica en el uso de metales primarios y reduciendo la necesidad de más minería tanto en el mar como en tierra.
La publicación de Seas At Risk destaca la necesidad de que la UE y los países europeos pongan freno a la carrera por explotar los minerales de los fondos marinos. A pesar de las advertencias de la comunidad científica sobre los altos riesgos de pérdida irreversible de biodiversidad en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta, se han otorgado permisos de exploración para una extensión del tamaño de Francia, Alemania y el Reino Unido combinados, principalmente en el Océano Pacífico, pero también en el Atlántico y en el Índico. Las primeras pruebas de equipos de minería submarina las está realizando durante estas semanas en el Pacífico la empresa belga Global Sea Mineral Resources, anuncian el inminente inicio de una minería comercial en alta mar que, si no se detiene, podría empezar a gran escala dentro de pocos años.
Los países europeos que patrocinan o mantienen contratos de exploración en aguas internacionales ahora incluyen a Bélgica, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Francia, Alemania y el Reino Unido. España, explica Elena Solís, coordinadora del área de minería de Ecologistas en Acción, «no tiene ningún contrato otorgado pero ha permitido investigaciones dentro de sus propias aguas y el Instituto Geológico y Minero funciona como un auténtico lobby a favor de la minería submarina dentro del propio Estado».
«La UE se encuentra ahora en una encrucijada», apunta Ann Dom, consultora senior de Seas At Risk. «Como jugador importante en esta carrera hacia el abismo, puede optar por defender la protección de la vida en el fondo del océano en lugar de su destrucción. Debe dar ejemplo prohibiendo la minería submarina en sus aguas jurisdiccionales y presionar para conseguir una moratoria global en aguas internacionales».
El informe también muestra cómo se han utilizado millones de euros de financiación europea para desarrollar tecnologías de minería submarina y estudiar su impacto, mientras que se han dedicado muchos menos recursos a la investigación de los ecosistemas de aguas profundas, algunos de los menos conocidos del planeta.
Finalmente, la publicación presenta diez pasos para que Europa apoye la protección de los fondos oceánicos: desde establecer objetivos vinculantes para reducir la huella material (como había demandado el Parlamento Europeo) y prohibir la importación de bienes y materias primas que contengan minerales extraídos del fondo del océano, hasta la reforma de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos para garantizar la transparencia así como el establecimiento de compromisos firmes por parte de la UE y sus Estados miembros para proteger los fondos marinos.
Cambiando de rumbo hacia una moratoria
Después de más de una década de presencia silenciosa en las negociaciones de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, la UE parece estar cambiando de rumbo. A petición de la Presidenta de la Comisión Europea, la estrategia de crecimiento azul, que hasta ahora ha promovido la minería en alta mar como uno de los principales sectores marítimos de la UE, será rediseñada este año como estrategia de economía azul sostenible.
Para evitar un auge de la minería, tanto terrestre como marítima, se necesitan unas políticas europeas que sean eficientes en el uso de los recursos y estén enfocadas en el bienestar del planeta y de las personas, buscando un “crecimiento sin crecimiento económico”, siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Asimismo, para que la UE alcance sus objetivos climáticos y de descarbonización debe alinear sus políticas (como las de digitalización, infraestructura de energía renovable o vehículos eléctricos) con objetivos vinculantes para reducir la demanda de metales primarios, evitando así un nuevo boom de la minería, tanto en tierra como en las profundidades del mar.
Excluir la minería submarina de la nueva estrategia de economía azul junto con la prohibición de la minería en aguas de la UE, y la presión para una moratoria global, proporcionarán el catalizador necesario para que Europa adopte un camino hacia la circularidad. Esta transición económica más profunda resulta necesaria para mantener la demanda de metales dentro de los límites planetarios y prevenir la destrucción medioambiental.