Activamente espera todavía, como han esperado cantidad de hombres y mujeres de pueblos colonizados en América y en Europa el inicio y desenlace de sus procesos de emancipación nacional y social, aunque ingratamente perseguidos por Madrid. El común denominador de esas esperas viene compuesto, entre otros elementos, de un intrínseco romanticismo que – trasgresor de […]
Activamente espera todavía, como han esperado cantidad de hombres y mujeres de pueblos colonizados en América y en Europa el inicio y desenlace de sus procesos de emancipación nacional y social, aunque ingratamente perseguidos por Madrid.
El común denominador de esas esperas viene compuesto, entre otros elementos, de un intrínseco romanticismo que – trasgresor de los esquemas clásicos al uso- trata de expandir los imaginarios libertarios de la conciencia colectiva, así como de la denominada «ayuda exterior», cofactor imprescindible del éxito de estas esperas. De esta convicción, éste escrito.
En esa lucha -vigente hoy en muchas latitudes-, por independizarse del reino de España, perseguido fue el universal revolucionario, Francisco Miranda (Caracas, 1750- Prisión española, 1816), durante sus 45 años de combate decisivo en la lucha por la emancipación de las colonias hispanoamericanas, apoyado siempre por el factor imprenta, y desde antes que activara el proyecto constitucional Del Missisipi al Cabo de Hornos, inspiración del actual proceso de integración intracontinental de los Pueblos de América.
Con el objetivo de documentar la persecución del Imperio español a toda pretensión libertaria, traigo aquí un breve extracto de una de sus cartas, fechada en Londres, el 20 de julio de 1789, dirigida a su protectora Catalina II, Soberana de todas las Rusias:
«(…) con la esperanza de seguir bajo los magnánimos auspicios de V.M., único apoyo que, creo, me quede hoy tras el insidioso hostigamiento que han desatado contra mí desde Madrid y que alevosamente me despoja de todos mis recursos Patrimoniales…y hasta de la Correspondencia con mis padres y familiares en América!
Cuan afortunados son quienes, bajo el gobierno de un Soberano esclarecido, sabio y filósofo, pueden a cubierto del Fanatismo y la Inquisición, transitar días felices en el cultivo de las Letras y el ejercicio de la virtud!»
En fin, también perseguido por Madrid fue Bolívar, que tuvo incluso que inventar una bandera, que a modo de brusca ruptura simbólica significara giro decisivo (rectángulo negro sobre rombo blanco en fondo naranja) contra las tropas del Imperio español, decretando la Guerra a Muerte (15-VI-1813). Aquí un breve extracto del mencionado Decreto dirigido al Pueblo venezolano, que sirve para reconstruir lo que el Imperio significó, en parte ayer y….:
«(…)Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes…»
El Libertador, en su apuesta por la emancipación imaginada ya por Miranda, ordenó campañas de comunicación política, donde incluso la mítica carta del rebelde, Lope de Aguirre, dirigida a Felipe II (1561) fue mandada a publicar en medios de prensa (Setiembre 1821). Carta que el Libertador considero ser el Acta primera de la independencia americana.
Todavía hoy, año 2009, gobiernos revolucionarios del Cono Sur son perseguidos por Madrid, como atestigua la guerra mediática abierta contra ellos por grupos mediáticos españoles, los mismos que persiguen a todos los Pueblos que sueñan y ensayan soberanía e independencia. Es lógico, después de todo, el instinto de supervivencia de un Imperio sabe que sin pueblos sometidos muere para siempre.
Han pasado siglos y Madrid sigue persiguiendo las ambiciones libertarias de las naciones que somete: El Pueblo Vasco, Euskal Herria ¿Como puede ser posible una Europa de los Pueblos sí impera una Europa monárquica, clásica?
En el reino donde no existe cultura de la participación política, por ser está reprimida por los monopolistas de la violencia del Estado monárquico ¿qué pueden hacer los Pueblos?
Acudir a la Doctrina Internacionalista es una vía de liberación nacional. Sabemos que, ni la doctrina referente a la aplicabilidad del derecho humano colectivo a la autodeterminación de los Pueblos, tan desarrollada desde tiempos de Wilson, tras la primera Guerra Mundial Paz de Versalles, 1919-, donde se estableció como principio rector, ni la confianza depositaba – cuestionada por el vasco J. Oteiza-en los planes anti-fascistas de Roosevelt y Churchill inscrita en la Carta del Atlántico (1941), anticipándose al triunfo de la II.G.M. reconociendo el derecho de los vascos a ser República soberana e independiente, han servido para solventar el conflicto todavía vigente.
La ONU no ha servido para resolver el problema, pero si para dar fe de su existencia. ¿Será que hacen falta nuevos organismos multilaterales internacionales que insten su resolución? ¿Acaso la iniciativa, en ese sentido, de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) pueda ayudarnos? ¿Qué aportan los nuevos Constitucionalistas latinoamericanos al respecto? La promesa por la Humanidad sigue demandando compromisos trasatlánticos. La lucha del Pueblo vasco es la misma lucha del Pueblo americano.
En cualquier caso, dos síntomas claros, fatales, nos hacen pensar que estamos en la antesala de nuestra liberación esperada. Dos síntomas que se reconocen una vez analizado el trabajo magistral del internacionalista Obieta Chalbaud (1985), «El Derecho Humano de la Autodeterminación de los Pueblos», cuando recorre distintos casos en los que se logró aplicar el sagrado derecho de los Pueblos a decidir su futuro:
a.- El incremento de violaciones de derechos humanos individuales, léase, entre otras violaciones: integridad quebrantada por tortura aplicada por instituciones del reino a los disidentes vascos. Atestiguada anualmente en distintos informes de organizaciones internacionales (Amnesty International).
b.- Práctica sistemática de negar representación política-institucional «a minorías nacionales territoriales», por medio de su ilegalización express, cuya cobertura jurídica analizada por el relator de la ONU, Martín Scheinin (Marzo 2009), no ha dudado en calificar como de «slippery slope«(precedente peligroso).
En ésta espera, Euskal Herria, perseguida por Madrid, llama a una humana justicia trasatlántica, sugiriendo premisas de luchas hermanas en Europa, como la que se encuentra en la génesis del Alzamiento de Pascua, (Irlanda, 1916, 6 años antes de su fragmentada emancipación del Imperio británico), considerada «la primera revolución socialista de Europa», que entendió «los apuros del Reino Unido son las oportunidades de Irlanda«¿Será que los apuros del reino español son las oportunidades de la nueva República?