Introducción Éste es el séptimo de los nueve consejos (*) que Debate Constituyente (**) hace público para aportar un grano de arena, agitar conciencias y enriquecer el debate que hay en PODEMOS en la búsqueda de su comunión con la ciudadanía. Tomando partido por la democracia profunda y el respeto a los derechos humanos, […]
Introducción
Éste es el séptimo de los nueve consejos (*) que Debate Constituyente (**) hace público para aportar un grano de arena, agitar conciencias y enriquecer el debate que hay en PODEMOS en la búsqueda de su comunión con la ciudadanía. Tomando partido por la democracia profunda y el respeto a los derechos humanos, y desde la defensa firme de las propuestas de PODEMOS basadas en la justicia social y la economía al servicio de los ciudadanos, apostamos por ampliar las miras para llegar a la mayor parte de la población posible, sin etiquetas, símbolos, banderas o dogmas . Desde nuestra propia experiencia personal con los que nos rodean, pero también apoyados en diferentes estudios sociológicos y estadísticos, entendemos que hay aún un amplio sector de la población que, si bien se pronuncia de acuerdo con las propuestas básicas de PODEMOS (en lo económico, en lo social, etc.), que es lo fundamental, no termina de sentirse identificado con el proyecto por cuestiones que, en último término, son secundarias o meramente formales, y que podrían corregirse con un poco de esfuerzo. Puesto que ante lo que estamos es un conflicto de intereses de una inmensa mayoría frente a una ínfima minoría, de lo que se trata es de, manteniendo los principios, superar las barreras artificiales que nos separan a los de abajo , estudiando las maneras de conectarnos y comprendernos. Paso previo para organizarnos y vencer.
Consejo Nº 7: Evitar utilizar el término Estado español para referirse a nuestro país
En una mezcla entre asombro y preocupación escuchamos como algunos activistas de PODEMOS evitan nombrar a nuestro país por su nombre, utilizando en su lugar el término de origen franquista Estado español 1 . Los acercamientos o «coqueteos» de cierta izquierda española con los nacionalismos periféricos, que vienen desde el antifranquismo hasta nuestras fechas, la ha llevado a incorporar términos ajenos a su propio lenguaje. Y esto ha calado en muchos movimientos sociales de nuestro país, llegándose a asociar en términos políticos el uso del nombre «España» con un síntoma de ser conservador o de la derecha rancia y el uso del término «Estado español» con ser progresista o de la izquierda transformadora.
Por un lado convendría recordar que Pablo Iglesias (fundador del PSOE), José Díaz, Dolores Ibarruri, Antonio Machado, Federico García Lorca, General Vicente Rojo, General Enrique Líster, Manuel Azaña, Lluís Companys, Teresa Pàmies i Bertran, Rafael Alberti o Luis Buñuel llamaban a este país «España». Y no son nada sospechosos de reaccionarios o fascistas. Por tanto, llamar a este país por su nombre no debería conllevar que te cuelguen una etiqueta ideológica definida.
Por otro lado, dejando claro de antemano que respetamos profundamente todo tipo de identidad lingüística, cultural o nacional y subrayando que lo más preocupante de este país es su déficit democrático y el régimen neoliberal, es obligado decir que para lograr un cambio es necesario usar un lenguaje cercano y comprensible. Debemos comunicar con las formas que transmitan las ideas al mayor número de personas posibles. Por consiguiente, resultaría un auténtico milagro que una opción política pueda llegar a ser mayoritaria y hegemónica en España sin ser capaz de mencionar el nombre de su país.
Sin querer caer en el chovinismo y el nacionalismo casposo, hay que reconocer que a la mayoría de los ciudadanos españoles les gusta su país, lo quieren y lo suelen llamar por su nombre. Es muy improbable que en las conversaciones a pie de calle, conversaciones comunes, en el lenguaje de la gente, escuchemos que se use el término Estado español para hablar de esta tierra. Lo que planteamos no se trata de un ciego aferramiento a un nombre, sino que se trata de buscar cómo conectar con la mayor parte de la población. Se trata de, manteniendo los principios y las propuestas políticas y económicas de PODEMOS, adaptar la comunicación para que llegue y movilice a las decenas de millones de conciudadanos que necesitamos en este movimiento. Y desde luego, con un lenguaje ajeno a las grandes mayorías, tratándose de algo tan básico como el nombre del país, no se puede conquistar la hegemonía. Si se pretende ser el reflejo político del ciudadano común, hay que evitar hablar como marcianos.
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(*) Los consejos que aquí presentamos han sido introducidos en el debate de cara a la Asamblea Ciudadana de PODEMOS en el foro «Plaza Podemos». Para acceder a los nueve consejos que hemos aportado y a los debates abiertos en torno a ellos, pinchen aquí .
(**) Debate Constituyente es un grupo abierto de debate, de reciente creación, que pretende trasladar sus opiniones y análisis a todas aquellas personas o foros que contribuyan a la actual coyuntura de «constituyentes de constituyente» en España. Sin despreciar ningún tema de discusión, Debate Constituyente se centra fundamentalmente en la actualidad política y económica de nuestro país, con la intención de aportar ideas que ayuden a generar reflexión y propuestas. Para cualquier comentario o sugerencia, nuestro contacto: [email protected]
(***) Otros consejos publicados:
Consejo Nº 1: Acabar con todo tic anticlerical
Consejo Nº 2: Dirigirse expresamente a los votantes desencantados del PP
Consejo Nº 3: Discurso de apoyo a los autónomos y PYMES
Consejo Nº 4: Rechazo tajante de la violencia
Consejo Nº 5: Cambiar las formas en los actos públicos, la música
Consejo Nº 6: No permitir que a PODEMOS se le etiquete como un «partido de izquierdas»
1 Aunque era utilizado anteriormente a la dictadura franquista en un contexto meramente jurídico, el término Estado español fue realmente extendido en su uso por las fuerzas golpistas de Franco y por el propio dictador para evitar así definirse como reino o república. Este término acuñado por el franquismo es actualmente utilizado por sectores nacionalistas y de cierta izquierda española.
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