Absoluta parcialidad de los medios en el trato a los presidentes como el de Bolivia por cuestionar la explotación de los recursos naturales en sus países en gran parte en manos de empresas españolas. No había pasado más de una hora de la llegada de su avión al aeropuerto madrileño de Barajas, cuando el presidente […]
Absoluta parcialidad de los medios en el trato a los presidentes como el de Bolivia por cuestionar la explotación de los recursos naturales en sus países en gran parte en manos de empresas españolas.
No había pasado más de una hora de la llegada de su avión al aeropuerto madrileño de Barajas, cuando el presidente boliviano Evo Morales se subió anoche a la tribuna montada por sus seguidores en la plaza de toros de Leganés. Ante unas seis mil personas y en medio de un clima festivo en el que no faltaron danzas de homenaje a la Pachamama, el líder indígena se sorprendió del «seguimiento que hay en España a los procesos de liberación de los pueblos originarios en Latinoamérica» y defendió «la rebelión permanente contra el saqueo de los recursos naturales» al tiempo que pidió ayuda «para acabar con las bases estadounidenses en América latina», un mensaje que no tuvo mucho espacio en los medios de comunicación españoles más concentrados en reflejar los aspectos folklóricos del acto o en criticar detalles como el hecho de que se les pedía a los asistentes los datos personales antes de entrar.
Un recibimiento mediático muy a tono con el desprecio habitual con el que la prensa local, independientemente de su orientación política, trata a los presidentes del llamado «eje bolivariano» y que casualmente son los gobernados por dirigentes que cuestionan la explotación de los recursos naturales en sus países en gran parte en manos de empresas españolas. Después del baño de multitudes Evo se trasladó al Palacio de la Zarzuela donde los reyes de España le ofrecieron una cena en su honor.
De este modo comienza lo que será una larga visita del presidente boliviano al país de donde proceden gran parte de las inversiones extranjeras, vinculadas más que nada a los negocios de explotación de gas y mineros y que es también origen de las remesas que envían los más de 250 mil bolivianos que residen como inmigrantes -la mayor parte «sin papeles» -y que suponen un 10 por ciento del PBI de Bolivia según cálculos extraoficiales. La visita, plagada de citas reales, agasajos y hasta un encuentro cara a cara con el jefe de gobierno Rodríguez Zapatero, se prolongará hasta mañana. La intensidad y el alto nivel de los encuentros en agenda dejan traslucir la importancia que tiene Bolivia para las empresas españolas. En plena campaña electoral Evo aprovechará también las fotos de rigor para profundizar en su discurso de mano tendida a una administración como la de Rodríguez Zapatero con la que no ha tenido grandes roces a lo largo de los cuatro años que el líder aymara lleva en el gobierno.
La buena sintonía con el gobierno socialista, que a Zapatero le costó incluso ser criticado por el opositor Partido Popular por actuar, a entender de la derecha española, de un modo «demasiado complaciente» con los miembros del demonizado «eje bolivariano», no se ha traducido en un mejor tratamiento por parte de los medios de comunicación hacia Evo Morales. Aunque no se lo menciona con el mismo tono que a Hugo Chávez, que acaba de pasar por Madrid siendo recibido con una andanada de artículos en su contra en la prensa -hay incluso cierta prensa ultraconservadora que lo llama sin pudor «El gorila rojo»-, Evo merece habitualmente el mote de «populista» y se incluye a Bolivia dentro de los países en los que no se respeta la libertad de prensa, entre muchas otras lacras, un club al que se ha incorporado la Argentina de Cristina Kirchner desde que envió el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales al parlamento y que, de aprobarse, obligaría a ciertos grupos multimedia españoles, como es el caso de Prisa, editor de El País, a desprenderse de parte de sus inversiones en el país.
Anoche, mientras el diario conservador El mundo resaltaba con evidente mala leche la llegada de «bolivianos venidos de todos los rincones de España se congregan esta tarde para escuchar en persona al ‘Héroe de la Madre Tierra’, como ellos llaman a su presidente», El País titulaba «Un acto al que hay que fichar para entrar» y comenzaba el artículo resaltando que «los asistentes al acto han entregado sus datos personales a los organizadores como condición para entrar al recinto», como si se tratara de una medida dictatorial e intimidatoria. ABC, también de tendencia conservadora, le daba la palabra al portavoz del PP, González Pons y titulaba «España se está convirtiendo en la sala VIP del populismo internacional» y en el artículo en el que se hacía una crónica del mitin de Evo Morales el periodista demostraba su eficacia para encontrar entre el público a bolivianos disidentes, que afirmaban que el mandatario boliviano «no defiende a los inmigrantes», «viene a vernos cuando quiere», «que Evo me explique qué ha hecho por el país en este tiempo», para terminar señalando que quienes más lo vitoreaban eran los que «portaban banderas del Partido Comunista español». Lo que se dice, una cobertura imparcial.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-131735-2009-09-14.html