La eficiencia energética española sigue un camino muy diferente al del resto de Europa. Así, mientras en la UE se ha reducido de forma paulatina en una 6,8 por ciento el consumo de energía por unidad manufacturada, en nuestro país ha aumentado un 12,8 por ciento. De acuerdo con los datos publicados en el último […]
La eficiencia energética española sigue un camino muy diferente al del resto de Europa. Así, mientras en la UE se ha reducido de forma paulatina en una 6,8 por ciento el consumo de energía por unidad manufacturada, en nuestro país ha aumentado un 12,8 por ciento.
De acuerdo con los datos publicados en el último informe de coyuntura económica realizado por La Caixa, la industria manufacturera española necesita un 50% más de energía que la UE para generar una unidad de producto. Esto se explica porque los segmentos que más energía consumen tienen un mayor peso sobre el total de la producción, lo que genera una gran ineficiencia energética.
Ya en el año 1991, este mismo consumo era un 24% superior en España, aunque la cifra se ha duplicado en el último año del que se tiene referencia, concretamente 2003. El mayor consumo energético de la industria española se debe a factores estructurales y a un «uso más ineficiente de la energía», según el estudio.
Respecto a los factores estructurales, se observa un mayor peso relativo en el tejido industrial español de las ramas de actividad de consumo más intensivo de energía y que en 2003 generaban un 22,5% del valor añadido bruto manufacturero frente al 17,8% en la UE-15.
Este origen estructural de la mayor intensidad energética del sector manufacturero español implica, a juicio de los autores del estudio, «una menor flexibilidad de la economía española para reducir sus elevados niveles de consumo de energía».
En la UE-15 se observa que los tres subsectores más intensivos en el uso de la energía registran caídas de su consumo por unidad de valor añadido bruto: un 21,7% en la industria química, un 19,4% en la rama de metalurgia y productos metálicos y un 11,2% en la de otros productos minerales no metálicos.
Por el contrario, en España, no se registran ganancias de eficiencia en el período 1991-2003 en ninguna de las ramas de actividad con intensidad energética alta. Así, en las tres ramas de actividad mencionadas, el consumo de energía por unidad de valor añadido bruto registró crecimientos del 1,6%, 8,0% y 18,7%, respectivamente.
El resultado es que todas las ramas del sector manufacturero español han sufrido un deterioro relativo en términos de eficiencia energética respecto a la UE entre 1991 y 2003.
Los casos más llamativos son, precisamente, los de las ramas de actividad más intensivas en el uso de la energía, de manera que la industria española fabricante de otros productos minerales no metálicos consumía en 2003 un 54% más de energía por unidad que la de la UE-15, mientras en 1991 esta diferencia era del 15%.
En el caso de la industria química, esta diferencia era en 2003 del 35%, frente al 4% de 1991. Finalmente, la industria metalúrgica española, que en 1991 prácticamente igualaba en intensidad a la de la UE-15, necesitaba en 2003 un 35% más de energía para generar una misma unidad de producto.