Ya no se trata de ser republicano. Supongo que entre los partidarios de la monarquía como forma de gobierno habitan gentes honestas. Hoy deben estar pasando un calvario. La Casa de los Borbones se me antoja corrupta y falta de toda ética. Desde los enjuagues del rey Juan Carlos I con el Sha de Irán […]
Ya no se trata de ser republicano. Supongo que entre los partidarios de la monarquía como forma de gobierno habitan gentes honestas. Hoy deben estar pasando un calvario. La Casa de los Borbones se me antoja corrupta y falta de toda ética. Desde los enjuagues del rey Juan Carlos I con el Sha de Irán en los años setenta y más tarde con Manuel Colón de Prado y Carvajal, amiguísimo que actuó como testaferro del monarca en negocios turbios, se han sucedido los casos donde es posible reconocer el sello de la Casa Real. Cada vez que el rey coge el teléfono para interceder, apoyando proyectos de Iberdrola, Endesa, Telefónica, o La Caixa, cobra comisión y recibe tajada.
Sin duda es el ejemplo que recibe su yerno Iñaki Urdangarín, que se ha revelado como todo un caballero en el arte del timo y el fraude. Ahora entendemos las razones por las cuales sus altezas reales, los duques de Palma, emigraron a Estados Unidos. Era el camino más fácil para no levantar sospechas de corrupción. Mejor hacerse invisible, alejarse del escenario del delito. No ser motivo de habladurías. Quienes les asesoraron, les dieron un buen consejo. Lamentablemente no ha servido de mucho. Un par de años han sido suficientes para que salga a la luz el cobro de comisiones por más de seis millones de euros, pagados al instituto Nóos, cuyo estandarte era el ex-jugador de balonmano, hoy duque consorte. Los datos son claros, la SGAE pagó 760 mil euros por gastos de gestión, el presidente del club deportivo Villareal entregó 700 mil, el gobierno de la Comunidad Autónoma Balear, durante el mandato de Jaume Matas, la friolera de 2,3 millones. Suma y sigue, entre 2004 y 2005 recibió fondos públicos por un total de seis millones de euros. En este pufo han participado empresas como Ford, Toyota, Iberdrola, Bancaja, Volkswagen, el Valencia Club de Fútbol, además de presidentes de comunidades autónomas, políticos del Partido Popular y un amplio elenco de actores menores como despachos de abogados, empresas de publicidad, etc. Nada detuvo al Duque de Palma. Su esposa también sabe de los favores que gozó por su apellido mientras realizaba la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense. Le hicieron un itinerario a su medida, eligieron a los profesores, las asignaturas y, de paso, una tutora que más tarde fue recompensada con un título nobiliario y, posteriormente, se le dio un sillón en la Real Academia de la Lengua.
La familia real de los Borbones no tiene empacho, gozan de impunidad, inmunidad y del silencio cómplice de los medios de comunicación, cuando se trata de cubrirles las espaldas. De momento ha sido imputado, vamos a ver hasta dónde llega el ministerio fiscal. El guión está claro, otros asumirán las culpas. Para los duques de Palma el dinero, para sus cómplices la cárcel. Seguramente eran conscientes del costo que suponía recibir las migajas. Ahora, más que nunca, se hace obligado plantearse si es necesaria o no una monarquía corrupta.
Marcos Roitman Rosenmann es Profesor Titular de Sociología, Universidad Complutense de Madrid.
Este artículo ha sido publicado en el nº 50 de Pueblos – Revista de Información y Debate, primer trimestre de 2012.