El nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, elegido por su 20º Congreso Extraordinario, realizó en su intervención principal referencias a su pasado como presidente de Correos, entre los años 2000 y 2003. Bajo la atenta mirada de su amigo Regino Martín (ya exsecretario general de CC OO en Correos, pero quien sigue moviendo los hilos), el nuevo jefe de la derecha recordó su paso por la principal empresa pública de nuestro país. Es cierto que su mandato fue breve, pero la plantilla postal lo tenemos grabado a fuego, pues el señor Feijóo fue el artífice de la conversión de Correos en una Sociedad Anónima Estatal en el año 2001, dejándonos a todos los efectos, fuera de la Administración Pública.
En el discurso reconoce generosamente que este giro de 180º fue una obra mancomunada con los dirigentes de las secciones de CCOO y UGT, Regino Martín y José Manuel Sayagués. Incluso alude a las dificultades que juntos tuvieron que superar para convertir una plantilla de más de 60.000 trabajadores (con mayoría de personal funcionario) centrada en la cobertura del servicio postal, en una entidad competitiva en el mercado de la paquetería, promoviendo la figura del personal laboral en detrimento del funcionariado.
Sin embargo, lo que Núñez Feijóo relata como un éxito de gestión empresarial, para la plantilla postal supuso el inicio de una tragedia que dura ya más de veinte años. El nuevo Presidente del PP construye un mito para promocionarse como “el buen gestor”. Un político capaz de entenderse con unos y otros para emprender grandes empresas.
Durante años, organizaciones sindicales como CGT hemos sostenido que la corta, pero intensa, etapa de Feijóo al frente de Correos fue determinante para que los acontecimientos se desarrollaran por la senda de los recortes, la precariedad laboral y la degradación del servicio postal que aún prestamos.
Pero también, que en ese tiempo se forjó un acuerdo de poder por arriba que iba más allá de los cargos formales de las sucesivas Directivas, incorporando al “centro de mando” a los jefes de CC OO y UGT Correos. Ese binomio que parecía irrompible se fracturó con la llegada de Serrano a la presidencia en 2018. El actual dirigente de la empresa postal se ha rodeado de otros perfiles afines, remodelando en gran medida la estructura directiva, con el consiguiente debilitamiento de las cotas de poder obtenidas —sobre todo, por CCOO— dentro del organigrama empresarial.
Desde entonces hemos asistido a un cambio de postura radical de estos dos sindicatos respecto a las decisiones tomadas por la Directiva. Han pasado de apoyar la práctica totalidad de las iniciativas promovidas por tal o cual presidente, a achacar a Serrano el conjunto de males y culpas de la situación que atraviesa Correos.
Al igual que su amigo y referente el señor Feijóo, también estos sindicatos han construido un mito, pasando de fomentar y aplaudir la reconversión de Correos en una empresa logística multinacional que pudiera competir en el mercado, a repetir hasta la saciedad que Serrano está desguazando Correos como servicio público.
El problema de los mitos es que cuando se contraponen con la realidad caen por su propio peso. La galopante destrucción de Correos como empresa pública, la permanente pérdida de derechos y la incertidumbre sobre nuestro futuro, no son escenas de un cortometraje reciente, sino que forman parte de una saga cinematográfica muy extensa en el tiempo.
En su intento por asaltar La Moncloa, el PP de Feijóo exprimirá “el mito de Correos” contraponiendo aquella supuesta época dorada con la crítica situación actual bajo el mandato de un presidente del PSOE. Para afirmar que en esta cruzada mitológica contará con la inestimable ayuda de sus viejos compadres de CCOO y UGT Correos, basta con revisar el argumentario con el que han intervenido recientemente en el Congreso los diputados del Partido Popular, situando el mismo planteamiento que estas centrales sindicales llevan tiempo emitiendo en su comunicación: el cese de Serrano como solución a todos los males de Correos.
Desde nuestro punto de vista, en este fuego cruzado entre PP y PSOE los trabajadores postales no tenemos nada que ganar. Debemos cuidarnos de ser convertidos, una vez más, en el arma arrojadiza de dos partidos que llevan décadas promoviendo la misma hoja de ruta para Correos. Ambos han demostrado, sobradamente, ser un peligro para los servicios públicos que tanto necesitamos la mayoría trabajadora.
Para salvar Correos hace falta algo más que un burdo cambio de cromos. Se requiere un nuevo giro de 180º que nos aleje del abismo de la privatización y nos recoloque en igualdad de condiciones junto al resto de empleados públicos, también en lo salarial pues hemos sido fuertemente empobrecidos. La recuperación de la Caja Postal, nuestra incorporación al EBEP o la gestión de los trámites de las diferentes instituciones a través de la compañía, pueden resituar el servicio público. Así podremos abordar los retos del futuro con la garantía de seguir siendo fundamentales para la ciudadanía.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/opinion/feijoo-pp-mito-correos