Por todo lo que eso ha significado para Cuba, América y el mundo, sirvan estas ideas como el tributo a Fidel en el cuarto aniversario de su partida hacia la siemprevida: .
“Parece que lo destruyen a uno en mil pedazos cuando lo alejan de la Patria a la que no se puede volver honrosamente, o no volver nunca más… Yo ando todavía recogiendo los pedazos de mis sentimientos personales que son los de un hombre que por dignidad, ideal y deber todo lo ha renunciado en esta vida.”
Fragmento de carta de Fidel Castro desde México.
La condena de Fidel por el asalto al Cuartel Moncada y la prisión en la cárcel de Isla de Pinos terminó después de indultado gracias a la presión popular. El periodo posterior en libertad fue dedicado a la organización del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, la preparación de los combatientes del Moncada, la suma de otros factores revolucionarios de la sociedad cubana, la denuncia de los desmanes de la tiranía y la defensa ideológica de la lucha revolucionaria que estaría destinada al derrumbe de la tiranía.
Fue en aquellas circunstancias de asedio y persecución sobre los combatientes que primero salió su hermano Raúl hacia México y posteriormente el 7 de julio de 1955 viajó Fidel Castro a Veracruz y al día siguiente llegó a la capital, Ciudad México. Allí se iniciaron los encuentros con Raúl, otros combatientes y amigos. Y en carta a sus compañeros en Cuba les expresó:
“Parece que lo destruyen a uno en mil pedazos cuando lo alejan de la Patria a la que no se puede volver honrosamente, o no volver nunca más. Sería necesario comprender toda la firmeza de esta decisión para juzgar nuestro ánimo. Yo ando todavía recogiendo los pedazos de mis sentimientos personales que son los de un hombre que por dignidad, ideal y deber todo lo ha renunciado en esta vida.”
En México, casi inmediatamente, Fidel inició las coordinaciones y planes para cumplir el compromiso de crear las fuerzas que en una etapa relativamente corta pudiera enfrentar a la dictadura en el territorio cubano. Se trataba de un sueño, de difícil concreción y certeza de triunfo, pero era tal la decisión y la perseverancia de Fidel que en apenas casi año y medio fue posible acopiar las armas y otros recursos, así como organizar y entrenar a los 82 hombres que el 25 de noviembre de 1956 surcarían el mar rumbo a Cuba en un pequeño yate denominado Granma, inspirados en la frase de que ese año serían Héroes o Mártires. Y aquellos soñadores pertinaces, desembarcaron al fin el 2 de diciembre de 1956, y los azares de la vida determinaron que fueran ambas cosas, según el destino individual en el territorio de la patria amada. La tropa de expedicionarios iban dirigidos por aquel hombre consecuente “que por dignidad, ideal y deber todo lo ha renunciado en esta vida”, según confesara antes.
El 10 de octubre de 1955 Fidel pronunció un discurso en Ciudad México, que ya cumplidos 65 años de aquel instante, merecen recordarlo, al menos las ideas esenciales del mismo, que estaba dirigido en su conjunto a los mexicanos y a los exiliados latinoamericanos presentes en el acto. Expresó Fidel:
“La presente generación americana está en la obligación de tomar la ofensiva; está en la obligación de enfrentar de nuevo el espíritu democrático; está en la obligación de disminuir las palabras y aumentar los hechos. Y en lo que a la juventud cubana se refiere, puedo decirles con satisfacción que está cumpliendo su deber, que quien les habla aquí no viene como un romántico o un iluso sin historia a proclamar su fe en una idea. Quien les habla aquí ha visto caer en combate 70 compañeros luchando contra la dictadura de Batista; quien les habla aquí puede decirles que la juventud cubana, la generación presente, ha tomado ya en sus manos la bandera de la Revolución…”
“Y no envidio a los niños héroes de México, porque los admiro también y creo que los niños héroes pertenecen a México y pertenecen también a América, porque cayeron luchando contra un imperialismo que ha puesto sobre toda la América sus garras
“Esos
niños héroes que cayeron me recuerdan también a aquellos que
siguieron su ejemplo, me recuerda a aquellos compañeros hace apenas
dos años asesinados en el Cuartel Moncada después del combate.
Jóvenes idealistas, que fueron ignominiosamente asesinados, previa
tortura, asesinados después de arrancarles los ojos, cosa que
asombra, cosa que da vergüenza que no la sepa el mundo…”.
”Pero
juramos que algún día hablará la historia, hablará el mundo,
y que allá también — por la disposición firmísima de
seguir en esta lucha los que quedemos, por la disposición del pueblo
cubano, un pueblo que luchó solo durante 10 años por su
independencia — allá también se levantará un monumento como este
de las Seis Columnas, y
el mundo conocerá también el heroísmo de los niños héroes
de Cuba.”
“Y para concluir, solo me resta hacer nuestra profesión de fe en el destino de América. Bellas palabras decía Juárez cuando expresaba que no nos debemos a nosotros, que no nos debemos a nuestra generación, que para quien siente un ideal la vida no es fácil, la muerte la toma como un medio y no como meta, quien siente un ideal no le importa consumirse como un aerolito cuando atraviesa la resistencia de la atmósfera; quien siente un ideal no le importa siquiera que muchos no le comprendan, si precisamente por lo mucho que quieren unos pocos es que disfrutan algo todos; quien siente un ideal no le importa el obstáculo que tenga por delante. Hay algo que está por encima de todas las razones: es la razón del corazón, es la razón de la fe, es la convicción de que el derecho y la justicia están con uno. Y son esos ideales los que logran prender la llama de los pueblos, de la rebeldía de los pueblos”.
”Hago aquí la profesión de fe en América, y la hago con la fe que sentimos en nosotros mismos; la hago con la seguridad de que América va a terminar cansándose, que América ya se está cansando, que América se está hastiando de tanta casta de politiqueros y de traidores y de opresores como está padeciendo, que el pensamiento de Martí y la espada de Bolívar van a volver a centellear en América. Tengo fe en América.”
“Mexicanos y cubanos: reafirmemos la fe, reafirmémosla ahora, cuando la banda de la secretaría de Defensa — que tan brillantemente nos ha inspirado en el día de hoy– entone los himnos cubano y mexicano. Y se hermanen esos versos de nuestro himno que dicen: “que vivir en cadenas es vivir en oprobios y afrentas sumidos, que morir por la patria es vivir” y esos versos que dicen: mexicanos al grito de guerra el acero aprestad y el bridón, y retiemble en su centro la tierra al sonoro rugir del cañón. Y si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, piensa, ¡oh patria querida!, que el cielo un soldado en cada hijo le dio”.
”Y cuente México también con un hijo en cada cubano! ¡Viva México! ¡Viva Cuba! ¡Viva América!”
La historia de la América en estos 65 años desde entonces ha sido de altibajos, momentos de caídas abismales y levantamientos encumbrados, pero falta mucho todavía para convertir en realidad todos los sueños que vislumbraba Fidel en su discurso en la tierra de Hidalgo y Benito Juárez. Pero tal como pronosticara Fidel sobre la lucha empeñada contra la tiranía y los males ancestrales en la república neocolonial, el día primero de enero de 1959 se hicieron realidad los sueños con el triunfo de la Revolución en Cuba y sus transformaciones prodigiosas protagonizadas por el pueblo cubano.
Por todo lo que eso ha significado para Cuba, América y el mundo, sirvan estas ideas como el tributo a Fidel que inició su expedición liberadora desde México en el Granma el 25 de noviembre de 1956, y se despidió de la vida física a los 90 años el 25 de noviembre del 2016 para su partida hacia la siemprevida en un modesto monolito en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor titular, Consultante y Profesor de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.