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Entrevista a Eugenio del Río sobre Rafael Chirbes

«Frente a las veleidades posmodernas, Chirbes iba a la caza de la verdad y, como solía decir, la tarea de escribir la entendía como una manera de aprender y de conocer la realidad».

Fuentes: Rebelión

Ex dirigente del Movimiento Comunista, Eugenio del Río es autor de numerosos y artículos sobre la izquierda revolucionaria europea de la segunda mitad del siglo XX y sobre temáticas afines. Nuestra conversación se centra esta vez en Rafael Chirbes, fallecido muy recientemente. ***   -Te pregunto con tristeza sobre una muy mala noticia de este […]

Ex dirigente del Movimiento Comunista, Eugenio del Río es autor de numerosos y artículos sobre la izquierda revolucionaria europea de la segunda mitad del siglo XX y sobre temáticas afines. Nuestra conversación se centra esta vez en Rafael Chirbes, fallecido muy recientemente.

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-Te pregunto con tristeza sobre una muy mala noticia de este mes de agosto, sobre otro compañero que nos deja en este mes donde siguen ardiendo las pérdidas, muchas en estos últimos años. ¿Cuándo conociste a Rafael Chirbes?

-Creo que fue hacia 1976 o 1977.

-Me has hablado alguna vez de las personas del grupo madrileño que hicieron con Chirbes la experiencia del antifranquismo, el grupo Lenin y, más tarde, la Federación de Comunistas. ¿Qué recuerdas de todo ello?

-Fue un grupo con implantación en Madrid y en Galicia, que en 1973 se unió con el Movimiento Comunista. Era una organización de ideología marxista-leninista y maoísta, como el MC, con gente muy valiosa, en su mayor parte procedente de la Universidad. Entre otras cosas, llevó a cabo experiencias de proletarización bastante numerosas.

-¿Fueran estrictamente políticas las conversaciones que mantuviste con el autor de Crematorio? ¿Recuerdas sus tesis, sus reflexiones, sus comentarios?

-Cuando más lo traté fue en el período en el que él trabajaba en Sobremesa, donde, por cierto, publicaba magníficos artículos sobre gastronomía. Me resulta imposible evocar conversaciones concretas. De esa época, la que más recuerdo fue una larga conversación, sin prisa, volviendo en un tren nocturno de París, en el que Rafa se explayó en relación con el realismo.

-¿Militó en el MC? ¿Estuvo vinculado en algún momento al partido?

-Perteneció a Federación de Comunistas, y de ello queda constancia en sus primeras novelas, pero no sé si llegó a estar en el MC.

-¿Has vuelto a verle en estos últimos años?

-Solo esporádicamente.

-No te pido una aproximación de crítico literario ni que me hables de toda su obra pero como ciudadano, como digamos lector medio, ¿qué te ha interesado más de su obra? ¿Alguna novela preferida, alguna que nos quieras recomendar?

-No puedo hablar con fundamento puesto que no he leído todos sus libros, entre ellos los dos últimos, que han tenido un mayor eco. Me interesaron especialmente aquellos en los que se refirió a la última hornada antifranquista, con un buen conocimiento de causa y con una notable empatía con los personajes.

Me gustó particularmente la primera novela que publicó, Mimoun, una obra breve y muy sobria y, a la vez, de una expresividad poderosa. Una joya.

-Por cierto, ¿has leído su última novela publicada hasta el momento, En la orilla? Creo que hay otra más, que será póstuma, y que había entregado a la editorial antes de su fallecimiento.

-Siento no poder dar una opinión: no la he leído.

¿Cómo crees que entendía Chirbes el realismo literario?

-Por de pronto hay que destacar que mantuvo siempre un criterio literario realista y elogió a autores como Balzac y Zola, Dos Passos y Faulkner, Galdós, Blasco Ibáñez, la Pardo Bazán, Clarín, Max Aub… Solía resaltar también el papel desempeñado por Juan Marsé, y apreció la obra de Ramiro Pinilla, entre otros.

Fue partidario del realismo antes de escribir novelas, cuando empezó a publicar y siguió siéndolo cuando se convirtió en un autor conocido.

El realismo, para él, era antónimo del ensimismamiento, de la introspección. El realismo requiere que la obra literaria esté ubicada históricamente, en un tiempo y en un lugar determinados.

Su realismo estaba lejos de las versiones vulgares. Por un lado, establecía un vínculo entre los aspectos subjetivos, los sentimientos, las emociones de los personajes, y las situaciones, los hechos. Detestaba la literatura que menospreciaba los hechos. Pero, no los concebía desconectados de la subjetividad. Por otro lado, la realidad de su realismo, por decirlo así, no tenía nada de simple; estaba cargada de complejidad.

Ese realismo contó con una escritura que le iba como anillo al dedo: austera, concisa, seca, a veces, despojada de carga ornamental… El lenguaje tenía que ponerse al servicio de la historia narrada. Y todo lo que hacía estaba muy trabajado, cocinado a fuego lento.

Además, su concepción literaria realista estaba unida a un realismo cognitivo. Para él, la literatura implicaba conocimiento. Sin eso no era nada. Frente a las veleidades posmodernas, Chirbes iba a la caza de la verdad y, como solía decir, la tarea de escribir la entendía como una manera de aprender y de conocer la realidad.

-Le cito: «Mal le irá a un escritor que no escriba solo. La única manera de mantener una mirada personal es estar un poco al margen, porque si no te contaminan los mismos temas y preocupaciones y acabas teniendo los mismos tics que el grupo. A mí la soledad me resulta cómoda porque me permite hacer lo que me da la gana». ¿Alguna reflexión sobre esta observación suya?

-No tengo nada en contra de la fórmula de Rafa. Es una vía útil para escapar del pensamiento grupal, que tantos estragos causa. Y a él le ha dado buen resultado. Quien escribe y publica necesita proteger su independencia de criterio y su libertad. Con todo, no es la única fórmula válida. Personalmente he optado por tratar de combinar un compromiso social colectivo con la libertad de creación. Esa conjunción no siempre es fácil de lograr. Y pienso que es especialmente difícil cuando el compromiso colectivo está relacionado con el desempeño de responsabilidades políticas partidistas. En este último caso me temo que el compromiso político tiende a condicionar bastante, a veces demasiado, la creación intelectual.

-¿Quieres añadir algo más?

-Se podrían destacar muchas cosas de Rafa. Por ejemplo, su inconformismo, su rebeldía, que le llevó a oponerse a los relatos oficiales y que le acompaño durante toda su vida. Esta rebeldía no se atenuó cuando llego a ser un escritor de éxito. Otra, su lealtad, al campo social que había escogido y a las personas con las que mantuvo una mayor afinidad y amistad a lo largo de décadas.

-Gracias, querido Eugenio, muchas gracias.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes