La ultraderecha tendrá representación en el Congreso. Por ello, desde el ecofeminismo se alerta de las consecuencias que esto tendrá para los derechos de las mujeres. Las autoras del texto explican que estos ataques contra la igualdad ya se están produciendo en Andalucía. Cuando el 8 de marzo del año pasado las calles se tiñeron […]
La ultraderecha tendrá representación en el Congreso. Por ello, desde el ecofeminismo se alerta de las consecuencias que esto tendrá para los derechos de las mujeres. Las autoras del texto explican que estos ataques contra la igualdad ya se están produciendo en Andalucía.
Cuando el 8 de marzo del año pasado las calles se tiñeron de violeta, muchas de nosotras, ilusas, pensábamos que la revolución verdadera que pondría a la vida en el centro estaba comenzando.
Fue tan potente, sorprendente y desbordante que hasta los líderes de la derecha comenzaron a querer abanderar los movimientos feministas bajo la perspectiva del ‘feminismo sensato’. Muchas, de muchas edades, procedencias, identidades y cuerpos diferentes pensamos que no había vuelta atrás, y ya solo nos quedaba articularnos para seguir construyendo y resistiendo juntas.
En paralelo hemos presenciado el auge de partidos que están entre la ultraderecha y la derecha (ya sea económica o moral). Entre ellos Vox, el de «la España Viva» con un programa electoral que promete medidas con retrocesos en derechos adquiridos tras décadas de lucha por las mujeres y otras identidades como LGTBI+. La derogación de la Ley de violencia de género o de la ley del aborto son algunas de sus medidas más populares. Las propuestas para la gestión de recursos naturales, no son mejores.
Las elecciones de diciembre en Andalucía han desembocado en el trifáchico compuesto por el PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox. Las consecuencias ya se están notando. Vaya por delante que se necesitaba un ‘saneo’ democrático, Andalucía ha estado gobernada por el PSOE durante 36 años, hacía falta, pero no así.
En el primer documento de Vox para apoyar al PP, se recogían propuestas como derogar las leyes de igualdad y protección a las mujeres y la comunidad LGTBI, de Memoria histórica, además de la expulsión de inmigrantes sin papeles. Mientras proponían la creación de una Consejería de Familia y Natalidad, leyes de protección a la tauromaquia y la caza…
La Consejería de Medio Ambiente ha desaparecido, ahora es Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, eso nos da idea de la concepción utilitarista y subordinada que tienen de la naturaleza. Salud y Familias es otra de las consejerías de nueva creación, ya sabemos que la única familia reconocida para ellos es el «matrimonio legítimo».
El líder de Vox Andalucía ha abandonado su portavocía para participar en la Comisión de Igualdad. Un juez condenado a dos años de inhabilitación por prevaricación -Francisco Serrano modificó el régimen de visitas de un menor para que pudiera salir de nazareno con su padre en la Semana Santa de Sevilla-. La misma agrupación fascista presidirá la Comisión de Cultura del Parlamento andaluz, con competencias en Memoria histórica… La ultraderecha ha declarado la guerra al nacionalismo catalán, a las personas migrantes y al feminismo.
Ataques al feminismo
Sobre el feminismo, siguen teniendo un discurso contra lo que llaman «ideología de género», según ellos una construcción que no tiene nada que ver con las situaciones de violencia que sufrimos día a día las mujeres, porque «son invenciones de las feministas», para sacar rédito en divorcios y beneficios para las asociaciones de mujeres, aseguran.
Por ello, las feministas andaluzas horrorizadas con los primeros movimientos del trifáchico se han organizado. Desde enero, se están elaborando comunicados y movilizaciones. La solidaridad del movimiento feminista no ha tardado en llegar. El 15 de enero mujeres de todo el Estado salimos a las calles y plazas al grito de: «Ni un paso atrás en igualdad». A dejar claro que vamos a resistir y hacer frente a cualquier ideología que pretenda retrocesos en igualdad de oportunidades. Vamos a seguir procurando un mundo más justo, por una vida que merezca ser vivida.
Por ello, debemos estar unidas, todas las mujeres, de todas las identidades, ya que estando en el punto de mira de estos líderes derechosos, tendremos que agruparnos, cuidarnos y darnos la fuerza necesaria para no permitir pasen por encima.
¿Por qué las feministas somos una amenaza para las élites conservadoras?
Las mujeres planteamos otras formas de gestionar el poder, ‘ellos’ no aceptan que las mujeres, como seres ‘inferiores’, disputen cuotas de poder político y empresarial.
Sus valores, tienen que ver con la familia tradicional heteropatriarcal, católica (nosotras reivindicamos que la iglesia saque sus rosarios de nuestro ovarios). Porque el feminismo busca desmontar sus privilegios: como hombres blancos, pertenecientes a clases medias y altas o ricos, y nuevos ricos, procedentes de la especulación inmobiliaria, agronegocio y vinculados con grandes empresas.
Pero además:
- El feminismo cuestiona la cultura de la acumulación, la producción y desarrollo sin límites en un mundo con recursos finitos.
- Las feministas proponemos un modelo de educación igualitaria, libre de violencias machistas. La ultraderecha, promueve un modelo segregatorio y elitista.
- Las feministas cuestionamos el rol franquista del papel de la mujer sumisa, como madre y esposa, apartada del mercado laboral y dependiente del marido.
- Las feministas reclamamos un sistema que impulse la igualdad laboral de las mujeres y de protección de los y las trabajadoras, contrario a postulados de la ultraderecha, cuyo objeto es que para las clases medias y altas, se reduzcan los impuestos, lo cual provocaría recortes en servicios sociales que nos afectaría a todas.
- Las mujeres exigimos el cumplimiento del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. La ultraderecha, quiere revertirlo por una «ley de violencia intrafamiliar» sin distinción de géneros.
- Las feministas seguimos reivindicando que la sanidad pública incluya el cambio de sexo y el aborto. Vox dice que esto es «ajeno» a la salud.