Han pasado más de 13 años desde que, en septiembre de 2000, tuvieron lugar en Praga unas importantes movilizaciones para rechazar las políticas de ajuste que han venido recetando invariablemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con independencia del paciente y de la enfermedad a tratar. Durante estos años, instituciones antidemocráticas […]
Han pasado más de 13 años desde que, en septiembre de 2000, tuvieron lugar en Praga unas importantes movilizaciones para rechazar las políticas de ajuste que han venido recetando invariablemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con independencia del paciente y de la enfermedad a tratar.
Durante estos años, instituciones antidemocráticas como el FMI, el BM, el G-8 o la OMC han tenido que buscar sitios cada vez más recónditos, cada vez más protegidos por la policía, para poder seguir reuniéndose. Ello no ha evitado el desprestigio creciente de esas instituciones y de los gobiernos que han aplicado sus políticas a rajatabla. Este desprestigio no solo es obvio en América Latina, donde las políticas de ajuste acordadas entre los gobiernos y estas instituciones intergubernamentales internacionales arruinaron la vida de mucha gente, generando un fortísimo aumento de la pobreza, de la desigualdad social y enriqueciendo a una minoría poderosa. También lo es en la Unión Europea, donde todo el mundo reconoce que las políticas de ajuste nos han llevado a aumentar notablemente el paro, la pobreza y a agravar la recesión (quedan fuera quienes se dedican a dar ruedas de prensa sin preguntas o a responder lo que no tiene que ver con lo que se pregunta, que son unos cuantos).
Pero Spain is different. Y a lo que se ve hay quien quiere que Euskal Herria también lo sea. 13 años después de que se iniciase en Europa el calvario social de estas instituciones internacionales, el gobierno español no ha tenido mejor ocurrencia que organizar en Bilbao el 3 de marzo una Cumbre Económica Mundial (es decir, una especie de Davos 2) titulada ‘Foro Global España 2014: de la Estabilidad al Crecimiento’. Símbolo de normalidad, dicen. En esta Cumbre van a participar la directora general del FMI (Christine Lagarde, envuelta en casos de corrupción cuando fue ministra de Sarkozy, y cuyo salario está exento de pagar el Impuesto sobre la Renta), el secretario general de la OCDE (Ángel Gurría), la Comisión Europea (quizás su presidente Barroso, y ya confirmados Almunia, Michel Barnier y Karel de Gutch, responsable de las negociaciones del acuerdo comercial UE-USA), el presidente del Eurogrupo (que condiciona la concesión de créditos a la adopción de más recortes), el presidente del Banco Europeo de Inversiones (agente necesario para los negocios con la incineradora y las autopistas), la Casa Real (el Rey o el Príncipe Felipe), el presidente del Gobierno español (Mariano Rajoy), y el Lehendakari (Iñigo Urkullu).
Es decir, el 3 de marzo se reúnen en Bilbao la Troika y unos cuantos amigos. Los responsables de las políticas de empobrecimiento, del paro, de la corrupción, de la falta de democracia real. La misma gente que se tiene que esconder en Grecia o en Portugal. Que cuando van a Madrid dicen que solo van a analizar a la banca, aunque no sea verdad. Se reúnen en Bilbao quienes han decidido que vamos a salvar a la banca a escote, a la que han dado ya (y más que quieren dar en el futuro) decenas de miles de millones de euros de dinero público, que no se va a recuperar. Por supuesto, estarán a su lado los presidentes de las grandes empresas del estado español (Telefónica, BBVA, Inditex, Iberdrola, etc.), que tanto dinero ganan gracias a las políticas de los distintos gobiernos. Estarán juntos los responsables de que el 99% de la población viva cada vez peor. Y encima quieren que les aplaudamos.
No lo van a conseguir. Bilbao no va a ser diferente a otras partes del mundo. Bilbao va a ser un clamor contra la Troika. Va a ser un clamor contra los dirigentes del FMI, de la OCDE, de la Comisión Europea, del gobierno español, de la patronal, de la banca y de las grandes multinacionales, que son quienes nos recortan nuestros derechos laborales y sociales, quienes bajan los salarios, las pensiones, las prestaciones por desempleo, aumentan la precariedad laboral, vulneran el derecho a la negociación colectiva y un largo etcétera.
Por eso, el 3 de marzo va a ser un día de movilización social. Un día histórico. A las diez de la mañana dos columnas saldrán desde el Sagrado Corazón y el Arriaga, para llegar hasta el Museo Guggenheim, donde se celebra la Cumbre, y posteriormente habrá más actos.
Mención aparte se merece el Lehendakari Urkullu. Por las políticas que aplica no nos llama la atención que quiera aparecer, como uno más, en esa Cumbre del 3 de marzo. Realmente es uno más en la aplicación de las políticas de ajuste, como se ha demostrado a la hora de elaborar los presupuestos (que ELA ha analizado y valorado) o a la hora de utilizar la propaganda para ocultar su política real (como cuando habla de plan de empleo a la vez que recorta el empleo público). Su presencia muestra el acuerdo de su gobierno con las recetas económicas más rancias.
El 3 de marzo el Lehendakari no va a representar a la mayoría social vasca, que va a estar en la calle. Pocas veces habrá una desconexión mayor entre el sentir generalizado de la población, que no quiere que vengan la Troika y su capitalismo de amiguetes, y lo que va a hacer el Lehendakari, dando coba a toda esa gente sin alma. Valoraríamos su ausencia, como concluimos que su anunciada presencia legitima políticamente la tiranía de las grandes empresas y de la banca. Es su opción. Una opción a favor de una minoría que se enriquece a costa de exprimir cada vez más a la mayoría. ¡Y luego hay quien dice que no hay lucha de clases!
Mikel Noval, Responsable de Estudios de ELA
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