Juan Torres publica en Rebelión una contundente respuesta (En España no sobran funcionarios sino defraudadores y los dirigentes patronales que los encubren) a la propuesta de la patronal de despedir a funcionarios que supuestamente no tienen trabajo, en la que demuestra la falsedad de los argumentos empleados por los patronos. Suscribo punto por punto todo […]
Juan Torres publica en Rebelión una contundente respuesta (En España no sobran funcionarios sino defraudadores y los dirigentes patronales que los encubren) a la propuesta de la patronal de despedir a funcionarios que supuestamente no tienen trabajo, en la que demuestra la falsedad de los argumentos empleados por los patronos.
Suscribo punto por punto todo lo que dice, pero quiero completarlo, aunque sea de forma esquemática, porque no es suficiente demostrar la mentira, sino que es conveniente recordar por qué se miente, qué se busca con la mentira y a quién se intenta engañar, justificar o neutralizar con ella, ya que la desvergüenza de la patronal viste de preocupación patriótica y desvelo por los trabajadores todos sus actos de rapiña y su absoluta incompetencia. Todas sus agresiones son, según ellos, para crear empleo, con los magníficos resultados que estamos viendo.
Esto es importante recordarlo en estos días llamados de traspaso del poder ejecutivo, cuando el poder no se traspasa en absoluto, siguen mandando los mismos, los de siempre, y siguen ejecutando también los mismos a través de su brazo armado, el PPOE; sólo hay, en realidad, un relevo de destacamentos de la guardia real.
Todos ellos dizque realizando constantes esfuerzos, que uno teme que se vayan a romper algo, cuando lo único que hacen es obedecer órdenes que luego tramitan los funcionarios. Siempre denunciando como privilegios los derechos elementales al trabajo, la vivienda y la dignidad, y siempre enfrentando a los trabajadores entre sí para poder ir arrancando bocados a la clase.
No sólo mienten, lo hace por un interés muy concreto que se centra en dos objetivos para cuya consecución hay que desprestigiar a los funcionaros, acusarlos de privilegiados y vaciar de contenido su trabajo, como están haciendo:
En primer lugar, quieren apropiarse como negocio suyo -es decir: mal gestionado, caro, inhumano- de todas las funciones y servicios que hacen los funcionarios. Lo llevan haciendo muchos años, degradando y dejando en precario los cuerpos técnicos del Estado, privatizando la enseñanza y la sanidad y otros servicios, etc., siempre con los mismos resultados: encarecimiento, discriminación y pérdida de calidad del servicio a los ciudadanos, fraude para la sociedad y precariedad para los trabajadores.
En segundo lugar, y muy importante para sus negocios, quieren impedir que el saqueo de lo público sea coartado por la independencia que pueda quedar en los cuerpos de funcionarios a la hora de definir, adjudicar o controlar proyectos, intervenir las cuentas, hacer cumplir las leyes o realizar funciones médicas, docentes o asistenciales. Muchas veces no les basta con el acceso directo al ministro correspondiente, necesitan anular la capacidad profesional de los funcionarios y convertirlos en sus marionetas.
Esto hay que decirlo cada vez que abra la boca un diazferrán, se llame como se llame. Los defectos que pueda tener el funcionariado español -que los tiene- sólo se agravan cuando llegan al poder político los que no creen en lo público más que para repartírselo con sus ‘amiguitos del alma’ a los que subcontratan las funciones públicas. Y el oscurantismo y el miedo al despido son el mejor caldo de cultivo para la corrupción y el fraude.
Y hay que explicar lo que hay detrás: la desvertebración de la sociedad, la destrucción del derecho y de la libertad (para todos, no sólo para los más listos o atrevidos), la apropiación de todo por parte de unos pocos, en definitiva, la vuelta a una Edad Media en las que los derechos -absolutos y divinos- de la sangre serán sustituidos por los derechos -absolutos y divinos- del dinero.
Recordemos que, hasta ahora, van ganando, y pueden decir, como puso El Roto en su boca: «La operación ha sido un éxito, hemos conseguido que parezca crisis lo que fue un saqueo«. Saquemos consecuencias.
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