Compañeros en el Amor al Saber, en la Filosofía. Rector de la Universidad Central de Las Villas. Profesores y alumnos. Agradecer sí, agradezco con emoción muy especial el Reconocimiento que recibo, esta gentileza propia de quienes saben mirar hondo y han descubierto más allá de mis cualidades intelectuales y formación y dedicación, que en definitiva […]
Compañeros en el Amor al Saber, en la Filosofía.
Rector de la Universidad Central de Las Villas.
Profesores y alumnos.
Agradecer sí, agradezco con emoción muy especial el Reconocimiento que recibo, esta gentileza propia de quienes saben mirar hondo y han descubierto más allá de mis cualidades intelectuales y formación y dedicación, que en definitiva se repiten en otros estudiosos y maestros, algo que me hace aceptar la altísima distinción de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Las Villas, la que tuvo entre los suyos a Samuel Feijoo y a Nuñez Jiménez. Sé que en ese mirar más hondo habéis descubierto la carga de eticidad, diré que amorosa y diré que plotiniana-martiana que anda por todas las veredas que me recorren. Tal vez no sea muy cuerdo pero esa flecha que habéis centrado en las esencias acaso fue centrada desde su morada, en el corazón mismo de esta Universidad, por aquel poeta no importa si escribiese en prosa o cubriese de «surreales» dibujos una cuartilla, que fue mi Samuel Feijoo. Gracias mi Samuel inspirante. Los dos sabemos de ese sentido plotiniano-martiano de la eticidad. Fundar que es nuestra tarea pero fundar desde y para la Belleza. Y andamos por la tierra desde la obra y debe serlo, porque no podrás ser olvidado ya que lo ennobleces todo con solo mencionarte; hacerlo debiese tener y acaso tiene, así lo hago, sabor de invocación. Y fundar, fundar, fundar el amor al saber, al ser verdadero, ser desde lo más humano y hacerlo para y entre los jóvenes; no solo (y es obra hecha) fundar instituciones que pudieran y deben disolverse en movimiento artístico y ya no ser, para que ser si ya no fuesen, no son, o no serán. ¡Silencio! Fundar, fundar, fundar en las conciencias en la conciencia joven, una a una, fundar-sembrar desde el saber si es aquel que ya integrado en la eticidad puede atreverse a proclamar y entonces se sabrá otra vez escuchado, que la mano que otra, todas las manos estrecha, es la que se propone la Belleza en y desde el Socialismo.
Lo hemos olvidado. Es la Belleza el esplendor supremo ese que pudiera cegar de tanta luz que llega pero que en lucecitas va marcando el camino. La fealdad merece el rechazo del hombre; es enemiga de nuestro ideal. ¿Dime por qué se infiltra entre nosotros y es cosecha de cuanto «el Socialismo» toca? Es el de entrecomillas ese que estatizado-estatizante, la creación de cada individuo-persona o la de aquellos que se asocian por afinidad, esteriliza o mata; el arma que ese entrecomillado «Socialismo» estatizado emplea es la más simple: reglamentarlo todo con regocijo extremo.
¿Y qué nos llega hoy, en estos días, cada instante? doy respuesta, una revolución que la revolución revoluciona en términos reales y en dimensión histórica aún no perceptible. Desestatizar la Sociedad es refundarla. Y refundarla supone andar alertas porque ella, cuando llegue a existir y existirá de nuevo, definirá sus propios rasgos y devendrá por fuerza de un modo u otro control del Estado, de sus funciones (para las que sus funcionarios-representantes habrán sido elegidos). Y entonces el Estado, organizador-regulador hará otro tanto, y si nombrado o elegido, elegido-nombrado tendrá que estar armado por la Ley y otros medios, para exigir y hacer cumplir leyes y normas. Si estamos ya al desestatizar fundando-refundando nuestra Sociedad y no importa el término, haciéndole nacer «de Nuevo», no desde su Antagonista, La Fealdad, sino desde su posible Señor e inspiración, La Belleza.
Es por eso que me atrevería a proponer que la refundación de nuestra Sociedad se hiciera con espíritu Renacentista todo embelleciendo calculadamente La refundación, ese resurgimiento natural a partir de la desestatización, no permite que tal resurgimiento que llamo refundación, tenga lugar sin un cierto clima de espontaneidad inevitable, eso ya lo sabemos, y también sabemos que la acompañará otra dosis de obligada regulación. Pensar ese futuro ya presente exige muy seria reflexión, observación, espíritu de aprendiz y de piloto, y un diseño bien pensado, tan bien pensado que se apoye para si necesario en opciones, opciones en plural, varias, diversas opciones, porque nada va a ser fácil.
Arduo el camino del Socialismo, nada parece posible sin echar cimientos y para afrontar la experiencia social, estructural, económica, política y ética que nos hará crecer espiritual y materialmente y enfrentar no solo nueva hazaña sino nueva vida y para la juventud que está y para la que va llegando, un mundo que le ofrece lo que ansía, protagonizar la historia y es un modo de decir para hacerme comprender, pasar a co-protagonizar y protagonizar la vida tal y cual corresponde. Es que la vida individual y social es solo vida real, acción, posibilidad de creación combate y solo el que la afronta y protagoniza y en ella debe hacer y decidir, crece. En ese crecer de nuestra juventud residen entrelazadas confianza y esperanza. Más tarde, esa vivencia será lo que llamaremos «historia». Preparaos para esa gran tarea cuyas puertas, a mucho mucho riesgo y con toda decisión, convicción, seguridad y plenitud de esfuerzo, nuestras generaciones abren, la generación de Fidel, la de Raúl.
Desestatizar la Sociedad, no es negar el pasado es completarlo, seguir adelante y en cada época hacer lo que hacer toque ha señalado Fidel con claridad, con lucidez. Dirigir la flecha a la diana obligada reinventando el mundo; nuestro mundo de ahora y hacerlo como ejemplo singular y enriquecedor. No solo para nuestro pueblo, enriquecedor de la experiencia que supone como los vietnamitas llaman «irse acercando al Socialismo». ¿Irse acercando? Sí, por qué no, acercándose. Tanto que cuando se le toca lo ignoramos de tan natural que resulta. Algunos de sus rasgos están en nuestras vidas, y en las de nuestros hijos. ¿O es que a esta etapa refundacional y que gustaré llamar Renacentista, pudiésemos siquiera acercarnos sin más de un millón de universitarios, millones de ciudadanos que comienzan a serlo en plenitud porque instruidos disciernen con mayor claridad; sin un analfabeto y con una juventud sana, sin niños o ancianos desamparados? No, no pudiésemos. Esa es la patria nuestra, la que nos permite un nuevo asalto al Cielo, con un pueblo dueño de la hazaña de haber roto para siempre el horror de apartheid en África y de haber dado miles de sus hijos a ese combate en el curso de la liberación de varias naciones de aquel continente todavía sometidas al régimen colonial. Hay otro muchos miles de cubanos universitarios o muy bien formados entregan con el saber el espíritu solidario internacionalista de nuestra Revolución. Ellos también se van forjando.
¿Cómo será ese nuevo Asalto, cómo lograrlo? No fácilmente, solo lo veo posible afrontando este inmenso riesgo, riesgo inmenso que es, va a ser, comienza a ser, la revolución profunda de la Sociedad que supone si Desestatizante, ese reencuentro consigo misma que tantos bienes de todo tipo nos depara, y entre ellos, no solo bienes ha de entregarnos, también sorpresas y tal vez dolores que el Estado, bajo la dirección del Partido, tendrá todavía que afrontar.
No sé si sueño o si ando bien despierto; les aseguro estarlo; pero no sé si pueda, de tanto ansiar, andar envuelto en nuevas formas visionarias. Y me pregunto si por si acaso no debiese callar llegado el punto a que he llegado y mejor, esperar. Si me equivocase echémosle culpa a esa tendencia que los que creen en Utopía aun padecemos.
¿Será que en día no lejano, despiertos ya sin duda, nos tocará apreciar la Sociedad que se refunda ya dueña de sí misma, ya desestatizada, la Sociedad que rediseña su rostro de persona, una a una, individuo que crea y que descubre en el otro al hermano de su hermano, hermanos todos y todos desplegando cualidades y rasgos que pese a lo diverso en uno han de fundirse? Y que ya entonces los CDR volverán a serlo y el Poder Popular en esa similar instancia, la cuadra, el barrio, circunscripción y municipio dirán adiós (y sin dolor) a ceremonias y como base de la base irán reconstruyendo ese tejido que es la imagen real de esa la desestatizada Sociedad que hemos soñado y que reencuentra todas sus potencias.
Para entonces la Sociedad Civil, la que somos nosotros, se encargará de estornudar más fuerte y de hacerse sentir como parte de vida. Los Sindicatos, las Mujeres, las Asociaciones rurales, la UNEAC y las Asociaciones de Científicos, los jóvenes creadores, artistas, investigadores también de las artes y las ciencias, los pedagogos y los etcétera, etcétera, etcétera. He descubierto tantos y tantos grupos hiperactivos en los últimos tiempos, hiperactivos y casi silenciosos, en todas las ciencias sociales y para mi asombro, en la Ecología, la Antropología, la Historia de zonas, áreas y comunidades que creía olvidadas, todo lo que demuestra que la arrogancia estatal, su burocracia, el paternalismo y todas esas hidras imaginables no lograron callar nunca la sana creatividad de nuestra gente-pueblo, ese tesoro.
Y sabréis entonces ¡y a soñar se ha dicho! será entonces posible la descentralización que sea deseable ¿cuál y hasta dónde? Ahora sí que callo; a otros tocará decidir, consultar, aplicar. No logro ver tan lejos pero sueño y por ahora soñaré despierto.
Marx y Lenin explicaron, describieron, definieron el Socialismo como periodo de transición. No hay término previsible. Las circunstancias deciden. Como en todo. Pero más lejos o más cerca todo resultará si en un primer instante es derrotada desde su entraña misma la Oligarquía local; su fuerza militar; el dominio económico y estratégico extranjero (es el caso de Colonias y semi-colonias) y en fin, los resortes fundamentales. Los lenguajes cambian, las palabras, a veces, se elastifican. Las condiciones concretas son lenguajes de otro carácter, más que concretas, y no suelen disfrutar de aquel privilegio. Y es por eso que me atrevo a decir que el rasgo de nuestra Contemporaneidad Latinoamericana, el que inunda la realidad con la esperanza, nos permite decir, todo es posible. Y decir también de modo más matizado y prudente que conviene no olvidar que el Imperio acecha desde sus bases militares, apoyando oligarquías maltrechas pero actuantes, incapaz de renunciar al terrorismo de Estado y lastimado el mismo por la descomposición interior (la fiera herida suele hacerse más y más peligrosa).
Cuando éramos muy jóvenes aprecié que Fidel, como Martí, se había dicho que la Revolución radical solo es posible desde el Poder cuando se derrota y desenraiza al enemigo.
Somos el caso aparte. Podemos y debemos a todo riesgo desencadenar el salto cualitativo ya iniciado revolucionando la Revolución y por tanto la Sociedad toda. Es que el Partido es su Vanguardia y sabe que llegó el obligado y saludable, salvador instante.
Desde el Poder, con el Poder, por el Poder, será posible este revolucionar la Sociedad sin permitir asalto alguno del oportunismo acechante y que pudiese encontrar dos vertientes, la del burocratismo escritorial-funcionarista, que desde el escritorio todo lo complica, enreda en papeleos a veces lucrativos y que será de menor ralea y desechable si se le enfrenta; o la de los que sueñan en ir empujando de mil maneras y a veces, como ya hemos visto, con argumentación mecánicamente marxista y ejemplos apoyados en las luchas teóricas, internas y válidas para y en los tiempos en los que todavía la esperanza fundacional del Socialismo, y con razón, residía en la experiencia soviética principalmente leninista. La riqueza del debate teórico marxista de la época no tendría que ser olvidada o subestimada jamás. Fue tarea de cíclopes encontrar caminos y resolver problemas en aquel país y circunstancia. En ellas Lenin se creció sin cesar hasta casi su muerte. Duró menos que lo necesario y dio y dejó en textos más de lo concebible. Recuerdo a nuestro Mella, que tanto dejó, igualmente en tiempo igualmente convulso y como para siempre.
¿Cuál sería la lección de uno y otro, la muy legítima de Lenin y para nuestra realidad tan cercana, la de Mella? Es la lección de Carlos Marx que no debiésemos borrar ni un minuto del pensar que debe llevar a la acción consciente y eficaz, y que en ellos parecía incorporada orgánicamente: «Para transformar la realidad hay que conocerla».
Estamos nuevamente, como el primer día ante una realidad que ya no es ni remotamente la misma. La Oligarquía fue destruida y desterrada y esta vez y ya, por allá, bien enterrada, su presencia no existe; la destrucción fue desde la raíz. Y el Imperio igualmente derrotado. «Cuba territorio libre de América», «Cuba territorio libre de analfabetismo», tantas Cubas libre territorio de enfermedades endémicas y abierto a la salud general y hoy dueña Cuba de un pueblo instruido y ansioso de ese salto que nos hará más libres y plenos. Y para darlo, no sé si previniendo su necesidad, Fidel, artífice de aquellas deslumbrantes hazañas nos hizo la advertencia previsora y movilizante de la conciencia el 17 de noviembre del 2005 y desencadeno la Batalla de Ideas, que es hoy la de todo el pueblo.
Si la transformación de la realidad que es la nuestra de hoy, la que hemos construido supone conocerla, no en bloque, no hay realidad en bloque, referirse a ella supone aceptarla en su complejidad y permanente movimiento, y capacidad de sorpresa. Toda acción revolucionante, si socialmente comprensiva es también conmoción y posible desgarre. Sé de Raúl, de su método, y ando seguro de que le acompañan, a él, y a toda la dirección, grupos de trabajo, investigación y estudio que aseguran hasta donde posible la factibilidad de «la descomunal» decisión política, económica, espiritual y ética que supone arrebatar al Estado la apretada presencia física y no física de la Sociedad para que, desestatizada, reaprenda a respirar y a crear. Y al Estado ofrecer la oportunidad de servir a la Sociedad de un modo tan orgánico y eficiente que vaya, en alguna medida (y sin tiempo prefijado) disolviéndose en ella.
Confieso que en este instante debo detenerme porque aprecio que es tema de mucha, larga, delicada reflexión. También porque se me sale el componente libertario de mis concepciones socialistas. ¡Qué maravilloso sería ver el proceso de disolvencia!, como en el cine, acto de magia técnica. Nada propicio en la vida social; ni la técnica ni el planeamiento excesivo le son aplicables. La Sociedad supone urdimbre tan compleja que solo la combinación de la delicadeza y la firmeza le son afines.
Ese Socialismo Renacentista, que tome como uno de sus componentes la Belleza. Lo que no es bello no es socialista; bello moral y por qué no, materialmente. El espíritu humanista que hizo decir más de una vez de un modo u otro a José Martí «patria es humanidad». Andar por ahí, subtextualmente, en el Fidel que establece en sus escritos más actuales la obligación de todos y, sobre todo, de los que en el mundo en que vivimos pueden influir en los acontecimientos, la obligación de salvar el Planeta y con el Planeta a la especie humana. Este Fidel de humanismo inegoista, de la fraternidad universal, nos da el rasgo esencial del Socialismo del Siglo XXI, su prioridad internacional que, si adoptada, será en su práctica renacer del Humanismo.
Ellos son símbolos, Fidel, Raúl. Todos somos partícipes. Los símbolos movilizan y en sus tareas organizan, fijan plazos, buscan opciones, etcétera. Ellos entregan la lucidez del estadista. Nosotros, cada uno, tenemos que actuar y ser, ser de veras, actuando.
El reto que afrontamos es decisivo. Para sobrevivir creando y para asegurar el camino del Socialismo, afirmar y continuar todo lo ya forjado, y acercarnos cada vez más a ese ideal de fraterna sociedad re-humanizada. Retorno a Carlos Marx y a ustedes, profesores y alumnos, aprecio recordarles un texto que considero fundamental porque nos entrega lo que toda su obra y vida ratifica, la esencialidad ética, humanística, del marxismo. Me refiero a su reflexión-análisis de las formas de producción pre-capitalista cuando aprecia que ese Capitalismo naciente debió aplastar la que precedía, la producción artesanal diferenciada y no-alienante. Ese Capitalismo destructor del hombre productor, sustituido por la máquina de forma dominante encontró síntesis cinematográfico en una imagen del filme de Charles Chaplin Tiempos Modernos que tendría que exhibirse en las clases de filosofía cuando de Marx se trate. Chaplin ha sido uno de sus mejores intérpretes, le dio la imagen y en ella un poder de comprensión y trasmisión sintética, privilegio del Arte.
Esta Revolución nuestra que se revoluciona merece ese Vale la pena si bien se comprende la dimensión histórica que desde ya tiene, como audacia y diseño de futuro. ¿De futuro? De futuro presente. Es este arco multicolor el que define la verdadera Contemporaneidad la que propondría a nuestra intelectualidad. Y digo propongo, y solo propongo. En todo caso no me tomo más allá de la condición de propagador de ideas.
Doy gracias más que sentidas a la Universidad Central de las Villas y a su Claustro en el Día de la Cultura Nacional y en tiempos de revolucionante espíritu revolucionario por detenerse en mi persona en período tan exaltante. Es mucho, demasiado Honor. Gracias.