Cerca de 1.500 mujeres volvieron a reencontrarse ayer en Portugalete, después de catorce años. Debates tan candentes como la violencia contra las mujeres o la participación socio-económica se sucedieron entre un sinfín de talleres. Comedias y percusionistas hicieron sonreír a las asistentes, que abordaron la necesidad de aliarse y luchar. Han tenido que pasar catorce […]
Cerca de 1.500 mujeres volvieron a reencontrarse ayer en Portugalete, después de catorce años. Debates tan candentes como la violencia contra las mujeres o la participación socio-económica se sucedieron entre un sinfín de talleres. Comedias y percusionistas hicieron sonreír a las asistentes, que abordaron la necesidad de aliarse y luchar.
Han tenido que pasar catorce años para que ciudadanas de toda la geografía vasca pudieran encontrarse y debatir la situación que deben padecer por el simple hecho de ser mujeres. Catorce años que, sin embargo, no han pasado en vano para el movimiento feminista de Euskal Herria, como bien se demostró en los primeros debates de las IV Jornadas Feministas de Euskal Herria.
Pasadas las 8.30 de la mañana las más tempraneras fueron agolpandose en la entrada de la Escuela de Náutica de la UPV en Portugalete, lugar elegido para navegar unidas por los particulares recorridos del feminismo. Con la acreditación y el reparto de material llegaron los primeros encuentros y abrazos de compañeras de lucha, algunas de las cuales llevaban años sin verse. Otras muchas, sin embargo, se estrenaban en estas jornadas dada su temprana edad.
Las más veteranas echaban la vista atrás, haciendo un breve recorrido por la historia de los encuentros feministas que las mujeres más jóvenes escuchaban con especial interés. La primera parada se situó en diciembre de 1977. Aquellas primeras jornadas cosecharon una cifra difícil de superar, alrededor de 3.000 mujeres. Un recién nacido movimiento feminista se reunió para debatir los temas más candentes del momento, donde destacaron la organización, el patriarcado, la sexualidad o la educación.
En 1984, tras haber acumulado cerca de siete años de experiencias y luchas, el movimiento feminista acordó otro encuentro para poner en común los temas que estaban en la palestra del feminismo. Educación, sexualidad, aborto, agresiones, y el propio movimiento feminista fueron los temas que mayor discusión provocaron.
Diez años después llegaron las III Jornadas feministas. Nuevos elementos en el cotidiano feminista hicieron dedicar un buen espacio a los debates sobre organización, crisis, modelos organizativos y relaciones con otras organizaciones. Esto no supuso sin embargo, el abandonar temas de calado teórico y de intervención en las luchas.
Tres grandes ejes dividen el debate feminista
Estas jornadas organizadas de la mano de la Coordinadora Feminista de Euskal Herria han contado con el apoyo y el trabajo de movimientos feministas como Bilgune Feminista, Bizkaiko Emakume Asanblada, Medeak, Asamblea de Mujeres de Araba, Amalatz, Emakume Internazionalistak, Plazandreok, 7menos20, Lanbroa, Herne y Altsasuko Feministak.
Tras los encuentros y el primer café que ayudó a espabilarse a las asistentes, unas y otras fueron reuniéndose y abarrotando el aula donde se desarrolló la presentación de las jornadasl.
Ante un auditorio repleto llegó el emplazamiento para el debate y la participación detallando que «aquí hay mucha tela». Aseguraron que las mujeres siempre han sido «buenas artífices costureras»; y en esta línea resaltaron que «podemos hacer una colcha hecha de retales, y trabajar en red. Podemos hacer unas velas y navegar. Podemos hacer nuestras banderas y luchar. Podemos hacer unas mantas y darnos cobijo unas a otras». Los aplausos y la emoción encontraron su sitio en el aula en que mujeres de todas las edades se daban la mano por una causa común.
Con objeto de organizar y ordenar las jornadas el debate estuvo articulado en tres ejes considerados como temas de especial relevancia para el debate feminista. «Nosotras en un mundo global y local»; «Nosotras frente la violencia contra las mujeres» y «Nosotras en nuestras identidades rebeldes y en nuestros cuerpos insumisos». Asimismo cada eje estuvo compuesto por un sinfín de ponencias, charlas, talleres…
¿El movimiento feminista debe participar en las instituciones?
El primer gran debate analizó la nueva estructuración del mundo y las consecuencias que de ese orden se derivan para la situación de las mujeres en razón de la opresión patriarcal.
La irrupción de las políticas institucionales y la institucionalización del propio feminismo dio mucho de que hablar y todas las ponencias se dieron la mano a la hora de resaltar la necesidad de zanjar una estrategia común.
Detallaron que la democracia formal existente a día de hoy imposibilita la participación de la ciudadanía, una imposibilidad que se multiplica en lo que respecta a las mujeres. Asimismo, tanto en la presentación de las ponencias como en los debates posteriores, se hizo especial hincapié en la labor realizada desde diversas instituciones para desactivar el propio movimiento feminista. Precisaron que el aspecto igualitario que se pretende dar es «falso» y debe «desenmascarase».
Desde la mesa se pusieron en punto de mira tanto los planes de igualdad como las consejerías de mujer, tachando a los primeros de «demasiados generales» y a las segundas de «estar hechas de cara a galería». Las críticas llegaron también para el propio movimiento feminista, entendiendo que desde su apuesta por participar en este tipo de órganos, no ha sido capaz de mantener la tensión fuera, llegando a frenar la lucha. Subrayaron que el movimiento feminista no ha conseguido ser verdaderamente crítica ante estas instituciones y sus actuaciones.
Alianzas feministas, necesarias e imprescindibles
Tras un largo inventario de críticas optaron, sin embargo, por ofrecer las condiciones necesarias para seguir apostando por la participación del movimiento feminista en las instituciones. Desde Bilgune Feminista resaltaron la necesidad de crear un protocolo común entre todos los agentes feministas en el que se refleje las condiciones y la forma de participación en las mismas.
Plazandreok subrayó la necesidad de convertir al movimiento feminista en un sujeto político. No obstante, destacó que a día de hoy el movimiento feminista no es un interlocutor válido para todas las mujeres, lo que consideró «un grave problema».
Por último las alavesas del Forum Feminista María de Maeztu expusieron el retroceso que se está dando en los últimos tiempos, destacando que «hay derechos conseguidos pero no consolidados». Como botón de muestra señalaron el debate suscitado en torno al derecho al aborto y detallaron que el movimiento feminista «nunca puede bajar la guardia».
¿Conciliación del trabajo del hogar?, nosotras con nosotras mismas
El trabajo que se debe realizar en el ámbito privado también fue tema de debate. Forum Feminista María de Maeztu resaltó que la trayectoria de la mujer trabajadora no ha acarreado consigo la paridad a la hora de abordar los trabajos del hogar. En este sentido, señalaron que para dar una salida a esos trabajos se contratan «mujeres sin derechos», reproduciendo la injusticia con las mujeres inmigrantes.
Tras la comida llegó la hora de abordar el segundo eje del debate, cuyo núcleo central era la violencia contra las mujeres. Aunque la violencia siempre ha sido una preocupación y su denuncia una tarea permanente del movimiento feminista, la gravedad de la situación en el presente motivó que fuera un tema preferente. A primera hora de la tarde, la Asamblea de Mujeres Feministas de Bizkaia, Lanbroa, Bilgune feminista y Las otras voces feministas expusieron sus ponencias en torno a la violencia.
Los documento presentados acogieron lecturas del tema, tanto desde el punto de vista de los análisis de las estructuras de dominación, como de las medidas que se toman para paliarla, y tabién medidas más estructurales para avanzar hacia su desaparición. El análisis y la valoración de las medidas legislativas y la amplia gama de respuestas que se activan contra esta violencia también tuvieron su hueco en el debate.
Violencia sexista la consecuencia más extrema del sistema patriarcal
No hay fecha ni comienzo concreto. Así de tajantes se mostraron las mujeres reunidas ayer en Portugalete que entienden la violencia como una opresión que han sufrido las mujeres desde siempre. Más allá del boom mediático que parece tener este tema, todas la ponencias se dieron la mano a la hora de asegurar que esta violencia es una consecuencia directa del sistema patriarcal. A juicio de todos los textos de debate, la violencia sexista abarca un gran espectro de niveles e intensidades; desde una mirada o una palabra ofensiva hasta la muerte.
No obstante, más allá de ser consecuencia directa del sistema patriarcal, también se interpreta la violencia como un instrumento, como un sistema para mantener ligadas a las mujeres a la identidad femenina. Detallaron que el actual sistema social se basa en las relaciones jerárquicas y aseguraron que dentro de ese equilibró son las mujeres las peor paradas, ya que para mantener esa situación de desigualdad el sistema ha utilizado y utiliza la violencia.
Bilgune Feminista sostuvo que la clave para acabar con la violencia sexista es romper con las relaciones jerárquicas que mantienen este sistema social. Sus representantes subrayaron que es obligación de todos y todas, cambiar los valores y la organización, convirtiéndola en una sociedad más justa.
Asimismo, el debate hizo especial hincapié en la necesidad de entender esta violencia como un problema colectivo y no una «terrible situación individual de algunas personas». Precisaron que la violencia desprecia y anula a la mujer.
La ponencia elaborada por Lanbroa aseguró que la prevención es la mejor solución contra la violencia sexista, a la vez que defiende que la organización es el camino. En la ponencia también se definen las medidas a tomar para ampliar la prevención, tanto en educación como en los medios de comunicación.
Autodefensa, medidas de protección, taller king y feminicidio
Al igual que a la mañana, aquellas mujeres que tras la comida optaron por «pasar a la acción», tuvieron un gran abanico de actividades para elegir. Fueron muchas las mujeres que se acercaron para conocer las claves de la autodefensa ante un posible caso de violencia. Otras optaron por una exposición teórico práctica de los kings, donde el grupo de mujeres Medeak defendieron que la acción travesti no se enmarca fuera de las fuentes feministas. Asimismo, las mujeres abogadas de Bizkaia quisieron ofrecer un punto de vista más jurídico a la hora de hacer frente a la violencia contra las mujeres.
Las calles de Bilbo testigo directo de las exigencias feministas
Tras un agotador día de debate y reflexión, las mujeres reunidas en Portugalete se desplazaron hasta Bilbo para hacer sonar su voz. El redoble y el colorido dibujado por la «Lesbian Banda» de Valencia reflejaron en las calles la demanda de acabar con el sistema patriarcal y sus consecuencias.
En la marcha recordaron que ni el sistema patriarcal ni la sociedad han estado inmóviles en estos últimos años y aseguraron que tanto la forma de opresión, como la percepción de las mujeres en torno a las discriminaciones también han cambiado. Ante ello, precisaron que el movimiento feminista también se ha transformado y ha sabido colocarse a la altura de las circunstancias. Como botón de muestra señalaron las jornadas que están llevando a cabo entre ayer y hoy, donde al igual que el viernes lo hicieron las más jóvenes, se debaten los temas más candentes y las preocupaciones más actuales del movimiento feminista.
Se mostraron convencidas de que «juntas conseguiremos cambiar la sociedad» y sentenciaron que el movimiento de mujeres es «muy importante» para guiar, unir y coordinar a todo el movimiento de mujeres.
Espacio para la Risa y la diversión junto al debate, las jornadas siempre cuentan con contenido lúdico
Después de horas de debate, la comida fue acogida con mucho gusto entre todas las asistentes ya que además, contó con diferentes posibilidades como el menú ofrecido por las mujeres del mundo o la oferta de la gazte asanblada de Portugalete.
Tras la manifestación sin embargo, llegó el momento de espacimiento, que se centró en buena medida en el gaztetxe del barrio bilbaino de Errekalde, Kukutza, donde una fiesta feminista recibió a todas las mujeres que quisieron pasarse por allí.
La noche se convirtió a esas alturas en aliada de las mujeres que, pese a las diferencias de edad y origen, compartieron historias, experiencias y risas, poniendo de manifiesto que esta lucha no se ha acabado y que incorpora a nuevas generaciones.