El 4 de marzo fue publicado en rebelion.org un artículo que analizaba los resultados de las recientes elecciones gallegas relativizando el supuesto cambio resultado de estas [2]. Vivo en Galicia desde hace casi 40 años, y concuerdo con el fondo del análisis propuesto, aunque quisiera matizar alguna de las afirmaciones que en dicho artículo se […]
El 4 de marzo fue publicado en rebelion.org un artículo que analizaba los resultados de las recientes elecciones gallegas relativizando el supuesto cambio resultado de estas [2]. Vivo en Galicia desde hace casi 40 años, y concuerdo con el fondo del análisis propuesto, aunque quisiera matizar alguna de las afirmaciones que en dicho artículo se hacen, así como plantearme sucintamente también las causas de tal resultado.
El primer asunto está relacionado con la siguiente afirmación: Creemos que el único reducto de izquierda real y efectiva que permanece en nuestro País, es el que desde hace años pervive en la Localidad de Marinaleda (Sevilla), con su Alcalde Juan Manuel Sánchez Gordillo al frente. A este respecto me gustaría aclarar un par de cosas.
La primera es sólo una cuestión de palabras. Cuando se dice nuestro País, no creo que mucha gente entienda lo mismo que los articulistas pretenden significar. Por aquí, os queixos do país, no son los de Andalucía ni Madrid, sinó los gallegos. Creo que hubiera sido mejor emplear el término Estado, si lo que se pretende es referirse a España.
La segunda cuestión es mucho más importante. Porque es de suponer que tal afirmación se refiere al ámbito de lo institucional. No puedo entenderla de otro modo, porque de ser así, se cometería una enorme injusticia con todas esas personas que desde los llamados movimientos sociales construyen día a día ese otro mundo posible y necesario, plantando además cara a la ignominia del Poder. Es más, creo que dado el grado de desarrollo de los modernos sistemas de control social propio de las democracias occidentales (que son, es obvio, la forma más perfecta de Estado y dominación), la única alternativa posible y honesta para la izquierda del siglo XXI está bien lejos de las urnas: en plena calle. Es decir, en todo ese conjunto de personas y colectivos que practicando modelos de organización basados en el asamblearismo y la acción directa, dan respuesta a sus necesidades sin mediación alguna, demostrando así lo superfluo y fraudulento de las insituciones estatales (iba a decir democráticas).
Si se tiene en cuenta todo el entramado de movimientos sociales, todas las redes que hoy en día funcionan en el mundo conforme a estos criterios, la afirmación citada se nos aparece como una injusta falta de consideración. Y por supuesto, todo ello sin desmerecer los logros de la experiencia de Marinaleda.
En lo relativo a las causas de los resultados electorales en Galicia -cuestión que me interesa más bien poco- quisiera proponer un par de breves reflexiones.
Lo ocurrido es lo previsible, más evidente, claro, después de que ocurriera. A saber, que las traiciones cometidas por el gobierno progresista as sus bases sociales han pasado factura. Entrecomillo bases sociales pues es claro que muchos de los votantes de 2005 lo eran sólo circunstancialmente, pues habían apoyado aquel proyecto simplemente en un intento de evitar la perpetuación del fraguismo y el caciquismo después del Prestige y de la guerra de Irak, pero con mucho escepticismo respecto a sus voluntades y capacidades. Es bueno recordar aquella campaña de Hai que botalos (Hay que echarlos) que tuvo una gran repercusión en todo el país, y ello aún por cauces no mediáticos.
Nuestro amigo Quin, parece no querer ver que los potenciales votantes del BNG. no suelen ser muchos de esos mayores con los que se dedicaba a bailar y a reunirse, sinó una izquierda social, cuando menos anticapitalista y ecologista, a la que olvidó e incluso reprimió durante cuatro años (recuérdese lo ocurrido en Ferrol con el caso REGANOSA, por poner sólo uno de los mútliples ejemplos posibles).
Conviene no olvidar que sólo unas pocas semanas antes de las elecciones, alrededor de 5000 personas gritamos en la Plaza de la Quintana: Goberne quen goberne, Galiza non se vende! Y que en esa concentración, donde estaba parte de la izquierda social gallega, el grado de decepción hacia el bipartito era muy perceptible (muchas veces se gritó: BNG., PSOE., PP., a mesma merda é!). La cifra de esa manifestación y sobretodo, la decepción presente en ella, debe ser extrapolada a muchos que no pudieron estar allí si queremos entender el retroceso del BNG. y el PSOE. respecto a 2005. Así, los resultados no sorprenden tanto.
Esto es lo que en su reciente artículo del El País, Suso de Toro llama «derrota merecida». Pero queda también analizar la victoria. Eso que el mismo Suso de Toro llamó «victoria inmerecida».
Porque claro, conviene no olvidar que la reorganización y reactivación de la derecha social fueron también facilmente perceptibles, y no sólo en las portadas de los periódicos. Para conseguir tal objetivo al PP le ha valido todo, incluida una perra campaña (salvando las distancias, la cosa me recordó las elecciones republicanas de noviembre del 33) Un par de semanas antes de la convocatoria, se reunió en Compostela un nutrido grupo de derechistas de toda laya (incluso fueron fletados autobuses para traer falangistas desde la capital del Estado), con el propósito de apoyar la convocatoria de Galicia Bilingüe , reinvindicación lingüística astutamente instrumentalizada por la derecha para dar la batalla en la calle. El PP. supo movilizar a sus bases totalmente. Dudo que haya muchos votantes del PP. que se hayan quedado en casa en esta ocasión, y pienso que este debió de moverse en su techo electoral, pero eso lo confirmarán o desmentirán posteriores consultas. Llevo esperando muchos años el remplazo generacional electoral en las zonas rurales de la Galicia interior y este no acaba de producirse. También amplios sectores de la juventud apoyan a la derecha.
Así las cosas, como decimos por aquí: era visto! Madialeva!
Y que supone esto para nosotros y para Galicia. Bueno, lo que era de esperar: mierda y más mierda! Lo que ya sabíamos antes de la «cita electoral». Nosotros seguiremos a lo nuestro, goberne quen goberne, construyendo nuevas marinaledas por aquí y por allá, denunciando la nocividad del Poder, sus atentados, sus corruptelas (consustanciales, claro), sus injusticias, sus ecocidios… Nuestra lucha se juega día a día, y no en ese lapso dominical que nos reservan esos demócratas de boquilla cada cuatro años. Los de abajo sabemos que eso no es verdadera democracia, sinó manipulación de las masas por auténticas empresas de marketing político que defienden los intereses de la plutocracia gallega y española.
Todavía me asombra a veces lo poco que fue asumida y divulgada la obra de la Escuela de Frankfurt en esta sociedad. ¡Qué poco interesa difundir sus constataciones sobre la manipulación de las masas, la construción sicológica del individuo etc! De hacerlo, sería obligado un debate social sobre la validez de eso que los medios llaman «nuestra democracia».
Notas:
[1] Galiza non se vende es el nombre de una plataforma gallega de colectivos sociales constituída con la intención de defender el patrimonio natural y cultural gallego frente a las agresiones en curso. Una de sus consignas es: «Goberne quen goberne, Galiza non se vende!».
[2] «La derecha que arrebató el poder a la derecha» Pilar Izquierdo Teruel y Julio Ortega Fraile.