De sobra es conocida la situación socio económica a la que nos han llevado y de sobra sabemos cómo y por qué. Para que todo fuera justamente lo contrario sobran datos, estadísticas y conocimientos. La situación de miseria económica y social, cada día mayor, lo será cada vez más como consecuencia directa de las medidas […]
De sobra es conocida la situación socio económica a la que nos han llevado y de sobra sabemos cómo y por qué. Para que todo fuera justamente lo contrario sobran datos, estadísticas y conocimientos. La situación de miseria económica y social, cada día mayor, lo será cada vez más como consecuencia directa de las medidas que el Gobierno está tomando.
Nos sobran recursos y análisis pero, sobre todo, nos sobran delincuentes en el Gobierno que gobierna para otros delincuentes camuflados bajo la máscara de lo que estúpidamente llaman «mercado». Como si el «mercado» fuera un sujeto con vida propia, como si fuera una persona física o jurídica capaz de tomar decisiones, cuando no es más que el lugar en donde se reúnen los delincuentes de los más variados y más graves delitos para maquinar toda clase de tropelías que el Gobierno se encarga de legalizar con tantas leyes como sean necesarias, sin importar el daño que a la sociedad puedan hacer y sin escatimar tanta represión como haga falta.
¿Por qué delinque el Gobierno? Sencillamente porque lo necesita para poder gobernar a favor de la mafia financiera del «mercado». Sí, mafia, mafia que especula con los recursos y con el dinero sin que les importe de donde viene ni a donde va ni cómo se ha obtenido. Así se explica por qué los anteriores presidentes de Gobierno, Ministros, etc, acaban participando en las mayores empresas y paseándose, además, por el Mundo entero para justificar las políticas y las doctrinas económicas que tan buenos resultados les han dado aunque, obviamente, sólo a ellos y a sus socios del «mercado».
Y, el Gobierno, sigue delinquiendo cuando pasa a la oposición porque continúa apoyando, de hecho, la misma política y porque no tira de la manta, porque perro nunca come carne de perro. Que nos hayan dotado (impuesto) de un sistema político (y sindical) bipartidista que resulta inamovible, de ningún modo es inocente sino algo muy premeditado.
El número de delincuentes en el Gobierno sólo es superado por el número de delitos que cometen. Ningún espacio de maldad queda libre. El Gobierno miente, engaña, ofende, insulta, reprime, usurpa, malversa, abusa, persigue, castiga, etc, sin olvidar la perversión que supone la dejación de todas las funciones que sí debiera atender y para las que sí debiera gobernar.
El Gobierno delinque:
– Cuando, de hecho, favorece y apoya el (gran) fraude fiscal, porque ni lo castiga ni lo persigue.
– Cuando, de hecho, reconoce y ampara a más de 70 paraísos fiscales con los que mantiene relaciones directas y a través de las entidades financieras y grandes empresas domiciliadas en territorio español.
– Cuando dirige y es responsable de una fiscalidad que obtiene la mayor parte de la recaudación de las rentas del trabajo y una miseria de las rentas del capital.
– Cuando legisla para que las grandes fortunas eludan legalmente el pago de impuestos.
– Porque favorece y consiente, de hecho, el fraude fiscal de decenas de miles de millones con los que podría resolverse todos los recortes sociales.
– Cuando después fomentar una política económica especulativa no solo lleva a la ruina a millones de familias, sino que pretende que paguen los fraudes de los que lideraron y se beneficiaron de la especulación.
– Cuando dicta leyes que imponen el desahucio de la vivienda y, además, la perpetuación de la deuda.
– Cuando penaliza abiertamente el trabajo y a los trabajadores al propiciar explícitamente la especulación y la evasión de beneficios.
– Cuando insiste y continúa con políticas económicas que incrementan el paro, la precariedad y los recortes sociales.
– Cuando dilapida, en un alarde de prodigalidad, el patrimonio del Estado regalándolo a las grandes empresas por la vía de la privatización.
– Cuando, abusando de su poder, privatiza los servicios básicos de los ciudadanos como la sanidad, la educación, etc. y los convierten en objeto de negocio.
– Cuando impone una Constitución en la que las obligaciones son inapelables, mientras que los derechos fundamentales de los ciudadanos, el Gobierno, los convierte en papel mojado.
– Porque fomenta expresamente la especulación y la valida como política económica correcta en lugar de penalizarla como delito.
– Porque trabaja y está al servicio de la banca y demás entidades especulativas.
– Porque ha convertido la deuda de los bancos en deuda pública.
– Porque se arroga privilegios especiales ante la ley y auto proclama a sus miembros personas aforadas, cuando debieran estar a disposición judicial sin más privilegios que cualquier ciudadano.
El Gobierno delinque cuando se reúne los viernes en secreto, en lo que llaman Consejo de Ministros, sin que nunca podamos saber exactamente cómo y por qué se toman determinadas decisiones, arrogándose ser los amos exclusivos de las vidas y haciendas que no les pertenecen.
El Gobierno delinque, sobre todo, porque acapara todos los derechos fundamentales de los ciudadanos negándoles cualquier forma de democracia participativa real y cuando niega una justicia que lo sea de los ciudadanos y no del poder político al servicio del poder económico.
En resumen: el Gobierno dirigió la quiebra fraudulenta del Estado, pero nadie va a la cárcel.
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