Greenpeace se colgó anteayer de las torres de El Pilar de Zaragoza para protestar contra las bombas racimo que produce Instalaza, una empresa que desde 1943 fabrica material militar en el corazón de la capital aragonesa. Ayer por la mañana los activistas de la organización, entre ellos seis escaladores, se suspendieron de las torres de […]
Greenpeace se colgó anteayer de las torres de El Pilar de Zaragoza para protestar contra las bombas racimo que produce Instalaza, una empresa que desde 1943 fabrica material militar en el corazón de la capital aragonesa. Ayer por la mañana los activistas de la organización, entre ellos seis escaladores, se suspendieron de las torres de la basílica donde desplegaron una pancarta de 100 metros en la que se leía: «Por la paz: no a las bombas racimo».
Mientras los escaladores desplegaban la pancarta, 16 miembros de la organización mostraban una montaña de zapatos de dos metros de altura. Querían simbolizar todas las víctimas de estas bombas que no podrán volver a caminar. En Instalaza se fabrican las bombas MAT 120, utilizadas en conflictos como el de Kosovo o Irak. En los dos últimos años, la empresa ha vendido armas al ejército por valor de tres millones de euros, según Mabel González, portavoz de esta organización ecopacifista.
El partido Chunta Aragonesista se adhirió a la iniciativa contra las bombas racimo puesta en marcha por Greenpeace y declaró ayer que llevará al Congreso de los Diputados una proposición no de ley para exigir al Gobierno español que prohíba la fabricación de estas armas.