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Wallmapu

Guardianas de la Fütawillimapu: tres voces y una misma lucha por la defensa del territorio

Fuentes: Rebelión

El trabajo no solo documenta la resistencia de estas tres mujeres, sino que también expone la complicidad del Estado en la expansión del extractivismo en Wallmapu. En un escenario donde la militarización del territorio mapuche se ha institucionalizado desde 2021 mediante el Estado de Excepción, prolongado por dos administraciones consecutivas

por Paula Huenchumil Jerez

El periodismo, cuando se ejerce con compromiso y una mirada crítica, tiene el poder de visibilizar historias silenciadas por los grandes medios. Guardianas de la Fütawillimapu: Crónicas de lucha contra la intervención eléctrica, de las periodistas Igna Solís y Camila Pérez Soto (LOM, 2025), es un ejemplo de ello. Esta obra nos sumerge en la resistencia de tres mujeres mapuche-williche que han convertido la defensa de su territorio en una lucha constante contra la expansión de megaproyectos eléctricos en la Fütawillimapu. A través de una investigación rigurosa y un exhaustivo trabajo en terreno, el libro reconstruye las trayectorias de la machi Millaray Huichalaf, la werkén Cristina Soto Guineo y la lonko Clementina Lepio Melipuchún, cuyas voces y acciones desafían la voracidad del extractivismo y reivindican los derechos de sus comunidades.

El pueblo mapuche, muchas veces retratado como un pueblo guerrero que desafió a la Corona Española, continúa su resistencia en el presente. No obstante, esta lucha no es un vestigio del pasado, sino una defensa constante de su lengua, su infancia, sus formas de vida y, fundamentalmente, su territorio. Guardianas de la Fütawillimapu da voz a tres mujeres que, desde distintos puntos del sur de Chile, enfrentan a poderosas empresas energéticas que han expandido sus megaproyectos sobre territorios indígenas sin consulta previa ni consentimiento de las comunidades, pero con el respaldo del Estado.

El libro nos lleva al corazón de la Fütawillimapu, la gran tierra del sur, habitada por el pueblo mapuche-williche, que abarca las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Allí, cada una de estas mujeres enfrenta una batalla particular contra proyectos eléctricos de gran escala.

La machi Millaray Huichalaf, lideresa espiritual del territorio del río Pilmaikén, ha sido criminalizada por su oposición a las hidroeléctricas de la empresa estatal noruega Statkraft. Su historia ha trascendido las fronteras de Chile y ha sido reconocida a nivel internacional como un caso emblemático de defensa ambiental. En 2021, la Corte Suprema acogió un recurso de protección interpuesto por su comunidad en contra del proyecto Los Lagos de Statkraft, debido al hallazgo de restos arqueológicos en el terreno destinado a la obra. La resistencia de la machi ha sido destacada en el proyecto internacional Movements and Moments del Goethe-Institut, que documenta activismos medioambientales y luchas por derechos humanos en diversas partes del mundo.

Por su parte, Cristina Soto Guineo, werkén del Lof Wenul, en el norte de Ancud, lucha contra Transelec, una empresa de transmisión energética controlada por capitales canadienses y chinos. Su comunidad se opone al proyecto Sistema de Transmisión S/E Tineo – S/E Nueva Ancud, que atraviesa seis comunas de la Región de Los Lagos y supone una inversión de 100 millones de dólares. La paradoja de esta lucha es evidente: mientras las torres de alta tensión avanzan por el territorio mapuche, muchas familias no tienen acceso a electricidad. Cristina vive con energía solar y declara en el libro: «Si no tenemos nuestros árboles sagrados, si no tenemos nuestro espacio, si no tenemos nuestro küme mogen (buen vivir), ¿cómo seguimos adelante?»

Finalmente, la lonko Clementina Lepio Melipuchún, lideresa de la comunidad Fundo Alto Gamboa en Castro, Chiloé, se enfrenta a Saesa, una empresa energética controlada por grupos canadienses. Su comunidad ha encabezado una batalla legal para detener la construcción de la Línea de Transmisión 220 kV Chiloé-Gamboa, que pretende instalar torres de alta tensión sobre un territorio ancestralmente utilizado para ceremonias y recolección de lawen (plantas medicinales). A pesar de haber llevado su caso ante la Corte de Puerto Montt, los fallos han sido adversos, lo que evidencia los límites de la vía institucional para la protección de los derechos indígenas.

Un libro necesario en tiempos de despojo y militarización

El trabajo no solo documenta la resistencia de estas tres mujeres, sino que también expone la complicidad del Estado en la expansión del extractivismo en Wallmapu. En un escenario donde la militarización del territorio mapuche se ha institucionalizado desde 2021 mediante el Estado de Excepción, prolongado por dos administraciones consecutivas, el texto evidencia cómo la criminalización de la protesta indígena opera como un mecanismo de control territorial, facilitando la imposición de megaproyectos energéticos.

A través de la fotografía y la investigación periodística, las autoras muestran cómo estas mujeres resisten el hostigamiento y la represión policial por el simple hecho de proteger su entorno natural. Mientras los grandes medios de comunicación las presentan como una amenaza, en otras partes del mundo son reconocidas como defensoras del medioambiente. Este contraste ilustra el poder de los discursos oficiales y la importancia de rescatar testimonios desde la mirada de quienes habitan y defienden los territorios. Más que un libro, Guardianas de la Fütawillimapu es un testimonio vivo de la resistencia mapuche-williche. Nos recuerda que la lucha por el territorio no es una cuestión de propiedad, sino un acto de supervivencia cultural, política y espiritual.

Las autoras sostienen que, para comprender y erradicar el despojo territorial, es imprescindible conocer a sus protagonistas. En este caso, las guardianas de la Fútawillimapu no solo defienden su pueblo con sus cuerpos, sino que enfrentan directamente a empresas con nombre y apellido, cuyo avance sobre sus territorios no solo cuenta con el aval del Estado, sino también con su respaldo activo. Su resistencia no es abstracta ni simbólica: se expresa en acciones concretas contra proyectos energéticos que amenazan su forma de vida, reafirmando que la lucha por la tierra es también una lucha por la vida.

Lom ediciones