El pasado día 15 de septiembre se publicó en Rebelión el artículo titulado «España-Guinea Ecuatorial: el timo de la cooperación«. Un día después recibí un mensaje electrónico de un lector, buen conocedor del asunto pues vive y trabaja en Guinea Ecuatorial (GE). No digo nada nuevo si como autor afirmo que las comunicaciones que en […]
El pasado día 15 de septiembre se publicó en Rebelión el artículo titulado «España-Guinea Ecuatorial: el timo de la cooperación«. Un día después recibí un mensaje electrónico de un lector, buen conocedor del asunto pues vive y trabaja en Guinea Ecuatorial (GE).
No digo nada nuevo si como autor afirmo que las comunicaciones que en ocasiones me llegan sobre mis artículos, por parte de los aludidos o de particulares más o menos espontáneos, son de todos los colores, principalmente púrpura de ira y amarillo de odio.
Las hay negras, o sea, insultantes y amenazadoras, pero nada serio porque son lanzadas por pirados superlativos y matones de palabra sin más. También se dan las marrones, que son las que escriben funcionarios bien colocados cuando se prevalen de su autoridad para redactar informes, avisos e incluso amonestaciones y sanciones (o cualquiera que sea el término legal apropiado) por escritos en los que denuncio tropelías y otros asuntos malolientes. No son tan divertidas como las primeras, ni mucho menos, pero, qué caramba, desde los tiempos de Larra se sabe que se creó la mosca para tormento del caballo, el cura para el libertino y la autoridad para todo el mundo.
Todo ello va con el sueldo, así que no me quejo. Sobre todo está la satisfacción impagable que proporciona a un autor denunciar con su mera escritura a quienes abusan, violan, agraden y roban al prójimo más débil que él.
Hasta aquí todo normal. Lo que me mata es cuando recibo una crítica de un lector sin participación -al menos hasta donde yo sé- en la tarta que disfruta el abusón. De este tenor es una de las últimas, que reproduzco a continuación sin alterar salvo el nombre porque no viene a cuento.
——– Mensaje original ——–
Asunto: ante el articulo de D Agustin Velloso
Fecha: Sun, 16 Sep 2007 12:32:18 +0200 (CEST)
De: Fulano de Tal
Para: Agustin Velloso
Ante todo agredecer la labor de su revista.
Soy Fulano de Tal, cooperante en Guinea Ecuatorial y escolapio.
He leido el articulo de D. Agustin Velloso (excusad la ortografia, estoy ahora en zona francofona), al respecto de la cooperacion con Guinea Ecuatorial, en el numero de septiembre (a traves de una web guineana).
Comprendo su reflexion e incluso sus ironias, pero me gustaria tambien poder ofrecer el contrapunto de quienes debemos sudar a diario para ofrecer lo poco que podemos:
– Quienes colaboran desde Espanya para ofrecer una ayuda material saben que lo necesitan de verdad y con frecuencia saben tambien que la Republica de Guinea Ecuatorial tiene dinero (por supuesto que los de Monforte estan bien informados, tanto o mas que el autor: han trabajado anyos en Guinea Ecuatorial)
– Que un pais tenga medios y no los utilice como cabria esperar no depende de que otros ayuden o no: la alternativa no es dejar de colaborar y que la cooperacion se venga abajo, ya hemos comprobado los resultados; hasta los politicos de la oposicion entienden que ese camino solo hara sufrir mas al pueblo
No es el camino oponer cooperacion a justicia, desprestigiar el esfuerzo a veces muy duro de quienes tocan la realidad por encima de macrocifras, ideas de justicia y demas historias, quizas es mejor camino preguntarse por que a la prensa le interesa o no informar de unas cosas u otras, preguntarse por los accionistas, por la voluntad real o impuesta de que Repsol invierta, y por la capacidad que tienen los ciudadanos espanyoles de renunciar a ciertos lujos de fin de semana y desplazamientos para reducir el consumo de petroleo…
Quizas esto esta mas en la base de lo que cuestiona D. Agustin que la cooperacion: un pais sin educacion y sin sanidad no tiene futuro, utilizar la no-cooperacion como arma solo produce victimas. Otra cuestion es negociar una transicion en la financiacion, pero eso se intenta por privados (y algo -muy poco aun- se va consiguiendo) y se deberia trabajar con mayor decision por los politicos espanyoles (poco se hace, algo se intenta).
A continuación sigue mi respuesta.
Estimado Amigo:
Me ha llegado su nota acerca de mi artículo sobre la cooperación española en Guinea Ecuatorial. Nunca pensé que mi posición podía estar tan lejos de una persona que vive y trabaja en G.E.
Es cierto que en ese artículo no dejé patente mi admiración por las personas, entre ellas los religiosos, que dedican su vida a los demás. No se me ocurrió que los lectores podrían esperar eso de mí. Quise mostrar, con argumentos, mi opinión sobre los efectos de la cooperación.
¿Debería haber alabado algo tan contrario al mensaje evangélico como la participación en meriendas y fiestas como medio de traer la justicia y la paz al mundo? ¿Debería haber animado a los lectores a que se unan a una solidaridad tan indolora para los protagonistas como inútil para las víctimas y a una caridad tan superficial para los donantes como cruel para los receptores? ¿Puede usted decirme cuándo va a terminar el sufrimiento de los ecuato-guineanos tras los más de dos siglos de tarea civilizadora (por los gobiernos) y evangelizadora (por los religiosos) y ahora unos veinte más de concursos y piñatas?
¿Debo quizás preocuparme más de no herir la sensibilidad de los que hacen el juego a Obiang, animando a sus víctimas a rezar y al tiempo a conformarse con recibir las migas que caen de las mesas de los solidarios? Yo aprendí durante mi educación en un colegio religioso (que no toda fue mala) y sobre todo del ejemplo de vida de algunos misioneros, que el que tiene mucho amor a Dios da la vida por los demás, pero no merienda a gusto y se va a su cama caliente mientras sabe que su hermano duerme en el penal de Black Beach y bebe agua sin tratar.
¿Qué tal un poco de denuncia y acción política para echar al dictador y su camarilla? ¿Qué tal un poco de enseñar a los jóvenes privilegiados de aquí que no existe la justicia indolora y los derechos humanos para todos sin sacrificios de los que más tienen? ¿Es tan feo lo que he escrito? Más aún ¿está lejos de la verdad?
Sólo faltaba que los gobernantes ecuato-guineanos y los españoles, las grandes empresas y los medios de comunicación más fuertes, que ocultan la responsabilidad española en el desastre de G.E., no sean importunados por solidarios incapaces de decir en público lo que saben, puesto que según dice los escolapios saben lo que ocurre en G.E.
¿Por qué no escriben un artículo y cuentan eso que saben? ¿Quizás es más arriesgado que organizar un guateque? Parece bastante más arriesgado estar bajo el yugo de Obiang en G.E. y también lo es enfrentarse a las autoridades en solitario de diversas maneras. Claro que a cambio se puede organizar algo así:
Gran fiesta de apoyo a los derechos humanos en G.E.. Se celebrará en la señalada fecha del próximo 12 de octubre, aniversario de la Independencia, en el colegio de los Hermanos de Tal y Cual. Por cinco euros solidarios habrá música, buen ambiente, bebida y un sorteo para un reloj. Con el dinero recaudado se enviará una caja de medicinas a los presos, o un paquete de tabaco, o un conjunto de lecturas piadosas, en fin, algo. Haga historia en África mientras escucha música de moda en su pueblo. Contribuya a los derechos humanos en el país de la miseria generalizada mientras baila en la sociedad del bienestar.
Estimado Amigo, no le conozco y no le juzgo. Sin embargo creo que sus razonamientos no favorecen la causa de los derechos humanos en G.E. y otros lugares de opresión y miseria. Al menos los dictadores temen por su vida, es justo que sea así y es santo que la pierdan a manos de sus víctimas, pero ¿qué se juega un solidario?
No señor, no comparto la idea de que en G.E. se necesita dinero de España. Jamás he escuchado a un ecuato-guineano decir que quiere que España les envíe dinero. Pueden poner sus esperanzas en la emigración, el asilo, el golpe de estado, la muerte natural o por el medio que sea del dictador, pero nunca en el envío de dinero por parte de «solidarios sin fronteras».
Es precisamente al contrario porque se sabe que ese dinero ayuda a Obiang a mantenerse en el poder, con lo que contribuye a la muerte, miseria y dolor del pueblo y para más inri, aunque sea lo menos importante, contribuye al aumento de la obesidad y el entontecimiento infantil en España. Lo que las víctimas necesitan es ejercer sus derechos humanos ¿cómo van conseguirlos con el dinero y los festejos de los ex colonialistas?