Autodeterminación: «Tenemos derecho a decidir, porque nos han dicho que en democracia todo es posible». ETA: «Es una paradoja que Zapatero pueda hablar con una organización armada y no con un partido». Zapatero: «El presidente español tiene un sentido de la izquierda y republicano desconocido por Felipe González». Arnaldo Otegi repasa en esta entrevista el […]
Autodeterminación: «Tenemos derecho a decidir, porque nos han dicho que en democracia todo es posible». ETA: «Es una paradoja que Zapatero pueda hablar con una organización armada y no con un partido». Zapatero: «El presidente español tiene un sentido de la izquierda y republicano desconocido por Felipe González».
Arnaldo Otegi repasa en esta entrevista el momento actual del proceso de paz al País Vasco, un mes y medio tras la declaración de *alto el fuego permanente de ETA.
Su libro-entrevista se llama Mañana Euskal Herria. ¿Cómo se imagina el País Vasco, ponemos por caso, el año 2025?
Me lo imagino como un Estado independiente, reunificado en una república federal en Europa porque así lo hemos decidido democráticamente los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país.
¿Cómo se compatibiliza que la izquierda abertzale diga que el tiempo del proceso no le preocupa, que no hay prisa, con el hecho que usted pida que dos o tres meses para llegar a los primeros acuerdos?
Yo relativitizaria esto de las dos o tres mesas. Nosotros planteamos que ya no hay ningún impedimento para se haga el diálogo multipartito y que lo que urge ahora es cerrar un primer acuerdo para poner en marcha la mesa política.
En estos estadios preliminares, ¿cual de las dos mesas, la política o la militar, tiene una negociación más adelantada?
Lo que se deduce públicamente es que en las próximas semanas se puede producir una petición de comparecencia del presidente español en el Congreso de Diputados pidiendo la autorización parlamentaria por abrir una vía de diálogo político con ETA.
Para llegar aquí, ustedes han mantenido contactos en los últimos cinco años principalmente con el PSE. ¿Qué han aprendido?
Que en cualquier circunstancia mantener vías de diálogo es bueno y que esto se puede hacer desde la más absoluta de las discreciones. Esto ha contribuido a generar confianza. Y también hemos aprendido que nadie tiene la razón absoluta, que hay gente que ve las cosas de manera diferente a la nuestra.
En el libro usted habla de gestos pactados para adelantar en el proceso. La tregua podría ser un gesto pactado, pero Zapatero ya ha puesto un límite: no a la autodeterminación.
Si esta es una posición real y de principio no habrá manera de solucionar el conflicto. Ahora bien, también hay palabras que son tabúes y a la vez los socialistas tienen dificultades en nuestra casa por decir que los vascos no tenemos derecho a decidir. Nadie puede sostener esto, porque nos han dicho que en democracia todo es posible.
Una parte sensible de la negociación sobre la territorialidad es Euskadi norte. ¿Les serviría la creación de un departamento vasco y un acuerdo sobre presos?
El problema siempre es que París ve el conflicto como ajeno y esto es una posición falsa porque ya hay una mayoría institucional que defiende la creación de este departamento, la oficialzación del euskera y la repatriación de los presos. Por lo tanto, el Estado francés también tiene un problema político.
¿Por qué abogan por hacer una consulta en los siete territorios si probablemente la perderían?
Es que nosotros no perdemos. Si se convoca un referéndum, nosotros ganamos como pueblo, porque seremos aquello que decidamos ser. Puede perder nuestro proyecto de partido, independentista, pero la ganancia es que un territorio reconocido decidirá lo que quieran sus ciudadanos. Nosotros propondremos un Estado independiente y no pasa nada si a la primera sale que no.
¿Qué confianza les merece Zapatero?
No ciframos las expectativas del proceso en la confianza en el presidente español. Zapatero ha relativizado el término nación y tiene un sentido de la izquierda y republicano desconocido por Felipe González, por ejemplo. Apelaremos a esto. Alguna vez tendrá que haber un presidente español que dé una salida al conflicto de las naciones sin Estado en el Estado español. Y nos gustaría que fuera él.
¿Han tomado nota de la experiencia catalana?
Sí. Y hemos sacado conclusiones. En Catalunya se han aceptado las reglas del juego de la reforma según las cuales lo que se acuerda en Catalunya se renegocia en el Congreso. Nosotros planteamos que lo que se pacta en Euskadi sólo hace falta ver como aplicarlo. Más: la movilización popular no se puede hacer al final del proceso. Y finalmente, cuando se pacta con el Estado, se ha de ir como pueblo y no con dinámicas bilaterales, porque el Estado compra al precio más bajo. Ahora bien, visto lo que se respira estos días en el independentismo catalán, yo de Zapatero estaría preocupado.
Y ¿qué confianza le merece el PNV en este presunto frente unitario vasco?
Al PNV le gustaría hacer el papel que ha hecho CIU en la reforma del Estatuto y hacerse la foto. Y jugará con el Estado en la negociación. Pero nosotros venimos de Lizarra con una mayoría popular a favor de que se reconozca que somos una nación y tenemos derecho a decidir.
¿Han iniciado algún movimiento por inscribir una sigla nueva en el registro de partidos?
No. Que no seamos legales no es nuestro problema. Es fácil: que nos legalicen. Se podría dar la paradoja de que el gobierno español podría hablar con una organización que practica la lucha armada pero no podría hablar con una organización política que no practica la lucha armada pero que tampoco la condena.
¿Alguien cree que este proceso se puede romper por un incidente de kale borroka o por una detención de un dirigente abertzale?
Yo creo que no. Pero hay la idea que no pasa nada en el caso de las detenciones y sí que pasa. No se puede caer en esta dinámica, que es fácil de poner en marcha pero difícil de parar.
El viernes en Barcelona usted dijo que los*abertzales han hecho cosas mal y cosas muy mal. Dígame una.
Diré tres. Una: el planteamiento territorial, y Navarra que ahora piensa que los queremos anexionar. Dos: transmitir la impresión de que queremos imponer nuestro ideario político. Y tres: hemos dado a entender que el sufrimiento de los otras nos deba igual y que el fin lo justificaba todo… Ha sido un error evidente.