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¿Hacia dónde camina Izquierda Unida?

Fuentes: Rebelión

Tras la aparición de mi último artículo acerca de la crisis de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), recibí numerosos mensajes de militantes y amigos, para ofrecerme su particular punto de vista acerca de esta grave situación, que parece va a afectar a la estabilidad y continuidad de la organización federal en el conjunto del […]

Tras la aparición de mi último artículo acerca de la crisis de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), recibí numerosos mensajes de militantes y amigos, para ofrecerme su particular punto de vista acerca de esta grave situación, que parece va a afectar a la estabilidad y continuidad de la organización federal en el conjunto del Estado Español.

Los acontecimientos no han parado de sucederse en estas últimas semanas y ya pocos dudan de que la problemática a la que se enfrenta EUPV con la anulación (¿legal?) de su asamblea de 17 de Noviembre de 2007, celebrada en Burjassot (Valencia), por parte de IU Federal, así como la imposición de unas primarias ilegales desde la dirección llamazarista de IU, tiene su nudo de conexión principal con el modelo que desde algunos sectores de IU pretenden imponer al conjunto de la organización en los próximos tiempos. Todas las crisis que han estallado en las principales federaciones de IU a raíz de la elección de las candidaturas al Congreso de los Diputados, responden al ya no disimulado enfrentamiento entre los partidarios de las tesis del Coordinador General Gaspar Llamazares por un lado, y los seguidores de la línea mayoritaria que, con algunos matices, defiende la dirección federal del PCE, principal impulsor en la creación de IU ahora hace 21 años.

La dirección federal de IU no esconde su programa de «reformas» en el discurso político y en el modelo organizativo con miras a llevarlo hasta sus últimas consecuencias, aunque para ello sea imprescindible pasar por encima de las decisiones soberanas de algunas federaciones.

¿Cómo es posible que desde la dirección federal se esté patrocinando un golpe de estado a la legalidad interna de EUPV proponiendo unas primarias que, a la luz de los estatutos, son manifiestamente ilegales?

¿Hasta dónde va a llegar la poca vergüenza de los dirigentes de IU federal, que tienen el dudoso honor de haber tirado por la borda el prestigio, la independencia y autonomía de una organización en la que muchos ciudadanos pusieron tantas y tantas ilusiones?

¿Podemos estar seguros de que estos ataques antidemocráticos no se repetirán o acrecentarán próximamente?

Tras unos años en los que las diferencias entre las formas de entender la política de alianzas, la acción institucional, la política internacional y la relación con los movimientos sindicales, eran tratadas con airados debates en los órganos de dirección, y superadas con la asunción de la línea política mayoritaria; todo parece indicar que la mayoría llamazarista ha decidido inclinarse por métodos antiestatutarios, ajenos a la legalidad organizativa con la finalidad de imponer a sangre y fuego la definitiva incardinación de IU en el ámbito de la izquierda claudicante.

Ante la inminencia de unas elecciones generales en las que la influencia electoral de IU puede quedar reducida a su mínima expresión, la decisión de la mayoría federal ha ido encaminada a imponer los cabezas de lista en las federaciones donde hay posibilidad de obtener escaño, como es el caso de la federación andaluza o la federación valenciana.

En el caso de EUPV, estas actuaciones se han realizado amparándose en unas ficticias primarias que no están reguladas como tal en los estatutos de IU y de EUPV, y que son la última esperanza a las que se agarra la actual diputada en el Congreso, Isaura Navarro (encuadrada en Iniciativa del Poble Valencià, grupo que apoya a Mireia Mollà y Mónica Oltra, las dos diputadas tránsfugas en el grupo parlamentario de Compromís pel País Valencià en las Cortes Valencianas, expulsadas de EUPV en el Consell Nacional de EUPV de fecha 15 de Septiembre de 2007) para repetir de cabeza de lista por Valencia.

De todos es conocido el último proceso asambleario en el conjunto de EUPV, donde resultaron elegidos los cabezas de lista para el Congreso y el Senado, unas prioridades programáticas, así como una política de alianzas que excluía acuerdos electorales con el Bloc Nacionalista Valencia – aliado incondicional de Convergencia i Unió- por la actuación de este grupo político en los reiterados incumplimientos de las dos diputadas tránsfugas por los motivos que ya todos conocemos entre los que destacan el apoyo a Mónica Oltra para que substituyese a Gloria Marcos al frente de la portavocía de Compromís en las Cortes Valencianas, desvío de fondos a una cuenta a la que EUPV no tiene acceso, vulneración sistemática y continuada del protocolo por el que se regía Compromís, actitud insultante hacia la coordinadora general de EUPV, Gloria Marcos, y los órganos de dirección legítimos de EUPV y uso de los medios de comunicación afines al sistema para desacreditar y arrinconar al máximo a EUPV tras las elecciones municipales y autonómicas con miras a conformar un nuevo espacio político de la mano de Iniciativa y Esquerra Ecologista aprovechando la actuación impresentable de las 2 diputadas rebeldes.

La relación entre la actuación de Iniciativa del Poble Valencià (liderado por un tandem formado por la diputada tránsfuga Mónica Oltra y el concejal de EUPV de Llíria, Paco García Latorre) y el sector de la mayoría federal de IU (con la participación cómplice de Projecte Obert, grupo liderado por el ex-coordinador general de EUPV y destacado llamazarista, Joan Ribó) ha sido clave para entender el acoso y derribo que sufre la legítima dirección de EUPV, así como el ninguneo y el desprecio al conjunto de la militancia, a través de sus diversas asambleas de base.

Detrás de todos y cada uno de los incumplimientos de los miembros de Iniciativa encontramos la alargada sombra del llamazarismo. De hecho, en el proceso de consulta a la afiliación en el conjunto de federaciones de IU para escoger al candidato a la presidencia del Gobierno, el grupo que apoya a las dos diputadas traidoras rompió una lanza a favor de Llamazares y constituyó una plataforma para apoyarle en el País Valenciano, en un momento muy delicado para EUPV. Muy sintomático.

El proceso de primarias o consulta a la afiliación se saldó con un triunfo bastante amplio del Coordinador General Gaspar Llamazares, frente a Marga Sanz (Secretaria General del Partit Comunista del País Valencià), aspirante propuesta por el PCE.

En este proceso llamaban la atención diversos hechos, entre otros la forma en que el mismo había sido convocado y desarrollado, ya que en su totalidad fue dirigido por la dirección federal pilotada por los llamazaristas, proceso en el que la minoría comunista apenas tuvo influencia sobre el normal desarrollo de los acontecimientos. Otro tema que tenemos que tener en cuenta es el método usado para convocar una consulta de estas características: Cada afiliado recibía en casa un sobre con dos papeletas (una por cada uno de los dos candidatos) y una hoja con las instrucciones para ejercitar el voto en esta consulta. Importantes sectores de la organización calificaron de poco transparente el voto por correo, voto que iría a un apartado de correos al que sólo tenían acceso personas vinculadas a la dirección federal de IU. El miedo a un sufragio libremente expresado en las diferentes asambleas de base, la falta clara de garantías democráticas en el ejercicio del sufragio («democracia postal»), unido al gran número de irregularidades y el férreo control de los recursos de la organización por parte de los oficialistas, fueron factores decisivos en la posterior victoria de Gaspar Llamazares.

Podríamos preguntarnos acerca del cuerpo electoral de la consulta en cuestión, es decir, quienes eran las personas que podían ejercer el derecho al voto. Según el reglamento de la consulta, las federaciones de IU serían las encargadas de elaborar el censo de afiliados con derecho a voto. A pesar de esto, la dirección federal de IU modificó los censos de las federaciones en las que sus intereses estaban en conflicto (como en el caso de los censos de EUPV), e introdujo en dichos censos nombres de personas morosas que no deberían haber votado (si atendemos a la literalidad de las normas de los estatutos) y que, finalmente, pudieron ejercer tan importante derecho.

Por el contrario, grandes bolsas de veteranos militantes no pudieron ejercer su derecho al voto como, en los casos de Ginés Fernández, director de Mundo Obrero -la publicación mensual del PCE- o del ex coordinador general de IU y ex secretario general del PCE, Julio Anguita, o los llamativos casos de muchas asambleas de base en IU de Asturias.

Estábamos asistiendo nuevamente a un proceso trufado de irregularidades, en el que la abstención ganó por goleada.

Nadie desde el PCE hizo ningún comentario en forma de queja acerca de las posibles irregularidades del proceso de la consulta, considerando más constructivo cerrar filas en torno al candidato vencedor con la esperanza de que ese respeto al resultado de la consulta llevaría consigo un correlativo respeto de IU Federal a lo que decidiesen las federaciones de IU, en su competencia para la elección de los candidatos al Congreso y el Senado.

La dirección federal de IU, sabedora de su firme apoyo mediático y con un PCE debilitado tras las primarias, se ve con fuerzas para iniciar el enésimo atropello y anula la asamblea de EUPV de Burjassot en una Presidencia Ejecutiva Federal incompetente estatutariamente para tomar una decisión de esas características.

El golpe se consuma aduciendo que la militancia había optado por un modelo político claro y nítido entre dos propuestas diferenciadas en base al triunfo de Llamazares, cuando lo cierto es que la consulta versaba únicamente sobre la elección del candidato a la presidencia del Gobierno. Nada más y nada menos.

En este momento queda claro que en el País Valenciano, los legítimos representantes del llamazarismo están trabajando a la sombra de Iniciativa, construyendo una estructura política al margen de EUPV con la perspectiva de ser el referente de IU Federal en el País Valenciano, ignorando los mandatos de la afiliación en las sucesivas asambleas, sabedores de que gozan de todo el apoyo orgánico de las instancias federales de IU para poder llevar a buen término su «renovado y reformista» discurso, por encima de las decisiones democráticas de la militancia y de los órganos de dirección de EUPV.

No sólo estamos describiendo los incumplimientos de una minoría (Iniciativa) que incumple la legalidad y los acuerdos de los órganos de EUPV, con los correspondientes apoyos en IU Federal, incluso por encima de las normas que todos los afiliados nos hemos dado. Estamos hablando básicamente de la trayectoria que toma IU a partir de su VI Asamblea Federal, momento en el que Julio Anguita da paso a Gaspar Llamazares en la coordinación general, así como el correlativo cambio de naturaleza política que nos lleva hacia la situación de descomposición actual de IU.

IU decide instalarse, a partir de aquel instante, en el centro de la vida institucional de la partitocracia borbónica y renuncia a articular un modelo autónomo y asambleario de recomposición de la izquierda crítica y alternativa, por el que se había venido rigiendo esta organización desde su creación en 1986, tras las intensas movilizaciones antiimperialistas de las que se nutrió en su esencia el Movimiento anti-OTAN, con todos sus defectos y sus virtudes.

Las diferentes direcciones federales que se vienen sucediendo desde la VI Asamblea rompen con la naturaleza alternativa de IU, adentrándose en un claro institucionalismo que considera abiertamente prescindibles postulados políticos innegociables desde la izquierda como el derecho de autodeterminación, la solidaridad internacionalista con los pueblos oprimidos (Palestina, República Democrática de Corea, Irak, Cuba, Afganistán, Líbano) así como la defensa del socialismo y la lucha contra el imperialismo, a través del señalamiento de la OTAN como ariete de las políticas colonialistas de Washington y del sionismo de extrema derecha.

El llamazarismo (en momentos muy señalados con una clara colaboración de la dirección federal del PCE) ha caminado en el sentido contrario aplicando como presupuestos programáticos principales destacadas alianzas con el PSOE, Iniciativa per Catalunya-Verds y la burocracia sindical de UGT y CCOO; organizaciones que niegan la naturaleza totalitaria del actual desarrollo histórico del proceso de acumulación capitalista en Occidente.

Buena prueba de esto fue la constatación de la nula crítica hacia los pactos electorales del año 2000 con el PSOE y sus nefastas consecuencias, ya que no sólo no se hizo una crítica sustancial y profunda de los mismos, sino que se profundizó en esa misma política de alianzas que tiraba por la borda buena parte de la trayectoria ideológica de IU, dejando a esta organización, desde entonces, en la órbita del PSOE y del Grupo PRISA.

En este periodo, IU ha venido reculando y renegando de su concepción originaria, una concepción política que empezaba a poner en solfa temas entonces tabú como la cuestión nacional, la denuncia de los retrocesos laborales y sociales, señalando la dinámica perversa de los tratados europeos generadores de precariedad, miseria y grandes privatizaciones, el cuestionamiento de la «modélica Transición» (en palabras del más rancio oficialismo histórico) como nudo gordiano en el que el capitalismo franquista se reconvierte a las tendencias neoliberales de la mano de la derecha tecnócrata y los socialdemócratas de Suresnes.

La andadura del proyecto de IU significó el inicio de un discurso político en el que la honestidad, la transparencia, la vertebración de un nuevo modelo organizativo alternativo, autónomo, independiente de los centros mediáticos y empresariales se vinculaba a unas prácticas útiles para articular una propuesta política de denuncia y superación de la lógica del capitalismo neoliberal, donde el avance en las urnas fue constante y progresivo (periodo 1989-1999).

Este discurso diferenciado e independiente del sistema, representado por la figura irrepetible de Julio Anguita, hizo que muchos ciudadanos viesen en IU una esperanza tangible para afrontar una alternativa crítica a las innumerables traiciones políticas y sindicales de la izquierda vendida al sistema.

Con la línea política del actual Coordinador General, IU pierde la independencia que había conseguido respecto de la socialdemocracia otanista; pero es honrado reconocer que este proceso de «renovación» (en palabras de los principales dirigentes llamazaristas) ha venido contando desde el año 2000 con un apoyo significativo de la militancia de IU, militancia que salvo en casos muy señalados, no se ha opuesto globalmente a esas «nuevas prácticas». El discurso derrotista había empezado a calar en las mentes de muchos militantes de la mano del pensamiento políticamente correcto y de la apatía derivada del constante conflicto orgánico.

La VII Asamblea Federal de Diciembre de 2003 sirvió para apuntalar el liderazgo de Llamazares con una reelección histórica con más del 75% de los votos de los delegados, con el apoyo incondicional de la cúpula del PCE. La oposición de izquierdas quedaba marginada y reducida a su mínima expresión (la lista unitaria de Corriente Roja y la CUT obtiene menos del 10% de apoyos de los delegados). El discurso que enarboló Nueva Izquierda en los inicios de la década de los 90 había triunfado de la mano de Llamazares y sus muchachos; a la par que era liquidado lo poco que quedaba del modelo originario de la organización. En un alarde de triunfalismo, los oficialistas llegan a proponer un cambio de nombre de la organización – Izquierda Verde – circunstancia que desnudaba del todo sus propósitos principales.

La hecatombe electoral de 2004 (elecciones legislativas en Marzo y elecciones al Parlamento Europeo en Mayo) provocó la rápida convocatoria de una Asamblea extraordinaria, así como un parón en los planes inmediatos del aparato oficialista.

Los debates de la VIII Asamblea Federal Extraordinaria quedaron en un segundo plano, ya que los seguidores de Llamazares tuvieron que recurrir a numerosas «triquiñuelas» para certificar un pucherazo en las votaciones para la elección del nuevo Consejo Político Federal, ya que Llamazares no consiguió el resultado necesario para ser reelegido por tercera vez como coordinador general.

Ya en ese momento, la democracia interna y el respeto a las normas estatutarias volvieron a sufrir un ataque severo. Desde la «Asamblea del pucherazo» (denominación usada muy comúnmente entre muchos militantes de IU), el ataque al modelo político basado en una auténtica democracia interna, en el que la elaboración colectiva y participativa fuese el faro sobre el que se orientase la acción política de IU, ha venido siendo una constante, con la voluntad declarada de reorganizar la coalición para hacerla más «presentable» ante la sociedad .Detrás de esa voluntad de reorganización subyace una clara derechización que pone en peligro la viabilidad de IU.

En la situación actual, ni con los estatutos en la mano, podemos estar seguros de que los dirigentes llamazaristas vayan a respetar las decisiones soberanas de las federaciones de IU.

Llamazares ha declarado ante los medios de comunicación su voluntad firme de que del próximo grupo parlamentario federal en el Congreso responda a la línea política que él mismo defiende; lo que deja claro que no quiere tener a su lado a nadie que esté en los círculos del PCE, o simplemente que sea contestatario con su línea política derechista ecoverde.

La línea argumental de los acontecimientos empuja a pensar que la resolución de este conflicto político competencial de la dirección federal de IU con EUPV, se dirimirá por los tribunales de justicia.

Mientras, la ofensiva de los afines a Llamazares se expande por toda IU, como por ejemplo, la última asamblea de Izquierda Unida en Asturias con sus nuevos estatutos que la transforman en una confederación de IU, los chantajes y presiones a la dirección andaluza de IU-LV-CA con la amenaza de usurparle la competencia sobre sus propios censos, la persecución y las expulsiones de numerosos cuadros comunistas en asambleas locales o federaciones controladas por los llamazaristas.

Por estos motivos, el PCE debería tomar buena nota de lo que está ocurriendo, llegando a conclusiones tangibles y realistas. Al fin y al cabo, no deberíamos perder de vista que IU nació como una propuesta del PCE, y sería muy difícil entender una IU sin el PCE; deseo principal de los dirigentes federales actuales.

Las últimas noticias nos indican que los llamazaristas tienen claro que en su nuevo proyecto de IU refundada en base a los presupuestos ONGistas y mal llamados ecosocialistas (el ecosocialismo no tiene nada que ver con lo que proponen Mendi, Isaura e Iniciativa per Catalunya) el discurso del PCE no tiene cabida. Toda influencia comunista les estorba e incomoda.

Frente a la deriva servil y subalterna de los seguidores de Llamazares respecto a los centros de poder políticos del establishment de la monarquía, aparece como ineludible, urgente e impostergable la tarea de abordar la reconstrucción del proyecto histórico revolucionario en el que figuren en un lugar muy destacado las siguientes prioridades:

La reconstrucción del movimiento obrero en la perspectiva de la unidad de clase y sobre la base de la democracia, la voluntad de lucha activa y el internacionalismo.

Sustituir la idea de democracia y redefinirla en base a componentes críticos para que sirva como movilización continua y creadora de participación popular permanente en todas las áreas de la vida social, política, económica, de debate e informativa.

Potenciar y apoyar a medios de comunicación alternativos como elementos esenciales en la lucha ideológica y el cuestionamiento radical del sistema, denunciando firmemente los actuales procesos de concentración de los medios de comunicación en manos de poderosos grupos empresariales, que enfocan la información como una mercancía y una forma de fomentar y acrecentar el control social de la ciudadanía, así como su pasividad y alienación sistemáticas.

Fomentar elementos de participación continua y directa, convirtiendo la representación institucional en un mandato imperativo, sometido a vigilancia y control de la organización evitando la situación de superioridad que en la realidad transmiten los cargos electos a la hora de participar y acatar los debates orgánicos, en la perspectiva de un nuevo enfoque del concepto mismo de representación donde la revocación de los representantes pueda ser una realidad.

La profundización en un modelo de contestación activa al desarrollado por la Constitución española de 1978, así como una atenta mirada y estudio a las experiencias que se dan en algunos movimientos sociales alternativos y anticapitalistas que llevan tiempo cuestionando el statu quo (como ejemplo más destacado debemos hacer referencia ineludible al ejemplo de la izquierda abertzale). En dicho proceso la III República debe formar parte decisiva del nuevo programa político.

En definitiva, se trata de resituar el debate, contrastarlo y oponerlo con los representantes de la extrema derecha de la organización, en el que el cuestionamiento global del sistema sea el punto de partida del proyecto alternativo en la búsqueda de nuevas formas de resistencia y de unidad.

De todos los que creemos en la necesidad de un PCE como herramienta útil para la transformación radical de la sociedad, depende una respuesta organizada y vertebrada para parar la triste realidad que nos rodea, en la perspectiva de que IU retorne a sus orígenes de izquierda alternativa de los que nunca debió salir.

Manos a la obra.

* César Vilar es militante del Colectivo Local de EUPV de Sant Joan d´Alacant.