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Hacia nuestra utopía terrena

Fuentes: Rebelión

La Habana, diciembre de 2014    No basta restablecer y regenerar la relación hasta hoy vivida entre el género humano y la Tierra. [1] Ambos han cambiado, y hay que descubrir, en pocas generaciones, la nueva sociedad mundial y el nuevo planeta que nuestros descendientes disfrutarán o padecerán según lo que nosotros empecemos por identificar […]

La Habana, diciembre de 2014 

 

No basta restablecer y regenerar la relación hasta hoy vivida entre el género humano y la Tierra. [1] Ambos han cambiado, y hay que descubrir, en pocas generaciones, la nueva sociedad mundial y el nuevo planeta que nuestros descendientes disfrutarán o padecerán según lo que nosotros empecemos por identificar y explorar, con ayuda de ciencias que en principio ya existen, y de sociedades demasiado adormecidas por milenios de educación de «lo mío primero», y de un saber portarse bien promovido por las élites del poder. Élites que hoy a escala mundial, con siempre mejoradas tecnologías amansadoras sociales por convencimiento y miedos apoyados en eficientes tecnologías mediáticas y armamentistas, y conocedoras del nuevo planeta que enfrentarán sus descendientes, han decidido ya comenzar a establecer las nuevas relaciones entre los grupos humanos con quienes decidan sobrevivir (los demás sobran), y entre todos, con lo habitable que quede del planeta.

Es preciso que las fuerzas solidarias todavía capaces de contraponer otros modelos sociales, aminoren y corrijan en lo posible los daños causados por las individualistas élites cohesionadas por su endiosada propiedad privada. [2] Modelos sociales requeridos de reconocer la escala mundial del problema que enfrentan, con crecimientos de mares que inundarán extensos territorios habitados por millones de personas, y climas que forzarán la desaparición de numerosas especies que desde microorganismos propiciaron la formación de nuestra especie humana actual, la que ahora empieza a sentirse obligada al urgente convivir con otras nuevas o antes imperceptibles, resultantes del nuevo planeta que hemos contribuido a conformar.

Sociedad mundializada de miles de millones de habitantes en una nueva Tierra, ¿podrá enfrentarse con las estructuras sociales hoy existentes, y su promovida máxima y así más «democrática» fragmentación? Las élites, que ya disponen de tecnologías informáticas y de comunicación, y de dirección sicosocial que permiten a unos pocos caracterizar grupos o personas aisladas entre millones, conocerlas, localizarlas y actuar selectivamente sobre ellas con ayuda de entidades colaboradoras públicas o privadas, ya no requieren de las tradicionales estructuras piramidales de mando secularmente mejoradas por organizaciones carentes de las nuevas tecnologías.

Los contactos interpersonales, de gratificantes resultados propiciados por las estructuras sociales alcanzadas, invitan a posibilismos organizativos que a escala de empresas, cooperativas, barrios o regiones , o hermandades y grupos afines, parecen confirmar las tesis de rechazo a las estructuras de gobierno para millones de miembros que tan evidentemente han fracasado según experiencias «socializantes» en el logro de las mejores calidades de vida para los más, pero que lográndola en exceso para muy pocos, olvidaron cultivar el sentimiento de participación de cada miembro, como también se hace en muchos de los agrupamientos menores.

Sin embargo, nuestro planeta demanda una Humanidad organizada para su escala, alcanzable a través de los existentes Estados nacionales con sus desarrollos y logros diversos, y reconocidas tendencias a uniones internacionales ya en alto grado penetradas por ideologías y personalidades de la invisibilizada élite mundial. Las fuerzas solidarias contrarias a las vigentes tendencias destructoras de una pacífica y buena convivencia social a largo plazo, sin perder los imprescindibles vínculos interpersonales, no podrán prescindir de su capacidad de dirigir organizaciones estatales que con creciente alcance de territorios y poblaciones, lleguen a sustituir las que a escala mundial hoy las dominan con objetivos clasistas y deshumanizados.

Con el objetivo de unificar estados nacionales solidarios con sus pueblos y su planeta, se deberán crear condiciones para la jerarquización pública de los dos factores claves para una victoriosa transformación de sociedades demográficamente estabilizadas, y ya obligadas a convivir en un planeta nuevo. El primero es el rescate de la propiedad colectiva, o compartida, que reduzca el absoluto dominio de la propiedad privada en la conformación del humanismo social, y la segunda es el logro de la acumulación de recursos materiales y científicotécnicos imprescindibles para las gigantescas inversiones en investigación y ejecución material de protecciones motivadas por el cambio climático, y para las adecuaciones físicas y culturales que miles de millones de pobladores, ya formados, deberán reconocer y aplicar en sus ubicaciones y estilos de vida.

En pocos milenios, y fundamentalmente en el último, se ha ampliado el sentido de la propiedad individual, o privada con alcance familiar, antes coexistente con el resto del entorno de pertenencia inconscientemente colectiva, universalizando la promoción de la propiedad privada a largo plazo o a perpetuidad, que ya convertida en privatizada, se reconoce como perteneciente a quienes de hecho, siempre apoyados en la fuerza física, o socialmente «civilizada» para su grupo, la tomaron de otros (personas o colectivos), y ya convertidos en propietarios «privatizadores», se las entregaron a sus descendientes y afines. Propiedad ya reconocida como «privada» en numerosos tratados internacionales, y aplicada al entorno natural, desde la atmósfera y el cosmos, hasta kilómetros por debajo de mares, llanos y montañas, con propietarios individuales enmascarados en organizaciones transnacionales, desde el principio de su protagonismo internacional público identificadas como esencialmente «cosmopolitas e individualistas». [3]

Lo antes compartido, y así amparado por el orden social que en su momento tomó forma de comunidad de alcance creciente, hoy en forma de estado se proclama la urgencia de fragmentarlo, ya sea rompiendo la comunidad misma, o en entregas selectivas a quienes asuman la propiedad privatizada de sus físicos y valores, o de sus prestaciones , y lo que vaya quedando de la organización estatal deberá limitarse a asegurar que toda la población acepte la obligación de pagar a los nuevos propietarios privatizadores por su acceso a lo antes disponible bajo entendimientos o reglas consensuadas como de utilidad o servicio público, o de algún modo implícito, propias y también compartidas, por naturales, sociales o estatales.

Con la obligación de darle uso adecuado mediante participaciones colectivas requeridas de aprendizajes y perfeccionamientos continuos según las condiciones en que se desarrollen, será la recuperación de lo estatal ya entregado o perdido, junto con lo todavía así reconocido, lo que constituya la base material sobre lo que las organizaciones solidarias deberán aprender a darles dirección colectiva, cualquiera que sea su alcance, a través de la participación efectiva de todos sus miembros en el conocimiento y decisión sobre el total de esas propiedades compartidas por ser reconocidas como «estatales».

Lo relativamente sencillo de ese logro para colectivos de decenas o pocos cientos de los así aprendices a actuar como propietarios activos de lo estatal, ya demandarán enfoques y acciones radicalmente nuevas para escalas de barrio, ciudad, región, país o grupo de países (como nuestra Madre Tierra reclama y las justas aspiraciones a democracia participativa idealizan). Además de su proclamación educativa y promocional, demandarán medidas concretas de apoyos organizativos y tecnológicos que evidencien sus capacidades de servicio y producción, y de forma paulatina, pero simultánea en todos sus frentes, deberán consolidar el valor de lo estatal, lo compartido y también propio, de cada uno, y así ir ampliando sus alcances temáticos y territoriales.

Con el simple objetivo de prestigiar el desacreditado carácter de servicio comunitario de la organización estatal, ya se estará esbozando un modelo de desarrollo social pueblocéntrico contrapuesto al empresacéntrico dominante, según la directa terminología planteada por Oscar Varshavsky [4] . Modelo que demandará fuerte movilización política para la comprensión popular de su utilidad, tanto para la maduración exitosa de las nuevas concepciones requeridas por una democracia participativa validada por la acción comunal sobre las propiedades estatales, como para la evaluación, definición, financiamiento, organización y ejecución de las inversiones que en obras de infraestructura, y de los cambios generalizados de estilos de vida que demandará el cambio climático mundial por sus efectos multifactoriales en distintas escalas.

Sólo a través de su reconocimiento y desarrollo prácticos podrán vencerse las muchas resistencias que los enemigos de ese nuevo modelo social planteen, así como las previas experiencias o idealizadas soluciones que los propios actores de la nueva gobernanza intenten imponer, sin contrastar sus logros o carencias con todos los factores actuantes o paralizantes reales que soportaron, y los resultados a que nos condujeron, todavía vigentes. Podrá así consolidarse la unidad social que habiendo posibilitado tales primeros logros, tanto sociales como de infraestructura y ambientales, pueda enfrentar también los macroproblemas que a escala planetaria en modo alguno serán enfrentados por las siempre codiciosas y ocultas élites mundiales, ya formadas como propietarias privatizadoras.

Planificación participativa.

Con más de un siglo de maduración de la planificación estatal que las élites gobernantes han utilizado hasta el grado en que sus intereses personales se han satisfecho, y sin el apoyo tecnológico ya existente y requerido por la complejidad de su alcance participativo y territorial, resulta insoslayable la instrumentación que las fuerzas solidarias desarrollen a favor de la planificación participativa que paulatinamente influya en la sociedad mientras se perfecciona continuamente, y sea garante de una democracia inconcebible sin acceso de la ciudadanía, por conocimiento y decisión, a los recursos que por ser de todos se reconocen como estatales.

Planificación sugerida por Che Guevara como posible sistema esencial para la construcción del socialismo que intentaba desarrollar según experiencias pronto truncadas, y requeridas de capacidades de procesamiento de datos y de comunicación entonces embrionarios pero ya tangibles, ha carecido del apoyo tecnológico y fundamentalmente de dirección que las élites privatizantes mundiales han sabido otorgar a sus prioridades básicas, sus muy desarrollados y para ellas siempre insuficientes sistemas de control, tanto ciudadano como financiero. Corresponderá a las fuerzas solidarias acometer como prioridad de desarrollo tecnológico básico, para la consolidación y maduración política de su población, la planificación participativa que a saber todavía espera por acciones inversionistas y ejecutivas estables y objetivamente efectivas.

Las demandas tecnológicas de planificación participativa abarcan procesamiento de datos y su transmisión. Procesamiento de datos sobre actividades que demandan recursos materiales, humanos y financieros, todos con identificación y cuantificación adecuadas según los intereses de los propietarios activos que deban acceder a ellos para conocerlos y decidir su empleo, y que a su vez deberán reconocerse por su ubicación territorial y diversidad de alcances que cubran -productivos, sociales, tecnológicos, sanitarios u otros.

Con la ubicación en tiempo- para períodos diferentes, entre meses y lustros- y balance o coincidencia de demandas para iguales períodos y agrupaciones resultantes, según sus unidades de medida comprensibles, sin su única y ficticia unificación en términos de dinero, la evaluación de tal diversidad de balances, a contrastar con la disponibilidad de recursos a considerar según su consecuente planificación específica o genérica según el nivel de dirección que los evalúe, son todos factores actuantes en un proceso continuo de retroalimentación informativa con necesidades de capacidades de transmisión y plazos de respuesta adecuados al alcance territorial con que lleguen para los menores niveles de dirección social y empresarial participantes, tanto con carácter estatal como privado, o todavía privatizado.

La participación posibilitada por una planificación capaz de asimilar el protagonismo de cada persona vinculada laboral o socialmente a cualquier entidad requerida de recursos estatales, demandará una ejercitación efectiva que solamente la práctica social podrá madurar, con el reconocimiento de posibles delegaciones, las que en modo alguno podrán distanciarse de sus representados y mandantes. Esto se fundamenta en la valoración, puesta a debate público, [5] de que para cualquier sistema político explorado, en la relación individual entre el reclamante de un servicio o recurso estatal y el empleado estatal encargado de atenderlo, se establece una relación de subordinación del primero respecto al segundo

Según el aseguramiento social que se logre en la minimización de tal subordinación, podrá evitarse, por su frecuente repetición y ausencia de defensas colectivas en largo plazo, la división de la sociedad por una élite de ciudadanos convertidos en «propietarios activos» de lo estatal con capacidad de actuación semiautónoma, y vínculos con otras esferas de poder paralelas, como políticas o económicas por ejemplo. Mientras, el resto de la población puede resultar convertida en «propietaria pasiva» de lo estatal, con derechos sólo formal y legalmente reconocidos por un sistema electoral y de gobierno de hecho aplicado a su formación como pedigüeña demandante, con dócil aceptación de las decisiones de los activos.

La descomposición social derivada de esa división sólo podrá combatirse haciendo de cada ciudadano el propietario activo que el entorno político de la planificación participativa deberá posibilitar, y estén plenamente asegurados sus vínculos directos con sus representantes en los distintos niveles de la dirección estatal, la entendida no solamente como correspondiente a la organización de los gobiernos territoriales, sino la también responsable de los servicios y producciones que como obligación legal les corresponda, tanto en los resultados de su gestión integral, como en el aseguramiento de trabajo para una ciudadanía en la que coexistan entidades estatales con privadas o privatizadas, según se traten sin distinción legal, y mixtas.

Ante la extraordinaria complejidad del entorno social y ambiental mundial que nos domina, el esquema reduccionista aquí aplicado se basa en la selección de lo que esencialmente más peso pueda tener, y por ello influir más sensiblemente en el objetivo multifactorial requerido del cambio urgente en nuestras acciones de sobrevivencia, y también humanizada.

Sin desatender la urgencia de recrecer la disponibilidad de recursos materiales y culturales a poner al servicio de las fuerzas solidarias para que aporten a la transformación de las individualidades que deberán materializar la transformación del planeta, las vías de actuar sobre ellas deberán transitar por lograr su participación directa en su gobernanza material y cultural, y para ello romper las ataduras tecnológicas -materiales, culturales y legales- vigentes contra su intercomunicación, con máximo apoyo a los que con mínimos recursos materiales, o gastos compartidos por la vía estatal, alcancen máxima cobertura transmisora y receptora, cohesionada en su diversidad imprescindible, y actuante .

 

Deshumanización, ideología y religión.

En el rescate de la propiedad compartida, y reducción del protagonismo magnificado de la propiedad privatizada, será determinante buscar la raíz de la deshumanización promovida y lograda por las élites dominantes sobre una población mundial que impasible conoce de guerras, matanzas, genocidios, hambrunas y plagas, así como la imposición sobre poblaciones inermes de condiciones de vida paupérrimas por invisibilizados representantes de esas élites. Prácticas por milenios ejercitadas, continuamente perfeccionadas, y si antes conocidas con alcance limitado, ya son conocidas por millones, con protestas al menos morales que justas demandas políticas, como la eliminación de la explotación de los pueblos y las guerras, quedan todavía limitadas al alcance de su presentación pública.

El individualismo extremo o inconsciente, desatento a los factores sociales que determinan la existencia de su portador, tiene un sustento material milenario en una propiedad privatizada e ideológicamente desarrollada por quienes ejercitando fuerza sobre sus congéneres, pronto descubrieron apoyos ideológicos de magos y sacerdotes hoy complementados por galardonados tecnócratas, financistas, científicos y publicistas.

Ante los múltiples movimientos por dividir grupos humanos, incluso cohesionados por religiones milenarias, interesados manipuladores sociales promueven distanciamientos que por agigantados matices religiosos justifican comportamientos violentos y criminales por quienes por sus condiciones tradicionales de vida, con sus alteraciones hoy generalizadas, actúan contra quienes pueden tener condiciones similares, e incluso igual base religiosa, pero que no aceptan tales justificaciones religiosas a esas violencias, que también pueden llegar a ser conscientemente suicidas.

Deberán sin embargo revisarse los fundamentos ideológicos de quienes con la base del monoteísmo judeocristiano constituyen el núcleo de una indigna élite mundial que desde el occidente imperial impone violencia ilimitada sobre millones de «otros», que por haber sido así conceptuados, ninguna merced recibirán, quizás siguiendo el ejemplo de los antecesores que obedecían los mandatos del Dios que el Antiguo Testamento glorifica, y las múltiples variantes de las tres principales religiones monoteístas validan. Dios que a sus adoradores ayudaba en sus guerras contra sus infieles, les entregaba territorios y ciudades a destruir o explotar, o poblaciones vencidas que indistintamente podrían esclavizar, expulsar, degollar a sus hombres, o matarlos con sus mujeres, niños y ancianos. [6] Y por sus engaños y deserciones, sus seguidores serían castigados, en cualquier grado, en tanto no retornaran a su sumisión incondicional.

De masacres con tinte religioso, de cualesquiera «otros» que por infieles o «no humanos» podían explotarse como animales, o directamente masacrarlos, está llena la historia de un Occidente apoyado en la divina y eterna división entre Sus comunes descendientes, los de la mujer pecadora y los de la serpiente demoníaca, con la eterna sumisión de la mujer al hombre, y la esclavitud. Occidente no carece de principios ideológicos y religiosos que rigen su conducta, pero deberá actualizar públicamente su interpretación de antiguos textos escritos por personas con experiencias y culturas diferentes a las promovidas por las nuevas normas de convivencia humana que la modernidad exige, con respeto recíproco entre grupos de muy diversos intereses o características, como las raciales, culturales, religiosas, deportivas o lúdicas, entre otras muchas.

No bastan demandas de perdones, de desarmes con destrucción de armas o de bases militares, o de conversión de derroches guerreristas en solidaridades de sobrevivencias alimenticias o sanitarias para situaciones coyunturales, si ignoran y ayudan a olvidar valoraciones acompañantes de historias precedentes, ni contrastes de sufrimientos y disfrutes resultantes futuros. De su cuestionamiento ideológico quizás también se expliquen y rectifiquen actuaciones asesinas amparadas en mandatos divinos -según sus muy humanos intérpretes actuales- por quienes antes pudieron sufrirlas dócilmente por considerarse entonces, ellos mismos, bajo castigos divinos también humanamente interpretados.

Como concesión equivalente a la privatización tan reclamada por las élites mundiales, y que tan celosamente se han cuidado de olvidar al colectivizar y diluir las culpas de sus delincuentes ejecutores o colaboradores de delitos contra la humanidad tan extendidos en el presente, será conveniente promover y publicitar la «privatización» de esas culpas en sus autores directos, desde soldados o pilotos de drones hasta sus mandos del más alto nivel, y sus colaboradores civiles, que independientemente de los cargos y protecciones con que puedan contar, se descubran en al menos incómodos y visibilizados muestrarios internacionales de acusados como criminales contra la humanidad, al modo en que ellos lo hacen contra de sus oponentes, deseadas o ya logradas víctimas vencidas, a escala planetaria.

 

El entorno planetario.

Con el logro de organizaciones sociales que habiendo aprendido a transitar estilos de gobierno participativos a través de asignación de tareas y recursos estatales con múltiples propósitos, se alcanzará entrenamiento con primeras propuestas de inversiones y obras de alcance limitado, las que posteriormente se habrán controlado hasta su terminación y puesta en servicio por funcionarios integrados activamente a la población por ellos servida.

Esta educación primaria sobre inversiones de aporte estatal y colectivo, con el aseguramiento de su terminación e integración a la vida social, deberá desarrollarse mientras la organización estatal también invierta en establecer la magnitud de las nuevas demandas que el cambio climático exigirá a la sociedad, así como las opciones que posibilitarán su solución, con los recursos materiales, humanos y financieros que cada una requerirá, y sus fuentes de obtención local o externa, según una ubicación en el tiempo que asegurando cuanto antes el inmediato primer medio siglo de enfrentamiento estatal y colectivo al cambio, se proyecte para los próximos siglos con la mayor simultaneidad posible.

Tomando en consideración la extensión de esos efectos climáticos también en los territorios vecinos a la organización estatal considerada, y las opciones que se vayan encontrando para las deseables colaboraciones entre las entidades estatales así vinculadas, el protagonismo de las organizaciones inversionistas estatales deberá establecer un fuerte vínculo con las poblaciones sobre las que deberán actuar, con recursos también destinados a la educación y divulgación sobre sus expectativas de sobrevivencia, que para el sostén público que demanden requerirán del desarrollo simultáneo, y de alto significado político, del proyecto de modelo social que las fuerzas solidarias plantearán ir mostrando en su desarrollo, con imprescindible colaboración de una dominante población ganada consciente y emocionalmente para esta gigantesca obra de reconstrucción de una nueva Humanidad adecuada a un nuevo planeta.

Deberán reconocerse factores que por su alcance y complejidad escaparán a la escala local que inicialmente reclamarán los esfuerzos de cualquier entidad estatal aislada, o integrada con otras equivalentes, y que tendrán efectos tanto físicos, como culturales sobre las sociedades actuantes sobre ellos.

La deshumanización generalizada, ya antes considerada, deberá identificarse, y en sus múltiples formas atacarse mostrando su incompatibilidad con la convivencia entre personas y naturaleza. El armamentismo y las guerras, desde sus manifestaciones «menores», como fusiles, minas y bombas racimo antipersonales con munición radioactiva, o drones y aviones todavía no reconocidos como armas genocidas, [7] hasta portaaviones y bases militares tradicionales o nenúfares, o guerras como las muy tangibles en Palestina, Siria o Ucrania, o investigaciones no convencionales y trascendentes, como las escondidas estatal o empresarialmente para armas medioambientales, o para armas microbiológicas, o de desarrollo de combustibles de esquistos de efectos tectónicos. Otras acciones degradantes del entorno, como riegos aéreos de semillas, fertilizantes o plaguicidas para siembras transgénicas, o agentes naranja o defoliantes, o contaminaciones hídricas por desechos industriales o mineros, demandarán también denuncias como la de Ecuador contra el presidente de Chevron, que individualizando responsables, colaboradores, promotores o ejecutores de acciones antiambientales ilegales, rompen su invisibilización social, y promueven la concientización ciudadana ante daños que afectan a todos.

Frente a los efectos y causas de los fenómenos naturales que a escala planetaria la Humanidad debe enfrentar, su interesada manipulación pública demanda, además de los medios tecnológicos y políticos que amplíen el alcance de su denuncia, mayores precisiones en su determinación, de modo que puedan mejor localizarse, y combatirse, las causas del cambio planetario en lo climático, en lo geofísico y en lo biológico. Además de las muy promocionadas causales del efecto invernadero de los gases industriales, poco se trata del propio calentamiento derivado de la combustión de millones de toneladas de combustibles fósiles en vehículos de transporte e industrias de todo tipo, como termoeléctricas incluso nucleares, incendios forestales accidentales y no, islas de calor de ciudades, autopistas y desiertos, en que todos tributan para un calentamiento planetario que para el logro de reducciones que lo mantengan habitable, demandan de generalizadas comprensiones culturales, y medidas tecnológicas acompañantes, todas prácticamente ignoradas en sus vínculos con el calentamiento global, y conducentes a demandas de cambios de vida, todos pendientes de asimilar por millones de personas.

Otros factores de alcance general, no localizables territorialmente ni solubles a escala local, son la crisis energética mundial, todavía manipulada en su alcance integral, con inclusión de los pronósticos de previsibles comportamientos de alternativas bajo investigación, como el empleo de hidrógeno ya de uso limitado en transportes terrestres, o biomasas incluso marinas cultivadas en terrenos inundados, y también posibles fuentes de alimentación, pero todo pendientes de investigaciones de provecho colectivo, sin las privatizaciones acostumbradas de sus logros a favor de transnacionales subvencionadas por gobiernos privatizantes.

Podrá tomarse provecho futuro de las inversiones en investigación y desarrollo tecnológicos que oportunamente se pongan al servicio social, pero los grupos que logren acometer desarrollos solidarios autónomos deberán actuar con la mayor autonomía posible en gastos inversionistas que les propicie su avance con la mayor comprensión y colaboración posible de su población, ganada a través de la gestión integral del gobierno participativo que tozudamente deberán practicar.

Con los esclarecimientos públicos antes esbozados, ya serán inevitables confrontaciones con gobiernos, transnacionales y ocultos grupos paralelos actuantes en la materialización del modelo de sociedad planetaria privatizada que ya esbozan pública y conscientemente tras siglos de maduración espontánea. Reconocidos esos esclarecimientos como indispensables para el logro de la colaboración voluntaria de la población mundial en las medidas para su supervivencia humanizada, deberá reconocerse también la necesidad del esclarecimiento de ocultamientos y falsedades convertidas en sustento de comportamientos antihumanos para sociedades requeridas de elemental convivencia social.

Lo planteado como confrontación contra lo establecido por el modelo privatizante mundializado, y así valorado por el tratamiento impuesto de hecho contra los pueblos inconformes con su mal vivir, deberá también valorarse, como forma de esclarecimiento objetivo y público de hechos que habrán influido determinantemente en la conformación del modelo mundial vigente, que se logre, a través de su aprendizaje consciente, la convivencia pacífica de la gran diversidad de grupos humanos que componen una comunidad mundial obligada a sobrevivir en el planeta que ha contribuido a cambiar a ritmos sin precedentes en su propio desarrollo, y hacia entornos ambientales todavía por descubrir.

El enfoque de confrontación armada para la eliminación o subordinación de los vencidos, hoy dominante para sociedades y gobiernos que así han logrado su supremacía mundial, debe forzarse a cambiar por la confrontación ideológica -o batalla de ideas- para el urgente logro de condiciones de habitabilidad planetaria para todos. Con el esclarecimiento de las muchas mentiras y silencios con que las élites impunes han promovido la aceptación de su poder mundial, y que ellas mismas aceptan incuestionablemente, podrán acercarse comprensiones y estilos de vida que debiliten, y en definitiva eliminen, odios y guerras propiciatorias de nuestra desaparición como especie racional y socialmente convivente con otras, y con el medio ambiente que las sustenta.

Algunos de esos temas se esbozarán con la inversión política para el cambio.

La inversión material para el cambio.

Inmediatos cambios en la vida de una sociedad se derivarán de la invasión de aguas marinas en su territorio, y las afectaciones que en una magnitud a determinar para cada caso, resultarán en ciudades, tierras agrícolas y sistemas hidráulicos entre otros muchos, que podrán tener graves efectos a largo plazo, aún cuando los inmediatos no se hagan evidentes.

Condicionada por la estructura geológica y morfológica de los territorios inundados, podrán considerarse diques iniciales, incluso superficiales, para los casos en que las aguas subterráneas no tengan mayores afectaciones superficiales por su riego natural, sin alteraciones en sus tributarios naturales, de modo que aseguren la no salinización de los suelos agrícolas vinculados. Según el crecimiento futuro de las aguas del mar, que podrán rebasar esos primeros diques, [8] se pudiera demandar, según la topografía y naturaleza de los suelos, para cierta fecha a establecer, la necesidad de diques a cientos de kilómetros de la costa actual, de alturas a establecer, para posibles etapas de ejecución en que paulatinamente deban aumentarse, con también posibles diques subterráneos a inyectar con materiales por determinar, como arcillas naturales, o algunas artificiales por determinar o inventar, si la naturaleza de los suelos, o la carencia de agua dulce superficial, y consecuentemente subterránea por sequías o pérdidas de fuentes antes naturales, como ríos de montañas o glaciares, propicie la salinización de suelos incluso distanciados de los nuevos bordes marinos previsibles.

Las tecnologías agrícolas, adecuándose a los grados de salinidad y terrenos en que se impongan, demandarán especies adecuadas según se localicen o las creen centros de investigación, para grados de equipamiento en que las soluciones que se alcancen en términos energéticos podrán demandar cercanías a los centros de población y consumo existentes o nuevos para la solución del transporte de sus producciones de alimentos, quizás también requeridos de nuevas especies dependientes de investigaciones, e intercambios solidarios entre gobernantes y pueblos afines, todos con tiempos de actuación que ya podemos considerar necesitados de urgente implementación y visibilización social.

Muy enérgicas actuaciones estatales deberán asegurar los desplazamientos de personas generados por la inundación marina de poblados y ciudades. Desde iniciales recomendaciones para el traslado a tierras más alejadas de las primeras casas que empiecen a sufrir los efectos de daños de sus mares vecinos, podrá llegarse hasta el traslado de ciudades enteras, quizás sostenibles primero con diques, pero en definitiva requeridas de traslados completos por su comprobada inundación a plazo siempre estimado, pero confiable, para sus cientos de miles o millones de habitantes.

Múltiples demandas inversionistas establecerán los traslados masivos de poblaciones obligadas a abandonar las viviendas que sostuvieron su madurado desarrollo vital, y ya resultan perdidas para sus descendientes. Demandas que sólo la acción colectiva y estatal podrá asegurar, dada la incapacidad estructural de la generalizada organización empresacéntrica capitalista que sus principios individualistas sostienen, y también apoyada en su madurada capacidad represiva, que podrá invitar a su aplicación selectiva según sus históricos y ya conocidos empleos, y su también cultivada deshumanización acompañante.

Además de la necesaria comprensión de la población del proyecto social que sus gobernantes propongan frente a cambios de vida tan radicales respecto a los tradicionales, y derivados de su traslado físico hacia condiciones por crear participativamente, múltiples retos físicos deberán vencerse conscientemente, con dominio por lograr cuanto antes, en la aplicación oportuna de las tecnologías mejor adecuadas a cada caso.

Para la selección del nuevo o nuevos asentamientos poblacionales requeridos por el abandono de los ya en reconocidas condiciones de inundación, estudios geotécnicos múltiples, desde topográficos y geológicos hasta hidrológicos, sanitarios o medioambientales entre otros deberán respaldar la ubicación de la obra constructiva que representa, para el desarrollo de una nueva ciudad, que establezca las redes viales, hidrosanitarias, eléctricas y de comunicaciones, así como zonificaciones territoriales para al menos viviendas, industrias, comercios, cultura y agricultura periférica, y criterios de densidad poblacional, y construcciones que los respalden, y en consecuencia condicionen las alturas de las construcciones, y las capacidades de los transportes para personas y servicios múltiples, como de agua, electricidad o desechos domésticos, comerciales o industriales.

Singular importancia tendrán las opciones de transporte que se adopten, con la imprescindible valoración de sus distintas demandas energéticas, y su disponibilidad, para el aseguramiento de movimientos individuales y colectivos para personas y cargas de todo tipo, y las inversiones que de ahí se deriven, y que sin esperar por traslados de ciudades, podrán conducir a tempranas transiciones hacia equipos de servicio colectivo, como autobuses, tranvías y trenes, y consecuentes reducciones en el uso de automóviles, y de capacidades superiores en vías de transito y estacionamiento, también tributarias al calentamiento del suelo y del clima.

La concepción del proceso constructivo que materialice la nueva ciudad deberá conciliarse con los valores de la propiedad privada y la compartida o estatal, según el proyecto de sociedad pueblocéntrica con que las fuerzas solidarias desde la organización estatal supuestamente deberán dirigir el proceso, y ya para la colocación del primer elemento constructivo también habrán debido vencer indefiniciones iniciales que afectarán aspectos vitalmente sensibles para la población, como son los materiales con que se acometerán las obras, su procedencia, incluso con la opción de extraerlos como escombros de la ciudad en proceso de abandono, y coordinaciones consecuentes para los desplazamientos humanos y materiales de una ciudad a la otra.

El propio diseño de los nuevos edificios, suponiéndoles varios pisos dada la costosa demanda a largo plazo de territorio e infraestructuras vinculada a las construcciones individuales que la propiedad privada estimula, obligará a valorar los criterios de ahorros materiales y energéticos que durante la construcción primero, y durante su explotación después, convendrá divulgar para comprensión y colaboración de la población.

Además de las normativas establecidas en numerosos países para lograr la mayor racionalidad en los consumos energéticos de los edificios vinculados a su diseño arquitectónico y a sus sistemas ingenieros, nuevas opciones resultan de la consideración del mueble en el triángulo de componentes activos del hábitat moderno, mueble-edificio-ciudad. Numerosas paredes interiores podrán sustituirse por cortinas y muebles, posibilitando edificios que con estructuras de columnas y losas, paredes perimetrales y mínimas interiores, el volumen total de materiales para los edificios de vivienda se reduzca, con el costo de adecuar las nuevas formas de convivencia a las ya facilitadas por muebles y diseños habitacionales antes poco desarrollados.

También los focos de calor resultantes de la radiación solar sobre techos y pavimentos deberán reducirse con equipos para su conversión en aguas de consumo caliente y electricidad, así como con huertos que aporten alimentos y biomasas combustibles, según desarrollos y generalizaciones requeridos de amplia divulgación, y condiciones de seguridad y acceso en las cubiertas de los edificios así mejor adecuados a las nuevas demandas territoriales y ambientales para la vida de sus pobladores.

La inversión política por el cambio.

Entendiendo por inversión el uso de recursos siempre limitados, y con posibles empleos de inmediato impacto en la vida cotidiana de los pobladores de un territorio, su empleo para la adecuación futura, y en lo posible evidente, de la vida de todos a las nuevas condiciones medioambientales y sociales todavía intangibles para muchos, demanda la elección de las líneas más eficaces en la inversión que aquí se valora como política por orientarse al cambio de mentalidad en todos los pobladores ya gobernados por fuerzas solidarias.

Las cuatro líneas de acción aquí consideradas de intransigente y alta priorización en su protagonismo en cualquier organización estatal, y requeridas en consecuencia de la asignación de recursos materiales, financieros y fundamentalmente humanos son:

· Consolidar el gobierno participativo y popular con rescate y crecimiento de la propiedad compartida estatal.

· Fortalecer, con alcance internacional, los medios masivos e individuales de comunicación social.

· Organizar y materializar la educación estatal continua para toda la población.

· Confrontar directamente las agresiones, mentiras y distorsiones promovidas por la privatizante  élite mundial.

En la consolidación del gobierno participativo y popular será determinante el vínculo personal que se establezca entre la población que elija a sus representantes en diversos niveles y esferas del gobierno, y sus elegidos, quienes podrán requerir de posibles facilitadores que personalmente los apoyen en sus vínculos intransferibles con quienes acudan ellos. Para el desarrollo de una cultura de propietarios activos de lo estatal aún desde antes de su acceso al gobierno de cualquier alcance, toda la militancia progresiva deberá manifestarse, junto a la población cercana, en el conocimiento y enjuiciamiento de las medidas adoptadas por los gobernantes de turno, denunciar sus faltas, y reclamar el rescate de propiedades estatales entregadas a los conocidos propietarios privatizantes, tanto institucionales como personales, y tanto nacionales como extranjeros.

Ya en el poder, la práctica de la decisión colegiada sobre los recursos y las políticas estatales, y su desarrollo con apoyo de la planificación participativa para todas las esferas de la actividad estatal, tanto ramales como territoriales, o estatales o privadas, y las pugnas políticas derivadas de la oposición de las élites nacionales con apoyo extranjero, propiciarán los esclarecimientos políticos, en cuantas tribunas públicas se pueda y muy especialmente en los parlamentos, que demandarán el apoyo de investigadores de diversas especialidades, desde históricas y legales hasta tecnológicas, sociológicas y medioambientales, que aporten a la divulgación y captación de colaboradores en apoyo a las nuevas acciones estatales de provecho colectivo de sus propiedades compartidas.

Especial objetividad demandarán las investigaciones sicosociales vinculadas a las relaciones entre la masa poblacional y la dirigencia gubernamental, y confrontación entre lo proclamado y lo hecho y logrado al respecto. Dada la trascendencia de las inversiones en la conformación de la futura sociedad, ahora especialmente condicionadas también por el cambio climático, demandará especial atención la científica y objetivamente comprometida caracterización del propio proceso inversionista, sumidero de recursos presentes en función de siempre imprecisas promesas de tonificantes futuros, determinantemente condicionados al comprometido, estable y directo comportamiento de sus dirigentes, sus diseñadores, y sus ejecutores materiales.

Atención particular requerirá el tratamiento de la propiedad privada sobre la tierra y la vivienda. Si en lo relativo a la tierra los históricos desarraigos forzados y las tecnologías productivas parecen facilitar en diversas culturas entendimientos respecto a la dinámica de su posesión temporal, la valoración privatizada a largo plazo de sus recursos subterráneos de minerales fijos y acuíferos eventuales, requerirán de esclarecimientos y acuerdos entre los colectivos que en la escala local, y en la supraterritorial, deberán ser resueltos con particular sensibilidad.

El tratamiento de la vivienda requerirá especial atención, por el reconocimiento del protagonismo activo que deberá dársele a la ciudad como componente esencial del hábitat social, y el reconocimiento en ellas de alojamientos adecuados a la diversidad de servicios que toda persona requerirá de ellos a lo largo de toda su vida, desde los correspondientes a la niñez y adolescencia, los posteriores vinculados a responsabilidades de familia con diversidad de menores y/o mayores dependientes, los propiciatorios de trabajos con posible diversidad de contenidos y localizaciones, los vinculados a la jubilación con o sin pareja, y siempre con opciones de ocios y actividades sociales o lúdicas para cualquier edad. Tal diversidad de funciones, de tan difícil aseguramiento en una sola vivienda de propiedad privada e individualizada, invita a cuestionar la comercialmente promovida fijación permanente de la propiedad privada de la vivienda, de hecho inalcanzada para grandes mayorías, así como su influencia en la inversión material que demande de la ciudad, y que en la práctica civilizatoria dominante se le ha asegurado a los territorios al servicio a las clases dominantes, quedando el resto de la población en precarias o inexistentes condiciones en infraestructuras y servicios urbanos.

Para la valorización del gobierno participativo y popular también requerirá especial atención el consciente aseguramiento, por toda la población, del cultivo de los derechos y deberes vinculados al ejercicio práctico de la propiedad activa sobre lo estatal por toda la ciudadanía, evitando el peligro ya transitado de la división de la población entre propietarios activos y pasivos de lo estatal, y conversión de parte de los primeros en clase dominante, usufructuaria sin control de los recursos de todos. Y como factor vinculado, relativo al comportamiento ordenado y pacífico de la ciudadanía en los reclamos de sus derechos frente a la organización estatal, retomar el imprescindible esclarecimiento del carácter novedoso de la gobernanza participativa y popular, que sin criminalizar tales demandas -innecesarias de haberse ejercitado sus principios consensuados-, siempre deberán contrastarse con su represión por los gobiernos empresacéntricos, que aplican violencias silenciadas y amparos por supuestos valores de orden y legalidad directamente basados en la subyacente deshumanización antes vista, y en este último siglo apoyada en los modernizados medios masivos de comunicación, especialmente desarrollados para el servicio de las élites privatizantes.

Para el fortalecimiento, con alcance internacional, de los medios masivos e individuales de comunicación social, además se seguir los ejemplos que brindan la cadena transnacional TeleSur, las regionalizadas radioemisoras ecuatorianas o las nuevas estaciones satelitales sudamericanas, convendrá apoyar el desarrollo de sistemas propios de radio, televisión y telecomunicaciones que necesitados de bases tecnológicas confiables, demandarán la inversión de recursos humanos, financieros y materiales que junto a los requeridos por los propios profesionales de la comunicación, deberán tomar en consideración colaboraciones internacionales que con fuerzas solidarias de otros pueblos, compitan unidas contra el monopolio internacional de comunicación social por más de un siglo perfeccionado por las élites privatizantes mundiales. Los propios sistemas de comunicación boca a boca, bien probados en diversos casos, será también útil perfeccionarlos, en evitación de los seculares riesgos y vulnerabilidades derivados de nuestros impuestos subdesarrollos y subvaloraciones.

Con la educación estatal continua para toda la población deberá reconocerse que además de la imprescindible educación que permanentemente requieren los niños y jóvenes como reconocidos ciudadanos, trabajadores y dirigentes del futuro, más millones de pobladores ya adultos, y con responsabilidades adecuadas a esa condición, enfrentan las crecientes demandas de conocimientos integrados que hoy sobrepasan ampliamente los que tradicionalmente se aprendían en los seis o doce años escolares que para muchos niños y niñas todavía no llegan a cuatro, y también son requeridos por profesionales especializados.

Se trata, en grandes mayorías, de adultos con movilidades laborales elementalmente vinculadas a mínimos conocimientos con amplias posibilidades de ampliación, y también con desplazamientos poblacionales requeridos de saberes y habilidades muy diversos, especialmente en sociedades en reestructuración, en las que el multioficio se impone. Son generalizadas también las nuevas demandas derivadas de la vida personal y laboral de cada persona. Todos los conocimientos y habilidades que cualquier persona pueda necesitar en distintas etapas de una vida plena y socialmente integrada, resultan inalcanzables para los años de edad prelaboral, además de innecesarios por extemporáneos o tempranos si sólo se consideran tratados por esa enseñanza prelaboral organizada por lo estatal con recursos sociales.

Además del siempre insuficiente aprendizaje por las experiencias vitales de cada persona, será la jerarquización que el estado pueblocéntrico establezca para la continua educación ciudadana la que introducirá un componente básico en el comportamiento social de cada persona. A partir de la movilización social que pueda demandar la alfabetización como apertura educativa esencial, y que deberá reconocerse sólo como un primer paso, y con la colaboración ciudadana que para la educación se logre, y sobre la que han tenido experiencias distintos pueblos en revolución, deberá aplicarse también para responder a la necesidad simultánea de iniciar, con similares métodos de acción conjunta estatal y poblacional, la enseñanza y desarrollo de conocimientos y habilidades de múltiples esferas de actuación ciudadana, tanto para ramas del conocimiento político y social promovidos para la consolidación del movimiento fundacional en proceso, como también de defensa y sobrevivencia primarias, como sanitarias y culinarias o alimenticias, y de efecto social importante e inmediato en lo productivo y laboral, como cubren ramas como las agrotécnicas, electromecánicas, hidrotécnicas, constructivas, económicas, militares o culturales.

Con la ayuda de los recursos de todos (los estatales compartidos), y con el aporte de muchos colaboradores también tonificados política y personalmente según oportunas movilizaciones de activistas sociales, pueden lograrse múltiples mejorías en campos del comportamiento laboral y social, económico y medioambiental, para más prolongados y estables plazos que los resultantes de campañas coyunturales. Basados en la sumatoria de cursos cortos reconocidos por una organización estatal defensora de la formación integral de su población toda, podrán responder a un registro estadístico adecuado, también útil para la evaluación y promoción de esta imprescindible experiencia, con consideración simultánea de conocimientos técnico-laborales y político-culturales en general. Tecnología educacional basada en el perfeccionamiento de la que espontáneamente se apoya en la menor inversión social profesoral requerida para la captación y formación de los multiplicadores de los conocimientos y habilidades que como profesores populares asegurarán cursos de divulgación masiva, y por largo plazo. [9]

Además de la educación formalmente organizada en apoyo a ubicaciones laborales no dependientes de prolongados estudios formales, y con apoyo en que medios radiotelevisivos que puedan también incorporarse, convendrá valorar el carácter educativo que funcionarios de gestión especializada y local aportan mediante su colaboración con la población en la atención a saberes convertidos en normativas, leyes y reglamentos que puedan propiciar mejorías personales y colectivas frente a actuaciones perniciosas, y que sin desconocer la también exigencia educativa y legal oportunamente aplicable, vayan consolidando la materialización de conocimientos colectivos en campos como la salud, las normativas constructivas y urbanas, las exigencias hidrotécnicas y sanitarias, o las de tránsito, entre otras.

Para organizar y materializar la confrontación directa y defensa personalizada contra las agresiones, mentiras y distorsiones promovidas por la privatizante élite mundial, deberá reconocerse que tal confrontación espontáneamente surgirá muy tempranamente, cuando esa élite intervenga en defensa de sus representantes locales en los territorios que cuestionen las prácticas impuestas por gobiernos anteriores, orientados a la defensa de los intereses empresariales. Las supuestas agresiones merecedoras de tales defensas podrán haber estado vinculadas a previos otorgamientos de recursos estatales privatizados a su favor por procedimientos públicos o secretos que vayas desde amparos legales impecables según legislaciones clasistas ya estatalmente cuestionadas, hasta convenios secretos con amparo internacional, u omisiones de regulaciones legales establecidas y soslayadas. Todavía son denunciados casos de despojos aceptados por el propietario que negado a renunciar a sus derechos, los cede ante el aviso por los reconocidos e impunes ejecutores de sus promesas, de que su viuda se verá obligada a hacerlo por el bien de sus hijos, ya huérfanos.

Con el nuevo tratamiento gubernamental de perniciosas actividades individuales de nacionales bajo su jurisdicción, múltiples aspectos ya podrían afectar públicamente a sus «agredidos» colaboradores externos en campos tan diversos como la evasión de impuestos, regulaciones o leyes, la polución ambiental, el tráfico de seres humanos de cualquier sexo o edad con propósitos diversos, incluida la venta de sus órganos, tráfico de drogas, armas o minerales preciosos, lavados de dinero o privatizaciones inmobiliarias o agrícolas con daños sociales o medioambientales, como los derivados del monocultivo de transgénicos monopólicos, todos conducentes a enjuiciamientos en que pudieran establecerse penalidades de por vida, para nacionales incluso por traición a la Patria, o extranjeros involucrados con ellos.

Con las nuevas y secularmente maduradas formas de agresión a otros pueblos, ya identificadas públicamente como guerras «no convencionales» por el gobierno norteamericano actualmente reconocido como el imperio hoy dominante militarmente a escala mundial, y sus diversos colaboradores por ambivalentes motivaciones de previsibles daños o beneficios vinculados a su comportamiento afín, todo gobernante pueblocéntrico deberá reconocer, como seguros e inevitables gobernantes oponentes externos, a los ya más conocidos por próximos en lo territorial e histórico. Con ellos no podrán desconocer al gobierno norteamericano, que ya a escala mundial demuestra seguir una estrategia de dominación para la que la destrucción de comunidades, pueblos y naciones enteras (y especialmente sus cuestionadoras), facilitará la sobrevivencia de sus elegidos en lo que vaya restando como habitable de este planeta que ningún interés muestra en resguardar, y cuya población deberá mantenerse claramente dividida entre sus triunfantes propietarios activos, y la mayoría de dóciles perdedores pasivos, colaboradores esperanzados en su sobrevivencia final.

Tomando provecho de las tecnologías teleinformáticas que les posibilitan conocer millones de datos actualizados sobre cuantos individuos consideren dignos de atención gracias a métodos de detección también modernizados, se evidencia la estrategia de fraccionar la población mundial en sectores manipulables mediática y policíacamente, y la localización y eliminación de oponentes distinguidos, ya sea físicamente según técnicas también permanentemente desarrolladas, o mediante su demonización pública o su aislamiento mediático. Con el ocultamiento de la actuación colectiva con que la privatizante élite mundial elige víctimas y ejecutores difuminados en la muy compleja y para ella conscientemente informatizada aldea global, la defensa de los pueblos agredidos carece de la individualización de sus agresores anónimos, o enmascarados tras instituciones despersonalizadas, como las gubernamentales, internacionales, transnacionales o mafiosas.

Se imponen agresiones imperiales «no convencionales» que están caracterizadas internacionalmente como genocidas [10] por la destrucción de la organización social y vida ciudadana de un grupo de cualquier tamaño, muchas sin así declararse aunque ya se empiezan a publicitar sus efectos sin pudor ni repudio internacional, en aparente promoción subliminar de su aceptación «natural», y ejecutadas por invisibilizados o irresponsabilizados cumplidores de mandatos supremos, convertidos en anónimos.

El grupo agredido puede aplicar una defensa, a convertir en convencional mediante las movilizaciones hoy acalladas por el orden internacional dominante, donde localice, juzgue y condene, aún fuera de su entorno territorial, a quienes colaboren o ejecuten directamente actos lesivos a su integridad, ya con daños logrados, y preparatorios de daños mayores sobre el grupo que se autoproclame objetivo de acciones genocidas hasta su destrucción plena, como los denunciados agresores hayan demostrado contra otras víctimas, y que no se limitan a matanzas de personas inermes como los intereses imperiales han promovido.

Además de la algarabía previsible entre las personas señaladas por la defensa planteada, y sus solidarios grupos así afectados en su impunidad secular, otra escala de confrontación será necesaria para el cuestionamiento internacional del sometimiento mundial vigente por la mayoría de la población mundial a los dictados de las impunes élites privatizantes organizadas en transnacionales y gobiernos apoyados en poderosos ejércitos armados y mediáticos. Del rompimiento de silencios, ilegalidades y adulteraciones históricas y éticas, y de los incuestionados modelos de orden y justicia basados en mentiras por siglos sostenidas, podrá establecerse la necesaria convivencia a largo plazo de la compleja comunidad internacional, requerida de comprensiones objetivas, sin odios ni venganzas estériles, y justificadas por el reconocimiento y corrección paulatina de comportamientos históricos basados en valores destructores de su sobrevivencia humanizada.

Además de la apertura pública de temas ya considerados desde las tempranas confrontaciones con los privatizantes nacionales, como podrán ser el narcotráfico, el lavado de dinero y operaciones clandestinas financieras, el contrabando y tráfico de personas o especies protegidas, obras de arte o minerales, y que podrán encontrar ramificaciones trascendentes, también deberán considerarse aspectos que en las relaciones bilaterales entre los gobiernos agredido y agresor, el primero demande esclarecimientos históricos como pueden ser experimentos clandestinos o masacres contra sus nacionales, imposición por el nuevamente señalado como agresor, de tratados bi o multinacionales, o de gobernantes títeres bajo su ocupación militar, desalojos o concesiones de derechos mineros, territoriales, militares, comerciales o jurídicos, u otros. 

En todo caso, el esclarecimiento de supuestas verdades proclamadas por la cabeza visible del imperio mundial, el gobierno de los EEUU, requerirá de la demanda multinacional de su explicación pública, dado su empleo sistemático en la justificación del comportamiento «no convencional», militarizado y agresivo adoptado frente a países inevitablemente codiciados por sus intereses imperiales.

Tomando solamente hechos surgidos este Siglo XXI, y con opciones de ampliación a lo que cada agredido entienda, los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, en que ninguna explicación recibió el derribo de tres torres con sólo dos impactadas por aviones de metal ligero que ningún rastro externo dejaron según su visualización electrónica y con caída libre de las tres torres según una experiencia antes desconocida mundialmente salvo con explosiones controladas a lo largo de toda la altura de cada edificio así demolido tras su muy especializada preparación previa.

Explicadas oficialmente las caídas por la fusión de los aceros de las estructuras, en toda su altura por la entrada en dos torres del combustible contenido en los aviones que con sus fuselajes ligeros penetraron las columnas de las fachadas (de planchas de acero de más de 6 cm de espesor en todo su perímetro y separadas poco más de un metro ), y después las fundieron por la combustión de gasolina de avión en cantidades y a temperaturas sin razones técnicas validadas. Ninguna atención recibieron los rechazos a esas explicaciones oficiales por parte de testigos y afectados directamente por los derrumbes, por cuanto el gobierno inmediatamente retiró los escombros en contra de normativas demandantes de investigaciones exhaustivas para esos tipos de fallos constructivos, y con ellos, las posibles pruebas de las causas de tan singulares caídas, convertidas en trascendentes de efecto mundial.

Tampoco han recibido explicación esclarecedora gubernamental los da ños el mismo día en el edificio del Pentágono, notablemente menores a los correspondientes al avión de pasajeros que se dijo lo impactó con propósitos terroristas, y del que no aparecieron después ni componentes correspondientes al avión, como sus motores por ejemplo, ni restos de los propios pasajeros y tripulantes.

Otros numerosos aspectos resultan fuertemente cuestionados por asociaciones de ciudadanos norteamericanos que por intereses profesionales, cívicos y/o como víctimas directas o familiares de ellas, ningún esclarecimiento han recibido, al igual que la comunidad mundial, del mismo gobierno que tomó protagonismo «antiterrorista» internacional en base a explicaciones nunca confirmadas por entidades independientes. [11]

Numerosas manipulaciones mediáticas, con groseras mentiras acompañantes, han sustentado acciones militares con que el gobierno norteamericano ha ganado apoyo material y político de pueblos, también del suyo propio, educados en el desinterés o menosprecio de los agredidos, demonizados oportunamente por la ofensiva mediática de la élite privatizante de alcance mundial. Sus acciones contra Afganistán e Irak primero, contra Libia y Siria después a través de colaboradores, pero con proclamada participación de apoyo militar múltiple contra gobiernos y pueblos cohesionados según sus valores patrios y en definitiva víctimas de destrucciones materiales, culturales, sociales y humanas perfectamente caracterizadas como genocidios por la ONU en su convención vigente desde 1951, con uso de armas prohibidas contra civiles y militares defensores de su patria, como las de uranio enriquecido todavía gestando cánceres o malformaciones en niños como los de Faluya en Irak, y que perdurarán como los todavía resultantes por el agente naranja norteamericano en Viet Nam hace unos 40 años, y por sus bombas atómicas sobre Japón hace más 60.

Del esclarecimiento público de las mentiras que aún después de admitidas ninguna medida correctiva generaron en los gobiernos norteamericanos ocupantes de territorios sometidos a su fuerza, podrá esperarse el acercamiento entre sociedades obligadas a convivir en un mundo nuevo en lo físico y en lo social, y requerido de acercamientos entre pueblos marcados y divididos por siglos de imposiciones y genocidios humanos, culturales y naturales.

Con la reciente denuncia por el Senado de EEUU de las falsedades de la CIA respecto a sus informaciones sobre la tortura a sus prisioneros, con colaboración de otros países y graves violaciones éticas y legales contra los legisladores encargados de investigarlas, más que las muy justas demandas de enjuiciamiento público contra los dirigentes y ejecutores de esos hechos, la comunidad internacional deberá reclamar explicaciones por infinitos actos basados en mentiras del gobierno norteamericano, y medidas correctivas elementalmente adecuadas, ya que por años ha utilizado la información de su mendaz y manipuladora agencia de inteligencia internacional, demasiado frecuentemente sólo cuestionada y rechazada por sus víctimas, con muy escaso apoyo estatal solidario.

Ante la aparente espontaneidad de esa presentación del Senado norteamericano, equivalente a la también requerida por los sucesos del 11 de septiembre, convendrá valorar si lo sucedido no será una operación de mea culpa intrascendente frente a la cantidad y magnitud de hechos requeridos de esclarecimientos esenciales, dada su influencia en las generaciones presentes. Ellos deberán ser, al menos:

1. Imposición por la fuerza, sobre personas y sociedades enteras, de criterios y actos norteamericanos sin opción ni alternativa propia para los afectados. Con el d estape del genocidio como forma de agresión no convencional activamente ejercida este siglo XXI por el gobierno norteamericano, y la localización de sus ejecutores y cómplices, también caracterizados por la Convención, deberá convertirse en clara denuncia pública por todas las fuerzas solidarias interesadas en efectivos cambios en el statu quo internacional. [12]

2. Desprecio a la comunidad internacional. I mposición directa, o en apoyo a gobiernos aliados, de muros sustitutos del de Berlín en contra de los palestinos, saharauis y centro y sudamericanos. Protección «legal» en ONU a reiterados genocidios contra palestinos, con amplio financiamiento «defensivo» a sus agresores, y sostenido amparo a su desarrollo armamentista, incluido el atómico. Refuerzo del bloqueo contra Cuba a pesar de su rechazo por toda la comunidad mundial.

3. D eclaración pública y demanda de colaboración internacional contra gobiernos unilateralmente declarados inaceptables, y aplicación de los principios de la Instrucción 18-01 de la guerra no convencional de su ejército, [13] de objetivos genocidas según la convención internacional vigente, con preparación, equipamiento y apoyo militar a los oponentes reconocidos también por otros gobiernos colaboradores, en contra de los gobierno constitucionales de Siria, Libia y Ucrania . Exigencia de complicidad al genocidio así en proceso por funcionarios y empresarios de diversos países para que cumplan sus demandas, con aplicación libre e impune, sin legalidad internacional alguna, todavía por ley estatal yanqui contra Cuba, y callados pero evidentes objetivos destructores, según la 18-01, contra Venezuela y Rusia entre otros.

4. Militarización, y establecimiento sin explicación internacional, especialmente al pueblo ocupado y gobiernos y pueblos vecinos, de bases militares sin obligaciones de sus mandos ni de sus trabajadores al gobierno receptor y a sus leyes. Aplicable a todas las bases establecidas, inclusive las nenúfares con ropaje civilista. [14]

5. Desarrollo de investigaciones científicas aplicadas al dominio sobre pueblos unilateralmente considerados para la posible aplicación de los principios de la Instrucción 18-01. Investigaciones que amparadas en el secreto militar, que pueden afectar descontroladamente la vida de esos pueblos, y otros a ellos vinculados, y desarrolladas según programas como HAARP y DARPA para armas medioambientales o Fort Detrick para armas biológicas, [15] o múltiples desarrollos de tecnologías informáticas y de comunicaciones en ambientes diversos, desde estratosféricos o subacuáticos hasta sicosociales.

6. Inexplicada política judicial y penitenciaria violatoria de derechos humanos de persona y grupos sin otra causa reconocible que la arbitrariedad e impunidad internacional que corresponde a casos como:

6.1. Oscar López Rivera, puertorriqueño activista por sus derechos nacionales, detenido desde 1981

6.2. Julian Assange y Edward Snowden, defensores de la legalidad y ética internacional de EEUU, y de sus derechos ciudadanos .

6.3. Leonard Peltier, activista por sus derechos aborígenes, detenido desde 1975

6.4. Mumia Abu-Jamal, afronorteamericano activista por sus derechos civiles, detenido desde 1982,

6.5. Todos los detenidos y torturados en cárceles secretas norteamericanas a partir del 11-9-2001.

Independientemente de la muy larga lista de aspectos requeridos de adecuado esclarecimiento por el gobierno de EEUU, y que pudieran extenderse hasta el origen mismo de ese país con el exterminio de su población aborigen, deberá apreciarse que el objetivo de esta demanda, más que como búsqueda de fundamento histórico para reclamos por daños sufridos, y para castigo de criminales vivos, persigue crear el clima de convivencia imprescindible para grupos poblacionales obligados a compartir territorios de alcance limitado y condiciones de habitabilidad en grave peligro de precarizarse.

De los resultados de políticas de reconciliación desarrolladas por unos pocos países, se aprecia que requieren de renovados empeños para equiparar las condiciones materiales, sociales y culturales de los grupos formal e idealmente conciliados, pero objetivamente desequilibrados, como en Alemania, España, Sudáfrica, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala y otros. Ganando conciencia todos del pasado que los diferenció, y reajustando sus relaciones de modo que llegue esa comprensión a cuanto activista social se interese en revivirla, podrá esperarse el logro sostenido para todos del buen vivir todavía compatible con el entorno, [16] con sus identidades y memorias, y sin odios, miedos, temores o ignorancias secularmente madurados en todos. Este objetivo, tan utópico como quiera entenderse en lo inmediato, es la opción de sobrevivencia humana que parece más racional, y por ella optamos.

 

Notas

[1] «Proyecto de Declaración universal del bien común de la Humanidad», en Economía Verde, apuesta de continuidad del desarrollo desigual y el abuso de los bienes comunes, Coord. Delgado Ramos, GC., Edit Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, 2013, pp. 243-256.

[2] Ortega Mendiburu, Gerardo, Frente a la crisis de la propiedad privada, crear la propiedad compartida, www.rebelion.org/noticias/2009/5/85262.pdf

[3] Reiffers, JL, Cartapanois, A. y otros, Empresas transnacionales y desarrollo endógeno, Edit. Tecnos y UNESCO, 1982, pp. 101 y ss.

[4] Varshavsky, Oscar, Estilos tecnológicos, Buenos Aires, 1974, http://www.mincyt.gob.ar/adjuntos/archivos/000/022/0000022630.pdf

[5] Ortega Mendiburu, Gerardo, Participación social sobre lo estatal, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173629

[6] Sensibles valoraciones sobre aplicación presente en Almeyda, Clodomiro, Reflexiones en torno al integrismo católico reaccionario. Rev. Araucaria, No. 14, II trim. 1981, pp. 163-176 con referencias activas a Génesis 3 y localización irregular en

http://www.archivochile.com/Cultura_Arte_Educacion/araucaria/araucaria14.pdf. Muestrario de posiciones modernamente cuestionadas, pero vinculadas a comportamientos y frases de algunos gobernantes iluminados, del Antiguo Testamento, en Génesis 7, Éxodo 11, 12, 14, 21 y 33, Timoteo 6, Deuteronio 2, 3, 7, 8, 9, 11, 13, 29 y 32, Josué 1, 6, 10, 11, 13 y 15, Jueces 1, 4, 8 y 12, Samuel 15 y 22, Reyes 10 y 18, Mateo 10:24, Juan 13:16 y Malaquías 1, 4 y 12 entre otros.

[7] Muestra predecesora y valorativa para el presente: Maier, Charles S., Las ciudades como blanco: debates y silencios en torno a los bombardeos aéreos en la Segunda Guerra Mundial, Revista Internacional de la Cruz Roja No. 859, 30-09-2005

[8] Nivel medio del mar con deseable crecimiento de menos de un metro el siglo XXI, hasta unos 7 metros más adelante. Entrevista al Dr. Marcelino Hernández, Granma, 1-7-2014; Rodríguez Bueno, F. Nuevo orden climático, ambiental y ecológico, Edit. Científico-Técnica, La Habana, 2012, p. 18.

[9] Ortega Mendiburu, Gerardo, Estudio sobre la organización, superación y estimulación de los constructores, Noviembre de 1982, inédito entregado al Consejo de Estado de Cuba.  

[10] Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, ONU, 1948,  http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/0023

[11] Amplia información sobre estos temas es localizable en portales como del SPINE (Scientific Panel Investigating Nine Eleven), http:physics911.net ; Boletines de armas contra las guerras del CIARAMC en http://www.ciaramc.org ; http://www.scholarsfor911truth.org ; v911t.org o http://patriotsquestion911.com/professors.html . También se encuentran aportes de numerosas personalidades, como la del ex Secretario Asistente de la administración de R. Reagan en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=148173 o http://www.rebelion.org/noticia.php?id=155311, por ejemplo

[12] Ortega Mendiburu, Gerardo, Destapemos la ofensiva genocida mundial , 24 9 14 , http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189962

[13] http://www.cubaminrex.cu/sites/default/files/ficheros/special-forces-uw-tc-18-01.pdf

[14] Sobre América del Sur ver Luzzani, Telma, Geoestrategia para un cambio de época,   http://www.lineasur.gob.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=55&Itemd=172&limitstart=4.

[15] Programas del gobierno norteamericano para alterar comportamientos climatológicos, geológicos y biológicos naturales en función de intereses «estratégicos», con abundante material informativo todavía público y localizable en internet, desde Wikipedia o la Red Voltaire ( como es.wikipedia.org o http://www.voltairenet.org/ por ejemplo).

[16] Buen vivir, sus valores: No seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón, vive bien, vida armoniosa, vida buena, tierra sin mal y camino o vida noble. Citado por Tatiana Roa Avendaño ( http://www.biodiversidadla.org/Portada_Principal/Documentos/El_Sumak_Kawsay_en_Ecuador_y_Bolivia_Vivir_bien_identidad_alternativa ), en Constitución Política de Bolivia, diciembre de 2007.

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