Inauguramos con este artículo un espacio de debate, de propuestas, de alternativas e iniciativas en torno al IX Congreso de CCOO que se celebrará a finales del presente año. Pretende ser un lugar abierto a diferentes opiniones que contribuyan a profundizar en el terreno ideológico y organizativo. El proceso congresual se va a desarrollar en […]
Inauguramos con este artículo un espacio de debate, de propuestas, de alternativas e iniciativas en torno al IX Congreso de CCOO que se celebrará a finales del presente año. Pretende ser un lugar abierto a diferentes opiniones que contribuyan a profundizar en el terreno ideológico y organizativo.
El proceso congresual se va a desarrollar en un contexto económico difícil para el conjunto de los trabajadores y las trabajadoras. Más allá de las cifras macroeconómicas y del discurso triunfalista del Gobierno poniendo el acento en el gran crecimiento de nuestra economía, lo cierto es que se oculta convenientemente cómo se ha repartido la riqueza generada en nuestro país, indicador principal de justicia social.
Las familias trabajadoras han visto deteriorado su nivel de vida, por las abusivas subidas de precios de alimentos básicos y de la vivienda que hace más difícil todavía llegar a final de mes. Esto viene acompañado de un creciente déficit cualitativo y cuantitativo de los servicios públicos, al tiempo que se deja de recaudar grandes cantidades de dinero provenientes de las rentas altas y del capital, y se cierran presupuestos generales del Estado con superávit.
Mientras, la economía ya muestra síntomas de desaceleración, con un sector de la construcción en retroceso y un consumo interno a la baja. La bonanza económica de esta última década ha servido para aumentar los beneficios empresariales, sin que se dedicara parte de ese excedente ni a mejorar las rentas del trabajo ni a cambiar el modelo productivo hacia patrones de crecimiento más estables, con empleo de calidad y mano de obra cualificada.
El PSOE ha contribuido activamente a esta situación, sin aportar ni ejecutar iniciativas concretas de cambio hacia otro modelo productivo, poniendo con ello en peligro el futuro de nuestro país. Tampoco las organizaciones sindicales han sido capaces de poner toda su fuerza social al servicio de este necesario cambio, movilizando al conjunto de la clase trabajadora para forzar al poder político hacia una actuación e intervención sobre el poder económico.
Ha primado aquello de «zapatero a tus zapatos», con un sindicalismo dedicado a la gestión laboral inmediata sin proyección hacia un futuro de transformación social y sorteando aquella consideración de «sindicato socio-político» como una herramienta eficaz para condicionar al poder económico y al poder político. Sin ninguna duda el modelo productivo imperante determina, en gran medida, las condiciones laborales del conjunto de asalariados y asalariadas.
Así, nos encontramos con un mercado de trabajo caracterizado por elevados porcentajes de empleo eventual, precariedad y siniestralidad. Las diferentes reformas laborales, la moderación salarial y el diálogo social no han servido para reducir estos escandalosos porcentaje, ni para poner las bases mínimas para un cambio de modelo productivo.
En este contexto de crisis y retroceso de conquistas laborales se celebrará el Congreso de CCOO. Para nosotros es una gran oportunidad para hacer balance del trabajo realizado y para hacer aportaciones hacia un modelo de sindicalismo reivindicativo, socio-político y participativo.
No son tópicos vacíos, sabemos de las dificultades reales ante aquellos valores conservadores que van ganando terreno y se van instalando en la sociedad cuando la clase trabajadora no encuentra alternativas sindicales y políticas creíbles que movilicen, den seguridad, cobertura y confianza en el potencial transformador de su propia clase frente a aquella otra clase que dispone del poder económico. Por ello, más allá de lo recogido en los papeles, es necesario impulsar una participación real y directa de los trabajadores y las trabajadoras en la decisión de aquellas condiciones laborales que más directamente le afectan.
Nunca a lo largo de la historia fue regalado nada a la clase obrera, todo hubo que arrancarlo a una patronal insaciable y cautiva de su propia esencia: el máximo beneficio. Por eso nosotros seguimos pensando que la movilización, la organización y la participación son elementos claves para el fortalecimiento de un sindicalismo de clase, para el progreso y la justicia social.
*Isabel Salud es miembro de la Secretaría Mundo del Trabajo del PCE