El afán recaudatorio de este gobierno sin ideas, no tiene límites. Ante la nula capacidad de reacción de nuestros gobernantes, ante la falta de profesionales en sus filas que se ganen el sueldo y tomen medidas para paliar las consecuencias de todo lo que nos ha venido encima (o nos han traído), el gobierno decide […]
El afán recaudatorio de este gobierno sin ideas, no tiene límites. Ante la nula capacidad de reacción de nuestros gobernantes, ante la falta de profesionales en sus filas que se ganen el sueldo y tomen medidas para paliar las consecuencias de todo lo que nos ha venido encima (o nos han traído), el gobierno decide seguir exprimiendo a los trabajadores. Esta vez le ha tocado a Hacienda.
Los funcionarios de la Agencia Tributaria están revisando declaraciones de ejercicios anteriores y comprobando si hay gente que debía declarar y no lo hizo.
Esto que a priori podría parecer normal, incluso justo para todos, deja de serlo en primer lugar por las causas por las que se realiza esta tarea y después porque lo que se está haciendo es revisar las declaraciones de personas con pocos recursos, en lugar de ocuparse de otras tareas como equiparar la legislación con el resto de Europa para que sean los que más tienen los que más paguen.
Personas que no habían declarado por desconocimiento (casos de dos pagadores o similares) y que llevan años sin hacerlo, no han sido «requeridos» por la Agencia Tributaria porque sus declaraciones eran negativas y claro, para cobrar no te avisan, ahora que les salen positivas y tendrían que haber pagado doscientos o trescientos euros, son llamados para que presenten su declaración pagando los intereses y las sanciones correspondientes, que en algunos casos ascienden al 40% de la cantidad que debió pagarse.
Hacienda tiene cuatro años para reclamarnos una declaración, mientras que nosotros tenemos que presentar un montón de papeles si nos pasamos unos días. Lo justo sería que si no se han presentado tres declaraciones, una de ellas era a pagar y dos a devolver, se compensaran las cantidades, pero no sólo no es así, sino que por las declaraciones a devolver en las que hubiera obligación de declarar y no se presentaron, pueden imponerte una sanción. Es decir, que si tu no presentaste una declaración en la que te debían devolver tres mil euros, no sólo te has quedado sin ellos sino que además pueden multarte por no haber presentado la declaración.
Existen casos en los que no se ha declarado tres años seguidos teniendo la obligación de hacerlo y en lugar de requerir para hacerlo el primer año, con lo que la persona no hubiera cometido el mismo error el año siguiente, se hace ahora. Tampoco se ha avisado en las declaraciones que debían haberse presentado pero salían a devolver, aunque ya no se estuviera en el plazo de reclamar el dinero (estas personas podían haber corregido el error para ejercicios posteriores).
No me parece justo que trabajadores que por desconocimiento no han presentado la declaración unos años, no hayan sido avisados mientras les salían negativas y ahora que les sale una positiva, sean acosados ahora con revisiones, multas e intereses, cuando no había intención alguna de falsear.
Es cierto que el desconocimiento de la norma no justifica su incumplimiento y que las leyes están para todos, pero no hablo de que no se pague o de que Hacienda no requiera a estas personas para que presenten lo que les corresponda, sino del momento en que se hace, las razones que llevan a hacerlo y la forma totalmente injusta en que se están efectuando estas revisiones.
En los casos en los que no haya existido voluntad de defraudar, cosa que se demuestra facilmente en los casos en los que no se ha declarado cuando tocaba pagar pero tampoco cuando tocaba cobrar, deberían compensarse las cantidades o al menos, conformarse con que se regularice la deuda, incluso los intereses, pero sin cobrar sanciones. No se puede reclamar a un trabajador que pague dos o tres mil euros ahora de golpe, sin poder siquiera fraccionar el pago, pero claro, así se generan nuevos intereses de demora, nuevas sanciones, etc.
En fin, que me produce una enorme repugnancia la forma de actuar que está teniendo este gobierno. Al igual que en otras ocasiones, nos equiparamos con Europa sólo para algunas cosas. En el resto de Europa son las clases más pudientes las que pagan más impuestos y la clase trabajadora la que paga menos, mientras que en España, los políticos forman parte de la clase pudiente y se aseguran el futuro en los años en los que permanecen en el gobierno, a base de «ganarse» futuros cargos de consejero en grandes empresas. Es el mundo al revés.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.