Cinco personas de Huesca iniciaron el 14 de abril una huelga de hambre de 29 días. Otras 140 se sumaron de manera temporal. ¿El objetivo? Mostrar, una vez más, el rechazo a las políticas actuales y a la inacción del Gobierno. ¿Qué proponen? Medidas justas que terminen con el ahogo social. La iniciativa parte del […]
Cinco personas de Huesca iniciaron el 14 de abril una huelga de hambre de 29 días. Otras 140 se sumaron de manera temporal. ¿El objetivo? Mostrar, una vez más, el rechazo a las políticas actuales y a la inacción del Gobierno. ¿Qué proponen? Medidas justas que terminen con el ahogo social.
La iniciativa parte del médico naturista Ángel Borruel, que ya realizó un ayuno de 40 días para protestar contra la guerra de Irak, y de un grupo de personas que se integran en la plataforma Hambre de Justicia. Sindicatos, grupos políticos, colectivos y la ciudadanía en general se ha sumado a la protesta. «Uno de cada 30 habitantes (de Huesca) ha firmado nuestro manifiesto», explica Ángel en conversación telefónica.
Los apoyos a su manifiesto también llegan desde fuera de la ciudad oscense. El sindicalista y docente Agustín Moreno asegura que le parece un acto de una heroicidad y sacrificio tremendo: «Demuestran una generosidad extraordinaria».
La plaza de Navarra (Huesca) se ha convertido en el escenario principal de su protesta. Allí aflora un vergel de propuestas informativas y divulgativas que abren el debate. Así, por ejemplo, se ha tratado el tema de la reforma laboral y fiscal, el trabajo digno, la deuda pública, la necesidad de los servicios públicos y de un proceso constituyente.
«Pedimos que se establezca un tipo impositivo progresivo, el fin de los paraísos fiscales, la apuesta por los servicios públicos…», entona Borruel ejemplificando las alternativas que proponen. El conjunto de medidas las recogen en un dossier que entregarán a la Subdelegación del Gobierno con copia a la presidenta de la comunidad autónoma de Aragón y al Ejecutivo de Rajoy.
Sus expectativas apuntan lejos pero saben que el resultado no es inmediato. «Al Gobierno le importamos un comino al igual que la gente que se suicida», expresa indignado Borruel. El pasado 8 de mayo se concentraron en la puerta del Congreso de los Diputados. Más tarde, se reunieron en una de las salas del hemiciclo con representantes de las formaciones políticas Izquierda Unida, Compromís-Equo e Izquierda Plural para explicar sus reivindicaciones
DEFENSA DE LO COLECTIVO
«No hago huelga de hambre solo por mí sino por el conjunto de la sociedad. La mejor herencia que podemos dejar es un sistema social, ético y justo», argumenta Ángel. «¿A qué venimos al mundo: a ser agentes económicos o individuos éticos desarrollados?»
Ángel ha parado de trabajar durante este mes. Otros huelguistas combinan el ayuno con su jornada laboral. Es el caso de la profesora de bachillerato de un instituto oscense Elisa León. Por las mañanas acude a su centro de trabajo y el resto del día lo pasa entre charlas, conferencias y actividades del colectivo. «No comer da mucho tiempo libre», bromea. Con hambre pero sin callar.
«Estamos en un momento de emergencia nacional», sentencia Elisa. «El ayuno sirve para generar debate y que se ponga de manifiesto que se pueden hacer las cosas de otra manera», expresa cansada de presenciar a diario la desesperanza de su alumnado.
«Tenemos antiguos alumnos que cuando terminan sus estudios universitarios se pasan por el instituto con un mensaje desolador». Una realidad que también vive muy de cerca en su núcleo familiar. Su hija mayor, Blanca, harta de una situación prolongada de paro optó por emigrar a Inglaterra. Allí ha intercambiado su trabajo en granjas a cambio de comida y techo. El 65% de la juventud española dice que emigraría, según un informe de InfoJobs y Esade.
ESTALLIDO
Más de 6.000.000 de personas paradas evidencian que el malestar de Hambre de Justicia representa el del grueso de la población. Pero, ¿por qué no hay un estallido? Borruel apunta a las redes solidarias familiares. «Los abuelos nos ayudan con sus pensiones y los padres cobijamos a los hijos con nuestro trabajo», argumenta. Aunque si el Gobierno continúa con sus medidas de ahogo a la población este esquema no se podrá reproducir en las generaciones venideras.
Por su parte Agustín Moreno acusa a la falta de una alternativa política esperanzadora. «En su construcción deben de participar todos y todas las personas, movimientos ciudadanos, miembros de organizaciones y sindicatos, partidos políticos que sientan la urgencia de cambiar la situación política, económica y social en España».
El ayuno de Hambre de Justicia terminó el 12 de mayo, coincidiendo con la celebración del mayo global, pero el trabajo continuará. «Debemos conquistar espacios de participación y esto requiere del esfuerzo de todas. Tenemos que convertirnos en personas y no en súbditos», añade Elisa.
¿Habrá servido de algo la huelga de hambre? La semilla está lista para germinar
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